19 jul 2025

A LOS BOTES


ARGENTINA: LA DESTRUCCION AVANZA
Qué pasa cuando el dólar deja de flotar
La fase 4 del plan económico


Por David Cufré

19 de julio de 2025


. Imagen: Imagen web


La flotación cambiaria aparece cada vez más intervenida por el Gobierno al no poder frenar la trepada de la divisa. El riesgo país se dispara, las tasas de interés suben a más del doble de la inflación proyectada, la morosidad crece y la economía real no levanta. Caputo dice que no hay que preocuparse, que no es como la vez anterior que fue ministro.
Después de subir el precio del dólar oficial 118 por ciento de un saque, de fijar un ancla de ajuste mensual para la divisa del 2 por ciento durante un año, hasta enero de 2025, y de comprimir todavía más el alza del dólar, a 1 por ciento mensual hasta el 11 de abril pasado, la fase 3 del plan económico, con el sistema de bandas de flotación, hace agua. Por eso asoma el peligro de que sobrevenga la fase 4.

El riesgo país parece dirigirse hacia allí. Aumentó 70 puntos en la semana, de 700 a 770, y 93 puntos en 20 días, desde que el JP Morgan anunció que embolsaba ganancias del carry trade y se tomaba un respiro con Argentina hasta después de las elecciones.

Las tasas de interés en pesos también orientan hacia allí. De apuro, con el dólar subiendo a todo vapor, en un clima de nerviosismo interno, el equipo económico le dio con todo al timón esta semana y aumentó las tasas de interés a un rango del 40,9 al 47,8 por ciento, lo que arroja una tasa efectiva mensual del 2,9 al 3,3 por ciento, más del doble de la inflación proyectada.

Un desajuste tan evidente cruje en el mercado, con expectativas que empiezan a no estar alineadas. Algo no cierra y se teme por la fase 4.

El aumento de la morosidad en el financiamiento con tarjetas de crédito también es un indicio claro. En un año se duplicó. Pasó del 1,9 por ciento en junio de 2024 al 3,8 por ciento en mayo pasado. El endeudamiento de las familias crece por falta de ingresos y devolver la plata cuesta cada vez más. Los salarios suben entre 1 y 2 por ciento por mes y el costo financiero total que aplican las tarjetas escaló hasta un exorbitante 184,3 por ciento, desde el 150,7 anterior. Es una carrera desigual.

En créditos al consumo, el coeficiente de mora totalizó 4,5 por ciento en los hogares. No son buenos augurios.

Sin embargo, lo que más preocupa en la city porteña, entre los agentes económicos y en los análisis de las consultoras es el déficit en cuenta corriente, que ya cumplió un año consecutivo y cada vez es más grande. Déficit en dólares mata superávit fiscal en pesos, advierten a coro el FMI, los amigos del Gobierno y los mandriles, mientras Luis Caputo intenta convencer a todos de lo contrario.

Ese choque de conceptos, para muchos, anticipa que se viene la fase 4.

Fase 1

El miércoles 13 de diciembre de 2023, tres días después de tomar el poder, Javier Milei ordenó un aumento del dólar del 118 por ciento, el tercero más grande de la historia para un mismo día, solo superado en 1989 con dos saltos durante la hiperinflación de Raúl Alfonsín.

El dólar mayorista pasó de 366 a 800 pesos. La inflación acompañó: el índice de precios se disparó 25,5 por ciento ese mes, marcando el incremento más grande en 32 años. El poder adquisitivo de salarios y jubilaciones se pulverizó. La actividad económica sufrió una contracción violenta del 4,5 por ciento interanual.

El riesgo país por entonces estaba en 1815 puntos y no empezó a descender hasta un par de meses después, de manera gradual, hasta quedar por debajo de los 1000 recién a fines de octubre de 2024, ya en la fase 2 en lo relativo al dólar.

Frente al descalabro generalizado, Milei prometió que para mediados de 2024 ya se notaría una recuperación en V, que dejaría atrás las pérdidas sufridas e iniciaría el camino de un crecimiento vigoroso sobre bases sólidas.

Al día de hoy, eso no ocurrió para la industria, la construcción, el comercio, el turismo interno, el empleo, los salarios, las jubilaciones e incluso la rentabilidad empresaria de un mayoritario número de actividades, lo que marca el clima de una economía real anémica.

