10 jun 2014

Cómo opera la contrainsurgencia del Pentágono

Título: Estudiando la contrainsurgencia de Estados Unidos
Manuales, mentalidades y uso de la antropología
Autor: Gilberto López y Rivas
Editorial Ocean Sur
Casa Lamm, 10 de junio de 2014.
Con base en dos manuales del Pentágono y una “guía cultural” de las fuerzas especiales de Estados Unidos, Gilberto López y Rivas nos entrega una obra de gran actualidad que nos permite entender, si se busca entre líneas, qué pasó en el sexenio pasado en el marco de la falsa guerra a las drogas de Felipe Calderón, y qué está ocurriendo ahora, en materia de seguridad y violencia, bajo el régimen autoritario de Enrique Peña Nieto.
El texto parte del concepto “terrorismo global de Estado” para caracterizar la política violenta del capitalismo en su fase actual, y exhibe algunos rasgos neofascistas de las guerras neocoloniales de Estados Unidos y sus aliados europeos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) de comienzos del siglo XXI.
Para ello, el autor recurre a una definición clásica de fascismo, formulada en 1935 por la Internacional Comunista, que plantea que “fascismo en el poder es la dictadura abierta y terrorista de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”. Pero dado que el mundo cambió en los últimos 70 años, y que el nazifascismo respondió a realidades concretas que germinaron en Europa a partir de la primer posguerra de la pasada centuria, nos advierte que todavía no se ha generado un término más adecuado o categoría para caracterizar la violencia terrorista del capital financiero en nuestros días.
Entre las similitudes del fascismo clásico con los regímenes de George W. Bush y Barack Obama, López y Rivas destaca el componente militarista de las cruzadas neocoloniales actuales, la fe ciega en la tecnología bélica, el favoritismo hacia las grandes corporaciones del llamado complejo militar-industrial (con epicentro en el Pentágono), el ultra nacionalismo, el racismo genocida que aniquila pueblos enteros y el social darwinismo derivado de la imposición a sangre y fuego de las políticas neoliberales. Esos elementos, junto con la transgresión de los marcos ideológicos y políticos de la represión “legal” (la justificada por el marco jurídico tradicional), que implica la aplicación de facto de medidas de excepción, así como la utilización de métodos guerreros “no convencionales” para desestabilizar, invadir y ocupar territorialmente países y exterminar a las oposiciones políticas y la protesta social, conformarían la base del nuevo colonialismo de matriz estadunidense en curso.
Como viene anunciado en el subtítulo de la obra, y dada su profesión, Gilberto Lóez y Rivas pone énfasis en la utilización, por el Pentágono, de antropólogos y otros científicos sociales en las unidades de combate de las tropas de ocupación estadunidenses en Afganistán e Irak. El autor parte de un artículo de David Rohde en The New York Times, de octubre de 2007, que define el involucramiento de las ciencias sociales en los esfuerzos bélicos como una “nueva arma crucial en las operaciones contrainsurgentes”, en el marco de un “programa experimental” del Departamento de Defensa puesto en práctica ese mismo año.
Dicho programa, que tiene sus antecedentes en el uso de antropólogos en las campañas contrainsurgentes de Estados Unidos durante la guerra de Vietnam y en el Plan Camelot experimentado en Chile a mediados de los años sesenta, llevó ahora a un sector importante de la academia estadunidense a considerarlo como una “prostitución de la disciplina”.
Un año antes, la Asociación Antropológica Americana había condenado por unanimidad “el uso del conocimiento antropológico como elemento de tortura física y psicológica” en la prisión de Abu Ghraib, en Irak. No obstante lo cual, la antropóloga Montgomery McFate, creadora del programa Sistema Operativo de Investigación Humana en el Terreno del Pentágono −quien, dice Gilberto, se impuso la tarea de “educar” a los militares−, se dedicó a convencer a los estrategas de la contrainsurgencia de que “la antropología puede ser un arma más efectiva que la artillería”. Una visión cínica y beligerante que el autor no duda en calificar como propia de la “antropología mercenaria”.
Como expresión de ese involucramiento de la alta burocracia académica con la maquinaria de guerra de Estados Unidos, cita la publicación, en julio de 2007, del Manual de campo de contrainsurgencia 3-24, editado por la Universidad de Chicago, la misma de la que salieron Milton Friedman y sus Chicago boys en 1973, a experimentar el aterrizaje de las políticas neoliberales en el Chile, todavía humeante el Palacio de La Moneda, tras el golpe de Estado de Richard Nixon, Henry Kissinger y el general Augusto Pinochet.
Coordinado por el general David Petraeus, quien estuvo a cargo de las fuerzas expedicionarias de Estados Unidos en Irak, el Manual exhibe la falta de ética de ese centro de enseñanza superior y a sus “intelectuales mercenarios”, en lo que David Price, citado por el autor, describió como una “prostitución de la antropología al servicio de las guerras del imperio”.
En el prefacio del Manual, firmado por Petraeus y el general James Amos, del cuerpo de Marines, se adelantan algunos elementos y conceptos clave para entender el remozamiento o puesta al día de la contrainsurgencia. Entre ellos, el uso combinado de las fuerzas de combate (soldados y marinos), con habilidades asociadas con frecuencia a agencias no militares. Ello supone la cooperación y coordinación intergubernamental del Departamento de Defensa con las demás agencias de la llamada “comunidad de inteligencia” (CIA, DEA, FBI, etc.) y, también, a la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés), que depende del Departamento de Estado, entre otras.
También resalta la necesidad de que las campañas de contrainsurgencia cuenten con “fuerzas flexibles”, adaptables a las distintas circunstancias en un país dado, con líderes castrenses “agiles, bien informados y astutos culturalmente”. Es decir, capaces de “comprender” las culturas de los “nativos” que se rebelan contra el orden establecido.
Debido a que desde hace más de medio siglo los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca se abrogan el derecho de intervenir militarmente en cualquier parte del mundo, para justificar la extraterritorialidad de sus operaciones de contrainsurgencia, los actuales estrategas del Pentágono utilizan una entelequia jurídica denominada “nación huésped”, cuyo gobierno “invita” a Estados Unidos a intervenir en su territorio en contra de su propio pueblo. Verbigracia, para citar un caso cercano, el México de Felipe Calderón.
Pero debido a que la nueva modalidad guerrera del Pentágono es contra lo que define como “enemigos irregulares” o “asimétricos”, no contra ejércitos profesionales, el Manual incluye una serie de aspectos y tareas “no militares” que deben integrar la contrainsurgencia en su fase actual. Entre ellos, materias complejas como la gobernanza, el desarrollo económico, la administración pública y el imperio de la ley, todo lo cual se combina con las formas más conocidas de la “guerra interna”, es decir, las acciones militares directas o encubiertas, la guerra psicológica, la guerra sucia, la acción cívica, el control de población, el paramilitarismo, el mercenarismo y el uso de la economía y de los medios de difusión masiva como armas de guerra.
Otros aspectos clave de la contrainsurgencia son las labores de inteligencia y el análisis y aprendizaje de la sociedad de un país objetivo, los grupos étnicos que lo habitan, la forma de gobierno, las fuerzas coercitivas del Estado, sus instituciones, cultura, lenguaje, percepciones de sus connacionales, valores, redes, creencias de la población, para lo cual se recurre a expertos en antropología, economía y ciencias políticas, quienes juegan un papel importante en lo que técnicamente se conoce como “Preparación de Inteligencia del Campo de Batalla”.
Todo ello busca conocer el apoyo o tolerancia de la población hacia un grupo guerrillero, un gobernante o dirigente político, sus capacidades y vulnerabilidades, sus tácticas y estrategias y formas de organización. Cada dirigente es motivo de un escrutinio detallado, que incluye su historia personal, trayectoria, creencias, ideología, temperamento, educación y un largo etcétera.
Para recabar información se utilizan todos los tipos de inteligencia: humana (que incluye la obtención de datos de periodistas, académicos, políticos, empresarios, contratistas, militares y policías del gobierno pelele o a desestabilizar); la inteligencia militar; el interrogatorio a detenidos y desertores, muchas veces a través de la tortura; la escucha telefónica y el espionaje de las redes de Internet − como quedó evidenciado con las revelaciones de Edward Snowden en torno al papel de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA)−, a lo que se suman las formas rutinarias de obtención de información, vía el reconocimiento y la vigilancia, así como el uso de sensores, cámaras, inteligencia espacial, análisis de archivos de propiedad, financieros, del contenido de celulares y computadoras.
López y Rivas cita otro documento, el Manual del Equipo Humano sobre el Terreno, elaborado por el militar Nathan Finney en 2008, que es utilizado para preparar y entrenar a especialistas militares y académicos provistos por empresas contratistas del Pentágono, que junto con soldados integran pequeños equipos compuestos de cinco a nueve personas, cuya tarea es apoyar a los comandantes en el teatro de guerra.
Es decir, aparte de las materias tradicionales que debe tomar en cuenta la comandancia: misión, enemigo, terreno y condiciones meteorológicas, tropas amigas y apoyos disponibles, son necesarios otros datos sobre la cultura local y los factores políticos, económicos y religiosos de la población, que les son proporcionados por estos equipos mixtos de soldados y civiles. Ello, porque según el Manual, “la dimensión humana es la esencia misma de la guerra irregular”.
Como consigna el autor, estos pequeños equipos conformados por 5 a 9 miembros, cuentan con un líder, que por lo general es un oficial en actividad o retiro, un científico social, un procesador de información y dos analistas, y lo óptimo es que haya una mujer, alguien que hable la lengua local y otro que sea experto en el país en cuestión.
