18 ene 2012

ARTICULO RECOMENDADO: LECCIONES DE BOLIVIA

Dialogos

Lunes, 16 de enero de 2012

Alvaro García Linera, matemático, profesor de sociología y vicepresidente de Bolivia

“De las transnacionales al Estado y del Estado a la sociedad productiva”

“Consenso con los tuyos y con los que no son los tuyos, acción directa”, afirma García Linera para describir la estrategia del gobierno de Evo Morales. Las contradicciones entre pueblos indígenas y el desafío de construir formas comunitarias de la economía.



Por Mario Toer y Federico Montero

–¿Cómo se llega al momento que hoy vive Bolivia?

–Nuestro proceso revolucionario boliviano ha atravesado varios momentos que conviene repasar. Hacia el año 2000, cuando el proyecto neoliberal parecía invencible, comienza a visibilizarse el malestar, y la gente buscaba alternativas ante las relaciones de dominación. Entonces se devela la crisis, la sociedad comienza a imaginar otra posibilidad de vida, otra posibilidad de organización política. El segundo momento es cuando este malestar colectivo, esta debilidad de dominación de las elites, de su discurso y su organización de la vida, da paso a la conformación de un proyecto de poder alternativo. Es cuando la gente dice: “Hay que recuperar los recursos naturales, hacer la asamblea constituyente y conformar un nuevo régimen de gobierno”. Esto se da entre 2003 y 2006. Luego viene un tercer período, en que este proyecto de poder se vuelve gobierno, a través del presidente Evo Morales, y donde las formas organizativas de la sociedad, que habían mostrado su capacidad frente a la represión, muestran su capacidad electoral y comienzan a implementar una serie de transformaciones del Estado, de las relaciones de poder. Pero, claro, la vieja estructura dominante puede tolerar perder el gobierno, pero antes de perder el poder va a dar una batalla muy dura. Es la batalla por el poder económico, por el poder político y el poder cultural, que va entre 2007 y 2009: la agenda constituyente sigue adelante, pero los riesgos de quiebre de la unidad estatal se hacen visibles. Se intenta un golpe de Estado, se intenta crear una dualidad conservadora del poder, contraponer al gobierno del presidente Evo con el Oriente, se crean grupos armados para dividir al país. Y el gobierno del presidente Evo va derrotando cada una de esas confrontaciones políticas. Y a cada momento este bloque nacional popular, de núcleo indígena, va a ir sorteando las tareas, por momentos debilitándose, fracturándose; después se vuelve a recomponer, para dar el siguiente paso.

–En la Argentina también hubo que “recomponer”. ¿Cómo encararon aquí estos problemas?

–Aquí ha habido un juego que podemos considerar desde la perspectiva marxista: las victorias políticas han podido ser consolidadas y viabilizadas por victorias económicas, mucho más silenciosas y menos espectaculares, pero más sostenidas. Cuando entramos nosotros, el 40 por ciento del PIB estaba en manos de dos empresas de dos países extranjeros. Al cabo de tres años pasamos de un Estado mendigo a un Estado relativamente fortalecido, con capacidad de control y manejo del excedente económico, que le va a permitir al gobierno consolidar alianzas, ampliar los beneficios sociales, expandir la distribución de la riqueza. Este tipo de transformaciones ha sido la base material de las victorias que se van llevando contra la derecha golpista y separatista. Hoy podemos decir que el bloque social popular indígena que logra el gobierno ha transformado en parte la naturaleza del Estado en Bolivia.

–¿En qué sentido puede decirse que se ha modificado la naturaleza del Estado?

