Por Javier Lewkowicz
14 de junio de 2023
La UE recaudaría 9 mil millones de euros por año para el 2030 a partir del CBAM.
En octubre comienza a entrar en vigencia el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono. Una herramienta de carácter ambiental que tendrá en los hechos un impacto proteccionista sobre las importaciones que realiza esa región.
En octubre, la Unión Europea (UE) pondrá en vigencia su flamante Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés). Se trata de una herramienta de carácter ambiental que tendrá en los hechos un impacto proteccionista sobre las importaciones que realiza esa región, especialmente en el caso de los orígenes de países en desarrollo.
Así lo comunicó la UE a la Organización Mundial de Comercio, aunque también aclaró que algunos artículos de excepción van a demorar más la puesta en marcha, hasta diciembre del año próximo y enero del 2026. A partir de mediados de este año, la UE promete difundir documentos y realizar seminarios para generar capacitación en empresas de terceros países con intención de seguir vendiendo al Viejo Continente.
La idea del "Mecanismo" es castigar las importaciones de bienes que contienen una carga de emisiones de carbono que supera las exigencias que tienen las empresas que operan en territorio europeo. La intención es propiciar una baja de las emisiones de gases de efecto invernadero para que la UE pueda alcanzar para mediados de siglo la neutralidad de carbono, necesaria para combatir el cambio climático.
Es un tema delicado, porque así como las firmas europeas tienen exigencias, también cuentan con facilidades de financiamiento propias de las economías centrales. Así, los primeros perjudicados serían los exportadores de los países emergentes. No por casualidad China, India e Indonesia ya presentaron quejas. En una primera etapa, de todos modos, los importadores solamente estarán obligados a reportar las compras y sus respectivas emisiones de carbono, sin la necesidad de enfrentar sobrecostos.
"A través de este mecanismo, la Unión Europea impone costos a otras economías, afectando particularmente a los países en desarrollo. Lo peculiar de esta situación es que lo hace aun cuando su responsabilidad histórica sobre el calentamiento global es mucho mayor que la de gran parte del planeta, en vistas del impacto en términos de emisiones que provocó su industrialización; la cual le permite, actualmente, contar con mayores recursos para enfrentar el cambio climático y sus consecuencias", analizó ante Página/12 Juan Manuel Padín, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes.
La situación de argentina la viene manejando Cancillería, que todavía no realizó un pronunciamiento público al respecto. Por el tipo de comercio con la UE, no se espera un impacto de magnitud y de forma inmediata. Por lo pronto, China e India, grandes abastecedores de insumos difundidos a Europa, ya presentaron quejas ante la OMC.
En qué consiste
La UE cuenta con uno de los mercados de carbono más exigentes, compuesto por unas 10 mil empresas que son responsables del 40 por ciento de las emisiones totales en la región. Esas empresas obtienen de parte de los países de la UE “derechos” de emisión que son decrecientes en el tiempo, para ir a la descarbonización. Si la empresa emite menos que el techo, puede vender ese derecho en el mercado. En cambio, si emite más que el límite, debe salir a comprar créditos de carbono.
De modo que si una empresa es menos eficiente que sus competidoras en términos de emisión de carbono, enfrenta un costo adicional, con lo cual pierde competitividad. En este cuadro, aparece el nuevo mecanismo que apunta sobre las importaciones.
El CBAM introduce una suerte de arancel que igualaría los costos adicionales que enfrenta un productor europeo. Se trata de la primera iniciativa que impone un castigo transfronterizo a las emisiones de carbono que contienen los bienes.
Concretamente, la regulación obliga a los importadores europeos a comprar los certificados del CBAM correspondientes para afrontar la diferencia entre las emisiones que se produjeron en el país de origen y las permitidas en la UE.
En una primera etapa, el Mecanismo cubrirá las importaciones europeas de hierro, acero, cemento, aluminio, fertilizantes y electricidad. Luego la intención es incluir otro tipo de bienes, como químicos, por ejemplo. La meta es que para 2030, todos los bienes que abarca el mercado de carbono del Viejo Continente, estén dentro del CBAM. La Comisión Europea calcula que este sistema permitirá recaudar unos 9 mil millones de euros por año para el 2030.
Para Padín, "implementar este mecanismo sin contemplar una modificación sustancial en el financiamiento global para enfrentar el cambio climático, ni asegurar la debida transferencia tecnológica a los países en desarrollo y redistribuir los costos de forma equitativa, no hace más que crear mayores diferencias en un tema de relevancia mundial".
En octubre comienza a entrar en vigencia el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono. Una herramienta de carácter ambiental que tendrá en los hechos un impacto proteccionista sobre las importaciones que realiza esa región.
En octubre, la Unión Europea (UE) pondrá en vigencia su flamante Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés). Se trata de una herramienta de carácter ambiental que tendrá en los hechos un impacto proteccionista sobre las importaciones que realiza esa región, especialmente en el caso de los orígenes de países en desarrollo.
Así lo comunicó la UE a la Organización Mundial de Comercio, aunque también aclaró que algunos artículos de excepción van a demorar más la puesta en marcha, hasta diciembre del año próximo y enero del 2026. A partir de mediados de este año, la UE promete difundir documentos y realizar seminarios para generar capacitación en empresas de terceros países con intención de seguir vendiendo al Viejo Continente.
La idea del "Mecanismo" es castigar las importaciones de bienes que contienen una carga de emisiones de carbono que supera las exigencias que tienen las empresas que operan en territorio europeo. La intención es propiciar una baja de las emisiones de gases de efecto invernadero para que la UE pueda alcanzar para mediados de siglo la neutralidad de carbono, necesaria para combatir el cambio climático.
Es un tema delicado, porque así como las firmas europeas tienen exigencias, también cuentan con facilidades de financiamiento propias de las economías centrales. Así, los primeros perjudicados serían los exportadores de los países emergentes. No por casualidad China, India e Indonesia ya presentaron quejas. En una primera etapa, de todos modos, los importadores solamente estarán obligados a reportar las compras y sus respectivas emisiones de carbono, sin la necesidad de enfrentar sobrecostos.
"A través de este mecanismo, la Unión Europea impone costos a otras economías, afectando particularmente a los países en desarrollo. Lo peculiar de esta situación es que lo hace aun cuando su responsabilidad histórica sobre el calentamiento global es mucho mayor que la de gran parte del planeta, en vistas del impacto en términos de emisiones que provocó su industrialización; la cual le permite, actualmente, contar con mayores recursos para enfrentar el cambio climático y sus consecuencias", analizó ante Página/12 Juan Manuel Padín, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes.
La situación de argentina la viene manejando Cancillería, que todavía no realizó un pronunciamiento público al respecto. Por el tipo de comercio con la UE, no se espera un impacto de magnitud y de forma inmediata. Por lo pronto, China e India, grandes abastecedores de insumos difundidos a Europa, ya presentaron quejas ante la OMC.
En qué consiste
La UE cuenta con uno de los mercados de carbono más exigentes, compuesto por unas 10 mil empresas que son responsables del 40 por ciento de las emisiones totales en la región. Esas empresas obtienen de parte de los países de la UE “derechos” de emisión que son decrecientes en el tiempo, para ir a la descarbonización. Si la empresa emite menos que el techo, puede vender ese derecho en el mercado. En cambio, si emite más que el límite, debe salir a comprar créditos de carbono.
De modo que si una empresa es menos eficiente que sus competidoras en términos de emisión de carbono, enfrenta un costo adicional, con lo cual pierde competitividad. En este cuadro, aparece el nuevo mecanismo que apunta sobre las importaciones.
El CBAM introduce una suerte de arancel que igualaría los costos adicionales que enfrenta un productor europeo. Se trata de la primera iniciativa que impone un castigo transfronterizo a las emisiones de carbono que contienen los bienes.
Concretamente, la regulación obliga a los importadores europeos a comprar los certificados del CBAM correspondientes para afrontar la diferencia entre las emisiones que se produjeron en el país de origen y las permitidas en la UE.
En una primera etapa, el Mecanismo cubrirá las importaciones europeas de hierro, acero, cemento, aluminio, fertilizantes y electricidad. Luego la intención es incluir otro tipo de bienes, como químicos, por ejemplo. La meta es que para 2030, todos los bienes que abarca el mercado de carbono del Viejo Continente, estén dentro del CBAM. La Comisión Europea calcula que este sistema permitirá recaudar unos 9 mil millones de euros por año para el 2030.
Para Padín, "implementar este mecanismo sin contemplar una modificación sustancial en el financiamiento global para enfrentar el cambio climático, ni asegurar la debida transferencia tecnológica a los países en desarrollo y redistribuir los costos de forma equitativa, no hace más que crear mayores diferencias en un tema de relevancia mundial".