18 oct 2011

SI LO DICE THE ECONOMIST....

Mayor carga fiscal sobre los ricos


En el mundo desarrollado tendrán que pagar más y hay maneras de lograrlo sin dañar el dinamismo de la economía

Las cornetas han sonado y los perros están ladrando. En todo el mundo desarrollado ha comenzado la caza de más impuestos a la riqueza. Los últimos presupuestos de austeridad de Francia e Italia han aplicado un 3% de sobretasa a quienes tengan ingresos que superen los 500.000 euros (U$S 680.000) y 300.000 euros respectivamente Los tories británicos están siendo atacados simplemente por considerar la posibilidad de dejar sin efecto la tasa máxima "temporaria", propuesta por los laboristas, del 50% del impuesto sobre la renta cuando los ingresos superen las 150.000 (U$S 235.000). Ahora Barack Obama ha propuesto un nuevo plan de reducción del déficit que directamente apunta a aumentar los aportes tributarios de los ricos, dentro del cual se incluye una "norma Buffett" destinada a garantizar que ningún hogar en el que ingresen más de US$ 1 millón anuales pague una tasa tributaria promedio inferior a la de las familias de "clase media" (Warren Buffett ha señalado que, a pesar de ser multimillonario, paga una tasa tributaria promedio inferior a la de su secretaria). Recurrir a los ricos para acabar con el déficit "no es lucha de clases", dice Obama. "Es matemáticas".

En realidad, no se trata simplemente de matemáticas (o en realidad matemática). La cuestión de si aumentarles los impuestos a los ricos o no radica en la concepción política de la dimensión que debe tener el Estado y el rol que debe desempeñar en la redistribución. La matemática dice que técnicamente podrían reducirse los déficits con sólo aplicar recortes en el gasto, tal como opina la oposición republicana. La expresión lucha de clases suele estar cargada de implicancias, pero pone en la palestra un debate pendiente y fundamental en las sociedades occidentales: ¿quiénes deben pagar los platos rotos de equilibrar las finanzas públicas?

LEVIATÁN. Por lo general, The Economist tiende a inclinarse a favor de un gobierno de pequeñas dimensiones y en contra de las subas de los impuestos para hacer frente a un Estado de bienestar insustentable. Rechazamos la idea, implícita en gran parte del debate actual, de que la suba de las tasas tributarias de los ricos esté justificada por el papel desempeñado por la industria financiera en este trance: el desquite es un argumento endeble en materia de política tributaria. Tampoco el actual patrón de contribución al erario público es claramente "injusto": el 1% más rico de la población estadounidense paga más de un cuarto de todos los impuestos federales (y un total del 40% de los impuestos a las ganancias), para llevarse menos del 20% de los ingresos antes de impuestos. Y el acto reflejo de ir contra los ricos, como lo es la suba de impuestos de los laboristas en Gran Bretaña, rara vez redunda en una buena política. Las tasas impositivas marginales elevadas desalientan la inversión y por más que Obama hable de "millonarios y multimillonarios", no bastará con sólo subirles los impuestos a ellos para acabar con el déficit de Estados Unidos. Por lo tanto, el debate nunca podrá dejar de ser sesgado. Pero existen buenas razones para argumentar por qué los ricos deberían pagar más impuestos, aunque no, en líneas generales, de las maneras que proponen los gobiernos de los países desarrollados.

Primero, los déficits de Occidente no deberían abordarse solamente con recortes en el gasto. El gasto público debería decididamente hacerse cargo de la peor parte: hay muchísimas áreas en las que podría hacerse adelgazar al ineficiente Leviatán y el estudio de los pasados programas de reducción del déficit sugieren que resultan mejor cuando predominan los recortes. La relación de cuatro a uno de Gran Bretaña está bastante bien. Pero, tal como se desprende de esta misma relación, la experiencia también nos demuestra que la suba de los impuestos también debería considerarse. En Estados Unidos la recaudación de impuestos es, en términos históricos, baja, fruto de años de reducciones en las tasas. Tanto allí como en cualquier otra parte, el aumento de los impuestos debe soportar parte de la carga.

Segundo, existe un argumento político para hacer que los ricos paguen más. Los recortes al gasto recaen de manera desproporcionada sobre los menos favorecidos y aún antes de la crisis, los ingresos promedios se estaban estancando. Mientras tanto, la globalización ha estado premiando a los exitosos con más y más generosidad. El apoyo del electorado a los programas de austeridad vigentes depende en gran medida de cualquier nuevo ingreso que se pueda obtener de la población rica.