–Hoy, las clases sociales que dirigen el Estado son muy distintas a las financieras, mineras, banqueras. Es un bloque de poder de origen campesino, popular, plebeyo, con alianzas con sectores medios. Los sectores que ocupan ámbitos decisorios –los ministerios, las empresas públicas–, cambiaron su condición de clase y su condición étnica cultural de manera radical. En la estructura económica, ya no es la inversión extranjera la que dinamiza sino el Estado en primer lugar. Y en el ámbito ideológico cultural desaparecen del escenario las ideas neoliberales, que eran el centro del debate. Antes lo que decía la confederación de empresarios era casi como oír al Espíritu Santo, una misión del BID o del Banco Mundial era recibida como la llegada misma de los apóstoles a Bolivia... ahora pasan a una página perdida del periódico. Estamos más atentos a qué pasó con la confederación de campesinos, qué pasó con los cocaleros, qué pasó con la Cidob... Este es el nuevo escenario político. Y el imaginario en torno del cual partidos, dirigentes, universitarios y académicos organizamos la vida, es otro, es un trípode: plurinacionalidad, autonomía y economía plural, que organiza el imaginario colectivo de la sociedad. De izquierda a derecha, discuten y se mueven en este trípode: ése es el debate. Bloques de clase, formas organizativas de la decisión político-institucional e ideario colectivo de la sociedad; en ese sentido hay un nuevo Estado. Pero un nuevo Estado no anula las luchas, ni las contradicciones: simplemente las desplaza. Esas contradicciones de la sociedad ahora atraviesan también al Estado. Por eso entramos en una nueva etapa que hemos denominado de tensiones al interior de la sociedad y del Estado.

–Serían las “contradicciones en el seno del pueblo”...

–Sí, exactamente. Yo he optado por llamarlas “tensiones creativas” porque no son proyectos alternativos; en el momento en que las contradicciones den lugar a un nuevo proyecto de Estado y sociedad, serán antagónicas, pero no es el caso. Doy algunos ejemplos: nadie pone en duda que el Estado debe ser el principal generador y controlador del excedente económico del país. La discusión es cómo se lo usa. Unos dicen: “Hay que entrar rápidamente en la etapa industrializadora”. Otros dicen: “Sí, pero utilicemos buena parte del excedente para distribución salarial”. Sólo que en nuestro país no se discute tanto en los periódicos como en tiempos leninistas sino en marchas, movilizaciones, en el paro que te hago para afirmar la posición de un sector, de una región. Es un lenguaje más plebeyo, que transcurre en la calle y no tanto en lo literario... También ha empezado a surgir otro tipo de tensiones internas. El proceso de economía plural tiene que satisfacer necesidades básicas de la gente, pero también tiene que preservar el porvenir de la vida y de la naturaleza. Nosotros, que somos defensores de la Madre Tierra, tenemos que cabalgar en esa contradicción, hoy visible, pero que hace cuatro años no lo era, sin caer en la creencia de que los que vivimos en la Amazonia tenemos que cuidar el bosque para el mundo entero. Esa es una trampa imperial que las ONG nos quieren meter, porque en el norte siguen depredando todos los bosques. Pero hay un fondo justo: tienes que satisfacer necesidades básicas y materiales sin destruir el núcleo de la naturaleza. Otra contradicción interna se da entre el interés general y el particular, con los movimientos sociales que han creado con su acción colectiva la base de este proyecto general de sociedad. Pero en ciertos momentos se repliegan y comienzan a concentrarse en sus intereses locales y particulares. Cuando la Cidob reclamaba que las 17 millones de hectáreas expropiadas fueran sólo para los indígenas de tierras bajas, o cuando la COB nos pedía que las reservas internacionales, que son de todos, se utilizaran para los salarios de salud y educación, que son de pocos. Este repliegue a lo particular es temporal, luego la sociedad crea e impulsa nuevamente intereses comunes. Entonces éstas son tensiones creativas internas al propio bloque de poder, que no ponen en discusión el núcleo de plurinacionalidad, economía plural y autonomía. Pero el porvenir sigue siendo incierto, y será una obra de creación colectiva, de debate, de duda y de avance colectivo. Nadie tiene definido el horizonte, ni está esperándonos en la esquina el comunismo. Estamos entendiendo que así se hacen las revoluciones, así de complejas. Nadie está por encima de la historia. La historia es la acción viva de las personas.

–En este contexto, ¿cómo se inscribe la convocatoria a la cumbre plurinacional que ha realizado el gobierno?