Ambos manuales son utilizados en la llamada dominación de espectro completo (full espectrum), noción diseñada por el Pentágono antes del 11 de septiembre de 2001, que abarca una política combinada donde lo militar, lo económico, lo mediático y lo cultural tienen objetivos comunes. Dado que el espectro es geográfico, espacial, social y cultural, para imponer la dominación se necesita manufacturar el consentimiento. Es decir, colocar en la sociedad sentidos “comunes” que mediante imágenes y una narrativa determinada refuerzan la visión del mundo del poder hegemónico, lo que deriva en masas conformistas que aceptan de manera acrítica y pasiva el mantenimiento y la reproducción del orden establecido, o, en el caso de un país y un gobernante considerado “hostil” por Washington, construyendo un enemigo a derrocar a través de medias verdades, mentiras y mitos, como parte de la guerra psicológica y las operaciones encubiertas.
Esa es la tarea que el Pentágono deja a las grandes cadenas multimedia bajo control monopólico privado, que en procesos de desestabilización como los de Cuba y Venezuela recurren al terrorismo mediático, instigando magnicidios y golpes de Estado..
Otro documento citado por el autor, que se suma a los anteriores, es la Guía para el asesor de las fuerzas especiales, que según el antropólogo David Price −parafraseando a Emily Post−, es “un manual de etiqueta de la contrainsurgencia”. Para Price, el principal propósito de la Guía es instruir o entrenar a los militares para interactuar mejor con otras culturas. El documento fue elaborado para evitar el shock cultural de frágiles boinas verdes (como se denomina usualmente a los soldados de las fuerzas especiales de la Marina estadunidense).
Un cuarto documento utilizado por López y Rivas para estructurar la obra que presentamos, es el Manual de campo 31-20-3, tácticas, técnicas y procedimientos de defensa interna para las Fuerzas Especiales en el extranjero, tercero de una serie producida por el Departamento de Defensa, cuyo propósito político-militar es la defensa de los intereses nacionales estadunidenses (esto es, los intereses de las corporaciones y el acceso a territorios con valor geopolítico y a recursos geoestratégicos como el petróleo, el agua dulce, la biodiversidad y otros), por medio del asesoramiento y entrenamiento contrainsurgente de tropas de “cipayos” en la “nación huésped”. Lo que nos remite, en el caso del México de Calderón y el actual, a los cursos y asesorías militares que reciben miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina.
Al respecto, el Manual echa luz sobre una serie de facetas que cubre la guerra de contrainsurgencia, entre ellas, las actividades previas a una misión intervencionista, los permisos de entrenamiento, el despliegue de tropas de elite (abierto o encubierto) en la nación huésped, los programas de instrucción de tropas, las operaciones tácticas, el control de población, las operaciones conjuntas, así como anexos que incluyen operaciones de inteligencia, fuerzas de autodefensa civil (paramilitares), establecimiento de bases, y un etcétera que incluye a los medios de difusión masiva (la prensa escrita, radial y televisiva) y por supuesto al Servicio de Información de Estados Unidos (USIA), adscrito a cada embajada de Washington en el mundo. Lo que alude a tareas de propaganda, desinformación y terrorismo mediático, en coordinación con operaciones de guerra psicológica del Pentágono.
Cabe destacar, como señala López y Rivas en su texto, la importancia que el Manual le otorga al reclutamiento e integración de fuerzas paramilitares o irregulares, y escuadrones de la muerte, como parte integral de las actividades de contrainsurgencia. Su misión es la guerra sucia y/o el llamado “cazar-matar” utilizado por las “fuerzas amigas” como una “técnica” (sic) en operaciones de consolidación. Esto es, cazar y destruir o exterminar enemigos aislados.
Cito textual: “El equipo de cazar-matar consiste en dos secciones: los cazadores y los asesinos. Los cazadores deben estar ligeramente equipados y (ser) altamente móviles. Su misión es localizar a las fuerzas enemigas mientras mantienen comunicación constante con los ejecutores, quienes están alertas y listos para entrar en acción. Cuando los cazadores hacen contacto, estos notifican a los asesinos”.
Cabe destacar el énfasis del Manual sobre la misión principal de las fuerzas especiales en un país huésped: organizar, entrenar, aconsejar y desarrollar la capacidad táctica y técnica de las fuerzas militares locales, de modo que pueda derrotar a la insurgencia o el “enemigo interno” sin el involucramiento directo de Estados Unidos, y recurriendo, si es necesario, a la acción clandestina de organizaciones de civiles armados, ya sea bajo la forma paramilitar, el mercenarismo o de grupos de autodefensa.
Para el caso de México, vía la Iniciativa Mérida (2007), el esquema se utilizó bajo la pantalla de la guerra a las drogas, con la aquiescencia servil de Felipe Calderón que subordinó a la Sedena, la Semar, la Policía Federal, el Cisen y otras corporaciones del aparato de seguridad del Estado a sus contrapartes estadunidenses, con el saldo conocido: una catástrofe humanitaria. Más de 150 mil muertos, muchos asesinados de manera sumaria y extrajudicial (algunos posiblemente víctimas del llamado “cazar-matar” del manuela estadunidense), 30 mil detenidos-desaparecidos y 250 mil desplazados forzosos. Con el añadido de que la guerra de contrainsurgencia estadunidense es instrumental a la estrategia de tomar el control de la “nación huésped”, lo que efectivamente ocurrió en materia de seguridad e inteligencia bajo el régimen genocida de Calderón.
Mencionábamos más arriba la importancia que el Pentágono da a la lucha ideológica en el campo de la información; al papel de los medios de difusión masiva como arma estratégica y política. Un párrafo citado por López y Rivas es de suyo elocuente:
Las guerras modernas tienen lugar en espacios más allá de simplemente los elementos físicos del campo de batalla. Uno de los más importantes son los medios, en los cuales (…) la ‘batalla de la narrativa’ ocurrirá. Nuestros enemigos han reconocido que la percepción es tan importante para su éxito como el evento mismo (…) Al final del día, la percepción de qué ocurrió importa más, que lo que pasó realmente. Dominar la narrativa de cualquier operación, ya sea militar o de otro tipo, paga enormes dividendos. Fracasos en el terreno, mina el apoyo para nuestras políticas y operaciones, y actualmente pueden dañar la reputación del país y su posición en el mundo”.
Al respecto, cabe señalar que Calderón logró imponer en las primeras planas de los medios “su” narrativa sobre la “guerra” a las drogas. A su vez, sus patrocinadores en Washington lograron fabricar a ratos la imagen de México como un “Estado fallido” (pérdida de control físico del territorio nacional, erosión de la autoridad gubernamental, incapacidad para interactuar con otros Estados de la comunidad internacional, crisis económica aguda, corrupción grave, incapacidad de proveer servicios públicos y cobrar impuestos), lo que les permitió desencadenar en México un acelerado proceso que, con eje en una violencia caótica y de apariencia demencial −dado que fue una violencia fríamente calculada−, derivó en una militarización, paramilitarización y mercenarización del país. Igual que antes en Colombia.
Hacia el final del texto, en el acápite sobre “el narcotráfico como arma del imperio”, nuestro autor se apoya en el argentino Marcelo Colussi al señalar que Estados Unidos ha encontrado en ese campo de batalla (el de la falsa guerra a las drogas), un terreno fértil para prolongar y readecuar su estrategia de control social universal.
Una población asustada es mucho más manejable. Por eso que en regiones y países donde existen recursos geoestratégicos como petróleo, gas natural, agua dulce, biodiversidad, etcétera, y/o focos de resistencia popular, aparece el “demonio” del narcotráfico y las respuestas político-militares de Washington.
En rigor, y más allá de que en Colombia y México existan traficantes de drogas ilícitas, ambos países fueron elegidos como plataformas de la guerra de contrainsurgencia y la guerra social desatada contra las distintas formas de resistencias y oposiciones políticas.
Tengo algunas dudas sobre las afirmaciones de López y Rivas acerca de que los grupos de la economía criminal tengan recursos materiales superiores a los de las Fuerzas Armadas mexicanas, por lo menos en cuanto a armamento y equipos de inteligencia se refiere. Pero coincidimos con él y con Pablo González Casanova en cuanto a que la llamada globalización neoliberal es un proceso de dominación y apropiación del mundo, en el marco de una reconversión transnacional del sistema capitalista.
En el marco de una guerra de amplio espectro o espectro completo, “la territorialidad de la dominación” −según la expresión acuñada por Ana Esther Ceceña hace más de un lustro−, combina intereses de seguridad y económicos relacionados con el acceso a zonas privilegiadas por sus materias primas y recursos estratégicos, con una acción de control directo sobre poblaciones y puntos geográficos determinantes, para los que han sido diseñados megaproyectos de infraestructura (redes multimodales de carreteras, puertos, aeropuertos, vías de ferrocarril, canales, cables de fibra óptica). Como resumió en 2007 el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, “se trata de transformar el territorio; adecuarlo a las nuevas mercancías, a las nuevas tecnologías y los nuevos negocios. Cuadricularlo, ordenarlo, hacerlo funcional y… productivo”.
Eso es, a mi juicio, lo que ha venido ocurriendo y consolidándose de manera acelerada en México desde 2007 hasta el presente, y esta obra de Gilberto López y Rivas es esencial para ver cómo opera la contrainsurgencia del Pentágono para lo consecución de esos fines.
Dejé para el final las palabras de un veterano de la guerra de Irak:
“He sido un asesino psicópata porque me entrenaron para matar. No nací con esa mentalidad. Fue el Cuerpo de Infantería de Marina quién me educó para que fuera un gánster de las corporaciones estadunidenses, un delincuente. Me entrenaron para cumplir ciegamente la orden del Presidente de Estados Unidos y traerle a casa lo que él pidiera, sin reparar en ninguna consideración moral. Yo era un psicópata porque nos enseñaron a disparar primero y a preguntar después, como lo haría un enfermo y no un soldado profesional que solo debe enfrentar a otro soldado. Si había que matar mujeres y a niños, lo hacíamos. Por tanto, no éramos soldados, sino mercenarios”.
Creo que esa confesión podrían reflejar parte de lo que ha venido pasando en México, producto del entrenamiento militar del Pentágono a cuerpos de élite del Ejército, la Marina de Guerra y la Policía Federal. Muchas muertes podrían atribuirse a asesinos psicópatas que vienen actuando como mercenarios de una potencia extranjera en el territorio nacional.
Felicitaciones al autor, cuya larga y comprometida trayectoria permite constatar que el campo popular cuenta con académicos y antropólogos patriotas, que con su obra y su militancia adversan de manera decidida al Pentágono y al poder capitalista transnacional.
CARLOS FAZIO / REBELION