Fase 2

Junto con la devaluación inicial, el equipo económico impuso la regla del crawling peg al 2 por ciento, es decir, una tablita con aumentos pautados para el dólar del 2 por ciento mensual. El objetivo fue anclar las expectativas para estabilizar el mercado cambiario y controlar la inflación, de la mano de una estricta política fiscal, que pasó del déficit al superávit, y una política monetaria de emisión cero.

La inflación efectivamente empezó a bajar, pero no pudo evitar que en 2024 acumulara un alza nada menos que del 117,8 por ciento.

En materia cambiaria, las cotizaciones del blue y los dólares financieros fueron en alza hasta julio del 2024, con un máximo de 1500 pesos y un clima de incertidumbre y tensiones en aumento. Luis Caputo aparecía cada vez más contra las cuerdas hasta que el aporte extraordinario de 23.000 millones de dólares del blanqueo revirtió la situación.

Para Milei se convirtió en el mejor ministro de Economía de la historia.

Como el último trimestre del año pasado tuvo índices de inflación de entre 2,4 y 2,7 por ciento, el Gobierno sacó pecho y apretó más el ancla cambiaria, para llevar el índice todavía más abajo. "La inflación va a colapsar", prometían Milei y Caputo.

Desde el lunes 3 de febrero de 2025, el dólar aumentaría el 1 por ciento mensual, una regla que el Gobierno lanzó para pasar a la ofensiva, aunque parecía arriesgada, y que efectivamente duró menos de 3 meses: el 11 de abril se lanzó la fase 3.

Fase 3

La fase 3 debutó con el anuncio de un nuevo mega préstamo con el FMI, muy por encima de la cuota que le correspondería al país, sobreendeudado con el organismo desde que Caputo era ministro y presidente del Banco Central con Mauricio Macri.

Pero bajo la promesa de profundizar el ajuste fiscal, juntar reservas para bajar el riesgo país y empezar con las privatizaciones, el Gobierno consiguió 20.000 millones de dólares adicionales, más otros aportes del Banco Mundial y del BID.

A cambio, liberó la compra de dólares para las personas y mandó a la basura el crawling peg, del 2 y del 1 por ciento. La nave encaró hacia las bandas de flotación cambiaria, con un arranque de 1000 y 1400 pesos, que se va ensanchando todos los meses 1 por ciento hacia arriba en el techo y 1 por ciento hacia abajo en el piso.

El 11 de abril, el dólar oficial cerró a 1.108 pesos, este viernes quedó en 1307, un 17,9 por ciento arriba. El riesgo país estaba en 874 puntos y esta semana finalizó a 770, pero con una tendencia al alza cada vez más pronunciada.

La sangría de divisas por importaciones -las de bienes de consumo subieron 90 por ciento contra junio de 2024-, turismo de argentinos en el exterior y atesoramiento no se detiene. El Gobierno corre con las tasas y el dólar no afloja. Hay temores de que llegue la fase 4.

Fase 4

La fase 4 puede empezar con Caputo escapándose un fin de semana a las playas de Río de Janeiro, en medio de una crisis monumental, como hizo el 2 de septiembre de 2018.

Pero más allá de eso, en lo esencial es cuando el modelo explota, como pasó entre 2018 y 2019, al no conseguir financiamiento para un déficit externo insostenible. Entonces sobreviene una nueva devaluación, rompiendo el techo de la banda, para alcanzar un precio del dólar que haga que las divisas dejen de salir y empiecen a entrar.

La catástrofe inflacionaria y social que eso significa es fácil de identificar por la memoria de lo que ocurrió en aquellos años y sobre todo por el episodio más reciente de diciembre de 2023, cuando Milei se convirtió en presidente del país y lanzó la fase 1.

Pese a las súper tasas, el dólar vuelve a subir
Nuevas medidas del Banco Central para sacar pesos del sistema financiero



Suben los dólares y, con ello, la insestabilidad financiera y del plan económico. Imagen: EFE

Aumentos de 13 a 15 pesos en los dólares de referencia del mercado, que lo vuelven a acercar a los 1300. El mercado volvió a castigar a los bonos de deuda pública. Sube el riesgo país a 748 puntos

El dólar mayorista avanzó 13 pesos y cerró en 1274 pesos, mientras que en el mercado de futuros se observaron subas en todos los tramos. Para diciembre, los contratos apuntan a un tipo de cambio de 1463 pesos, por encima del valor proyectado en el anticipo del Presupuesto 2026 (1229 pesos). El gobierno busca frenar las expectativas de devaluación y sigue tomando medidas para frenar la suba del dólar, elevando los encajes y con una baja en el rendimiento de los fondos comunes.