–Ha sido imaginada como una amplia convocatoria de la sociedad civil. Obtuvimos el 64 por ciento de los votos, hay una Constitución, un programa de gobierno y un sentido común consolidado. Queremos discutir qué se modifica, dónde se acelera, cómo se profundiza. Se trata de eso. Aquí hemos convocado a la sociedad civil en su conjunto, la que está cercana, la que está lejana, hasta empresarios, a todos, para ver cómo profundizamos estos tres pilares ordenadores de la sociedad, la economía y el Estado.

–¿Cuáles son los desafíos pendientes en la actualidad?

–Hay dos espacios sociales particulares que requieren aún una larga lucha y transformación. En lo económico hemos dado un primer paso. Partimos de un poder económico extranjerizado y a través de las nacionalizaciones, la presencia del Estado en la economía, se ha logrado romper muchas relaciones de dependencia, de intermediación con los mercados internacionales, de usura, empoderando al productor en muchos lugares. Pero falta el segundo paso: cuando los productores asociados de soja, maíz o trigo, por caso, tengan su silo y puedan exportar o procesar. Tenemos experiencias; en Oruro, por ejemplo, a un empresario textil le fue mal, cerró y vino el Estado, les dio crédito a los trabajadores, se asociaron y han puesto en marcha la fábrica. ¿Cómo hacemos para que eso se expanda a otras áreas de la economía? El poder económico de la sociedad productiva, ése es nuestro sueño, nuestro siguiente objetivo. De las transnacionales al Estado y del Estado a la sociedad productiva. Pero es difícil. Les puedo contar experiencias de cómo el Estado construyó empresas que no pudieron ser administradas por los que las habían pedido, y tuvieron que volver al Estado. Porque no había capacidad de gestión, ni disciplina interna. Por mucho que el Estado tenga buena voluntad, depende de la experiencia de la sociedad. Bolivia tiene una experiencia sedimentada en control de tierra comunal en términos de propiedad, pero no hay una base comunal en términos de producción directa, que es familiar e individual. ¿Cómo se pasa hacia una producción más colectiva y a una administración más común? Ahí tenemos una gran tarea, de construcción de formas comunitarias de economía, poder económico-social. El otro espacio de lucha pendiente es en el ámbito cultural. Hay un sentido común social, ésa es una victoria, pero el control material de los medios sigue siendo privado y muy afincado en las antiguas elites políticas. Las principales cadenas de televisión aquí en Bolivia están en manos de los que hace 5 años estaban en el Parlamento y en el gobierno. Están en la política mediática, con mucha incidencia, con discurso ultraconservador, histérico. ¡Pongan los noticieros y van a creer que están en Irak! Cuando hay conflictos intensos, este histerismo parece ordenar el mundo; pero cuando no hay tantos conflictos, queda ahí, como una telenovela más. Ahí hay dos batallas que dar.

–¿Cómo se origina el conflicto con los pueblos indígenas del Oriente?

–Desde que se formó el MAS, el núcleo organizativo de lo indígena y lo popular ha sido lo aymara-quechua, dos naciones que representan el 58 o 60 por ciento de la población en Bolivia. Los indígenas de tierras bajas de la Amazonia representan el 2 o 3 por ciento de la población y componen además numerosas naciones en su diversidad identitaria. Siempre ha habido un esfuerzo, no exento de complicaciones, de las regiones indígenas mayoritarias para articular con los pueblos indígenas del Oriente amazonil. En la asamblea constituyente se dio un debate muy intenso entre la lógica más peticionista y autonomista de los indígenas de tierras bajas, y la lógica más de conducción del Estado, de las tierras altas. En tierras altas ha desaparecido la hacienda, no hay atisbo del viejo señor dueño de la vida, de los sueños de la gente. En el Oriente, aunque hay una revolución silenciosa en ciertas zonas, lo que es el Beni, Pando, todavía las jerarquías son muy fuertes y ahí lo que ha hecho el gobierno es impulsar la presencia del Estado, para acelerar la ruptura de estas jerarquías tradicionales. Cuesta, porque es la tercera parte del territorio de Bolivia. Y ahí nuestros indígenas líderes de tierras bajas juegan de distinta manera: a veces en alianza franca, directa, con indígenas de tierras altas, otras con los propios patrones...

