14 abr 2014

EL MAYOR BANCO DE ITALIA REPORTÓ PÉRDIDAS POR 15.000 MILLONES DE EUROS

EL MAYOR BANCO DE ITALIA REPORTÓ PÉRDIDAS POR 15.000 MILLONES DE EUROS

La revisión de los bancos europeos
La esperanza es que el Banco Central Europeo establezca normas contables uniformes para toda Europa.

BCE: los inversionistas coinciden en sus revisiones.

¿Cuánto vale un bien? ¿Cuánto capital tienen realmente los bancos?

Desde que la crisis financiera reveló que en muchos países los bancos reportaban un nivel de capitalización que resultó ser exageradamente optimista, el cinismo de los inversionistas ha aumentado así como los miedos de que una evaluación genuinamente estricta de los estados contables de los bancos tuviera consecuencias desastrosas. Esto es especialmente cierto en Italia, donde los órganos públicos de regulación parecían más porristas que jueces severos.

En 2010 se llevó a cabo una prueba de estrés en bancos grandes europeos, que demostró que estaban en buenas condiciones, en términos generales. Pero fue criticada pues no tomó en cuenta los riesgos en los bonos gubernamentales, el instrumento que estaba causando más preocupaciones entre los inversionistas en ese tiempo. Aprobar un examen que muchos consideraron amañado no ayudó en mucho a la credibilidad de los bancos.

Recientemente hubo malas noticias para el banco más grande de Italia, UniCredit, que reportó una pérdida de 15.000 millones de euros en el cuarto trimestre del año pasado. En tiempos normales, un anuncio de esos provocaría la liquidación de las acciones del banco. Pero esta vez tuvo el efecto contrario. La cotización de las acciones subió, poniendo a UniCredit a una altura que no había tenido en dos años.

Al comprar sus acciones, los inversionistas estaban diciendo efectivamente que consideraban creíbles las cifras de UniCredit y que no eran tan malas como habían temido.

Y ya que se supuso que este anuncio fue un intento de adelantarse al Banco Central Europeo, que emitirá su opinión sobre la situación de los bancos europeos grandes este año, constituye una evidencia de que los inversionistas confían en que esa revisión se está haciendo bien. Sus resultados se esperan para octubre, antes de que el banco central asuma la regulación de los bancos grandes en noviembre.


La revisión de la calidad de los bienes y la prueba de estrés -para determinar qué tan bien se desempeñaría un banco en una crisis específica- está siendo realizada por el BCE en combinación con los bancos centrales de los países respectivos. En la polémica Europa, las evidencias hasta ahora señalan que el proceso va bien.

"En gran medida, después de hablar con personal del BCE y leer los documentos, pienso que el BCE está llevando a cabo un proceso competente", asegura Jacob F. Kirkegaard, economista del Instituto Peterson de Economía Internacional.

Observó que Italia fue el único de los países en problema de la periferia de la eurozona al que las instituciones europeas no le revisaron cuidadosamente los bancos en el marco de un posible plan de ayuda.

"Es evidente que por razones políticas, el único país con el que Mario Draghi no puede ser considerado indulgente es Italia", agregó. Draghi, presidente del Banco Central Europeo, había sido gobernador del banco central italiano. La esperanza es que el BCE establezca normas uniformes en toda Europa. "Se trata de dejar atrás 18 enfoques de supervisión para adoptar uno solo", explica Stephen G. Smith, socio de la filial británica de KPMG. "Eso representa un cambio para todos los bancos. Tendrá consecuencias desde una perspectiva de capital, de liquidez y de financiamiento".

Draghi pareció proclamar el éxito, aunque la revisión bancaria apenas había empezado. "La simple perspectiva de una evaluación exhaustiva ya ha hecho que los bancos recaben capital fresco y se deshagan de exposiciones no básicas y no lucrativas", señaló en un discurso en Viena. "Esto es bienvenido. La acción correctiva no necesita esperar a que concluya nuestra evaluación exhaustiva".

Pero si el BCE se ve bien hasta ahora, el reporte de UniCredit también constituyó una evidencia de lo desconectado que se ha vuelto el mundo de la contabilidad europea.

El banco, que realizó varias adquisiciones mal concebidas en Europa central antes de la crisis del crédito, despilfarró 9.300 millones de euros en buena voluntad y relaciones con los clientes; una manera de reconocer que había pagado de más. Y multiplicó por más de cuatro su previsión de pérdida de préstamos, agregando 7.200 millones de euros a esa cifra, que quedó en 9.300 millones.

