PAUL KRUGMAN
DESDE NUEVA YORK
Así es como acaba el euro: no con un boom, sino con un bunga bunga. Hace no mucho, los dirigentes europeos insistían en que Grecia podía y debía permanecer en el euro mientras pagase sus deudas del todo. Ahora, con Italia despeñándose, resulta difícil ver cómo puede sobrevivir siquiera el euro.
Pero ¿cuál es el significado de la euro debacle? Como siempre pasa cuando se producen los desastres, los ideólogos se apresuran a afirmar que el desastre confirma sus opiniones. Así que es hora de empezar a desacreditarlos.
Empecemos por lo primero: el intento de crear una moneda común europea fue una de esas ideas que traspasan las fronteras ideológicas habituales. Fue aclamado por la derecha estadounidense, que lo veía como la mejor alternativa al regreso del patrón oro, y por la izquierda británica, que lo veía como un gran paso hacia una Europa socialdemócrata. Pero los conservadores británicos, que también lo veían como un paso hacia una Europa socialdemócrata, se opusieron. Y fue cuestionado por los progresistas estadounidenses, a quienes les preocupaba -con razón, diría yo (pero qué otra cosa iba a decir, ¿no?)- lo que pasaría si los países no pudiesen usar la política monetaria y fiscal para combatir las recesiones.
Así que ahora que el proyecto del euro se está yendo a pique, ¿qué lecciones podemos extraer de ello?
He estado escuchando dos afirmaciones, ambas falsas: que los males de Europa reflejan el fracaso de los Estados de bienestar en general y que la crisis de Europa justifica una austeridad fiscal inmediata en Estados Unidos.
La afirmación de que la crisis de Europa demuestra que el Estado de bienestar no funciona proviene de muchos republicanos. Por ejemplo, Mitt Romney ha acusado al presidente Obama de inspirarse en los "demócratas socialistas" europeos y ha declarado que "Europa no está funcionando en Europa". La idea, se supone, es que los países en crisis tienen problemas porque están siendo aplastados por la carga del elevado gasto público. Pero los hechos dicen otra cosa.
Es cierto que todos los países europeos tienen prestaciones sociales más generosas -entre ellas, la asistencia sanitaria universal- y un gasto público más elevado que los de Estados Unidos. Pero los países que están ahora en crisis no tienen Estados de bienestar más grandes que los de los países a los que les va bien (en todo caso, la correlación es la contraria). Suecia, con sus beneficios célebremente generosos, muestra unos resultados estelares; es uno de los pocos países cuyo PIB es más alto ahora que antes de la crisis. Por otro lado, antes de la crisis, el gasto en programas de bienestar social expresado como porcentaje de la renta nacional era más bajo en todos los países ahora en apuros que en Alemania, por no hablar de Suecia.
Ah, y Canadá, que tiene asistencia sanitaria universal y una ayuda para los pobres mucho más generosa que la de Estados Unidos, ha capeado el temporal de la crisis mejor que nosotros.
La crisis del euro, por tanto, no dice nada sobre la sostenibilidad del Estado de bienestar. ¿Pero supone un argumento a favor de apretarse el cinturón cuando la economía está deprimida?
Escuchamos esa afirmación continuamente. Estados Unidos, nos dicen, haría bien en recortar drásticamente el gasto ya mismo o terminaremos como Grecia o Italia. Una vez más, sin embargo, los hechos cuentan una historia diferente.
Primero, si analizamos el mundo en general, vemos que el gran factor determinante de los tipos de interés no es la magnitud de la deuda pública, sino si un Gobierno obtiene préstamos en su propia moneda. Japón está mucho más profundamente endeudado que Italia, pero el tipo de interés de los bonos japoneses a largo plazo es solo de alrededor del 1%, frente al 7% de Italia. Las perspectivas fiscales del Reino Unido parecen peores que las de España, pero el Reino Unido puede adquirir préstamos a poco más del 2%, mientras que España está pagando casi un 6%.
Resulta que lo que ha pasado es que, al adoptar el euro, España e Italia se han rebajado en la práctica a la categoría de países tercermundistas que tienen que solicitar préstamos en monedas de otros, con toda la pérdida de flexibilidad que ello conlleva. En particular, como los países de la eurozona no pueden imprimir dinero ni siquiera en caso de emergencia, están sujetos a interrupciones de la financiación de un modo en que no lo están los países que han conservado su moneda. Y la consecuencia es la que estamos viendo ahora mismo: Estados Unidos, que obtiene préstamos en dólares, no tiene ese problema.
La otra cosa que tienen que saber es que, frente a la actual crisis, la austeridad ha sido un fracaso en todos los lugares donde se ha probado: ningún país con deudas importantes ha conseguido congraciarse con los mercados financieros haciendo recortes drásticos. Por ejemplo, Irlanda es la niña aplicada de Europa, al haber respondido a sus problemas de deuda con una austeridad salvaje que ha disparado la tasa de paro hasta el 14%. Pero el tipo de interés de los bonos irlandeses sigue estando por encima del 8% (peor que el de Italia).
La moraleja de la historia, por tanto, es que hay que desconfiar de los ideólogos que intentan apropiarse de la crisis europea en beneficio de sus programas. Si escuchamos a esos ideólogos, todo lo que conseguiremos es que nuestros problemas -que son diferentes de los de Europa, pero posiblemente igual de graves- empeoren aún más. THE NEW YORK TIMES
21 nov 2011
20 nov 2011
ALEMANIA Y LA CRISIS EUROPEA
En la crisis de la deuda fija las pautas e impone la austeridad: Alemania manda
Fuerza. Tiene el nivel de desempleo más bajo en 21 años, su economía crece 2,5% más que en 2010 y la recaudación impositiva supera la previsión oficial
Alentador. Creció dos veces más que la economía italiana y su deuda es el 85% del PIB
BERLÍN
THE NEW YORK TIMES
A lo largo de la crisis en la eurozona, a medida que los gobiernos caen, el peso de la deuda se ha incrementado y las economías se han estancado o contraído, Alemania se ha mantenido por encima del conflicto. Mientras su economía ha continuado bien, sus líderes han insistido sin vacilaciones que, para los deudores, el camino hacia la redención se encuentra en la austeridad y en el sufrimiento.
