24 nov 2016

El gran negocio argentino

Al Grupo Clarín no le va nada mal. Al igual que en los últimos años, donde sus propias cifras desmintieron su campaña sobre presiones de parte del kirchnerismo, en materia económica y judicial, los reportes de resultados del holding comandado por Héctor Magnetto vuelven a mostrar un crecimiento sostenido.

Por ARI LIJALAD
Noviembre de 2016
Nuestras Voces


El último reporte de resultados presentado a los accionistas del Grupo Clarín, el pasado viernes 11 de noviembre, corresponde al tercer trimestre de 2016, con los datos de facturación y ganancias de los primeros 9 meses del año: unos 200 millones de dólares.

En lo que va del año, el Grupo Clarín, en su conjunto, facturó 29.597 millones de pesos, un 48,1% más que el mismo período de 2015. De eso, le quedaron 3.291 millones de pesos de ganancias, un crecimiento interanual del 20,1%. Al comparar estos números con los resultados de años anteriores se revela que en nueves meses el Grupo Clarín ya facturó y ganó más que en todo 2015 (cuando facturó 27.791 millones de pesos con 2.915 de ganancia). La ganancia de 2016 fue mayor a las de 2012, 2013 y 2014 sumadas. A todo esto, aún resta el último trimestre del año.


Desde 2009, la facturación del Grupo Clarín aumentó todos los años. Este año ya obtuvo ganancias por 200 millones de dólares

De la serie histórica de facturación, ganancias y cotización en bolsa del Grupo Clarín, y siempre con los propios datos que publica la empresa, surge que pese al discurso de victimización que la empresa asumió tras la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) lo cierto es que, en términos económicos (e incluso en el ámbito judicial), no tuvo de que quejarse.



Desde 2009, la facturación del Grupo Clarín aumentó todos los años. Si el año de la sanción de la LSCA totalizó con 6.678 millones de pesos, en lo que va de 2016 ya cuadruplicó esa cifra. Algo similar sucede con las ganancias, con la salvedad de que con maniobras de contabilidad creativa empresarial ese ítem queda muchas veces reducido para eludir impuestos. Con todo, desde 2009 (y antes también) el Grupo Clarín no tuvo pérdidas. Todo lo contrario. Siempre tuvo resultados positivos, aunque con pequeñas caídas en las comparaciones interanuales. El holding terminó 2009 con 290 millones de pesos de ganancia. Para 2010 ya tuvo 533 millones, un 83% de crecimiento. En 2011 informó una pequeña retracción del 2,9%, con 522 millones, para volver a crecer en 2012 un 23,8% y acumular 972 millones en sus arcas. Otra contracción de un 17,7% en 2013 que le rindió 800 millones la compensó enseguida: en 2014 ganó 1.345 millones, un 68% más; en 2015, las ganancias treparon a 2.915 millones, 116,7% de aumento. Nada mal. Y la proyección para 2016 va en aumento.

El Grupo Clarín cotiza en las bolsas de Buenos Aires y de Londres. En ambas, el que invirtió en sus acciones cuando era supuestamente perseguido y hostigado por el kirchnerismo hizo un gran negocio.

La LSCA tuvo sanción definitiva en la madrugada del 10 de octubre de 2009. El 9, con esa expectativa, las acciones del Grupo Clarín en la Bolsa porteña cerraron en 7,6 pesos. Hubo unas semanas de incertidumbre, pero ya en diciembre de ese año las acciones del Grupo volvieron a subir: cerraron el año a 9,3 pesos. En 2010, al año de la ley que catalogaron como anti-Clarín, sus acciones había duplicado su valor. Cerraron 2010 a 20,20 pesos. En 2011 y 2012 la cotización bajó y se estabilizó entre 8,5 y 9 pesos por acción. Pero a partir de 2013 su valor se multiplicó. En 2013 cerraron a 23,95 pesos la acción; en 2014, se duplicó y llegó a 47,40; en 2015, ya valían 128 pesos. En 2016, tuvo un pico de 199 pesos por acción el 14 de octubre.

En la Bolsa de Londres, el gráfico de su cotización en los últimos 5 años es elocuente.



De todos estos números del período 2009-1016 se pueden extraer algunas conclusiones:

1) Que la facturación del Grupo Clarín nunca dejó de crecer.

2) En 2016 lleva facturado más que sumando 2009, 2010 y 2011 o el conjunto de 2012 y 2013. Y en lo que va del año ya superó con creces los totales de 2014 y 2015.

3) Las ganancias de 2016 son mayores que la suma de las ganancias de 2009, 2010, 2011, 2012 y 2013. También excede con creces los totales de 2014 y 2015.

2) Que en todo el período nunca reportó pérdidas.

3) Cuando reporta reducción interanual de ganancia es en bajo porcentaje. Cuando reporta crecimiento, es en porcentaje alto.