Pero aunque el valor neto del banco en sus declaraciones financieras públicas cayó en 24 por ciento, el capital bancario se calcula de otro modo. Aquí la declinación fue mucho menos y UniCredit determinó que no necesitaba recabar capital. Incluso decidió que podría elevar sus dividendos. Previó una ganancia de 2.000 millones de euros para 2014 y de 7.500 millones de euros en 2018.

La pérdida del cuarto trimestre hubiera sido mil millones de euros mayor si el banco no hubiera podido reportar una ganancia en un presunto aumento del valor de su participación en el banco central italiano. Es probable que venda parte de esa participación dentro de unos años, pero no lo ha hecho y actualmente no hay mercado para las acciones.

El Banco de Italia reorganizó su capitalización y emitió acciones nuevas para reemplazar a las anteriores. Los accionistas planean aumentar el valor en libros de sus acciones en el banco central a su valor actual.

A falta de mercado, ¿cómo determinan el nuevo valor? Éste fue establecido por una ley aprobada por el Parlamento. Un "grupo de expertos de alto nivel" -ese fue el nombre oficial del grupo- concluyó que el banco central valía entre 5.000 y 7.500 millones de euros. El Parlamento eligió la cifra más alta.


¿Por qué Estados Unidos no pensó en eso? En lugar de gastar muchos miles de millones de dólares para rescatar los bancos en 2008, el Congreso estadounidense quizá hubiera podido aprobar una ley para declararlos solventes.

Las normas contables de alta calidad, dicen algunos, deben estar basadas en la realidad, no en las conveniencias políticas. Pero los reguladores europeos parecen no vacilar en aceptar las cifras elegidas por los políticos.

Pero hay un disputa en torno de qué regla contable aplicar. Si se considera que esta transacción es la venta de acciones viejas y la compra de nuevas, entonces se tiene una ganancia, conforme las normas contables usadas en Europa, y UniCredit tiene derecho a una ganancia de 1.300 millones de euros antes de impuestos, tal como dijo que esperaba reportar.

Pero si la transacción es solo un intercambio de acciones, conforme a las normas internacionales, el aumento de valor debe registrarse en un rubro llamado "otros ingresos globales" y no registrarse en el rubro de pérdidas y ganancias. UniCredit tendría una pérdida aún más grande de la que reportó.

En Estados Unidos, la Comisión de Títulos y Valores puede determinar la contabilidad adecuada en un área controvertida y obligar a una empresa a reformular sus registros. Pero en Europa no hay un organismo equivalente. La Autoridad Europea de Títulos y Mercados, formada por los reguladores de títulos de todos los países europeos, la semana pasada celebró una sesión de coordinación de los organismos europeos encargados de la ley para discutir el tema. No revelaron que hubieran llegado a un acuerdo pero, aun si hubieran llegado a un acuerdo, éste no sería obligatorio para el regulador italiano.

Como resultado, UniCredit anunció que la contabilidad podría cambiar. "Cambiamos nuestras cuentas varias veces en la semana", indicó Federico Ghizzoni, director ejecutivo de UniCredit. "Y según el lineamiento más reciente que recibimos de los reguladores, ésta fue la mejor solución".

Son indecisiones de este tipo, y posiblemente las interpretaciones en conflicto de las reglas de un país a otro, lo que en Estados Unidos mencionan quienes se oponen a las normas contables internacionales. La Comisión de Títulos y Valores ha dicho que quiere ver más evidencias de que las reglas se aplican uniformemente antes de permitir que las compañías estadounidenses las apliquen.

Otra cuestión contable que ha suscitado controversias es si debe requerirse que las empresas cambien de auditores periódicamente. Quienes lo proponen dicen que la calidad de las auditorías se elevaría si otros ojos examinaran los libros y si los auditores supieran que iba a ocurrir dicha revisión. Los oponentes alegan que solo elevaría los costos sin lograr nada.

Una consecuencia imprevista del actual proceso parece ser algo parecido a un segundo par de ojos. Como parte de la revisión de calidad de bienes, los reguladores nacionales han contratado a auditores para que revisen los préstamos y otros bienes en los bancos. El auditor interno del banco no puede hacer esa tarea, por lo que al menos este año, dos firmas de auditoría estarán examinando los libros de cada banco.

Es posible que eso haga que los auditores sean más conservadores este año de lo que fueron en años precedentes. Si sumamos esa presión a la preocupación general por las revisiones del BCE, el resultado podría ser que corra mucha tinta roja en las declaraciones financieras que los bancos emitan en el mes