Cuando la canciller Angela Merkel, el lunes último, describió la crisis de la deuda como "las horas más difíciles desde la II Guerra Mundial" para Europa, describía una situación, respecto de la cual la mayoría de los alemanes solo leyó en los diarios o vio por televisión. El martes último, la economía de Alemania volvió a sorprender a los expertos al crecer de manera inesperada un saludable 0,5% en el tercer trimestre y 2,5% más que el año anterior.
Mientras había señales ominosas de que el enlentecimiento de Europa también golpearía a Alemania, la economía más grande del continente, -resultó especialmente preocupante la caída aguda de la producción industrial, en septiembre-, el dolor que han sentido los socios de la eurozona, todavía no llegó a Alemania. Los consumidores germanos siguen gastando libremente, y el desempleo se situó en su nivel más bajo desde la reunificación del país hace más de dos décadas y continuó disminuyendo en octubre. La recaudación impositiva, de manera consistente, superó las proyecciones del gobierno, al extremo que la coalición política de Merkel tiene planes para recortar impuestos por más de US$ 8.000 millones.
En un giro ampliamente destacado sobre las sorpresas contables que ayudaron a encubrir las deudas griegas, Alemania descubrió, en fecha reciente, su propio error en los balances; sus obligaciones eran US$ 76.000 millones menores a los que se pensó previamente.
La continúa prosperidad de Alemania ha ayudado a alimentar la ira en países como Grecia y España contra los que se ve de manera creciente como la dura dominación germana. Cada vez más, Alemania es situado en el papel de villano, ya sea por los manifestantes en las calles de Atenas, Grecia, o políticos exasperados en los corredores de la reciente reunión del Grupo de los 20, realizada en Cannes, Francia.
"Los alemanes, con frecuencia, no aprecian lo suficiente cuán desgarradores son los cambios económicos que ellos recetan", dijo Philip Whyte, uno de los principales investigadores del Centro para la Reforma Europea, con sede en Londres.
DIFERENCIA. Whyte sostuvo que Alemania estaba intentando rehacer a Europa siguiendo su modelo económico competitivo impulsado por las exportaciones, sin comprender la conexión entre su éxito y el endeudamiento externo de países como Grecia, los cuales durante años utilizaron fondos prestados para adquirir bienes alemanes. "No todos pueden ser como Alemania", indicó Whyte. "El mundo en su totalidad no tiene comercio con la Luna".
Los socios europeos han tomado nota de la creciente división entre su lucha y la fortaleza de Alemania, y cómo los líderes alemanes han resistido las medidas agresivas del Banco Central Europeo que podrían haber provisto cierto alivio, aunque también pueden suscitar lo que para los alemanes es el profundo temor a la inflación.
Los griegos, en particular, se han mostrado furiosos ante las demandas de cambio dictadas por Alemania que se entrometen en su soberanía. Algunos manifestantes griegos han portado la bandera azul de la Unión Europea, con esvásticas amarillas en el centro, y comparan los acuerdos por la deuda con la ocupación de Grecia durante la II Guerra Mundial.
En otro punto, han surgido divergencias. Alemania no quiere que el Banco Central Europeo sea el prestamista de último recurso para países endeudamos mediante la compra activa de bonos.
Hasta ahora, Francia, Países Bajos y Austria han estado entre los aliados de Alemania en la crisis. Francia, impaciente por demostrar que el eje franco-alemán está prosperando, incluso ha respaldado la postura de Alemania con respecto a los préstamos del banco central. Sin embargo, el interrogante ahora radica en saber si otros países empezarán a resistirse a las prescripciones estratégicas de Alemania.
``Los alemanes han sido capaces de confiar en los franceses, los holandeses y los austriacos``, dijo Simon Tilford, el economista en jefe del Centro para la Reforma Europea en Londres. "Pero, si son arrastrados a esto y sus costos para pedir préstamos siguen aumentando, eso podría influir sobre si continúan o no apoyando a Alemania y la línea asumida sobre la crisis de la eurozona``.
PELIGROSO. El miércoles último, el gobierno de Francia mostró una clara señal de divergencia. Hizo un llamado al banco central para que contribuya a calmar la crisis mediante la adquisición de los bonos de Italia, Grecia y otros gobiernos cuyos costos para préstamos están subiendo.
"El papel del Banco Central Europeo (BCE) consiste en asegurar la estabilidad del euro, pero también la estabilidad financiera de Europa", destacó Valerie Pecresse, la ministra francesa del presupuesto.
Berlín teme que si se permite a los países que dependan del banco central, se volverían holgazanes con respecto al saneamiento de sus propias finanzas. Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank alemán y un influyente miembro del consejo gobernante del BCE, dijo que sería ilegal usar el banco para resolver problemas del presupuesto gubernamental.
"Es peligrosa la creciente demanda que se está poniendo sobre la política monetaria", dijo Weidmann. "La política monetaria no puede y pudiera no resolver los problemas de solvencia de gobiernos y bancos", añadió.
Sin embargo, los analistas dicen que se está agotando rápidamente el tiempo para insistir en la ideología. Debido a que legisladores europeos aún no han puesto en marcha el principal fondo de rescate, prácticamente no existen otras herramientas aparte de la austeridad para reducir gradualmente deudas y déficits.
La crisis europea ha sido señalada como un símil de una obra moral -los pecadores sureños y los virtuosos norteños- aunque a veces en Alemania ha tomado la forma de una ópera de Wagner, con Alemania en el papel de dragón que custodia el tesoro de oro.
La semana pasada, Alemania fue inundada por informes de una propuesta que circuló en la reunión del Grupo de los 20, que podría haber permitido que el Fondo Monetario Internacional (FMI) retirara de las reservas de oro alemanas para robustecer la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), que es el fondo de rescate europeo.
La censura fue rápida y demasiado dura para una sugerencia que básicamente estuvo condenada desde el comienzo. "Las reservas de oro alemanas deben seguri siendo intocables", dijo el ministro de Economía y vicecanciller, Philip Rossler.
Un dibujo humorístico en el diario Suddeutsche Zeitung mostró a tres hombres intentando violar la caja fuerte de un banco que decía: "Bundesbank: oro y reservas monetarias internacionales", en referencia al banco central germano.
El hombre enmascarado que asaltaba la caja fuerte con un taladro tenía en la espalda la sigla del BCE, en tanto el que colocaba los cartuchos de dinamita tenía la sifla del FMI. Sosteniendo la linterna estaba el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
REFORMAS. Los principales dirigentes políticos defendieron la independencia del Bundesbank, pero también aprovecharon la oportunidad para hacer un llamado a Italia para que venda sus propias reservas de oro, que son las cuartas más grandes después de las de Estados Unidos, Alemania y el propio Fondo Monetario Internacional.
"Considero que un país debe hacer todo lo que esté en su poder para ayudarse a sí mismo", señaló Gunther Krichbaum, presidente de la Comisión de Asuntos Europeos del Parlamentó alemán, quien habló en favor de que Italia venda su oro para aliviar la deuda de US$ 2,6 billones. "En este aspecto, Italia está lejos de agotar sus opciones", sostuvo.
A medida que la salud general de la economía alemana y su posición fiscal amplían la brecha con la periferia pobre de Europa, los germanos tienen una respuesta pronta. Afirman que ya hicieron los cambios estructurales en las normas de la fuerza laboral y la reforma jubilatoria, que ahora recomiendan para los países de lento crecimiento y que, de paso, realmente paguen los impuestos. Por tanto, si los perezosos quieren el dinero alemán, tienen que jugar de acuerdo con las reglas alemanas.
"Creemos que este éxito obedece a que tenemos ciertos criterios en torno de los cuales organizamos nuestra política económica. Esos son los criterios que queremos que cumplan otros países si piden nuestro dinero", señaló Tanja A. Borzel, profesora de Política de la Unión Europea, en la Universidad Libre de Berlín. "Cuando está en juego el dinero de los contribuyentes, la gente tiene que opinar y si eventualmente tenemos que pagar por los pecados económicos de otros, al menos deben cambiar sus políticas, si los rescatamos".
Gunthram B. Wolff, subdirector de Bruegel, un centro de investigación con sede en Bruselas, indicó que Berlín jugó un papel más firme en la crisis europea, en parte, debido a que la Comisión Europea no desarrolló un papel tan activo como debió, especialmente ante el endeudamiento italiano. "El cambio de poder es claro", dijo Wolff. "Se ve que Alemania ha ganado poder".
La cifra
6,5% Es la tasa de desempleo que se registró en Alemania, en octubre de 2011. Por ejemplo, en España, es más de tres veces superior.
La cifra
100.000 Son los millones de dólares que suman las tenencias de bonos soberanos de Italia que tienen, en la actualidad, los bancos de Francia.
Crece temor por Francia y su sistema financiero
Primero fue Atenas. Después, Roma. ¿París puede ser la próxima? Mientras Italia ha reemplazado a Grecia como el foco de angustia ante la crisis de la deuda europea que empeora, los inversores muestran creciente preocupación por la perspectiva de Francia, cuyos bancos están entre los más grandes del mundo y estrechamente vinculados a sus contrapartes de Estados Unidos. Una medida crucial del sentimiento de los inversores -la diferencia entre lo que Francia paga para pedir prestado contra lo que Alemania paga- se ha duplicado desde comienzos de octubre, en tanto la semana pasada alcanzó la brecha más amplia desde la formación de la eurozona, en 1999.
El salto que tuvo, la semana pasada, el rendimiento de los bonos italianos a más del 7% (después bajó), en función de la preocupación sobre la capacidad de Roma de pedir financiamiento, recordó a los inversores cel monto de la deuda italiana que está en manos de los bancos franceses. Pero, los bancos de Francia también tienen un montón de bonos del gobierno de su país, cuyos rendimientos han crecido al ritmo de la preocupación de que las finanzas francesas están exigidas al máximo, a medida que paga una cuenta mas grande para ayudar a prevenir que la crisis envuelva a Italia.
Los bancos franceses también son más dependientes del financiamiento de corto plazo que sus rivales de otros países, lo que los hace vulnerables si los problemas de Italia crean un congelamiento de los mercados de crédito como ocurrió cuando la caída de Lehman Brothers.
Por el momento, la formación del nuevo gobierno interino en Italia y la designación de Mario Monti -ex comisionado europeo- como primer ministro, han reducido los temores. Los políticos, reguladores y banqueros franceses insisten en señalar que los problemas de Italia están contenidos y no afectarán a los bancos de Francia, que han recortado sus tenencias de deuda soberana italiana en los últimos meses.
Los bancos franceses y otros en el continente, tradicionalmente se han dirigido a los fondos de mercado monetario estadounidenses para financiar la brecha entre los depósitos que tienen y lo que deben. Si bien los bancos franceses han cortado los pedidos de financiamiento sustancialmente en los últimos meses, lo que piden todavía es enorme. A fines de octubre, los fondos de mercado monetario de Estados Unidos tenían US$ 84.000 millones de deuda francesa.
Las raíces de la exposición de Francia a los problemas de Italia se encuentran en la decisión de los bancos franceses de expandirse agresivamente, durante la última década, mediante la adquisición de bancos italianos y de operar grandes redes de sucursales.
Pero, la economía de Francia es mucho más saludable que la de Italia y contrariamente a ésta cuya deuda equivale al 120% del PIB, el ratio deuda-PIB de Francia se sitúa en un manejable 85%. La economía francesa también creció a una tasa casi el doble que la de Italia, durante la última década. THE NEW YORK TIMES
Fuerza. Tiene el nivel de desempleo más bajo en 21 años, su economía crece 2,5% más que en 2010 y la recaudación impositiva supera la previsión oficial
Alentador. Creció dos veces más que la economía italiana y su deuda es el 85% del PIB
BERLÍN
THE NEW YORK TIMES
A lo largo de la crisis en la eurozona, a medida que los gobiernos caen, el peso de la deuda se ha incrementado y las economías se han estancado o contraído, Alemania se ha mantenido por encima del conflicto. Mientras su economía ha continuado bien, sus líderes han insistido sin vacilaciones que, para los deudores, el camino hacia la redención se encuentra en la austeridad y en el sufrimiento.
Cuando la canciller Angela Merkel, el lunes último, describió la crisis de la deuda como "las horas más difíciles desde la II Guerra Mundial" para Europa, describía una situación, respecto de la cual la mayoría de los alemanes solo leyó en los diarios o vio por televisión. El martes último, la economía de Alemania volvió a sorprender a los expertos al crecer de manera inesperada un saludable 0,5% en el tercer trimestre y 2,5% más que el año anterior.
Mientras había señales ominosas de que el enlentecimiento de Europa también golpearía a Alemania, la economía más grande del continente, -resultó especialmente preocupante la caída aguda de la producción industrial, en septiembre-, el dolor que han sentido los socios de la eurozona, todavía no llegó a Alemania. Los consumidores germanos siguen gastando libremente, y el desempleo se situó en su nivel más bajo desde la reunificación del país hace más de dos décadas y continuó disminuyendo en octubre. La recaudación impositiva, de manera consistente, superó las proyecciones del gobierno, al extremo que la coalición política de Merkel tiene planes para recortar impuestos por más de US$ 8.000 millones.
En un giro ampliamente destacado sobre las sorpresas contables que ayudaron a encubrir las deudas griegas, Alemania descubrió, en fecha reciente, su propio error en los balances; sus obligaciones eran US$ 76.000 millones menores a los que se pensó previamente.
La continúa prosperidad de Alemania ha ayudado a alimentar la ira en países como Grecia y España contra los que se ve de manera creciente como la dura dominación germana. Cada vez más, Alemania es situado en el papel de villano, ya sea por los manifestantes en las calles de Atenas, Grecia, o políticos exasperados en los corredores de la reciente reunión del Grupo de los 20, realizada en Cannes, Francia.
"Los alemanes, con frecuencia, no aprecian lo suficiente cuán desgarradores son los cambios económicos que ellos recetan", dijo Philip Whyte, uno de los principales investigadores del Centro para la Reforma Europea, con sede en Londres.
DIFERENCIA. Whyte sostuvo que Alemania estaba intentando rehacer a Europa siguiendo su modelo económico competitivo impulsado por las exportaciones, sin comprender la conexión entre su éxito y el endeudamiento externo de países como Grecia, los cuales durante años utilizaron fondos prestados para adquirir bienes alemanes. "No todos pueden ser como Alemania", indicó Whyte. "El mundo en su totalidad no tiene comercio con la Luna".
Los socios europeos han tomado nota de la creciente división entre su lucha y la fortaleza de Alemania, y cómo los líderes alemanes han resistido las medidas agresivas del Banco Central Europeo que podrían haber provisto cierto alivio, aunque también pueden suscitar lo que para los alemanes es el profundo temor a la inflación.
Los griegos, en particular, se han mostrado furiosos ante las demandas de cambio dictadas por Alemania que se entrometen en su soberanía. Algunos manifestantes griegos han portado la bandera azul de la Unión Europea, con esvásticas amarillas en el centro, y comparan los acuerdos por la deuda con la ocupación de Grecia durante la II Guerra Mundial.
En otro punto, han surgido divergencias. Alemania no quiere que el Banco Central Europeo sea el prestamista de último recurso para países endeudamos mediante la compra activa de bonos.
Hasta ahora, Francia, Países Bajos y Austria han estado entre los aliados de Alemania en la crisis. Francia, impaciente por demostrar que el eje franco-alemán está prosperando, incluso ha respaldado la postura de Alemania con respecto a los préstamos del banco central. Sin embargo, el interrogante ahora radica en saber si otros países empezarán a resistirse a las prescripciones estratégicas de Alemania.
``Los alemanes han sido capaces de confiar en los franceses, los holandeses y los austriacos``, dijo Simon Tilford, el economista en jefe del Centro para la Reforma Europea en Londres. "Pero, si son arrastrados a esto y sus costos para pedir préstamos siguen aumentando, eso podría influir sobre si continúan o no apoyando a Alemania y la línea asumida sobre la crisis de la eurozona``.
PELIGROSO. El miércoles último, el gobierno de Francia mostró una clara señal de divergencia. Hizo un llamado al banco central para que contribuya a calmar la crisis mediante la adquisición de los bonos de Italia, Grecia y otros gobiernos cuyos costos para préstamos están subiendo.
"El papel del Banco Central Europeo (BCE) consiste en asegurar la estabilidad del euro, pero también la estabilidad financiera de Europa", destacó Valerie Pecresse, la ministra francesa del presupuesto.
Berlín teme que si se permite a los países que dependan del banco central, se volverían holgazanes con respecto al saneamiento de sus propias finanzas. Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank alemán y un influyente miembro del consejo gobernante del BCE, dijo que sería ilegal usar el banco para resolver problemas del presupuesto gubernamental.
"Es peligrosa la creciente demanda que se está poniendo sobre la política monetaria", dijo Weidmann. "La política monetaria no puede y pudiera no resolver los problemas de solvencia de gobiernos y bancos", añadió.
Sin embargo, los analistas dicen que se está agotando rápidamente el tiempo para insistir en la ideología. Debido a que legisladores europeos aún no han puesto en marcha el principal fondo de rescate, prácticamente no existen otras herramientas aparte de la austeridad para reducir gradualmente deudas y déficits.
La crisis europea ha sido señalada como un símil de una obra moral -los pecadores sureños y los virtuosos norteños- aunque a veces en Alemania ha tomado la forma de una ópera de Wagner, con Alemania en el papel de dragón que custodia el tesoro de oro.
La semana pasada, Alemania fue inundada por informes de una propuesta que circuló en la reunión del Grupo de los 20, que podría haber permitido que el Fondo Monetario Internacional (FMI) retirara de las reservas de oro alemanas para robustecer la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), que es el fondo de rescate europeo.
La censura fue rápida y demasiado dura para una sugerencia que básicamente estuvo condenada desde el comienzo. "Las reservas de oro alemanas deben seguri siendo intocables", dijo el ministro de Economía y vicecanciller, Philip Rossler.
Un dibujo humorístico en el diario Suddeutsche Zeitung mostró a tres hombres intentando violar la caja fuerte de un banco que decía: "Bundesbank: oro y reservas monetarias internacionales", en referencia al banco central germano.
El hombre enmascarado que asaltaba la caja fuerte con un taladro tenía en la espalda la sigla del BCE, en tanto el que colocaba los cartuchos de dinamita tenía la sifla del FMI. Sosteniendo la linterna estaba el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
REFORMAS. Los principales dirigentes políticos defendieron la independencia del Bundesbank, pero también aprovecharon la oportunidad para hacer un llamado a Italia para que venda sus propias reservas de oro, que son las cuartas más grandes después de las de Estados Unidos, Alemania y el propio Fondo Monetario Internacional.
"Considero que un país debe hacer todo lo que esté en su poder para ayudarse a sí mismo", señaló Gunther Krichbaum, presidente de la Comisión de Asuntos Europeos del Parlamentó alemán, quien habló en favor de que Italia venda su oro para aliviar la deuda de US$ 2,6 billones. "En este aspecto, Italia está lejos de agotar sus opciones", sostuvo.
A medida que la salud general de la economía alemana y su posición fiscal amplían la brecha con la periferia pobre de Europa, los germanos tienen una respuesta pronta. Afirman que ya hicieron los cambios estructurales en las normas de la fuerza laboral y la reforma jubilatoria, que ahora recomiendan para los países de lento crecimiento y que, de paso, realmente paguen los impuestos. Por tanto, si los perezosos quieren el dinero alemán, tienen que jugar de acuerdo con las reglas alemanas.
"Creemos que este éxito obedece a que tenemos ciertos criterios en torno de los cuales organizamos nuestra política económica. Esos son los criterios que queremos que cumplan otros países si piden nuestro dinero", señaló Tanja A. Borzel, profesora de Política de la Unión Europea, en la Universidad Libre de Berlín. "Cuando está en juego el dinero de los contribuyentes, la gente tiene que opinar y si eventualmente tenemos que pagar por los pecados económicos de otros, al menos deben cambiar sus políticas, si los rescatamos".
Gunthram B. Wolff, subdirector de Bruegel, un centro de investigación con sede en Bruselas, indicó que Berlín jugó un papel más firme en la crisis europea, en parte, debido a que la Comisión Europea no desarrolló un papel tan activo como debió, especialmente ante el endeudamiento italiano. "El cambio de poder es claro", dijo Wolff. "Se ve que Alemania ha ganado poder".
La cifra
6,5% Es la tasa de desempleo que se registró en Alemania, en octubre de 2011. Por ejemplo, en España, es más de tres veces superior.
La cifra
100.000 Son los millones de dólares que suman las tenencias de bonos soberanos de Italia que tienen, en la actualidad, los bancos de Francia.
Crece temor por Francia y su sistema financiero
Primero fue Atenas. Después, Roma. ¿París puede ser la próxima? Mientras Italia ha reemplazado a Grecia como el foco de angustia ante la crisis de la deuda europea que empeora, los inversores muestran creciente preocupación por la perspectiva de Francia, cuyos bancos están entre los más grandes del mundo y estrechamente vinculados a sus contrapartes de Estados Unidos. Una medida crucial del sentimiento de los inversores -la diferencia entre lo que Francia paga para pedir prestado contra lo que Alemania paga- se ha duplicado desde comienzos de octubre, en tanto la semana pasada alcanzó la brecha más amplia desde la formación de la eurozona, en 1999.
El salto que tuvo, la semana pasada, el rendimiento de los bonos italianos a más del 7% (después bajó), en función de la preocupación sobre la capacidad de Roma de pedir financiamiento, recordó a los inversores cel monto de la deuda italiana que está en manos de los bancos franceses. Pero, los bancos de Francia también tienen un montón de bonos del gobierno de su país, cuyos rendimientos han crecido al ritmo de la preocupación de que las finanzas francesas están exigidas al máximo, a medida que paga una cuenta mas grande para ayudar a prevenir que la crisis envuelva a Italia.
Los bancos franceses también son más dependientes del financiamiento de corto plazo que sus rivales de otros países, lo que los hace vulnerables si los problemas de Italia crean un congelamiento de los mercados de crédito como ocurrió cuando la caída de Lehman Brothers.
Por el momento, la formación del nuevo gobierno interino en Italia y la designación de Mario Monti -ex comisionado europeo- como primer ministro, han reducido los temores. Los políticos, reguladores y banqueros franceses insisten en señalar que los problemas de Italia están contenidos y no afectarán a los bancos de Francia, que han recortado sus tenencias de deuda soberana italiana en los últimos meses.
Los bancos franceses y otros en el continente, tradicionalmente se han dirigido a los fondos de mercado monetario estadounidenses para financiar la brecha entre los depósitos que tienen y lo que deben. Si bien los bancos franceses han cortado los pedidos de financiamiento sustancialmente en los últimos meses, lo que piden todavía es enorme. A fines de octubre, los fondos de mercado monetario de Estados Unidos tenían US$ 84.000 millones de deuda francesa.
Las raíces de la exposición de Francia a los problemas de Italia se encuentran en la decisión de los bancos franceses de expandirse agresivamente, durante la última década, mediante la adquisición de bancos italianos y de operar grandes redes de sucursales.
Pero, la economía de Francia es mucho más saludable que la de Italia y contrariamente a ésta cuya deuda equivale al 120% del PIB, el ratio deuda-PIB de Francia se sitúa en un manejable 85%. La economía francesa también creció a una tasa casi el doble que la de Italia, durante la última década. THE NEW YORK TIMES
14 nov 2011
BOMBAS, PUENTES Y EMPLEO...