–¿Allí aparece la resistencia a la construcción de la carretera en el Tipnis?

–Antes del problema del Tipnis ya se había dado la fisura, en Santa Cruz y en el Beni. Es algo que no se conoce mucho. A comienzos de 2011, en Santa Cruz, los pueblos indígenas de tierras bajas deciden aliarse con los partidos conservadores, los verdes, para tomar el control de la asamblea legislativa departamental y aislar al MAS. Estas alianzas estuvieron basadas en la incorporación de dirigentes en la Secretaría de Asuntos Indígenas de la gobernación, algo a lo que siempre nos habíamos opuesto. Ahí se quiebra el Cidob. Lo del Tipnis se produce a continuación de esta ruptura. Pasó algo similar en el Beni, pero allí, como las relaciones sociales son más duras, más agresivas, funcionó un esquema de sobornos. Algunos dirigentes filmaron los sobornos a los diputados indígenas para que rompieran con el MAS... Todo un escándalo judicial, con sentencias aún pendientes. Ahí se detuvo esta estrategia de quebrar la alianza entre indígenas y el MAS. En Santa Cruz se logró, en el Beni no se logró.

–¿Y cómo piensan encarar la política para reconstruir alianzas con los que se alejaron?

–No es algo resuelto. Nuestra intención es volver a restablecerlas. Aunque la propuesta de aliarse con los verdes no resulta lo más óptimo, los compañeros se siguen moviendo en el ideario de la plurinacionalidad. Sostienen que no han sido suficientemente incorporados al esquema.

–Hay quienes afirman que en el gobierno, el presidente Evo y particularmente usted tienen un estilo intransigente, “jacobino”...

–Por lo general, hay dos modos de ingreso al gobierno: para enriquecer a los propios o para que sea una herramienta al servicio del beneficio del país. Las elites utilizan el gobierno para potenciarse como clase y mejorar su situación familiar, colectiva. Cuando un revolucionario, o un profesor universitario con otro tipo de ideas, es parte del gobierno, ¿para qué lo hace? Tiene que ser en función de un ideario. Esta es una primera división. Pero también se puede estar en el gobierno en función de ideales, aunque conteniéndolos por temor a los efectos que puedan tener en otros. Un poco Carlos Mesa es el ejemplo, un hombre honesto cuando fue presidente. Pero además hay que tomar decisiones. Y las decisiones tienen sus efectos, nada hay inocente en el mundo del gobierno y del Estado. En lo personal, así he asumido las cosas: para cambiar lo que está mal hay que afectar a otros. Si no, sería hipocresía. ¿Cómo un gobierno puede nacionalizar sin afectar a las compañías extranjeras? No te darán un abrazo, ni te invitarán a sus reuniones...

–Por eso insisten en el consenso con lo que ya existía, con el statu quo...

–¿Cómo vas a hacer consenso con ellos? Imposible. Haz consenso con los tuyos. Y eso hicimos. Cuando dijimos “vamos a nacionalizar”, algunos compañeros dijeron “expropie sin indemnizar”. Nosotros planteamos: “Señores, este gobierno va a nacionalizar indemnizando”. Y ganamos la discusión. Consenso con los tuyos y con los que no son los tuyos, acción directa. Y así hemos ido procediendo en distintas medidas. Hay otros momentos en que el espacio de legitimación estatal te permite tomar la misma medida, pero aplacando las resistencias, lo comunicas de la mejor forma posible. Pero en el fondo sabes que lo vas a hacer. Y no hay manera de sobornar. ¿Cómo van a sobornar a un tipo de ideales? Eso es quizá lo que observan algunos compañeros: antes se negociaba la decisión en función del dinero, fidelidades, compromisos. Es el caso del incremento del precio de la gasolina. Creíamos y seguimos creyendo que beneficiaba a Bolivia, habíamos consultado antes, lo sabía la COB, lo sabían los del transporte. Tomamos la decisión y vimos el rechazo, nos equivocamos y retrocedimos, claro. Pero se tomó porque era necesario para Bolivia, no para beneficiar a una empresa vendedora de gasolina. El presidente Evo y yo entramos al gobierno con esa convicción. Luego tienes que buscar que el que ha sido afectado no se aleje tanto, ver cómo lo recuperas o lo neutralizas. Y no puedes dudar. Si tú dudas en función de Estado y muestras debilidad, todo se viene encima. El Estado tiene sus formas, exige una representación del propio poder, por muy amplio que seas en la discusión, en la reflexión y en la consulta. Es parte de la propia retórica, de la propia catequesis del Estado. No debiera ser así, pero va a funcionar así un buen tiempo, porque así viene funcionando también hace un buen tiempo. Si no lo haces así, se te erosiona el principio de autoridad, por muy colectivamente que lo hayas construido.

11 ene 2012

GOLDMAN SACH GOBIERNA ESPAÑA....

Por Marcos Roitman Rosenmann

Tomado de La Jornada, México



A poco de andar el siglo XXI, las pistas son esclarecedoras. Ya nadie se llama a engaño. La crisis ha sido una buena excusa para desarticular el pobre Estado de bienestar que acompañó el llamado milagro español, que -todo hay que decirlo-, era más paternalista que afincado en políticas keynesianas de redistribución de la renta y pleno empleo. Su origen lo encontramos en los gobiernos tecnócratas, conocidos popularmente como gobiernos del Opus Dei.



Fue el momento de la modernización del franquismo. No será la vieja guardia franquista quien se siente en los consejos de ministros a partir de fines de los cincuenta del siglo XX. La nueva camada del franquismo muta hasta hacer imperceptible la ideología fascista que la precedía. Muchos de sus cachorros no compartían sus aspectos más repulsivos, la tortura y represión. Con un discurso ambiguo, a la muerte del dictador, 1975, son quienes dan vida a reforma política. Ya nada se les resistía.



Franquistas de corazón, crearon una realidad ficticia para impedir la ruptura democrática. Su estrategia fue señalar la existencia de un búnker político donde se agazapaba el franquismo y cuyo poder radicaba en el control sobre las fuerzas armadas creadas por la dictadura fascista. Identificado el enemigo, el resto eran aliados y compañeros de viaje en la transición. Lo inteligente, para evitar un golpe de Estado, era aislar a la oligarquía política y apoyar a la burguesía reformista. Cualquier otra opción estaba fuera de lugar.



El capital financiero e industrial brindó su apoyo y financió la aventura política, en esa época agrupados en la Trilateral. Así surge el periódico El País, dirigido por Juan Luis Cebrián, franquista pragmático de última generación. Los gobiernos de Adolfo Suárez contaron con sus parabienes. Cuando ganó el PSOE, en octubre de 1982 -recuérdese, tras el golpe de Estado apoyado desde la Casa Real, conocido como la operación De Gaulle-, se ratificaron los acuerdos con el Vaticano, se renunció a la reforma agraria, tanto como a una restructuración del sistema universitario y educacional, cuestión que sigue pendiente en pleno siglo XXI y, lo más destacado, se dio el visto bueno a la OTAN y la CEE.



El mito de la derecha golpista y el búnker había cumplido su objetivo y podía ser desechado. Tras la caída de Adolfo Suárez se disolvió la Unión de Centro Democrático y se formó el Partido Popular, cuyo primer presidente, considerado hasta ese momento el más franquista de los franquistas vivos, Manuel Fraga Iribarne, se transformó en un político de centro derecha, padre de la Constitución y demócrata convencido.



El nuevo partido, apellidado popular, será la suma de socialcristianos, democristianos, liberales, conservadores, falangistas y franquistas. Su aparición busca atraer a las nuevas generaciones de la derecha española. Es el llamado peregrinaje al centro. Tras años en la oposición, el mal hacer de los últimos gobiernos de Felipe González y el PSOE, con los escándalos financieros, los GAL y la corrupción, facilitó su llegada al gobierno de la nación; corría el año 1996.



