31 may 2025

GENOCIDIO IMPUNE

Oxfam Intermón acusa a Israel de buscar la "destrucción" y el "desmantelamiento total" de la Franja de Gaza. "Magnitud y frecuencia de las órdenes de evacuación" hacen "prácticamente imposible" encontrar refugio

MADRID (Europa Press)
29.05.2025








La ONG Oxfam Intermón ha acusado este jueves al Gobierno de Israel de buscar la "destrucción" y el "desmantelamiento total" de la Franja de Gaza con su campaña de "desplazamientos masivos" y su ofensiva militar, que obliga "sistemáticamente" a la población civil a refugiarse en cinco zonas "selladas y bordeadas por corredores militares".





Así, ha recordado que desde la ruptura del alto el fuego el pasado mes de marzo, Israel ha emitido casi una orden de desplazamientos cada dos días, lo que ha llevado al "confinamiento de la población en zonas aisladas que abarcan menos del 20 por ciento de la Franja de Gaza".

"Todo esto muestra la intención estratégica de Israel de desmantelar y destruir por completo Gaza y no solo de neutralizar objetivos militares", ha advertido la organización en un comunicado tras cumplirse los 600 días de ofensiva.

Desde la ruptura del alto el fuego el 18 de marzo, Israel ha emitido más de 30 órdenes de desplazamiento forzado que abarcan 68 de los 79 barrios, algunos en múltiples ocasiones. Estos barrios, junto con la expansión de las zonas militares israelíes de exclusión, representan más del 80 por ciento de Gaza, según refleja un análisis de la ONG.

Así, ha alertado de que "la magnitud y la frecuencia implacables de estas órdenes han hecho prácticamente imposible que la gente encuentre refugio". "Este patrón sugiere no un esfuerzo por neutralizar una amenaza sino una campaña deliberada para desmantelar y despoblar Gaza, un proceso de desplazamiento forzoso que constituye un crimen de guerra", ha resaltado.

"Durante más de 600 días, Israel ha afirmado que tiene como objetivo a Hamás, pero son civiles los que han sido acorralados, bombardeados y asesinados masivamente a diario", ha manifestado Bushra Jalidi, responsable de políticas de Oxfam en Jerusalén.

"Las órdenes de desplazamiento siguen un patrón claro y calculado: utilizar la amenaza de la violencia para acorralar a los civiles en zonas de confinamiento cada vez más reducidas. Esto no es lucha contra el terrorismo, como alega Israel, sino la evacuación sistemática de Gaza mediante la fuerza militarizada en enclaves de internamiento", ha añadido.

Mientras tanto, Israel ha extendido su presencia militar a lo largo de cinco de los llamados "corredores de seguridad" --Filadelfia, Murag, Kisufim, Netzarim y Mefalsim-- y que atraviesan horizontalmente la franja de Gaza. Estos corredores dividen el territorio en cinco zonas aisladas, separando el norte del sur y restringiendo la circulación de civiles dentro de un espacio ya de por sí muy confinado, según Oxfam.

El documento apunta a un patrón que subraya lo que las autoridades israelíes han declarado abiertamente: planes para tomar el control de Gaza y establecer centros humanitarios militarizados, donde la población civil recibirá ayuda de contratistas privados bajo custodia armada.

DESPLAZAMIENTOS MASIVOS

Tan solo en la última semana (del 15 al 20 de mayo), más de 160.000 personas han tenido que desplazarse, parte de un total más amplio de casi 600.000 personas desplazadas desde el 18 de marzo, muchas de ellas en repetidas ocasiones.

"El efecto de estas órdenes en las poblaciones ya desplazadas ha sido devastador. En cualquier otro conflicto, la población civil tendría rutas para huir a zonas o países vecinos. En este caso, la población palestina se encuentra completamente acorralada bajo un asedio férreo y siendo empujada hacia la costa", ha advertido la organización.