PAUL KRUGMAN
DESDE NUEVA YORK
Hace unos años, el representante Barney Frank acuñó una expresión acertada para muchos de sus compañeros: keynesianos armamentistas, definidos como aquellos que creen "que el Gobierno no crea puestos de trabajo cuando financia la construcción de puentes o investigaciones importantes o reconvierte a los trabajadores, pero cuando construye aviones que nunca van a usarse en un combate, eso es, por supuesto, la salvación económica". Ahora mismo, los keynesianos armamentistas se muestran enardecidos (lo que hace que éste sea un buen momento para ver lo que realmente está pasando en los debates sobre la política económica).
Lo que está haciendo saltar a los defensores de los grandes gastos militares es la proximidad del plazo tope para que el llamado súper comité acuerde un plan para la reducción del déficit. Si no se llega a ningún acuerdo, se supone que ese fracaso desencadenará recortes en el presupuesto de defensa.
Ante esta perspectiva, los republicanos -que normalmente insisten en que el Gobierno no puede crear empleo y que han defendido que la clave para la recuperación está en un gasto federal menor, no mayor- se han apresurado a oponerse a cualquier recorte en el gasto militar. ¿Por qué? Porque, según dicen, esos recortes destruirían empleo.
Por eso, el representante republicano por California Buck McKeon atacó en su día el plan de estímulo de Obama diciendo que "lo que California o este país necesita no es más gasto". Pero, hace dos semanas, McKeon -que ahora es el presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara- advertía en The Wall Street Journal que los recortes en Defensa que se prevé que se producirán si el súper comité no consigue llegar a un acuerdo, eliminarían puestos de trabajo y harían subir la tasa de paro.
¡Menuda hipocresía! ¿Pero qué hace que esta forma concreta de hipocresía sea tan imperecedera?
Empecemos por lo primero: el gasto militar sí crea empleo cuando la economía está deprimida. De hecho, muchas de las pruebas de que la economía keynesiana funciona provienen del seguimiento de los efectos de los rearmes del pasado. A algunos liberales no les gusta esta conclusión, pero la economía no es una cuestión de moralidad: el gasto en cosas que a uno no le gustan sigue siendo gasto, y más gasto crearía más empleo.
¿Pero por qué iba alguien a preferir gastar en destrucción que gastar en construcción, o fabricar armas que construir puentes?
El mismísimo John Maynard Keynes proponía una respuesta parcial hace 75 años, cuando se fijó en la curiosa "preferencia por formas completamente derrochadoras de gastar los préstamos en lugar de por formas parcialmente derrochadoras, las cuales, debido a que no son completamente derrochadoras, tienden a ser juzgadas según principios empresariales estrictos". Efectivamente. Gasten dinero en algún objetivo útil, como la promoción de las nuevas fuentes de energía, y la gente empezará a gritar: "¡Solyndra! ¡Despilfarro!". Gasten dinero en un sistema de armas que no necesitamos y esas voces se mantendrán calladas, porque nadie espera que los F-22 sean una buena propuesta de negocio.
Para abordar esta preferencia, Keynes propuso juguetonamente enterrar botellas llenas de dinero en minas abandonadas y dejar que el sector privado las desenterrase. En esa misma línea, yo insinuaba hace poco que una falsa amenaza de invasión alienígena que requiriese un enorme gasto antialienígena podría ser justo lo que necesitamos para volver a poner la economía en marcha.
Pero también hay motivos más siniestros tras el keynesianismo armamentista.
Por un lado, admitir que el gasto público en proyectos útiles puede crear empleo es admitir que dicho gasto puede, de hecho, ser bueno, que a veces el Gobierno es la solución, no el problema. El miedo a que los votantes puedan llegar a la misma conclusión es, diría yo, el principal motivo por el que la derecha siempre ha considerado la economía keynesiana una doctrina de izquierdas, cuando en realidad no lo es en absoluto. Sin embargo, el gasto en proyectos inútiles o, aún mejor, destructivos, no les plantea a los conservadores el mismo problema.
Aparte de eso, hay un argumento defendido hace mucho tiempo por el economista polaco Michael Kalecki: admitir que el Gobierno puede crear empleo equivale a empequeñecer la supuesta importancia de la confianza empresarial.
Los llamamientos a la confianza siempre han sido un punto de debate clave para quienes se oponen a los impuestos y la regulación; las quejas de Wall Street respecto al presidente Barack Obama forman parte de una larga tradición en la que los empresarios adinerados y sus relaciones públicas sostienen que cualquier indicio de populismo por parte de los políticos molestará a las personas como ellos y que esto es malo para la economía. Sin embargo, una vez que uno reconoce que el Gobierno puede intervenir directamente para crear empleo, esa queja pierde mucha de su fuerza persuasiva, de modo que la economía keynesiana debe rechazarse, excepto en aquellos casos en los que se utilice para defender contratos lucrativos.
Así que me alegro del repentino auge del keynesianismo armamentista, que está revelando la realidad que se oculta tras nuestros debates políticos. Básicamente, quienes se oponen a cualquier programa serio de creación de empleo saben perfectamente bien que dicho programa probablemente funcionaría, por la misma razón por la que los recortes en defensa harían subir el paro. Pero no quieren que los votantes sepan lo que ellos saben, porque eso perjudicaría sus planes más generales: mantener a raya la regulación y los impuestos de los ricos. THE NEW YORK TIMES
DESDE NUEVA YORK
Hace unos años, el representante Barney Frank acuñó una expresión acertada para muchos de sus compañeros: keynesianos armamentistas, definidos como aquellos que creen "que el Gobierno no crea puestos de trabajo cuando financia la construcción de puentes o investigaciones importantes o reconvierte a los trabajadores, pero cuando construye aviones que nunca van a usarse en un combate, eso es, por supuesto, la salvación económica". Ahora mismo, los keynesianos armamentistas se muestran enardecidos (lo que hace que éste sea un buen momento para ver lo que realmente está pasando en los debates sobre la política económica).
Lo que está haciendo saltar a los defensores de los grandes gastos militares es la proximidad del plazo tope para que el llamado súper comité acuerde un plan para la reducción del déficit. Si no se llega a ningún acuerdo, se supone que ese fracaso desencadenará recortes en el presupuesto de defensa.
Ante esta perspectiva, los republicanos -que normalmente insisten en que el Gobierno no puede crear empleo y que han defendido que la clave para la recuperación está en un gasto federal menor, no mayor- se han apresurado a oponerse a cualquier recorte en el gasto militar. ¿Por qué? Porque, según dicen, esos recortes destruirían empleo.
Por eso, el representante republicano por California Buck McKeon atacó en su día el plan de estímulo de Obama diciendo que "lo que California o este país necesita no es más gasto". Pero, hace dos semanas, McKeon -que ahora es el presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara- advertía en The Wall Street Journal que los recortes en Defensa que se prevé que se producirán si el súper comité no consigue llegar a un acuerdo, eliminarían puestos de trabajo y harían subir la tasa de paro.
¡Menuda hipocresía! ¿Pero qué hace que esta forma concreta de hipocresía sea tan imperecedera?
Empecemos por lo primero: el gasto militar sí crea empleo cuando la economía está deprimida. De hecho, muchas de las pruebas de que la economía keynesiana funciona provienen del seguimiento de los efectos de los rearmes del pasado. A algunos liberales no les gusta esta conclusión, pero la economía no es una cuestión de moralidad: el gasto en cosas que a uno no le gustan sigue siendo gasto, y más gasto crearía más empleo.
¿Pero por qué iba alguien a preferir gastar en destrucción que gastar en construcción, o fabricar armas que construir puentes?
El mismísimo John Maynard Keynes proponía una respuesta parcial hace 75 años, cuando se fijó en la curiosa "preferencia por formas completamente derrochadoras de gastar los préstamos en lugar de por formas parcialmente derrochadoras, las cuales, debido a que no son completamente derrochadoras, tienden a ser juzgadas según principios empresariales estrictos". Efectivamente. Gasten dinero en algún objetivo útil, como la promoción de las nuevas fuentes de energía, y la gente empezará a gritar: "¡Solyndra! ¡Despilfarro!". Gasten dinero en un sistema de armas que no necesitamos y esas voces se mantendrán calladas, porque nadie espera que los F-22 sean una buena propuesta de negocio.
Para abordar esta preferencia, Keynes propuso juguetonamente enterrar botellas llenas de dinero en minas abandonadas y dejar que el sector privado las desenterrase. En esa misma línea, yo insinuaba hace poco que una falsa amenaza de invasión alienígena que requiriese un enorme gasto antialienígena podría ser justo lo que necesitamos para volver a poner la economía en marcha.
Pero también hay motivos más siniestros tras el keynesianismo armamentista.
Por un lado, admitir que el gasto público en proyectos útiles puede crear empleo es admitir que dicho gasto puede, de hecho, ser bueno, que a veces el Gobierno es la solución, no el problema. El miedo a que los votantes puedan llegar a la misma conclusión es, diría yo, el principal motivo por el que la derecha siempre ha considerado la economía keynesiana una doctrina de izquierdas, cuando en realidad no lo es en absoluto. Sin embargo, el gasto en proyectos inútiles o, aún mejor, destructivos, no les plantea a los conservadores el mismo problema.
Aparte de eso, hay un argumento defendido hace mucho tiempo por el economista polaco Michael Kalecki: admitir que el Gobierno puede crear empleo equivale a empequeñecer la supuesta importancia de la confianza empresarial.
Los llamamientos a la confianza siempre han sido un punto de debate clave para quienes se oponen a los impuestos y la regulación; las quejas de Wall Street respecto al presidente Barack Obama forman parte de una larga tradición en la que los empresarios adinerados y sus relaciones públicas sostienen que cualquier indicio de populismo por parte de los políticos molestará a las personas como ellos y que esto es malo para la economía. Sin embargo, una vez que uno reconoce que el Gobierno puede intervenir directamente para crear empleo, esa queja pierde mucha de su fuerza persuasiva, de modo que la economía keynesiana debe rechazarse, excepto en aquellos casos en los que se utilice para defender contratos lucrativos.
Así que me alegro del repentino auge del keynesianismo armamentista, que está revelando la realidad que se oculta tras nuestros debates políticos. Básicamente, quienes se oponen a cualquier programa serio de creación de empleo saben perfectamente bien que dicho programa probablemente funcionaría, por la misma razón por la que los recortes en defensa harían subir el paro. Pero no quieren que los votantes sepan lo que ellos saben, porque eso perjudicaría sus planes más generales: mantener a raya la regulación y los impuestos de los ricos. THE NEW YORK TIMES
9 nov 2011
NUNCA ES TRISTE LA VERDAD...LO QUE NO TIENE ES REMDIO...
Lo dice la copla popular y este caso el dolor se acrecienta...
Uruguay como sabemos es considerado paraiso fiscal y nos
guste o no es una realidad insoslayable.Que sea un poco
menos o mas que otros estados no lo hace por ello ni mejor
ni peor, pero viendo el significado que adquiere esta condicion,
y la defensa corporativa que se hace del sistema financiero
uruguayo, debemos decir que es LA gran materia pendiente
que los gobiernos del Frente no han querido o podido modificar.
Este sistema laxo por el que se han ido miles y miles de recursos
de toda latinoamerica, de sus vergonzantes oligarquias ya sean
argentinas, brasileñas y ainda mais, nunca nos ha provocado
escozor , pues han quedado " para el pais" las migajas de la
triangulacion hacia otros destinos parecidos, donde la evasion
fiscal , la fuga de divisas y el dinero del narcotrafico, se dan
la mano para favorecer el desarrollo del primer mundo.
La increible proliferacion de sociedades "off shore" o sea
ficticias y para el unico fin de triangulacion, nos muestra el
grado de impunidad que han logrado y casi nulo control que
tiene la sociedad sobre un flujo de dinero que hace escala,
se acomoda, y sigue viaje " hacia destinos mas rentables".
Y el hecho casi logico de que alguna vez logremos tener DOCE
CONVENIOS de doble tributacion, que mas que controles
son via libre a no pagar impuestos aqui y alla , no modificara
en nada una ingenieria hecha y perfeccionada para evadir
contribuciones "ominosas" de estados que "despilfarran" en
gasto social...