José María Aznar, político gris, se transformaría en el primer presidente de gobierno de la derecha posfranquista. Su llegada no alteró el itinerario diseñado por los grupos económicos y empresariales. Todo marchaba según lo previsto. Los cambios introducidos estaban a tono con los tiempos. Privatizaciones, desregulación y reforma del mercado laboral. La profundización de la receta neoliberal, impulsada en tiempos del PSOE, supuso un aumento de la conflictividad social y varias huelgas generales. Pero nada debutó la máquina. Haciendo oídos sordos, los políticos continuaron el itinerario marcado por el capital financiero, cuyo costo fue el recorte de derechos sociales, políticos y económicos de las clases trabajadoras.



Bajo la última etapa expansiva del capitalismo central, las reformas neoliberales se justificaron como necesarias para no perder el tren del progreso. Aznar se vanagloriaba de ser el alumno más listo de la clase, cumplía a rajatabla los designios del G-7, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Los empresarios, contentos, y la clase política obtenía matrículas de honor. Nadie se planteó quién era el profesor y cuál el plan de estudio. Aznar, alumno modelo, no formaba parte del claustro de profesores. Ni sus deseos de figurar y sentirse protagonista durante la segunda guerra del Golfo cambiaron su estatus; siguió siendo un alumno sumiso.



Al final de su etapa, la burbuja financiera e inmobiliaria que sostenía la endeble economía española campaba a sus anchas. Crecía sin oposición alguna. La banca Sachs se frotaba las manos. Con la entrada de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2004, las grandes empresas trasnacionales, clientes de Goldman Sachs, terminan por actuar bajo sus principios. En Estados Unidos Goldman Sachs ya gobernaba.



La crisis la hizo más grande. En medio de la algarabía de las hipotecas basura y las primas de riesgo, pasaron a la ofensiva. Era el momento de invertir la relación entre poder económico y el político. Ahora serían ellos quienes asumieran directamente el poder formal. Sus asesores y empleados pasarían a ser secretarios de gobierno, ministros, diputados, etcétera. Los parlamentos se transforman en comparsas y bailan a ritmo de Telefónica, Repsol, Iberdrola, BBVA, Santander y su valedor Goldman Sachs. Nada más comenzar la recesión en España comenzaron a dar órdenes un gobierno débil y sin personalidad. Las reformas laboral y de pensiones, junto al despido libre y el trabajo basura se imponen sin rechistar. El triunfo del Partido Popular encumbra a un partido dependiente del Banco Central Europeo y la dupla Merkel, Sarkozy a Mariano Rajoy, otro alumno modélico, como inquilino de La Moncloa.



Y para que no queden dudas de quién gobierna en España, nombrará a un asesor de Goldman Sachs como ministro de Economía. Y como señala el manual del banco, el ascenso de sus empleados depende sólo de su capacidad del rendimiento y de la contribución al éxito de la empresa… No hay sitio entre nosotros para los que anteponen sus propios intereses a los de la firma… El lucro es importante para nuestro porvenir. Ya sabemos quién manda en España: Goldman Sachs, conocido bajo el apodo genérico de los mercados. Corren malos tiempos para la ética política.

3 ene 2012

CENSO 2011... UNA DURA REALIDAD

Censo revela existencia de pueblos fantasmas en el interior del país

Relevamiento. Hay poblados con un solo habitante, según los censistas





DANIEL ISGLEAS / VALERIA GIL



Según la última actualización del censo, en el país hay 37.211 personas menos que en el año 2004. En el interior profundo, esta cifra se traduce en localidades deshabitadas y en pueblos fantasmas donde no viven más de 10 personas.



Hace un mes, el presidente José Mujica viajó hasta Centurión, un pueblo ubicado sobre ruta 7 y a 50 kilómetros al noreste de la ciudad de Melo. La inauguración de una zona de electrificación rural junto a viviendas de Mevir fue la razón de su visita.



Ese día, las fotografías de prensa mostraban al presidente rodeado de un centenar de personas. Pero en la localidad residen apenas 14 personas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Ocho hombres y seis mujeres habitan seis viviendas, de las 16 que tiene el complejo.



