El arte de gobernar , como arte de lo posible donde se intentan
satisfacer los múltiples requerimientos que toda sociedad
plantea, lleva implícito en su funcionamiento las tensiones
que generan intereses contrapuestos y es evidente que el
Estado como juez y a través de sus instituciones, no logre
complacer a todos los actores o darles la solución mágica
que en poco tiempo, requieren las expectativas de una sociedad
golpeada por una decadencia frustrante en la que la mayoría
de sus "dirigentes", dirigenciaban el dinero de todos en bene-
ficio de unos pocos, mediante leyes hechas a medida, legitimado
en un parlamento por un contubernio de "correligionarios" ,
siempre atentos a defender al capital financiero, a costa de la
pobreza de los demás, sin importarles las consecuencias, con
un discurso cínico y desfachatado para transformar pobreza
"en costo social del ajuste" y todas sus implicancias.
Por eso cuenta la historia que aquellos pueblos que no recuerdan
están condenados a repetir esas experiencias, casi siempre mas
malas que buenas y ese solo detalle bastaría para ponerle paños
fríos a una situación que es mas ficticia que real, donde los justos
reclamos no deberían transformarse en la negación de lo hecho
hasta el momento por una gestión del FRENTE que ha escuchado
a todos y ha propuesto soluciones a la mayoría de los casos donde
la urgencia no daba lugar a los interminables debates intelectuales.
Porque teorizar sin tener en cuenta factores culturales, económicos
y de inserción en el mundo, lleva a crear esa falsa imagen de
desconcierto, frustracion o expectativas no cumplidas, que ningún
bien le hacen a la sociedad o el país en su conjunto, y solo se
benefician los especuladores financieros, los grupos económicos
que siempre lucran bajo cualquier circustancia -para ello han inver-
tido tiempo y recursos en fomentar sus "bondades"- y el único que
pierde es aquel que carece de todo, hasta de los esencial que es la
alimentacion, el techo o su derecho a la salud.
Y en función de esta perspectiva, todo reclamo debería llevar la
impronta de salvaguarda de la unidad respetando las lógicas
divergencias pero enfocadas a este u otro gran proyecto que este
a favor y en función de la gente, de su realización como sociedad
mitigando en lo posible las eternas diferencias que surgen de la
propia dinámica de la humanidad a fin de garantizar, aunque sea
minimamente, mejores condiciones para todos.
El hecho de que además muchos de los problemas vienen
de larga data, hace mas difícil la comprension actual y evolucion
de los conflictos, donde la radicalizacion de las posturas pone
limites a la búsqueda de consensos y soluciones que la sociedad
demanda enfrascadas en discuciones teóricas e interminables.
La falta de información que caracteriza muchos de los reclamos,
hace que al imaginario publico, sean vistos como factores dese-
quilibrantes, cuando en realidad en la mayoría de las veces, son
justos o por lo menos comprensibles, herencia de un neoliberalismo
excluyente que vino a terminar de destruir lo que anteriores
gobiernos colorados-con la complicidad blanca- habían empezado
hace mucho tiempo.
Entonces hoy que se pueden mostrar verdaderos logros en muchos
indicadores tanto económicos como sociales, que disminuye la
poblacion en condiciones criticas, se recupera la salud publica y
se asiste a la tercera edad, entre muchas otras, se tiene la idea de
que la inacción ha ganado a la gestión actual, envuelta en varios
frentes de conflicto y con poco margen de maniobra.
Mucho de todo esto es mediatico y quienes lo promueven, no son
justamente quienes quieren cambios, sino los nostálgicos del capital
financiero, los secretos bancarios , las exoneraciones impositivas,
la precariedad laboral y la desregulacion en todas sus formas que
enriquecieron a pocos y empobrecieron a muchos.
Por esto y porque el país se merece mejor suerte, es que hay que
apoyar al proyecto y gestión que lleva adelante el FRENTE,
explicarle a la gente sin miedo en que consisten las dificultades y
cual es la idea que se desarrolla para llevarla a cabo, escuchar a
todas las voces con respeto y tomar el disenso como un desafío
para poder construir un lugar digno de vida para todos.
Porque el PEPE puede ser muy buen gestor de la política actual
y representar el interés de la mayoría de los desposidos, pero
la tarea de gobernar es mucho mas que salir a dar explicaciones
todos los días o resolver internas de la coalición -muchas ficticias-
que desgastan un inconmensurable esfuerzo que se lleva adelante
para cambiar las condiciones de vida de la mayoría.
Solo comprendiendo el valor de la honestidad con que se encaran
la mayoría de los proyectos y la transparencia que deberían tener
las discuciones por redistribución de ingresos, harán posible la
solución a muchos de los problemas que se plantean.
Lo demás es folklore, de la que se nutre la siempre amenazante
" prensa libre y de valores cristianos afiliada a la SIP"
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