4 ago 2017

LOS VOTOS DE LA CONSTITUYENTE

La verdad y la mentira en el caso Smartmatic en Venezuela 
3 agosto 2017


Las máquinas de la empresa Smartmatic fueron utilizadas en el recuento de votos de la Constituyente venezolana.

¡Qué raro que falsimedia salga a cuestionar la verdad, mientras acepta sin chistar la mentira! Ni una sola agencia de prensa, ni un solo medio transnacional, puso en duda la cifra de 7 millones de firmantes que presentó la oposición venezolana después de su encuesta contra la Constituyente el pasado 16 de julio, cuyos libros fueron inmediatamente quemados.Sin embargo, provocan una polvareda mediática con la “noticia” de la empresa Smartmatic, cuyas máquinas fueron utilizadas en el recuento de votos del domingo durante las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente.Un directivo de la compañía, 72 horas después de la votación, asegura que hubo “manipulación” de las cifras de votantes. Intantáneamente Luis Almagro reaccionó como los perros de Pavlov: “Se confirma el mayor fraude de la historia”.

Pasemos por alto el hecho, perfectamente comprobable, de que detrás de la mentira opositora de sus 7 millones de votos improbables hay un objetivo desestabilizador, y que detrás de la verdad auditable del gobierno bolivariano con sus más de 8 millones, se refrenda una propuesta constructiva por la paz y la justicia.

Concentrémonos en algunas verdades y mentiras en este nuevo affaire informativo internacional, que tiene como protagonista una empresa que ha participado en 14 procesos electorales en Venezuela.
Verdad

Es incuestionable que millones de venezolanos –8 089 320, según las cifras del Poder Electoral– eligieron la vía democrática para apoyar el proceso Constituyente, que es auditable por cualquier persona que acceda a los datos de carácter público.
Se expresó la condena de la mayoría a la violencia desatada por la oposición desde abril de este año. Como expresó Tibisay Lucena — presidenta del Consejo Nacional Electoral- en la noche del pasado domingo, el apoyo no solo fue de quienes salieron a pesar de amenazas y ataques reales contra los centros de votación, sino de los que no lo hicieron y se quedaron en su casa. 

Definitivamente, tampoco siguieron los llamados desesperados de los dirigentes opositores a caotizar el país y violar la Ley Electoral. Esta masiva votación es resultado de los errores de la oposición, que llamó a un país a la violencia sin tener en cuenta la voluntad de paz de la población venezolana. Se produjo un clamoroso voto de castigo a la MUD, que administró con gran torpeza el saldo político de las elecciones parlamentarias, al punto de probablemente haber comprometido su capital en la vorágine de la confrontación, las promesas incumplidas y los rostros agotados.

El chavismo tiene que prepararse para las próximas elecciones. Esta derrota opositora redoblará el accionar de la fracción terrorista de la oposición, cuyo desprecio por las reglas democráticas es incurable. Esta nueva olla podrida de Smartmatic es apenas un ligero atisbo de hasta dónde pueden llegar para impedir que la verdad sea reconocida.
Se ha retrasado la publicación de los resultados por los numerosos ataques informáticos contra la página de la CNE. El portal web está bajo asedio y brutal ofensiva de los piratas informáticos desde el domingo, al igual que otras instituciones y medios en el país.
La CNN tuvo la impudicia de entrevistar a los piratas informáticos a cargo de los ataques, que les aseguraron a la televisora que la “lucha es digital” y mientras unos trancan las calles, “nosotros trancamos las redes”.

El proceso de auditoría electoral es sólido, eficiente y confiable. Antes y después de cada elección, se audita el software de las máquinas de votación, además de almacenarlos de manera aleatoria para evitar que se vulnere su secreto. Se realiza también la auditoría de predespacho, en la cual se vuelve a verificar un lote de las máquinas para cerciorar que el software revisado e instalado no haya sido modificado. Se verifica la plataforma tecnológica que totaliza los votos, el sistema de identificación de los ciudadanos, la red de transmisión de datos, las boletas de votación, los cuadernos votación.