Desde allí, el presidente reflexionó sobre la baja tasa de natalidad del país a la que calificó de "dramática". "¿Dentro de 20 años quién va a pagar la pensión de los más viejos?", se preguntó, al tiempo que deslizó su idea para elevar la edad jubilatoria a cinco años más.



Los datos preliminares del censo que ya finalizó su etapa de relevamiento, indican un descenso de la población respecto al 2004. La última cifra actualizada por el INE revela que en el país residen 3.203.792 personas, 37.211 menos que en el conteo anterior.



En el interior, la imagen de localidades semidespobladas ubicadas a los costados de las rutas, se repite una y otra vez en todo el territorio.



Ñangapire es otra localidad de Cerro Largo, que tiene una realidad similar a la de Centurión. Según el censo, allí hay construidas 68 viviendas, pero hay apenas dos hogares donde viven cinco personas.



En Mangrullo son media docena de personas. La localidad ubicada a 25 Km de Melo -por la ruta 8 al norte- tiene dos viviendas. En Cerro Largo sostienen que fue un pueblo, pero hoy se ha vuelto un "caserío". Entre los que fallecieron y los que eligieron un pasar urbano, la población fue mermando.



PUEBLOS FANTASMAS. En Poblado Alonzo, un centro del departamento de Paysandú, reside una sola persona, de sexo femenino, que ocupa una de las cuatro viviendas del lugar. Es la localidad de menor población de todo Paysandú. Según el INE, el conteo de 2004 arrojó 13 personas en el lugar.



Perdido en el mapa sanducero, el pueblo se ubica a unos dos kilómetros de la estación de ferrocarril de Tres Árboles y a cuatro de Morató, sobre el camino llamado Ruta de los Charrúas.



A pesar de ser un lugar recóndito, el poblado tiene energía eléctrica y un molino, un tanque y una bomba eléctrica proveen el agua a la moradora del lugar. La mujer que allí vive no está tan aislada del mundo. A dos kilómetros pasa el tren, aunque es de carga. Un par de convoyes pasan por día transportando rolos de madera de Tacuarembó y Rivera a Fray Bentos, arroz a granel desde Salto a estación Lorenzo Carnelli (Montevideo), y cemento Portland y cebada desde Pay-sandú a Brasil por Rivera.



A su vez, en Cuchilla de Buricayupí (Paysandú) se registran catorce personas, nueve mujeres y cinco hombres, que forman cuatro hogares en cuatro de las siete viviendas del lugar.



DOÑA SOLEDAD. Si de soledades hablamos, Merinos, Río Negro, no le va en zaga a Poblado Alonzo. Es una de las localidades más antiguas del país. En 2011 cumplió 122 años de fundada (agosto de 1889) a consecuencia de la estación de ferrocarril.



En Merinos, según el censo, reside una sola familia compuesta por tres mujeres y un hombre, todos en la única vivienda ocupada de las tres con que cuenta. En 2004, el conteo indicó que vivían 16 personas.



Merinos está ubicado a unos 40 kilómetros al noreste de la ciudad de Guichón, justo en el límite entre Paysandú y Río Negro. Por eso, el poblado está dividido y la familia reside del lado de Río Negro.



Una mujer y dos hombres es toda la población que reside en Pueblo Ferrer (Florida), situado a 8 kilómetros de Capilla del Sauce y a 20 de Sarandí del Yi (Durazno). Del 2004 a la fecha, el pueblo perdió cinco habitantes y hoy es una de las zonas menos pobladas.



En la zona hay seis viviendas, pero apenas dos están ocupadas. Todas las casas están construidas alrededor de un campo semicircular, limpio de árboles y en el espacio vacío está ubicada la bomba manual, única fuente de agua potable del pueblo.



Tajamares de La Pedrera es una localidad del departamento de Rocha en la que fueron censadas dos personas, un hombre y una mujer, que residen en la misma finca. La casa de esta pareja es la única habitada de las 20 viviendas del lugar que se utilizan, mayormente, para veraneo.



