Milagro
Por Luis Bruschtein
12 de octubre de 2017
La fábrica de bloques, abandonada y saqueada, las dos salas de salud, abandonadas y con los vidrios rotos, las grandes escuelas que construyeron con el barrio pasaron a depender de la secretaría de educación, la inmensa pileta popular no tiene agua y se descascara, sin mantenimiento ni uso. Las hileras de casitas se alinean entre el polvo. Los tres mil tanques de agua de cada una de las casas muestran todavía la efigie de Tupac Amaru, la del Che o la de Evita. Y sobre la elevación que domina el barrio, está vacío el espacio con la réplica del templo de Kalasasaya, donde no hace mucho miles de pobladores con caciques, amautas y kallawayas festejaron el Inti Raymi, el comienzo del nuevo ciclo agrario. El espacio está vacío, las estatuas solitarias y las paredes llenas de graffiti.
12 de octubre de 2017
La fábrica de bloques, abandonada y saqueada, las dos salas de salud, abandonadas y con los vidrios rotos, las grandes escuelas que construyeron con el barrio pasaron a depender de la secretaría de educación, la inmensa pileta popular no tiene agua y se descascara, sin mantenimiento ni uso. Las hileras de casitas se alinean entre el polvo. Los tres mil tanques de agua de cada una de las casas muestran todavía la efigie de Tupac Amaru, la del Che o la de Evita. Y sobre la elevación que domina el barrio, está vacío el espacio con la réplica del templo de Kalasasaya, donde no hace mucho miles de pobladores con caciques, amautas y kallawayas festejaron el Inti Raymi, el comienzo del nuevo ciclo agrario. El espacio está vacío, las estatuas solitarias y las paredes llenas de graffiti.