4) Desde la sanción de la LSCA, sus ingresos de cuadruplicaron y sus ganancias se multiplicaron por diez.

5) La acelerada valorización de sus acciones muestra que nunca estuvo en peligro como empresa.
Clarín Off Shore

El 30 de junio de 2016 el Grupo Clarín creó una nueva sociedad en la guarida fiscal Delaware, en Estados Unidos. La bautizó GCSA Equity (la sigla es de Grupo Clarín Sociedad Anónima, Equity es equidad), y quedó inscripta en la división corporaciones de Delaware bajo el número 6.803.534. Informaron que su actividad principal es “Inversora y financiera”, y le pusieron domicilio legal en el 1209 Orange Street. Allí funciona el Corporation Trust Center, una cueva financiera donde están registradas alrededor de 217.000 empresas. Si el edificio fuera real sería, parafraseando al propio Barack Obama cuando criticó un caso similar en una isla caribeña, el edificio más grande del mundo.

Lo cierto es que Delaware funciona como una guarida fiscal donde empresas de todo el mundo se registran para eludir impuestos en sus países de origen. De hecho, en el balance de esta nueva empresa offshore de Clarín afirman: “La legislación fiscal del Estado de Delaware no contempla el gravamen sobre las utilidades obtenidas fuera de su territorio. Como consecuencia de que las inversiones se encuentran localizadas fuera del Estado de Delaware, la Sociedad no tiene ninguna obligación fiscal en esta jurisdicción, por lo que no ha registrado ningún cargo o pasivo por el impuesto a las ganancias”. En criollo: se usan sociedades en guaridas fiscales para controlar empresas, por ejemplo, en Argentina. Como en Delaware no les cobran impuestos por ganancias generadas en otro lugar, por ejemplo, en Argentina, eluden los impuestos argentinos. La excusa frente a esto es que no existe la doble imposición, es decir, que te cobren impuestos en dos países por el mismo ingreso. Pero lo cierto es que con estas maniobras logran la doble “no” imposición: no pagan en el país de orígen, no pagan en la guarida fiscal.

El Grupo Clarín no es un novato en la cuestión. Tiene al menos 4 empresas radicadas allí: VLG Argentina desde 1999; Grupo Clarín Services, creada en 2002; GCSA Investments, inscripta en 2008. Las dos primeras comparten domicilio en el edificio de Orange Street; la tercera en Walker Road 874. No son las únicas. Tanto el Grupo como sus accionistas aparecen con sociedades en otros paraísos fiscales. Según los registros del portal Opencorporate.com, cuentan con la sociedad AGEA radicada en Panamá desde finales de 1979. Las tres espadas de Clarín, Magnetto, Lucio Pagliaro y Héctor Aranda, figuran en su directorio así como en el de Semar Inversora, inscripta en 1986 también en Panamá. Aranda y Pagliaro comparten por su parte el directorio de Rultand Internacional, también registrada en Panamá en 1979.

La nueva sociedad offshore, GCSA Equity, que el Grupo Clarín creó en medio del escándalo Panamá Papers, tiene un sólo objetivo: absorber las deudas de GSCA Investments, otra de sus sociedades. Así lo revelan en su balance: “Con fecha 30 de junio de 2016, Grupo Clarín, único accionista de la Sociedad, le asignó a GCSA Equity LLC y la Sociedad aceptó, las deudas financieras mantenidas por GCSA Investment LLC”. Así los números siempre cierran.
Gracias Mauricio

Los números de Clarín en 2016 tienen mucho que agradecerle a la gestión de Macri. Por empezar, al decreto 267 cuya única necesidad y urgencia fue la desregulación del mercado audiovisual y cuyo principal beneficiario fue el Grupo Clarín. Una batería de decisiones del gobierno macrista apuntalaron la posición de cada vez mayor hegemonía mediática del Grupo. Una simple y no exhaustiva enumeración revela que desde la asunción del nuevo gobierno el Grupo Clarín logró la aprobación de la compra de Nextel, la autorización del ingreso de su socio Fintech a Telecom que opera como cabeza de playa para el futuro desembarco de Clarín, la puesta en orden de los papeles de Fibertel, que operó durante años de manera irregular gracias, en buena parte, a la estrategia judicial del ahora juez de la Corte Suprema Carlos Rozenkrantz, y escalar al primer puesto en los beneficiarios de la pauta oficial, entre otras cosas. Por otro lado, en Papel Prensa, un acuerdo entre Clarín, La Nación y el Estado Nacional hizo borrón y cuenta nueva de todas las irregularidades denunciadas en los balances y estados contables entre 2010 y 2015, maniobra que contó con complicidad judicial. A todo esto, se suma la virtual paralización de las causas judiciales por lavado de dinero en las que estaban involucrados tanto la empresa como los accionistas del Grupo.