TACUAREMBÓ. En el interior profundo del departamento de Tacuarembó está Cerro del Pastoreo. En 2004 tenía una población de 41 personas. Pero el paso del tiempo lo fue dejando sin gente hasta que hoy solo pudo ser censada una mujer, que reside en la única finca que quedó en el lugar.



Cerro del Pastoreo está ubicado al oeste de la capital departamental, un poco al sur de la ruta 31 y próximo al poblado Quiebra Yugos.



Pese a que ese lugar solo registra una persona del sexo femenino, en un portal de Internet que facilita el contacto entre personas se publica un aviso de Luis, un residente del lugar de 40 años de edad, que busca una chica de entre 29 y 44 años para relacionarse.



COLONIA. Con nueve habitantes la localidad de El Faro es la menos poblada de Colonia.



Le sigue Boca del Rosario con un total de 12 residentes y aunque allí hay 68 viviendas, solo seis están habitadas. Esta localidad es definida como un "caserío" ubicado a ambas márgenes de Río Rosario, en su desembocadura sobre el Río de la Plata.



El Ensueño tiene 19 habitantes, pero hace parte de otra realidad. A 23 Km del centro de Colonia y con una ubicación privilegiada sobre la costa, es uno de los atractivos turísticos del departamento.



En el lugar se venden 320 lotes, que hacen parte de un ambiente "familiar, seguro y de mucha tranquilidad", según se informa en la página web del lugar.



DON NADIE. Cuando los censistas llegaron a la localidad La Catumbera, de Treinta y Tres, enclavada en una zona de producción arrocera, hallaron siete viviendas, golpearon en cada una pero no tuvieron respuesta.



Las siete estaban desocupadas. Es lo más parecido a un pueblo fantasma porque no hallaron ninguna persona.



El departamento de Canelones es el segundo más poblado del país, después de Montevideo. Allí residen un poco más de medio millón de habitantes; sin embargo tiene dos localidades con cero habitantes: Las Higueritas y Colinas de Carrasco.



Las Higueritas es una localidad cercana al balneario de Solymar y tiene en total un solo local y dos viviendas, ambas están desocupadas.



Colinas de Carrasco es un barrio privado cercano a Montevideo, donde se construyeron recientemente un total de 18 casas cuyos precios rondan entre US$ 300.000 y US$ 700.00.



El complejo cuenta con sala de aparatos, cancha de basquetbol, piscina, barbacoa y un club.



Sin embargo según el censo allí no vive nadie.



Las cifras

37.211 Son los uruguayos que faltan para llegar a los 3.241.003 habitantes, que se registraron en el último conteo del 2004.



3 Son las localidades registradas con cero habitante: Higueritas y Colinas de Carrasco (Canelones), y La Catumbera (Treinta y Tres).



Curiosidades del censo

REPETIDO. En la enorme cantidad de poblados que hay en nuestra campaña surgen algunas coincidencias. Hay dos localidades con el mismo nombre: Poblado Alonzo. Una está en Paysandú y la otra está en Treinta y Tres. Pero tienen algo más en común: a casi nadie le atrae vivir allí. En la localidad sanducera solo pudo ser censada una mujer, mientras que en la olimareña se registró a 19 personas, siete mujeres y doce hombres.



ES CHICO. En Tacuarembó existe una localidad que se llama Montevideo Chico, y que hace honor a su nombre porque tiene apenas 26 habitantes (11 mujeres y 15 hombres) en cinco viviendas.



NO TAN SOLO. La localidad de Palo Solo, en Soriano, tiene 170 habitantes (81 mujeres y 89 hombres). También está Piedra Sola, en Tacuarembó, que tiene 88 habitantes.



Teniendo en cuenta otros poblados, ni el Palo ni la Piedra están tan solos.



MUJICA. El presidente habló el fin de semana sobre el Censo 2011. Dijo que en el país "hay una inclinación natural a tener pueblos envejecidos y maduros", y que "la alta natalidad se da en las zonas más pobres". Según Mujica, el "último Censo indicará que las familias más numerosas del país están por el oeste de Montevideo, en las zonas más humildes".





El País Digital

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