El juego geopolítico ruso . chino

La Jornada : El juego geopolítico ruso . chino


IMMANUEL WALLERSTEIN / 
LA JORNADA – Los gobiernos, los políticos y los medios en el mundo “occidental” parecen incapaces de entender los juegos geopolíticos que juegue alguien situado en cualquier otra parte. Sus análisis en torno al nuevo acuerdo proclamado por Rusia y China son un pasmoso ejemplo de esto.
El 16 de mayo, Rusia y China anunciaron que habían firmado un “tratado de amistad” que durará “por siempre”, pero que no es una alianza militar. Simultáneamente anunciaron uno sobre gas, en el que ambos países construirán un gasoducto para exportar gas ruso a China. China prestará a Rusia el dinero para que pueda construir su parte del gasoducto. Parece que Gazprom (principal productor de gas y petróleo en Rusia) hizo algunas concesiones en el precio a China, punto que había estado deteniendo el acuerdo por algún tiempo.
Si uno lee los medios del 15 de mayo, están llenos de artículos que explican por qué un acuerdo así sería poco probable. Al día siguiente, cuando sin embargo se concretó el acuerdo, los gobiernos de Occidente, los políticos y los medios se dividieron entre quienes pensaron que era una victoria geopolítica del presidente ruso Vladimir Putin (y lo deploraron) y aquellos que argumentaron que esto no haría mucha diferencia geopolítica.
Es bastante claro, a partir de las discusiones y los votos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante los últimos años, que Rusia y China comparten una aversión por las varias propuestas puestas a consideración por Estados Unidos (y con frecuencia secundadas por varios países europeos) para autorizar el involucramiento directo en la lucha civil en Ucrania y en los múltiples conflictos en Medio Oriente (lo que abriría en última instancia el camino a un involucramiento militar).
Las sanciones unilaterales que Estados Unidos impuso a Rusia debido a su presunto comportamiento en Ucrania y la amenaza de más sanciones sin duda han apresurado el deseo de Rusia por encontrar salidas adicionales para su gas y petróleo. Y esto, a su vez, condujo a hablar mucho de una revivida Guerra Fría entre Rusia y Estados Unidos. Pero ¿es esto en realidad el punto central del nuevo acuerdo de Rusia y China?
A mí me parece que ambos países están realmente interesados en una restructuración diferente de las alianzas entre los Estados. Lo que Rusia busca en realidad es un acuerdo con Alemania. Y lo que China realmente busca es un acuerdo con Estados Unidos. Y su táctica es anunciar esta alianza “para siempre”entre ellos.
Alemania claramente está dividida acerca de la perspectiva de incluir a Rusia en una esfera europea. La ventaja de Alemania en un arreglo así sería consolidar su base de consumidores en Rusia para su producción, garantizar sus necesidades energéticas e incorporar la fuerza militar rusa a su planeación global de largo plazo. Dado que esto haría inevitable la creación de una Europa post-OTAN, existe oposición a la idea no sólo en Alemania, sino por supuesto en Polonia y en los Estados bálticos. Desde el punto de vista de Rusia, el objetivo del tratado de amistad Rusia-China es fortalecer la posición de aquellos en Alemania favorables a trabajar con Rusia.
China, por otra parte, está fundamentalmente interesada en domar a Estados Unidos y reducir su papel en Asia oriental, pero dicho esto quiere reforzar, no debilitar, sus vínculos con Estados Unidos. China busca invertir en Estados Unidos a tasas de ganga y piensa que ahora es la oportunidad. Quiere que Estados Unidos acepte su emergencia como potencia regional dominante en Asia oriental y sudoriental. Y quiere que Estados Unidos utilice su influencia para evitar que Japón y Corea del Sur se conviertan en potencias nucleares.
Por supuesto que lo que China quiere no está en consonancia con el lenguaje ideológico que prevalece en Estados Unidos. Sin embargo, parece haber dentro de Estados Unidos un respaldo callado para una evolución de las alianzas, especialmente al interior de las principales estructuras corporativas. Justo como Rusia quiere utilizar el tratado de amistad para dar aliento a que ciertos grupos en Alemania se muevan en la dirección que les parece más útil, así China busca hacer lo mismo en Estados Unidos.
¿Funcionarán estos juegos geopolíticos? Posiblemente, pero no hay la certeza, para nada. No obstante, desde la perspectiva de Rusia y China, tienen todo qué ganar y muy poco qué perder con esta táctica. La cuestión real es cómo evolucionará en el futuro cercano el debate interno en Alemania y en Estados Unidos. Y en cuanto al argumento de que el mundo está regresando a la Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia, piensen que este argumento es sólo la contratáctica de aquellos que entienden el juego que están jugando Rusia y China e intentan contrarrestarlo.
Traducción: Ramón Vera Herrera