Pero ojo: las máquinas de votación no permiten el voto doble, porque se activa solo si el sistema “capta huella” la desbloquea. Para introducir un millón de votos falsos, hace falta un millón de dedos con sus huellas dactilares únicas. Hasta ahora no se ha podido falsear la huella dactilar de un individuo, mucho menos de los millones que habitan este planeta.Al proceso, como ocurrió esta vez, siempre asisten observadores y expertos electorales internacionales. Puede consultar las declaraciones aquí.
Mentira

Antonio Mugica, Presidente de Smartmatic, declara a Reuters en Londres, 72 horas después de los ataques al CNE, que “estimamos que la diferencia entre la participación real y la anunciada por las autoridades es de al menos un millón de votos”.
La media no se hace una pregunta elemental: ¿cómo lo sabe? Smartmatic provee la máquina -hardware y software-, pero no tiene acceso a la data electoral. Es como si un fabricante de vasos denunciara a todos los restaurantes de un país un domingo, porque solo se llenó de agua el 87% por ciento de los recipientes vendidos por su empresa. 

¿Cómo puede probar semejante estadística?

Mugica asegura que su “estimado” -palabra muy significativa- es de un millón de participantes menos en esta elección. Si aceptamos que esa cifra mentirosa y abstracta fuera real, Smartmatic valida que el 87 por ciento del dato que provee el CNE es cierto. Es decir, ellos avalan que más de 7 millones de venezolanos sí participaron en la elección.

Para poder ofrecer tal información, se da por sentado que los empleados de Smartmatic están en Venezuela y así Mugica puede dar fe de lo que dicen. Pero los 20 gerentes técnicos de Smartmatic abandonaron el país, según El Nacional. Smartmatic Internacional Holding B.V., compañía registrada en Holanda y domiciliada en Barbados, está representada en Venezuela por su filial Tecnología Smartmatic, cuyos empleados pusieron los pies en polvorosa antes de las declaraciones de su jefe.
¿Por qué nadie se pregunta la razón de esta estampida y qué impacto tiene este hecho en la veracidad de las declaraciones del presidente de la compañía?
Smartmatic es una empresa digna de fiar, según se desprende de la velocidad con la que ha circulado la noticia sin la más mínima verificación.
Pero se silencia la declaración del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela sobre Smartmatic.

El Tribunal 2° Superior del Trabajo del Área Metropolitana de Caracas decretó una medida de embargo preventivo sobre los bienes y las acciones de la empresa, según se lee en la sentencia sentada en el expediente AP21-R-2016–000847. Ocurrió tras la demanda del empleado Fernando Jodra Trillo, quien manifestó sentir temor de que no podía cobrar sus prestaciones sociales y demás conceptos debido al proceso de descapitalización que sufre la empresa, lo cual demostró el tribunal. Aunque no se dice, la empresa parece estar en buenos términos con Estados Unidos, pues sus declaraciones han hecho las delicias de Luis Almagro, palanganero del Departamento de Estado. 

En este punto, se ignora la relación problemática de Smartmatic con sus clientes en EEUU, donde está bajo investigación tras un fracaso electoral en la ciudad de Chicago en 2006, donde se utilizaron las máquinas de Mugica. ¿Habrá negociado la administración de Trump con el Presidente de Smartmatic? Mujica admite, tácitamente, que las máquinas de Smartmatic pueden ser manipuladas. Sin embargo, decenas de veces él declaró todo lo contrario con argumentos, al parecer, bastante sólidos. En otras palabras, que su “vaso” es irrompible.

Verdad o mentira, esa es la cuestión, diría un socorrido Shakespeare. Pero aún mejor lo explica Virgilio en la Eneida: solo “es fácil conquistar al que piensa que está conquistado”.

(Tomado de red58.org)