La asesora de género de Oxfam en Gaza Fidaa Alaraj, que se ha visto también desplazada en varias ocasiones junto a su familia, ha pedido "imaginar intentar mudarse con cuatro hijos o un padre anciano en plena noche, sin transporte ni lugar al que ir". "La gente está tan agotada que muchos preferirían morir antes que volver a huir", ha asegurado.

Los llamados "refugios conocidos" y designados por Israel, entre ellos Al Mawasi, son poco más que campamentos inundados de polvo que no ofrecen ninguna protección real, ha puntualizado.

Al Mauasi, una árida franja costera de aproximadamente 40 kilómetros cuadrados que albergaba a tan solo 7.000 personas antes de la guerra, ha sido designada ahora como lugar de reubicación para cientos de miles y, a pesar de su etiqueta de zona segura, ha sido atacada repetidamente por el fuego israelí.

En este sentido, Oxfam ha hecho hincapié en que casi todas las zonas restantes donde se está reubicando forzosamente a civiles --que abarcan tan solo el 20 por ciento del territorio de Gaza-- carecen por completo de agua potable, saneamiento, atención médica e infraestructura básica.

"Esta campaña de aniquilación y el derramamiento de sangre deben terminar. Ya es hora de que los gobiernos occidentales y otras potencias influyentes vayan más allá de las declaraciones y ejerzan una presión significativa sobre Israel para que levante el asedio y abandone cualquier plan de anexión de Gaza", ha manifestado Jalidi.

Asimismo, ha señalado que la paz "no puede ser negociada sobre las ruinas de Gaza ni con el robo de tierras palestinas". "Ante la Cumbre de la Solución de Dos Estados prevista en Nueva York el próximo junio, los líderes mundiales deben instar a Israel a levantar el asedio y abandonar cualquier plan de anexión de Gaza o Cisjordania. Lo que está en juego no es solo el futuro de Palestina, sino la integridad de toda nación que afirma respetar el derecho internacional", ha zanjado.

Foto: Palestinos inspeccionan las consecuencias de un bombardeo ejecutado por el Ejército de Israel contra la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza - Abed Rahim Khatib/dpa - Archivo

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El genocidio en Gaza y el resurgir del movimiento antibélico global

Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican)

Durante el mes de mayo se incrementaron las protestas masivas contra la ocupación israelí de la Franja de Gaza. A pesar de los intentos de varios gobiernos por impedirlas y de que muchos medios de comunicación ni siquiera las registren, éstas no cesan.

Más de 100 mil personas marcharon por las calles de Londres el 18 de mayo mientras que en Ámsterdam, Berlín, Madrid, Montreal, Londres y París hubo grandes movilizaciones que ningún gobierno pudo ignorar. A esto se suma un extendido activismo universitario en Estados Unidos a pesar del intento de silenciar las voces críticas hacia el Estado de Israel, so pena de ser acusadas de antisemitismo.

Los grandes medios de comunicación proisraelíes insisten en ocultar o minimizar lo que sucede en Gaza. Tratan de no mostrar las terribles imágenes de niños quemados o la destrucción de la pequeña Franja, pero la competencia de las redes sociales los obliga –como mínimo- a informar, aunque no quieran.

La protesta contra Israel es global y evoca los grandes movimientos antibélicos del pasado. El más reciente de gran escala fue la oposición a la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003, cuando el 15 de febrero se organizaron manifestaciones simultáneas en más de 600 ciudades alrededor del mundo. Sin embargo, pese a la importancia y alcance de estas protestas, no se logró impedir la invasión.

Más atrás en el tiempo podemos mencionar la protesta contra la guerra en Vietnam con epicentro en Estados Unidos en la década de los 60 y 70 del siglo pasado. Este fue el movimiento antibélico y pacifista más importante de la historia e incidió en el retiro de las tropas estadounidense en 1975.

Los movimientos de protesta —el de Vietnam en su momento y el de Israel hoy— actúan en dos frentes complementarios. Por un lado, exponen las atrocidades cometidas contra poblaciones civiles; y en la era de los celulares y las múltiples plataformas, esas imágenes se propagan con rapidez.