Nuevo estudio de EU sobre narcotráfico



El problema es más grave que Al-Qaeda 
Siguen la violencia y las drogas sin freno



A poco más de un año del cambio de gobierno en México, en donde el Partido Acción Nacional (PAN) perdió el poder y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) asumió la Presidencia de la República, autoridades, analistas y académicos en Estados Unidos siguen ocupados en revisar la crisis de violencia, narcotráfico y marginación que se vive en México, pues temen que estos problemas agudizados crucen la frontera y agraven aún más la situación en el vecino país.
Por ello en el Congreso de Estados Unidos es motivo de estudios la Iniciativa Mérida, mediante la cual buscan conocer el verdadero impacto de las inversiones con presupuesto público que aplica el erario estadounidense desde hace ya más de una década, y determinar si ha sido un error desde que se instrumentó, tal como se hizo en Colombia cuando los cárteles azotaban a ese país.
Mientras tanto, México parece que avanza en sentido contrario cuando se confirma que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a cargo del general Salvador Cienfuegos, ha disminuido el número de efectivos militares destinados la lucha contra el narcotráfico, pero sobre todo a preservar la seguridad nacional, lo que empieza a marcar un rumbo distinto y una distancia sana en la toma de decisiones entre los dos países.
Es conocido como el anterior gobierno a cargo del panista Felipe Calderón había accedido a todas las peticiones de sus homólogos estadunidenses, al punto de perder el control sobre la seguridad nacional y la soberanía estaba como nunca en grave riesgo. Esto ha sido informado a Enrique Peña Nieto y se empieza a establecer una nueva relación que, por lo menos, dé autonomía y un mayor margen de maniobra al gobierno federal para tomar las decisiones que considere pertinentes en torno al combate al crimen organizado, con el propósito de reducir la violencia y dar algo de seguridad a la población de todo el país.
En ese sentido el número de efectivos militares en las actividades de combate al narcotráfico se redujo de 50 mil a 32 mil, de acuerdo con información del reportero Gustavo Castillo García en el diario La Jornada del 19 de abril pasado. La nota, sin embargo, puede leerse en varios sentidos, pues también hay un fortalecimiento de la Secretaría de Marina en estas actividades frente al hecho de una creciente corrupción en las estructuras del Ejército.
Robert J. Bunker, académico del Instituto de Estudios Estratégicos de las Fuerzas Armadas, concluye en una amplia investigación sobre la situación actual de la criminalidad en territorio mexicano que la evolución de los cárteles y las pandillas genera nuevas estrategias para impulsar la guerra en territorio mexicano.
Es decir, Estados Unidos está muy alerta de la operación de los cárteles y las pandillas que actúan en México y que algunos de ellos tienen ramificaciones en territorio estadunidense, pues el gobierno en Washington considera de muy peligroso que el problema siga creciendo en nuestro país porque se ha convertido en un alto riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Lo que contradice la actual política gubernamental, que habla de esfuerzos mayores y sobre todo de estrategia para disminuir las operaciones de los cárteles de la droga con la detención de los jefes de las bandas, sin embargo poco o casi nada se hace para atacar el lavado de dinero producto del tráfico de drogas y otros delitos graves, por lo que las estructuras financieras de los cárteles siguen intactas.
La semana pasada comentamos las nuevas disposiciones del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, en el sentido de elaborar listas y hacerlas públicas sobre las empresas y personas que se presume están vinculadas con el blanqueo de capitales producto del narcotráfico, igual como lo hace ya Estados Unidos, a fin de cerrar el acceso a operaciones financieras con la banca y reducir sus espacios de actuación. Pero hace falta más que esto para combatir el lavado de dinero.
De acuerdo con Bunker, insurgencias criminales y “espirituales” promueven la guerra social y el ciclo continuo de contraataques mediante la institucionalización de acciones que buscan construir un Estado paralelo, que califica como un “Para-Estado”. Esto fue promovido principalmente en el gobierno de Calderón, quien exaltó las operaciones criminales del narcotráfico y puso a la nación a su servicio.
Por ello, los especialistas en Estados Unidos observan que la Iniciativa Mérida, igual que sucedió con estrategias de corte político, económico y militar aplicadas en Colombia y América Central, necesita de un mayor sentido de urgencia estratégica por parte del Congreso de ese país.
En un mapa sobre las frases y la evolución de estas insurgencias criminales en el territorio mexicano, Bunker estable varias fases:
1) Los carteles y organizaciones criminales buscan eliminar o neutralizar a sus rivales fuera de los territorios en los que tienen prioridad clara y continua como detentadores de influencia.
2) Generar posiciones de Estado al eliminar o neutralizar a los enemigos de sus clientes. Les garantizan seguridad y protección.
3) Extracción al adquirir los medios para llevar a cabo las primeras actividades de la guerra, la toma de Estado y la protección.
Personajes como Pablo Escobar Gaviria, “El Patrón” del Cartel de Medellín, y Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo” del Cártel de Sinaloa, generaron este tipo de estructuras que simulan funciones de Estado para generar influencia mediante el nacimiento de células cancerosas cuyo principal objetivo es fortalecerlos sin importar que lentamente maten al organismo del cual dependen.
Estos organismos obtienen su alimento de una economía ilícita cada vez más diversa que está creciendo desproporcionadamente, lo que se constituye en un peligroso fenómeno para la salud de las instituciones en México.
Bunker compara el fenómeno del narcotráfico y los grupos criminales con las condiciones que permitieron el surgimiento y fortalecimiento del grupo militar islamista Al Qaeda, cuya influencia replanteó por completo los paradigmas en materia de seguridad nacional en Estados Unidos y en el mundo occidental, porque el ataque del 11 de septiembre no sólo fue un acto criminal al interior de sus fronteras, sino un acto de guerra totalmente desconcertante que aún mantiene a su población sumergida en entre el terror y el miedo permanente.
La guerra ahora, se pregunta el analista de EU, no sólo vendría de Estados contrarios sino de ejércitos mercenarios que no respetan fronteras. Por ello, la crisis de seguridad en México se ha fortalecido como un tema de gran preocupación para Estados Unidos, país que aprovechó todos los espacios que los gobernantes panistas le cedieron para ocuparlos y decidir lo que acá debe hacerse. Entonces si Peña Nieto y las fuerzas armadas no frenan este avance estadunidense estaríamos al borde de prácticamente una anexión de facto, en los hechos, pues nuestra economía depende de ese país y en materia política tienen una fuerte injerencia, lo que nos hace cada vez más dependientes.
La noticia, sin embargo, es que en este momento para el gobierno de Estados Unidos los cárteles de la droga y las narco-pandillas en toda América Latina, con énfasis especial en México, se están convirtiendo en la amenaza estratégica número uno para ese país, mientras que el riesgo planteado por Al Qaeda y su radical Islam, debe ser rebajado a una importancia estratégica secundaria.
Entonces mientras en Estados Unidos su gobierno aún considera que debe ayudar a defender lo que ellos califican como “democracia” y “seguridad estratégica” contra ataques terroristas, los especialistas reconocen que se ha ignorado durante demasiado tiempo un nuevo tipo de amenaza que ha surgido más cerca de su casa: el crimen y el narcotráfico en México.
Sin embargo, más allá del discurso en investigaciones académicas que se presentan ante el Congreso de Estados Unidos, el recrudecimiento de la crisis en Siria revela que el gobierno de Barack Obama sigue presente y no renuncia a su influencia y sentido imperialista a costa de todo. Recientemente se develó un acuerdo entre Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita y Qatar para el envío de armas desde Libia, país que también fue invadido por las tropas estadunidenses.
En el discurso formal, no obstante, México es ahora el objetivo. De acuerdo con el investigador Bunker, después de varias décadas de trabajo bien intencionado, ahora es posible afirmar que Colombia es “mejor de lo que era en la década de 1980, cuando asediada por los dos carteles más fuertes del mundo, el de Medellín y el de Cali; que Miami es mucho más tranquilo porque los operarios de Colombia ya no luchan por la participación en el mercado, y que las pandillas afroamericanas (como los Crips y los Bloods ) ya no están luchando abiertamente en algunas de nuestras ciudades”.
Añade que "la grieta de distribución ahora la ocupa la mafia generada en México, así como en países como Honduras, Guatemala y Belice, la frontera sur de Estados Unidos ahora está en peligro. Ciertas áreas, incluyendo ciudades enteras, ya no están bajo el control del gobierno de México. Se han convertido en realidad ciudades de enclaves criminales , y Para-Estados”.
El investigador experto en fuerzas armadas asegura que “Estados Unidos ya está salpicado con operativos del cártel mexicano y contratistas de pandillas”, por ello, le guste o no al gobierno de Estados Unidos le conviene ya terminar con el financiamiento vía el sistema bancario y financiero (no regulado) de organizaciones criminales que sin recursos para generar esos “Para-Estados” tendría que replegarse a operaciones menos significativas.

China proyecta una larga sombra sobre América Latina

IPS

China proyecta una larga sombra sobre América Latina

BOSTON (IPS/Jill Richardson*) 

En los últimos 15 años, China pasó de ser un socio económico relativamente menor de América Latina a ocupar la primera posición en la balanza comercial de algunas de las mayores economías de la región.

En muchos casos, China desbancó a Estados Unidos de lo que Washington consideraba su propio patio trasero. En su conjunto, las exportaciones latinoamericanas a China crecieron considerablemente a partir del año 2000, con una expansión anual promedio de 23 por ciento .
Sin embargo, este cuadro relativamente optimista oculta el hecho de que en los últimos años ese porcentaje se redujo precipitadamente. En 2012 el crecimiento de las exportaciones a China bajó a 7,2 por ciento.
Gran parte de la contracción se puede atribuir a la caída de los precios de las materias primas. Aunque las exportaciones latinoamericanas a China crecen en volumen, la volatilidad de los precios permitió el estancamiento de su valor, cuando no su caída.
América Latina tiene una fuerte dependencia de la exportación de sus materias primas a China y esto hizo que la región sea vulnerable a las fluctuaciones de precios. Más de 50 por ciento de sus envíos al exterior se limitan a tres sectores: el cobre, el hierro y la soja.
Esta falta de diversificación genera un conjunto de problemas, ya que los precios del cobre y del hierro cayeron en un porcentaje de dos dígitos en los últimos años, mientras los valores de la soja comenzaron a estancarse.
Además, estos tres principales productos de exportación se concentran en Argentina, Brasil y Chile, lo que revela también la falta de diversificación regional en las ventas a China.
Por el contrario, las exportaciones chinas a América Latina crecen tanto en volumen como en valor, sobre todo debido a la diversidad y a la naturaleza relativamente especializada de los productos exportados, en su mayoría provenientes del sector manufacturero, con un fuerte énfasis en la electrónica y los vehículos.
Estas industrias, en comparación con las materias primas, son mucho menos propensas a la volatilidad de los precios.
La consecuencia de esta tendencia es el déficit comercial que se abrió paso entre América Latina y China desde 2011. Aunque el volumen de las exportaciones latinoamericanas va en aumento, la naturaleza fundamental de sus productos socava el crecimiento y genera un problema en la balanza de pagos.
Mientras los precios de los productos básicos sigan a la baja, esta tendencia se mantendrá a lo largo de 2014.
A medida que China continúe superando a Estados Unidos como el principal socio comercial de América Latina, la influencia de Washington en la región podría menguar.
Es probable que la política exterior de la región se rija en el futuro próximo por la mayor dependencia de la demanda china por los productos básicos de exportación latinoamericanos.
China ya empleó su peso económico para disminuir la influencia política de Taiwán en América Latina.
Los nacionalistas chinos ven al pequeño estado insular como una extensión rebelde del territorio chino. Por eso los gobiernos chinos han procurado limitar todo apoyo internacional a la independencia de Taiwán.
Si la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Corte Penal Internacional alguna vez tratan el asunto, Beijing ya tiene asegurado el respaldo de casi todos los países latinoamericanos.
Algunos de los países de tradición de izquierda en la región se arriman a China por razones políticas, ya que la ven como una alternativa a la hegemonía de Estados Unidos, pero quizás más significativamente es que lo hagan por razones económicas.
Naciones productoras de petróleo - como Venezuela, Brasil y Ecuador - son enormemente dependientes de la economía china, y Beijing ejerce gran influencia en ellos por este motivo. En consecuencia, tienden a seguir el liderazgo chino en el escenario diplomático internacional.
De hecho, un reciente estudio concluyó que cuanto mayor sea el comercio de un país con China, más propenso estará a votar a favor de Beijing en la ONU.
Eso limitará la capacidad internacional para indagar en la situación de derechos humanos china, y podría significar una gran ayuda para aquellos países en conflicto que reciben el apoyo de Beijing, pero no el de Washington.
En última instancia, a medida que China continúa la expansión de su influencia política y económica en América Latina, es posible que Washington se sienta cada vez más ajeno en lo que otrora calificaba como "el patio trasero de Estados Unidos".
*Jill Richardson es investigadora en comunicaciones de la Iniciativa de Gobernanza Económica Mundial de la Universidad de Boston y colaboradora de Foreign Policy In Focus. Actualmente realiza una maestría en Relaciones Internacionales y Comunicación. Este artículo apareció por primera vez en Foreign Policy in Focus.

9 jun 2014

El "pacto de silencio" oculta una fosa común

El "pacto de silencio" oculta una fosa común

9 de junio de 2014
Excavación en fosa común, San Vicente, Cordoba, Argentina. La imagen que ocultan en Uruguay.
Excavación en fosa común, San Vicente, Cordoba, Argentina. La imagen que ocultan en Uruguay.


CRÓNICAS DE 30 AÑOS EN PERIODISMO

Roger RODRIGUEZ

El 15 de marzo de 2002 se confirmó que Simón Riquelo era el muchacho que Rafael Michelini ubicó en Buenos Aires con los datos que surgieron de una investigación periodística que realizábamos para Posdata. La información nos la había dado un represor argentino, miembro de la banda de Aníbal Gordon que aceptó colaborar en la búsqueda. La confirmación de la identidad del hijo de Sara Méndez hizo creíble al informante, que había dicho que todos los uruguayos que en aquel 1976 estaban en el centro clandestino de detención Automotores Orletti de Buenos Aires fueron traídos a Uruguay para su "disposición final".
El 17 de marzo, entonces, publicamos en La República que había existido un "segundo vuelo" y una veintena de uruguayos que creíamos desaparecidos en Argentina, en realidad teníamos que buscarlos en Uruguay. Tres meses después, el 9 de junio (hace hoy exactamente 12 años) publicamos otro informe en La República con una presunción que hoy comprendemos como una certeza: los pasajeros de aquel vuelo no murieron por un exceso en la tortura, sino que fueron ejecutados (del mismo modo que había ocurrido en 1974 con los fusilados de Soca). Y algo peor aún: la dictadura enterró a esos desaparecidos en un cementerio clandestino.
La mayoría de los datos que manejábamos en aquel artículo de 2002 en La República se fueron confirmando, corrigiendo y ampliando en las investigaciones continuadas en los años siguientes. Tres años después, la Fuerza Aérea admitió que había existido aquel vuelo de 5 de octubre de 1976 en el que trajeron a los uruguayos de Orletti. Meses más tarde los cuerpos de los uruguayos desaparecidos comenzaron a aparecer en tumbas clandestinas dentro de unidades militares. Pero todavía falta encontrar los cuerpos de los secuestrados que trajeron en 1976 (como volvieron a hacerlo en 1978).
Esa es la verdadera razón del "pacto de silencio" que los militares mantienen en el tema de los desaparecidos y que no terminan de esclarecer las instituciones de un Estado que, aunque hoy tenga otro gobierno, es el mismo que practicó el terrorismo de Estado en los años del Plan Cóndor. Las Fuerzas Armadas no quieren reconocer que, como en Argentina, El Salvador o Guatemala, en Uruguay también existe una fosa común... Más temprano que tarde vamos a encontrarla.

Roger Rodríguez
(9 de junio de 2014)

Los uruguayos secuestrados en Orletti fueron ejecutados y enterrados en una fosa comun.
Los uruguayos secuestrados en Orletti fueron ejecutados y enterrados en una fosa comun.

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EL "INFORMANTE" QUE PERMITIÓ ENCONTRAR A SIMÓN RIQUELO
CONFIRMA EL ÚLTIMO VUELO DE LOS URUGUAYOS DE ORLETTI

Los militares que participaron en el Plan Cóndor ocultan
la existencia de un cementerio clandestino en el Uruguay

En la noche del 4 al 5 de octubre de 1976 un avión uruguayo partió desde el aeropuerto Jorge Newbery de Buenos Aires. En él fue trasladada una veintena de ciudadanos orientales que estaban detenidos en Automotores Orletti. Todos los "pasajeros" de ese vuelo se mantienen desaparecidos. No fueron arrojados al mar. Estarían en un cementerio clandestino en Uruguay. 

ROGER RODRIGUEZ

El mismo informante que aportó los datos decisivos para encontrar a Simón Riquelo 26 años después de ser separado de su madre, Sara Méndez, confirmó días atrás en Buenos Aires que existió un último vuelo masivo de uruguayos detenidos en Orletti, quienes fueron trasladados a Uruguay por efectivos militares de este país.
La fuente –un ex represor argentino a quien se comprometió reservar su identidad– había adelantado meses atrás que “a los que no murieron en Orletti nosotros los devolvimos. Nosotros no sabíamos que los del primer viaje estaban vivos, así que cuando se cerraba Orletti se planificó otro viaje grande en el que se incluyó a todos los que quedaban, incluso cinco argentinos, para su disposición final”.
En un nuevo contacto, mantenido a mediados de mayo, el informante ratificó y amplió sus dichos y, luego de una larga conversación en la que se analizó caso por caso la detención de uruguayos en Argentina, subrayó: “No me quedan dudas ni confusiones, estoy seguro de ese vuelo, porque fue ese día que (Miguel Angel) Furci se quedó con la chiquita (Mariana Zaffaroni)”.
Las nuevas declaraciones del ex represor sitúan el viaje a principios del mes de octubre de aquel 1976, luego que finalizara una serie de operativos conjuntos contra militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) y antes que el local de Orletti sufriera una de sus “limpiezas”, con el traslado o liberación de algunos detenidos.
Los uruguayos que se encontraban en el avión que partió desde aeroparque habían sido secuestrados en Buenos Aires entre el 23 de setiembre y el 4 de octubre, período en el que se desmantela el denominado “aparato operativo” del PVP.
El traslado se produjo entre la noche del domingo 4 y la madrugada del lunes 5, en un operativo dirigido personalmente por el entonces mayor José “Nino” Gavazzo, quien ese día abandonó Argentina luego de meses de comandar a los efectivos uruguayos en Orletti.

La primera etapa de Orletti

Hasta el 18 de mayo de 1976, cuando fueron secuestrados los ex legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, en Uruguay y en Argentina se había sucedido una serie de detenciones de activistas políticos uruguayos pertenecientes a organizaciones enfrentadas a la dictadura militar.
En Uruguay, varios de estos detenidos permanecieron secuestrados durante meses en unidades militares uruguayas antes de ser “blanqueados” y procesados por la justicia militar.
En Argentina, quienes no aparecieron muertos en las calles de Buenos Aires permanecen en condición de desaparecidos, en algunos casos luego de ser detenidos por hasta 48 horas en un centro clandestino de reclusión (CCD) aún no identificado, y en el que habría sido visto el dirigente comunista Manuel Liberoff.
El 1º de junio de ese año es arrendado y ocupado el local de Automotores Orletti. El informante, consultado nuevamente en Buenos Aires, asegura que Orletti no se ocupó el 11 de mayo como sostienen algunas versiones, sino el mismo día que fue alquilado. “El propietario pidió garantías para arrendar y no entregó las llaves del lugar hasta que el contrato de alquiler fue firmado”, dijo.
Una primera etapa de las operaciones que desde Orletti se realizaron contra uruguayos exiliados en Argentina se inicia con la detención, el 9 de junio, del militante gráfico Gerardo Gatti, principal dirigente del PVP, quien sería rehén en un frustrado intento de extorsión por dos millones de dólares.
Desde entonces se realiza una serie de secuestros por comandos militares y policiales vestidos de civil sobre decenas de uruguayos radicados en Buenos Aires. En su mayoría fueron interrogados y torturados en Automotores Orletti. Dos de ellos fueron sacados del local y ejecutados en represalia por la muerte de un comisario argentino.
Un grupo de 24 uruguayos fue trasladado a Montevideo el 25 de julio en un avión de la empresa Pluna que hizo un secreto viaje “chárter” desde el aeroparque de Buenos Aires. Todos ellos fueron procesados por la justicia militar tres meses más tarde, luego de permanecer, primero, en una cárcel clandestina en Punta Gorda y, luego, en las instalaciones de la entonces sede del Servicio de Información y Defensa (SID) de Bulevar Artigas y Palmar.
Este grupo sería presentado a la prensa el 23 de octubre como un comando subversivo detenido en un chalé del balneario Shangrilá cuando intentaba “invadir” el país. Fueron los únicos sobrevivientes de Orletti quienes, luego de cumplir años de condena, con su testimonio iniciaron las causas judiciales contra los mandos militares en Argentina y Uruguay.
Luego de esa primera etapa, las actividades en Orletti se centraron contra argentinos y exiliados de otros países de la región. El testimonio de José Luis Bertazzo, un argentino que meses más tarde sería liberado al confirmarse que no tenía ninguna militancia política, da cuenta de la detención de chilenos, bolivianos y cubanos que fueron “interrogados” en el lugar y continúan desaparecidos.
En ese período es detenido Marcelo Gelman y su esposa embarazada, María Claudia García de Gelman, quien también fue trasladada a Uruguay donde, luego de permanecer un período en la sede del SID, dio a luz una hija que su abuelo recién logró recuperar el año pasado. María Claudia, según habría dicho el presidente Jorge Batlle al senador Rafael Michelini, fue asesinada. Su cuerpo no ha sido devuelto.
El hijo del poeta Juan Gelman y otros detenidos en esa etapa aparecerían a mediados de octubre –dos días antes que los “subversivos” uruguayos de Shangrilá–, pero dentro de toneles de hierro que habían sido hundidos en el canal de San Fernando, en el delta del Tigre argentino.

Las detenciones de setiembre

En el mes de setiembre de aquel 1976 porteño, otro grupo de uruguayos –en su mayoría parte del “aparato operativo” del PVP– fue detenido por comandos binacionales. Serían ellos los “pasajeros” del vuelo de octubre, quienes tras salir de Argentina tuvieron un destino incierto.
Una cronología de los hechos –elaborada durante años por Sara Méndez y Raúl Olivera y divulgada recientemente por Hugo Cores en su libro “Memorias de Resistencia”– narra esta sucesión de detenciones a través de datos recopilados entre testigos de los operativos y los testimonios de unos pocos sobrevivientes y algunos presos que en Uruguay eran interrogados cada vez que uno de sus compañeros “caía” en Buenos Aires.
El 23 de setiembre fue secuestrado en su domicilio de Buenos Aires, el matrimonio integrado por el uruguayo Juan Miguel Morales Von Pieverling y la paraguaya Josefina Keim Lledo de Morales. Ambos están desaparecidos.
El día 26, en un operativo en el barrio San Marín, se produce una balacera contra la casa que habitaban Roger Julien, Victoria Grisonas de Julien y sus dos hijos Anatole y Victoria. El, según el testimonio del ex represor argentino, murió al ingerir una pastilla de cianuro. Los dos niños fueron encontrados tres meses después en Chile. Ella continúa desaparecida.
El mismo día son detenidos Juan Pablo Errandonea y Raúl Tejera Llovet (ambos siguen desaparecidos), y se realizan sendos procedimientos en las casas de las familias de Adalberto Waldemar Soba Fernández, su esposa María Elena Laguna y sus tres hijos; y de Alberto Cecilio Mechoso Méndez, su mujer Beatriz Inés Castellonese Techera y sus dos hijos. Las mujeres y los niños fueron trasladados a Montevideo un día más tarde, en un vuelo de línea en el que los militares uruguayos José Arab Fernández y José Nino Gavazzo fingieron ser sus maridos. Soba y Mechoso continúan desaparecidos.
El 27, en su casa de Vicente López, son capturados Jorge Zaffaroni, su esposa, María Emilia Islas y la hija de ambos Mariana. Ellos dos permanecen desaparecidos. Mariana Zaffaroni fue encontrada años después en manos del agente del Servicio de Información y Defensa del Estado (SIDE) Miguel Angel Furci.
Un día más tarde, son detenidos en la vía pública Cecilia Trías Hernández y su compañero Washington Cram González. El fue visto por Bertazzo en Orletti. Ambos siguen desaparecidos.
El 30 de setiembre capturan en la calle a Ruben Prieto González, quien permanece desaparecido. Ese día son detenidos Beatriz Victoria Barboza Sánchez y su esposo Francisco Javier Peralta Leonor, de nacionalidad española. Fueron llevados a Orletti, donde Beatriz Barboza pudo ver a los niños Julien, a Grissonas y su hija Mariana y a Josefina Kleim. Barboza y Peralta fueron abandonados en la calle con orden de viajar a Uruguay. Antes de hacerlo llamaron por teléfono a sus familiares. Al llegar a Montevideo vuelven a ser detenidos y trasladados al Batallón de Infantería 13º. Gracias a la comunicación telefónica su familia pudo impedir su desaparición.
El primer día de octubre se produjo otra serie de detenciones de uruguayos en Buenos Aires: Rafael Lezama González, Miguel Angel Moreno Malugani, Carlos Alfredo Rodríguez Mercader, Casimira Carretero Cárdenas, Segundo Chejenian y Graciela Da Silveira de Chejenian. Todos son desaparecidos.
El día 2, también aprehenden a Bernardo Arnone y esa misma tarde, en un bar de la calle Cabildo, son secuestrados Juan Pablo Recagno y Alvaro Nores Montedónico. Arnone y Recagno están desaparecidos. Nores fue trasladado a Montevideo y liberado. La última captura es la de Washington Queiro Uzal, detenido en la vía pública el 4 de octubre.
En sólo once días los comandos de Orletti realizaron 18 procedimientos. De los detenidos, 21 continúan desaparecidos. Todos ellos, y algunos argentinos, habrían viajado en el avión que partió desde aeroparque hacia Montevideo entre el 4 y 5 de octubre, según reveló el informante.
Desde el mes de junio de ese 1976 hasta el vuelo masivo de octubre, otros uruguayos fueron detenidos en Buenos Aires y permanecen desaparecidos, sin embargo, sobre ellos no habría operado el grupo que tuvo como sede Automotores Orletti.
Luego de ese vuelo, Orletti continuó operando por un mes sobre ciudadanos argentinos. El 3 de noviembre, dos detenidos, José Ramón Morales y Graciela Vidaillac, logran fugarse del lugar tras tomar un arma. Denunciaron su existencia en el exterior, lo que habría motivado el cierre del sitio también conocido como “El Jardín” y por la clave “OT 18″.

Motivo de un pacto de silencio

La afirmación de la fuente argentina sobre la existencia de un último vuelo masivo de uruguayos antes del cierre de Orletti coincide con el testimonio de Bertazzo, quien fue liberado ese 7 de octubre y afirma que “los uruguayos se habían ido unos días antes”.
También coincide con la declaración de la fuente, el hecho de que ese lunes 5 en Montevideo fueran liberadas las compañeras de Soba y Mechoso, María Elena Laguna y Beatriz Castellonese con sus respectivos hijos.
Y, fundamentalmente, el testimonio que sobre su traslado y liberación realizó Alvaro Nores, según la cronología realizada por Sara Méndez y Raúl Olivera: “Durante este período (probablemente el domingo o lunes) el mayor Gavazzo me comunicó que él volvía a Montevideo ese día pero que había arreglado para trasladarme a Uruguay. (…) Que él estaba arreglando el traslado, pero que yo no iba a ser trasladado hasta el martes debido a razones que no entendí. El martes a mediodía o durante la tarde fui llevado a un baño en el cual fui desvestido y sostenido debajo de una ducha. Luego me trajeron ropas limpias…”
Nores fue llevado a Uruguay por el entonces teniente primero Maurente y lo recibió en el aeropuerto de Carrasco el teniente Sander del Cuerpo de Coraceros de la Policía. Su liberación, luego de haber sido duramente torturado en Orletti, se debería a un pedido de su hermana María del Pilar, a quien en su libro Hugo Cores señala como “delatora”.
Las hipótesis sobre el destino de los 21 uruguayos que viajaban en el vuelo a Montevideo son pocas.
El informante asegura que el avión que esperaba en la cabecera de la pista lateral de aeroparque partió con todos los uruguayos. La veracidad de sus anteriores declaraciones, que ayudaron a Rafael Michelini a encontrar a Simón Riquelo, permiten suponer que, entonces, el grupo de uruguayos no tuvo “disposición final” en Argentina.
Esto explicaría por qué pese a años de búsqueda los equipos de antropología forense argentinos no han identificado los restos de ninguno de estos uruguayos.
También sería descartable la posibilidad de que estos detenidos de Orletti hayan sido víctimas de un “vuelo de la muerte”. Según una afirmación que un militar uruguayo le habría hecho a miembros de la Comisión para la Paz, Uruguay no tenía aviones del tipo Hércules que permitieran lanzar personas al mar como hicieron los argentinos. “En Uruguay estaban los Fairchild y, si uno le abre su puerta, el avión se cae”, habría ejemplificado.
La única opción, entonces, sería que esos uruguayos de Orletti efectivamente llegaron a Uruguay y aquí tuvieron su “disposición final”.
Una posibilidad que, además, explicaría la razón de fondo de un “pacto de silencio” que se mantiene entre los identificados militares uruguayos que participaron de la coordinación represiva del Plan Cóndor.
Estos militares pudieron mantenerse en la posición de que sólo han “cumplido su deber”, reconocer que alguno “se murió” en los interrogatorios, acusar de las desapariciones a los argentinos y, aún, desafiar con el argumento de que “gracias” a ellos están vivos los 24 que fueron detenidos en Shangrilá y que todos los niños, finalmente, aparecieron.
Todo un alegato que se desmoronaría si, en realidad, el “pacto de silencio” oculta la existencia de un cementerio clandestino en el que yacen los últimos uruguayos que estuvieron en Orletti.

(Diario La República, 09 de junio de 2002)

Rusia dice que no fue informada sobre la suspensión del South Stream por Bulgaria

Rusia dice que no fue informada sobre la suspensión del South Stream por Bulgaria


Moscú, 8 jun (Nóvosti).


Rusia no recibió notificación oficial alguna de Bulgaria sobre la suspensión del proyecto South Stream y prevé discutir el tema con la Comisión Europea el lunes, declaró a esta agencia una portavoz del Ministerio de Energía ruso.
Medios búlgaros comunicaron este domingo que el primer ministro del país, Plamen Oresharski, ordenó suspender las obras en el marco del proyecto para celebrar consultas con la Comisión Europea que con anterioridad exigió pararlas.
“No hemos recibido notificación oficial y mañana vamos a plantear esta cuestión en el encuentro con (el comisario europeo de Energía Günther) Oettinger”, dijo la representante del Ministerio ruso.
El proyecto South Stream es un sistema de gasoductos que transportarán el combustible ruso a países de Europa Central y del Sur a través del mar Negro y evitando el territorio ucraniano.
Desde diciembre de 2013, las negociaciones sobre el proyecto con Moscú corren a cargo de la Comisión Europea que considera que los acuerdos bilaterales de Rusia con los países por cuyo territorio pasará el tránsito –Austria, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Grecia, Hungría y Serbia– violan la legislación comunitaria.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, advirtió a finales de mayo a Bulgaria, país que debe alojar el primer tramo europeo del gasoducto, de que Bruselas responderá a eventuales infracciones de las leyes comunitarias durante el desarrollo del South Stream.
Con anterioridad, el Gobierno del país balcánico había amenazado con demandar a Bruselas por daños económicos si la UE decide parar las obras del South Stream.
Por su parte, Rusia inició una disputa en la OMC sobre el llamado “tercer paquete energético” que regula el mercado comunitario de energía y en particular prohíbe a los productores de gas ser propietarios de las tuberías que atraviesan el territorio europeo.


Serbia detiene el proyecto South Stream

Serbia se vio obligada a aplazar las obras en el marco del gasoducto South Stream debido a la decisión de Bulgaria de suspender el proyecto, manifestó hoy la ministra serbia de Tráfico, Construcción e Infraestructura, Zorana Mihajlovic.
“Bulgaria es el centro. De este modo, seguiremos parados hasta que finalicen las negociaciones de Bulgaria con Bruselas y de la Unión Europea con Rusia. O hasta que Rusia cambie el itinerario”, indicó la ministra citada por el diario Blitz.
En cualquier caso, agregó, tanto el primer como el segundo guiones suponen “el aplazamiento de las obras en nuestro país”.
El tramo de tubería que debe pasar por el territorio de Serbia tiene una extensión de 422 kilómetros.
Medios búlgaros comunicaron la víspera que el primer ministro del país, Plamen Oresharski, ordenó suspender las obras en el marco del proyecto para celebrar consultas con la Comisión Europea que con anterioridad exigió pararlas.
El proyecto South Stream es un sistema de gasoductos que transportarán el combustible ruso a países de Europa Central y del Sur a través del mar Negro y evitando el territorio ucraniano.
Desde diciembre de 2013, las negociaciones sobre el proyecto con Moscú corren a cargo de la Comisión Europea que considera que los acuerdos bilaterales de Rusia con los países por cuyo territorio pasará el tránsito –Austria, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Grecia, Hungría y Serbia– violan la legislación comunitaria.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, advirtió a finales de mayo a Bulgaria, país que debe alojar el primer tramo europeo del gasoducto, de que Bruselas responderá a eventuales infracciones de las leyes comunitarias durante el desarrollo del South Stream. 

Las 7 sociedades más secretas de la historia

Las sociedades secretas pueden ser una reliquia de tiempos antiguos, pero todavía tienen el poder de intrigarnos. Estas siete sociedades selectas, según creen algunos, tienen algún vestigio de influencia incluso hoy en día.
Los francmasones 

La masonería se remonta al año 1717, cuando en Londres fue fundada la primera logia masónica (aunque los rumores sobre su existencia ya circulaban desde, por lo menos, un siglo atrás) y existe todavía. Los masones se convirtieron en sinónimo de apretones de manos secretos, rituales estrafalarios y una jerarquía en la que los miembros ascienden a través de varios niveles a medida que adquieren experiencia y respecto dentro de la sociedad. La mayoría de las sociedades secretas modernas se inspiraron en la masonería adoptando sus apretones de manos, palabras-códigos, rituales privados y complejas cadenas de mando, escribe 'The Huffington Post'.

Los iluminados

Pese a que los iluminados originariamente se ramificaron de los masones en 1776, ya desde su inicio se han convertido en el enfoque principal de los teóricos de la conspiración, muchos de los cuales les atribuyen sucesos como la derrota de Napoleón, el asesinato de Kennedy o el triunfo de Barack Obama en las presidenciales. En efecto, no hay ninguna evidencia de que existan todavía, pero eso solo parece aumentar su misterio.

Calavera y Huesos

Tal vez la menos secreta de las sociedades secretas, Calavera y Huesos de la Universidad de Yale (Connecticut, EE.UU.), fue fundada por William Huntington Russell en 1832. La organización cuenta con muchos prominentes jefes de Estado (entre ellos, los presidentes William Howard Taft, George Bush y George H. W. Bush), líderes de la industria y jefes de las agencias secretas entre sus miembros. La sociedad se reúne dos veces a la semana para rituales que se parecen a los masónicos, pero muchos afirman que la sociedad realmente no es más que una fraternidad universitaria glorificada.

Los rosacruces

Fundada a principios del siglo XV por Christian Rosenkreutz, la orden de Rosacruz pretendía usar las prácticas ocultas para lograr una transformación global. Dos siglos más tarde, con la publicación de tres manifiestos ganaron fama. Según creen los teóricos de la conspiración, los rosacruces fundaron a los masones, a los iluminados y al grupo de filósofos de la naturaleza el Colegio Invisible. También los consideran como la fuerza conductora detrás de cada revolución importante en la historia moderna.

El club Bilderberg

En 1954, las figuras más influyentes del mundo se reunieron en un hotel para discutir y planificar la agenda global del siguiente año. Desde entonces, han continuado reuniéndose anualmente, pero el contenido de sus conversaciones se mantiene en un secreto celosamente guardado. Técnicamente, Bilderberg no es una sociedad secreta, pero muchos teóricos de la conspiración se preocupan por la influencia que tienen sus reuniones anuales.

Los sabios de Sion

En 1920 un periódico propiedad de Henry Ford publicó una serie de artículos que reimprimían un documento antisemita llamado 'Los protocolos de los sabios de Sion'. El documento fue rápidamente desacreditado como un engaño, pero esos artículos fueron recogidos en forma de libro titulado 'El judío internacional', que influenció mucho en la expansión mundial del antisemitismo, en particular, en la formación de la ideología nazi. Así, Adolf Hitler fue influenciado por el libro y se apropió de muchas de sus ideas. Los teóricos antisemitas todavía creen que los protocolos eran genuinos y que hubo una conspiración judía para dominar el mundo.

Los Caballeros Templarios

A principios del siglo XII, nueve caballeros hicieron un voto para proteger a los peregrinos que viajaban a través de la Tierra Santa. Más y más caballeros se unieron, y la organización creció acumulando riqueza, fama y poder. En la cultura popular los caballeros asumieron el papel de proveedores de fondos de muchas otras sociedades secretas, así como de guardianes de los tesoros cristianos más sagrados como el Santo Grial o la sangre de Jesucristo. Sin embargo, los miembros de la sociedad fueron finalmente torturados y ejecutados por el rey francés Felipe IV, los señores feudales y la Iglesia católica, con lo que a principios del siglo XIV la organización se disolvió.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/sociedad/view/130406-sociedades-m%C3%A1s-secretas-exclusivas-historia