Pero, ¿cómo se hace? Hasta ahora la mayoría de los gobiernos se han concentrado en aumentar las tasas impositivas marginales sobre la renta, algo a lo que la mayoría de los ricos responde con agilidad. Los capitalistas hacen que sus ingresos provengan de fuentes menos gravadas, como las ganancias de capital; se mudan; trabajan menos; corren menos riesgos empresarios. Aún cuando es difícil asegurar cuán determinantes serán estos efectos, parece ser que lo que importa es el valor del nivel máximo, por lo que la tasa británica del 50% es más peligrosa que la propuesta de Obama de subir la tasa máxima del impuesto federal sobre la renta del 35% al 39,6%. Quien gane U$S 1 millón pagará más impuestos en Londres que en cualquier otra capital financiera. La excusa de que en la década de los setenta era peor no inspira mucha confianza.

EFICIENCIA. Dada la necesidad del mundo desarrollado de crecer a mayor velocidad, los gobiernos no deberían fiarse demasiado de las subas abruptas de los impuestos (en especial, cuando son innecesarias). De hecho, el tercer argumento para obtener más dinero de los ricos es que no hace falta aumentar las tasas impositivas marginales para lograrlo, sino que basta con hacer que el código tributario sea más eficaz.

El alcance de esta medida resultaría más evidente en Estados Unidos, que depende mucho más que otros países de los impuestos sobre la renta y ampara un complejo número de deducciones, que van desde los pagos de intereses sobre las hipotecas hasta los servicios de salud provistos por los empleadores, con lo que la base de la recaudación tributaria es muy estrecha. Deshacerse de las deducciones simplificaría el código y permitiría recaudar hasta un billón de dólares más al año. Debido a que los principales beneficiarios de las deducciones son los ricos, serían estos últimos quienes más paguen. Y debido a que las tasas marginales permanecerían intactas (o reducidas), esta reforma no afectaría su intención de generar riqueza.

En Europa, donde los sistemas tributarios son más eficientes, una opción sería desplazar una parte mayor de la carga fiscal desde las provenientes de las ganancias hacia las generadas por la propiedad, lo que aumentaría la recaudación proveniente de la población rica pero tendría un menor impacto sobre la predisposición a correr riesgos. El "impuesto a la mansión" propuesto por los liberales demócratas británicos causaría así menos daño que la tasa del 50%. Y a ambos lados del Atlántico aún queda espacio para reducir la brecha entre las tasas impositivas sobre los salarios y los premios y las que recaen sobre los dividendos y las ganancias de capital. Esa brecha explica por qué Buffett, cuyos mayores ingresos provienen de las ganancias de capital y los dividendos, tiene una tasa impositiva promedio más baja que su secretaria. Además, es la única protección con la que han contado los inversionistas para salvaguardar los millones que acumulan.

Hay que lograr un acuerdo básico. Imaginemos un sistema tributario que haya logrado equiparar las tasas máximas sobre los salarios y sobre el capital y que virtualmente haya eliminado todas las deducciones. Para evitar gravar las inversiones dos veces, este sistema no aplicaría impuestos a las ganancias empresariales. También habría espacio para una tasa máxima mucho más baja en el impuesto sobre la renta. ¿El resultado? Una mayor recaudación de impuestos provenientes de la población rica, sin dañar el dinamismo de la economía. Entonces, sí valdría la pena hacer sonar las cornetas.

9 oct 2011

DE CRISIS, TASA TOBIN Y DEMAS...