Esta herencia, desarrollada en su mayor parte durante el apogeo
del neoliberalismo y cuyo unico fin sigue siendo proteger al
capital del aporte contributivo a la sociedad, ha contado con
una base de apoyo privado que no ha escatimado esfuerzos
en hacer ver como beneficiosa, toda desregulacion que de alguna
manera - a su criterio- coartara la libre empresa y el drenaje de
utilidades sin contrapartida de re-inversion , dejandole al estado
ademas de las deudas, los daños colterales si algo sale mal y a la
sociedad toda el costo social de los ajustes hipotecando el futuro.
Nada de esto hubiera podido llevarse a cabo, si aquellos que hoy
se espantan de la realidad, no hubieran apoyado canallescamente
toda medida que en ese sentido, fueron tomando desde muchos años
atras, la partidocracia blanquicolorada que en bien de cuidar sus
mezquinos intereses, no vacilaron en empobrecer y endeudar al
pais condicionando su desarrollo.
Y es claro que el pais por su caracteristica territorial se perfilara
como enfocado a los servicios- el financiero es uno de ellos- y
mirara a sus vecinos mayores con entusiasmo, sobre todo si buena
parte de la fuga de capitales pasa por aqui ,( algo queda en Punta)
y otros muchos mas aprovechan las "ventajas" del sistema para
triangular utilidades y desarrollar sociedades que encubren actividades
de toda indole por las que no se espanta nadie...
Por esto y porque de alguna manera sirve para haber empezado a
desandar el largo camino de pobreza y desigualdad, se le puede
dar al FRENTE la oportunidad de revertir esta situacion a fin de
poner al capital al servicio de la produccion, revertiendo esta
nefasta ecuacion de la cultura de renta y usura.
Porque ahora ya no quedan excusas , tampoco hay mucho margen
para barrer abajo de la alfombra y con poco , aprovechando la
imagen positiva que tiene hoy la sociedad para regular la actividad
financiera, se podria avanzar bastante en revertir la imagen.
Despues sera el turno de las zonas francas y los estimulos fiscales
a quienes decididamente no los necesitan...para hacer hay mucho.
Veremos si existe esa voluntad de terminar con los privilegios.
Todo lo demas, es folklore para los medios que desinforman.
Uruguay como sabemos es considerado paraiso fiscal y nos
guste o no es una realidad insoslayable.Que sea un poco
menos o mas que otros estados no lo hace por ello ni mejor
ni peor, pero viendo el significado que adquiere esta condicion,
y la defensa corporativa que se hace del sistema financiero
uruguayo, debemos decir que es LA gran materia pendiente
que los gobiernos del Frente no han querido o podido modificar.
Este sistema laxo por el que se han ido miles y miles de recursos
de toda latinoamerica, de sus vergonzantes oligarquias ya sean
argentinas, brasileñas y ainda mais, nunca nos ha provocado
escozor , pues han quedado " para el pais" las migajas de la
triangulacion hacia otros destinos parecidos, donde la evasion
fiscal , la fuga de divisas y el dinero del narcotrafico, se dan
la mano para favorecer el desarrollo del primer mundo.
La increible proliferacion de sociedades "off shore" o sea
ficticias y para el unico fin de triangulacion, nos muestra el
grado de impunidad que han logrado y casi nulo control que
tiene la sociedad sobre un flujo de dinero que hace escala,
se acomoda, y sigue viaje " hacia destinos mas rentables".
Y el hecho casi logico de que alguna vez logremos tener DOCE
CONVENIOS de doble tributacion, que mas que controles
son via libre a no pagar impuestos aqui y alla , no modificara
en nada una ingenieria hecha y perfeccionada para evadir
contribuciones "ominosas" de estados que "despilfarran" en
gasto social...
Esta herencia, desarrollada en su mayor parte durante el apogeo
del neoliberalismo y cuyo unico fin sigue siendo proteger al
capital del aporte contributivo a la sociedad, ha contado con
una base de apoyo privado que no ha escatimado esfuerzos
en hacer ver como beneficiosa, toda desregulacion que de alguna
manera - a su criterio- coartara la libre empresa y el drenaje de
utilidades sin contrapartida de re-inversion , dejandole al estado
ademas de las deudas, los daños colterales si algo sale mal y a la
sociedad toda el costo social de los ajustes hipotecando el futuro.
Nada de esto hubiera podido llevarse a cabo, si aquellos que hoy
se espantan de la realidad, no hubieran apoyado canallescamente
toda medida que en ese sentido, fueron tomando desde muchos años
atras, la partidocracia blanquicolorada que en bien de cuidar sus
mezquinos intereses, no vacilaron en empobrecer y endeudar al
pais condicionando su desarrollo.
Y es claro que el pais por su caracteristica territorial se perfilara
como enfocado a los servicios- el financiero es uno de ellos- y
mirara a sus vecinos mayores con entusiasmo, sobre todo si buena
parte de la fuga de capitales pasa por aqui ,( algo queda en Punta)
y otros muchos mas aprovechan las "ventajas" del sistema para
triangular utilidades y desarrollar sociedades que encubren actividades
de toda indole por las que no se espanta nadie...
Por esto y porque de alguna manera sirve para haber empezado a
desandar el largo camino de pobreza y desigualdad, se le puede
dar al FRENTE la oportunidad de revertir esta situacion a fin de
poner al capital al servicio de la produccion, revertiendo esta
nefasta ecuacion de la cultura de renta y usura.
Porque ahora ya no quedan excusas , tampoco hay mucho margen
para barrer abajo de la alfombra y con poco , aprovechando la
imagen positiva que tiene hoy la sociedad para regular la actividad
financiera, se podria avanzar bastante en revertir la imagen.
Despues sera el turno de las zonas francas y los estimulos fiscales
a quienes decididamente no los necesitan...para hacer hay mucho.
Veremos si existe esa voluntad de terminar con los privilegios.
Todo lo demas, es folklore para los medios que desinforman.
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