Tras una jornada (la del miércoles) en la que el equipo económico quemó las naves para revertir la trepada del dólar, este jueves el valor de la divisa volvió a moverse hacia arriba en sus diferentes variantes. El dólar oficial del Banco Nación aumentó 15 pesos, a 1290 para el tipo vendedor. Los dólares financieros y bursátiles, el Mep y el "contado con liqui", también se acomodaron un escalón más arriba, a 1282 pesos el primero y 1285,20 el último.

Con el objetivo de absorber pesos del sistema y contener la volatilidad financiera, el BCRA incrementó del 20 al 30 por ciento el encaje mínimo exigido para los depósitos a la vista de Fondos Comunes de Inversión (FCI) Money Market y cauciones. Se trata de un golpe directo al rendimiento de las billeteras virtuales, que utilizan esos instrumentos como uno de sus principales vehículos de inversión.

Desde la autoridad monetaria explicaron que buscan “incrementar el encaje de las partidas que generan mayor volatilidad y encarecen el crédito al sector privado”. También destacaron la necesidad de fortalecer el esquema monetario basado en control de agregados.

Tras el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFIs), el exceso de pesos provocó un desplome de las tasas, que en el caso de las cauciones cayó del 35 al 15 por ciento. Para revertir esa tendencia, el Central intervino con venta de Lecaps y reactivó los Pases Pasivos, pagando tasas de hasta 36 por ciento.

El Ministerio de Economía, por su parte, convalidó tasas efectivas anuales de entre 40 y 47 por ciento en la última licitación de deuda en pesos, lo que ayudó a recomponer los retornos del mercado. Sin embargo, se espera que el nuevo ajuste de encajes provoque una baja en el rendimiento de los FCI y, por extensión, en las billeteras digitales.

Bonos en rojo

Los bonos en dólares continuaron con su tendencia negativa. Acumularon seis ruedas consecutivas de caídas, aun después de que el Tesoro convalidara una tasa del 3,3 por ciento mensual para las Lecaps de julio en una licitación de emergencia.

El Bonar 2029 lideró las bajas con un retroceso del 1,6 por ciento, seguido por el Global 2046 (-1,3 por ciento), Global 2030 (-1,2 por ciento) y Global 2035 (-1,2 por ciento). En ese contexto, el riesgo país alcanzó los 748 puntos básicos, con un aumento del 1,6 por ciento en la jornada.

En contraste, la renta variable mostró un mejor desempeño: el índice S&P Merval ganó 1,9 por ciento en pesos y 1 por ciento medido en dólares, y se encamina a su primera semana positiva en casi dos meses. El repunte fue impulsado por las acciones bancarias, como Banco Macro (+4,4 por ciento) y BBVA (+4,0).

También se destacaron los ADRs de compañías argentinas que cotizan en Wall Street: Banco Macro avanzó 3,6 por ciento, Grupo Supervielle 3,2 por ciento y Galicia 2,9 por ciento, en una jornada de renovado apetito global por riesgo.

Moody’s mejora la nota

La calificadora Moody’s sorprendió al subir la nota soberana de Argentina de Caa3 a Caa1, al considerar que las reformas económicas y el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) fortalecen la liquidez externa y mejoran el perfil financiero del país. La perspectiva fue ajustada de “positiva” a “estable”.

“La extensa liberalización de los controles de cambio y capital, junto con un nuevo programa del FMI, apoya la disponibilidad de liquidez en moneda fuerte”, indicó Moody’s, que valoró además el inicio de un proceso de desinflación, el nuevo ancla fiscal y monetaria y la eliminación de distorsiones para fomentar la inversión.

La calificadora resaltó como positivo el cambio de enfoque: el nuevo acuerdo con el FMI contempla desembolsos por 20.000 millones de dólares en cuatro años que no financiarán déficit fiscal, sino que apuntan a reforzar la balanza de pagos. A esto se suman u$s6.100 millones de organismos multilaterales.

No obstante, advirtió que la acumulación de reservas aún depende de ingresos extraordinarios y no de un superávit comercial estructural. El deterioro del balance externo por turismo y consumo importado, así como la falta de ingreso genuino de divisas, representan riesgos latentes.