La aguda crisis que atraviesan las economias del mundo,
tienen a la hora de calificarlas, variadas formas de explicarlas
segun la optica de quien lo hace y desde donde.
Que este sistema de capitalismo modelo occidental esta
resquebrajado, no quedan dudas. Las dudas comienzan cuando
se trata de encontrarle una solucion para que el robot no nos
termine matando, aunque esta visto que hoy nos tiene de rodillas...
Para entender estos procesos habria que retrotraer la discusion
a los albores de la revolucion indusrial y al desarrollo de un
sistema de salvaguarda de los beneficios de la produccion y
el comercio que se fue adaptando a las nuevas realidades y
fue dando marco a la creacion de un sistema financiero acorde
a los intereses de aquellos que protegian sus bienes de la voracidad
de la obligacion fiscal de estados siempre demandantes , valiendose
para ello de las estructuras legales que se fueron dando a si mismos, a fin
de legitimar distintas formas de evasion que comprenden los multiples
niveles en los que se desarrolla la actividad economica.
Todas las cadenas de produccion -aun las mas elementales- estan
orientadas en ese sentido y no hay actividad economica alguna
que no participe directa o indirectamente con esta premisa.
Los diferentes sistemas de gobierno, han tenido que lidiar de
una manera u otra con esta disyuntiva y aquellos que en algun
momento lograron tenerlo bajo un mediano control , han desarollado
economias avanzadas que han sostenido estados poco deficitarios
que les ha permitido sobresalir en el contexto mundial hasta que
la inefable economia de renta, mediante nuevos "instrumentos financieros"
cada vez mas sofisticados, vuelven ineficientes los pocos controles
que tiene la sociedad para hacer contributiva esa economia rentistica.
Los deficits presupuetarios que asolan a los estados DE TODO EL
MUNDO tienen en comun esta forma de garantizar que todos quieramos
evadir de todas las maneras posibles, la obligacion de contribuir
al sostenimiento de los gastos comunes que demanda cualquier estado
y segun donde nos toque estar, o en la organizacion que estemos,
va a marcar la relevancia del nivel de evasion.
Las grandes empresas han desarrollado economias paralelas
donde se compran y se venden bienes y servicios entre sus
departamentos o filiales extranjeras para dibujar costos ficticios,
fragmentar la base imponible y generar gastos inexistentes, de
manera tal que frente al fisco SIEMPRE SON DEFICITARIAS.
El manejo de esta arquitectura financiera esta reservada a los
bancos, cuyos servicios de ocultamiento y re-inversion en titulos
bonos, acciones y un sin fin de seguros, reaseguros etc, etc, 
le da el marco legal que garantiza su desarrollo y crecimiento
con balances positivos para sus accionistas, PERO NEGATIVO
A LA HORA DE TRIBUTAR A FAVOR DEL ESTADO.
Esta caracteristica no se da solo en las economias occidentales,
podemos ver claros ejemplos en la Rusia post Gorbachov, o en las
multinacionales chinas, que pueden variar en cuanto a la forma
de administrar lo que se recauda, pero no en su estructura financiera.
(La timba que son las BOLSAS son iguales en todos lados).
El debate sobre los paraisos fiscales es un claro ejemplo de como
las consecuencias de esta realidad no permiten ver las verdaderas
causas del problema, ya que esta concentracion de evasion se da,
PORQUE EN SU LUGAR DE ORIGEN CARECE DE CONTROLES.
Suiza es un claro ejemplo de estas aberraciones -y no es desde hace
poco- ya que estas estructuras que favorecen la fuga de capitales,
la sobre y sub facturacion de las multinacionales, tambien lo hacen
con las transaccciones del narcotrafico, el trafico de armas y toda
actividad que requiera el secreto y el anomimato y un lugar seguro
donde todos se ponen de acuerdo para no tocar.
Las teorias que explican estas realidades, se han visto sobrepasadas
por la altisima especializacion tanto tecnologica como administrativa,
-hoy solo expertos pueden explicar como funciona este engendro-
y lo que es mas preocupante, es que todos formamos parte de esta
estructura de evasion permanente, de lo micro a lo macro, desde
las compras "en negro" hasta los ahorros jubilatorios que alimentan
fondos especulativos sean o no buitres, y desde donde nacen los
desequilibrios que todos decimos combatir.
La bancarizacion de la economia no va a mejorar mucho esta problematica
ya que los temas de fondo no estan en juego y solo va a haber una
sobrecarga a la economia formal, ya que la informal por su caracteristica
propia no entra en el esquema, lo que ahonda la problematica .
Quizas la tasa TOBIN pueda ser un buen comienzo, al menos para
evitar las transacciones electronicas altamente especulativas si se
logra hacer efectiva mundialmente y de forma uniforme , pero a futuro
LA REFORMA DE LOS SISTEMAS FINANCIEROS -EN DESMEDRO
DE LA ECONOMIA DE RENTA- CUYO FIN SEA EVITAR ESE
DESMEDIDO GRADO DE EVASION, HARA POSIBLES
SOCIEDADES MAS JUSTAS Y EQUILIBRADAS.
Y de esto se habla poco....