Por el otro, las movilizaciones globales alientan a que crezcan las voces locales que, aunque aún minoritarias, se pronuncian contra la destrucción de Gaza. Algunos israelíes, desde una perspectiva ética, rechazan los bombardeos sobre la población civil. Otros temen una guerra interminable que solo suma muertos. Como se suele decir en Israel: “mueren nuestros hijos”.

Durante la guerra de Vietnam uno de los efectos más impactantes para la población estadounidense, que llevó a exigir el retiro de las tropas, fue ver los ataúdes que regresaban del sudeste asiático. Mientras cenaban y miraban la televisión veían llegar los féretros a la base de Denver. Las estadísticas son frías, lejanas; un ataúd cubierto de la bandera impacta. En la Casa Blanca aprendieron la lección. Conscientes del impacto visual que tienen las escenas de los ataúdes, prohibieron que se mostraran durante la invasión a Irak de 2003. Solo divulgaban cifras impersonales.

La otra lección que aprendieron fue no brindar información sobre la muerte de civiles ya que es un tema muy sensible, incluso para quienes apoyan una guerra. No es lo mismo matar soldados regulares o irregulares que niños y ancianos. Durante la invasión a Irak le preguntaron al comandante Tommy Franks por la muerte de iraquíes; simplemente dijo “no contamos cuerpos”.

Es la misma actitud que hoy muestran los principales responsables israelíes al ser preguntados por las muertes de civiles causadas por los intensos bombardeos. Tampoco las cuentan. El ejército israelí aplica la llamada “Doctrina Dahiya”.

Esta doctrina, nombrada así por un barrio del sur de Beirut que fue duramente bombardeado por el ejército israelí durante la invasión de 2006, implica el uso de una fuerza desproporcionada y sistemática contra áreas civiles que se consideran estratégicamente importantes.

El término fue acuñado por analistas militares tras declaraciones públicas del general Gadi Eizenkot en 2008, quien afirmó que la estrategia busca causar gran daño y destrucción para debilitar al enemigo, sin importar las pérdidas civiles.

Hay que reconocer que el general Eizenkot fue más honesto que el general Franks. Al ser consultado por los bombardeos sobre ese barrio de Beirut dijo: «aplicaremos una fuerza desproporcionada sobre esa aldea y causaremos allí un gran daño y destrucción. Desde nuestro punto de vista, no se trata de aldeas civiles, sino de bases militares».

Y para que no quedaran dudas sobre sus palabras agregó: “no es una recomendación. Es un plan. Y ha sido aprobado». Clarísimo: es una estrategia basada en la destrucción sistemática de zonas civiles.

Pero siempre se puede ser más explícito.



El 20 de mayo, Yair Golan, exgeneral del ejército israelí y actual líder del partido de oposición “Los Demócratas”, declaró en una entrevista que “un país sensato no lucha contra civiles, no mata bebés como pasatiempo y no se fija como objetivo la expulsión de una población”. Textual. Como suele ocurrir en casi todo el mundo cuando se critica al gobierno israelí, para descalificar y silenciar esas voces se las tilda de antisemitas. Golán, israelí y exgeneral, tampoco se salvó.

Las palabras de Golan resonaron tanto en Israel como en el ámbito internacional. Las críticas de un general tienen un peso especial y pueden influir en muchos soldados que dudan entre acatar las órdenes de combatir en Gaza o unirse a quienes ya se niegan por convicción ética. A nivel global, su declaración ha sido recogida por los movimientos de protesta que ya la emplean para presionar a sus gobiernos a cesar el apoyo y suministro de armamento a Israel.

La historia de las protestas antibélicas demuestra que las voces colectivas pueden cambiar el curso de los conflictos. La resistencia global frente al genocidio en Gaza no solo gana terreno, sino que está forzando un cambio en la agenda internacional. La creciente presión externa e interna demanda que Israel detenga los bombardeos y que los gobiernos de todo el mundo revisen y cuestionen su apoyo político y militar a Israel.

* Colectivo del Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican), Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA)