La revancha del capital, 20 años después
Gustavo Campana
24 de noviembre de 2025

“No temamos al porvenir. Será nuestro, si nos atrevemos a romper las ataduras que están frenando nuestro progreso; ataduras mentales contra la libre empresa y contra el capital extranjero. Ataduras absurdas que nos desprestigian ante el mundo civilizado. Un pueblo también demuestra ser verdaderamente soberano y dueño de su destino cuando acepta, bajo el amparo y la protección de sus leyes, la colaboración del capital, de la ciencia y de la técnica extranjera; asegurándoles la justa retribución a que tengan derecho. Encerrarse en sí mismo y confiar en que el Estado tiene que hacerlo todo y además con recursos exclusivamente nacionales, es condenarse a vivir en estado semipastoril”. Después de las bombas, el golpe y los fusilamientos, el almirante Isaac Rojas le anunciaba a la población en 1956, el estreno de la subordinación argentina a las órdenes de Washington.
Y en ese pliego de condiciones, estaba el ingreso al Fondo Monetario Internacional. El imperio le encargó a la Libertadora el objetivo político de la proscripción eterna del peronismo, para generar una zona liberada en la que reinaría el mercado, desamparando a trabajadores y velando por los privilegios de las minorías.
La decisión clave del peronismo entre 1946 y 1955 fue no dejar a la economía en manos del organismo de control creado por Estados Unidos, solo para que los países subdesarrollados nunca dejen de serlo.
La decisión clave del peronismo entre 1946 y 1955 fue no dejar a la economía en manos del organismo de control creado por Estados Unidos, solo para que los países subdesarrollados nunca dejen de serlo.
La independencia económica del 47 había declarado “la emancipación de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio”. La nacionalización del Banco Central y los ferrocarriles, más el pago total de la deuda externa, fueron los tres ejes de la refundación económica. El crecimiento de la industria nacional y el desarrollo de la ciencia y la tecnología transformaron a aquel país casi exclusivamente agrícola ganadero, en un Estado con riquezas naturales y línea de producción.
Cincuenta años separaron nuestro ingreso al FMI del histórico pago que Néstor Kirchner anunció el 15 de diciembre de 2005, para liberar al país del repetido planteo de ajuste, achique, deuda, fuga, industricidio y desocupación. En ese medio siglo, el proyecto de país volvió un ratito en el 73 para defender fábricas a tres turnos y distribución de la riqueza.
Cincuenta años separaron nuestro ingreso al FMI del histórico pago que Néstor Kirchner anunció el 15 de diciembre de 2005, para liberar al país del repetido planteo de ajuste, achique, deuda, fuga, industricidio y desocupación. En ese medio siglo, el proyecto de país volvió un ratito en el 73 para defender fábricas a tres turnos y distribución de la riqueza.
En ese medio siglo, el proyecto de colonia impulsó desde los primeros stand by del Fondo hasta el nacimiento de la “Patria financiera”, pasando por el Plan Larkin, los bonos de Alsogaray, Rodrigazo, el terrorismo de Estado como guardaespaldas de los “Chicago boys”, avalancha de importados, “Plata dulce”, destrucción del aparato productivo, Consenso de Washington, Plan Austral, Plan Primavera, hiperinflación, convertibilidad, privatizaciones, Plan Brady, la Banelco, 14 cuasimonedas, blindaje, megacanje y fundamentalmente, una deuda cercana a los 180 mil millones de dólares.
En 2001, de cada 10 argentinos, dos vivían en la marginalidad de la banquina del sistema; seis puchereaban en la pobreza y dos correspondían a la clase media o media alta. Todos le debían a los acreedores externos cerca de cuatro mil dólares por cabeza. A jubilados y estatales les recortaron el 13%, el 24% de la población no tenía trabajo y de los que laburaban, el 40% estaba en negro y 20% hacía changas. Por orden del hambre, comenzaron los saqueos. Por orden de De la Rúa, el estado de sitio volvió después de mucho tiempo. Las fuerzas de seguridad tiraron a matar y cometieron 39 asesinatos. Nueve de los muertos tenían entre 13 y 17 años.
La decisión de Néstor de terminar con el Fondo se materializó a través de un pago de 9.810 millones de dólares, que representó el 26% de las reservas disponibles del Central. La jugada resultó geopolíticamente perfecta y fue la segunda acción conjunta de las dos economías más importantes del continente en un mes. Dos actores que hasta ese momento fueron obligados a mirarse como hipótesis de conflicto permanente. La primera sociedad fue el No al Alca, quebrando la intención estadounidense de levantar un acuerdo de libre comercio panamericano. Buenos Aires y Brasilia cerraron el año anunciando su independencia de la “miseria planificada”.
El 13 de diciembre, dos días antes del mensaje de Kirchner, Lula anunció el pago por adelantado al FMI de 15.500 millones de dólares por vencimientos 2006-2007. Terminaba de esta manera un larguísimo período de cesión de la capacidad de autodeterminación de los dos países a organismos acreedores que usaban la deuda como instrumento de extorsión. A través de este vínculo enfermizo, en el sur gobernaba el ajuste perpetuo. Argentina y Brasil invirtieron en espacios de libertad y ensancharon sus márgenes de independencia, después de privatizaciones y extranjerización de la economía.
El 3 de enero de 2006, cuando se canceló en un solo pago la deuda con el Fondo, los dólares llegaron a destino mediante una compleja operación financiera, destinada a esquivar posibles embargos de los fondos buitre. Durante los siguientes nueve años, Argentina creció sin padecer el peso de órdenes regresivas. Entre 2005 y 2010, la economía tuvo un despegue sostenido, a un promedio superior al 8% anual. Nació el período más largo de crecimiento de los últimos 100 años. Las reservas del Banco Central pasaron de 14 mil millones de dólares en 2003, a más de 50 mil en 2007, cuando se duplicaron las exportaciones. El superávit fiscal se mantuvo entre 2005 y 2010, en torno al 3,2% del PBI.
El proceso de reestructuración de deuda comenzó en 2005, cuando Argentina negoció con los bonistas una quita del 65% y cerró en 2010 con cerca del 95% de los acreedores adentro. La deuda externa en 2003 representaba el 130% del PBI y una vez reestructurada, fue inferior al 50%. Paralelamente, se recuperaron los salarios y se redujo la desocupación a menos de un dígito después de más de 13 años.
Otro dato clave fue la recuperación del sistema de jubilaciones y pensiones, que posibilitó que los 90 mil millones de pesos de los trabajadores, que eran administrados por aseguradoras privadas a través de comisiones del 33%, regresaran a manos del Estado. Sin las órdenes del Fondo sonando en la Casa Rosada, el kirchnerismo rescató Tandanor (2007), Aerolíneas Argentinas (2008), Fábrica Militar de Aviones de Córdoba (2009) y nacionalizó del 51% de las acciones de YPF (2012).
Después de aquella “Década ganada”, llegó una perdida. El regreso del Fondo, luego de tomar toda la deuda posible de la banca privada y destrozar la economía real, siempre habla de un enfermo terminal.
Agosto de 2018. El mensaje duró exactamente un minuto y 42 segundos. El mensaje más corto de la historia económica argentina comenzó a consolidar la dependencia política de dos o tres generaciones futuras. Trump auspiciando el “abrazo del oso”, que en el discurso presidencial fue bautizado “financiamiento preventivo”. El crédito de 45 mil millones de dólares sirvió para pagar la joda del carry trade, con el que Caputo lideró la timba.
Abril de 2025, un crédito del FMI por 20 mil millones de dólares, solo para que los amigos de Bessent se lleven lo que ganaron en la mesa de dinero institucional, en la que el Toto convirtió a las finanzas argentinas. La deuda que Néstor dejó en cero ahora ronda los 70 mil millones de verdes.
Octubre de 2025. Trump volvió a ordenar otro salvataje, a través de un swap de 20 mil millones de dólares.
Noviembre de 2025. Un grupo de cuatro bancos encabezado por el JP Morgan, prometió 4.500 millones de dólares para que los libertarios que consideran que gobernar es solo pasar la gorra por los organismos internacionales, paguen deuda en enero del 26.
Macri y Milei estrellaron al país contra la economía de mercado, sin respuestas para tanto número negativo de la micro y con la macro, a un par de cuadras del default. Dos pactos con el Diablo, para que asuma la conducción de la Rosada el que nadie votó. Ceremonias de entrega anticipada del poder, a un elenco de titiriteros con sede en Washington.
Son números. Estadísticas no aptas para negacionistas, porque la frialdad de los datos no deja espacio para la discusión. Son el resultado de los duelos cíclicos entre los procesos de desendeudamiento, industria nacional y mercado interno y las etapas ruinosas que lideran los endeudadores seriales, el importado y la recesión.
En 2001, de cada 10 argentinos, dos vivían en la marginalidad de la banquina del sistema; seis puchereaban en la pobreza y dos correspondían a la clase media o media alta. Todos le debían a los acreedores externos cerca de cuatro mil dólares por cabeza. A jubilados y estatales les recortaron el 13%, el 24% de la población no tenía trabajo y de los que laburaban, el 40% estaba en negro y 20% hacía changas. Por orden del hambre, comenzaron los saqueos. Por orden de De la Rúa, el estado de sitio volvió después de mucho tiempo. Las fuerzas de seguridad tiraron a matar y cometieron 39 asesinatos. Nueve de los muertos tenían entre 13 y 17 años.
La decisión de Néstor de terminar con el Fondo se materializó a través de un pago de 9.810 millones de dólares, que representó el 26% de las reservas disponibles del Central. La jugada resultó geopolíticamente perfecta y fue la segunda acción conjunta de las dos economías más importantes del continente en un mes. Dos actores que hasta ese momento fueron obligados a mirarse como hipótesis de conflicto permanente. La primera sociedad fue el No al Alca, quebrando la intención estadounidense de levantar un acuerdo de libre comercio panamericano. Buenos Aires y Brasilia cerraron el año anunciando su independencia de la “miseria planificada”.
El 13 de diciembre, dos días antes del mensaje de Kirchner, Lula anunció el pago por adelantado al FMI de 15.500 millones de dólares por vencimientos 2006-2007. Terminaba de esta manera un larguísimo período de cesión de la capacidad de autodeterminación de los dos países a organismos acreedores que usaban la deuda como instrumento de extorsión. A través de este vínculo enfermizo, en el sur gobernaba el ajuste perpetuo. Argentina y Brasil invirtieron en espacios de libertad y ensancharon sus márgenes de independencia, después de privatizaciones y extranjerización de la economía.
El 3 de enero de 2006, cuando se canceló en un solo pago la deuda con el Fondo, los dólares llegaron a destino mediante una compleja operación financiera, destinada a esquivar posibles embargos de los fondos buitre. Durante los siguientes nueve años, Argentina creció sin padecer el peso de órdenes regresivas. Entre 2005 y 2010, la economía tuvo un despegue sostenido, a un promedio superior al 8% anual. Nació el período más largo de crecimiento de los últimos 100 años. Las reservas del Banco Central pasaron de 14 mil millones de dólares en 2003, a más de 50 mil en 2007, cuando se duplicaron las exportaciones. El superávit fiscal se mantuvo entre 2005 y 2010, en torno al 3,2% del PBI.
El proceso de reestructuración de deuda comenzó en 2005, cuando Argentina negoció con los bonistas una quita del 65% y cerró en 2010 con cerca del 95% de los acreedores adentro. La deuda externa en 2003 representaba el 130% del PBI y una vez reestructurada, fue inferior al 50%. Paralelamente, se recuperaron los salarios y se redujo la desocupación a menos de un dígito después de más de 13 años.
Otro dato clave fue la recuperación del sistema de jubilaciones y pensiones, que posibilitó que los 90 mil millones de pesos de los trabajadores, que eran administrados por aseguradoras privadas a través de comisiones del 33%, regresaran a manos del Estado. Sin las órdenes del Fondo sonando en la Casa Rosada, el kirchnerismo rescató Tandanor (2007), Aerolíneas Argentinas (2008), Fábrica Militar de Aviones de Córdoba (2009) y nacionalizó del 51% de las acciones de YPF (2012).
Después de aquella “Década ganada”, llegó una perdida. El regreso del Fondo, luego de tomar toda la deuda posible de la banca privada y destrozar la economía real, siempre habla de un enfermo terminal.
Agosto de 2018. El mensaje duró exactamente un minuto y 42 segundos. El mensaje más corto de la historia económica argentina comenzó a consolidar la dependencia política de dos o tres generaciones futuras. Trump auspiciando el “abrazo del oso”, que en el discurso presidencial fue bautizado “financiamiento preventivo”. El crédito de 45 mil millones de dólares sirvió para pagar la joda del carry trade, con el que Caputo lideró la timba.
Abril de 2025, un crédito del FMI por 20 mil millones de dólares, solo para que los amigos de Bessent se lleven lo que ganaron en la mesa de dinero institucional, en la que el Toto convirtió a las finanzas argentinas. La deuda que Néstor dejó en cero ahora ronda los 70 mil millones de verdes.
Octubre de 2025. Trump volvió a ordenar otro salvataje, a través de un swap de 20 mil millones de dólares.
Noviembre de 2025. Un grupo de cuatro bancos encabezado por el JP Morgan, prometió 4.500 millones de dólares para que los libertarios que consideran que gobernar es solo pasar la gorra por los organismos internacionales, paguen deuda en enero del 26.
Macri y Milei estrellaron al país contra la economía de mercado, sin respuestas para tanto número negativo de la micro y con la macro, a un par de cuadras del default. Dos pactos con el Diablo, para que asuma la conducción de la Rosada el que nadie votó. Ceremonias de entrega anticipada del poder, a un elenco de titiriteros con sede en Washington.
Son números. Estadísticas no aptas para negacionistas, porque la frialdad de los datos no deja espacio para la discusión. Son el resultado de los duelos cíclicos entre los procesos de desendeudamiento, industria nacional y mercado interno y las etapas ruinosas que lideran los endeudadores seriales, el importado y la recesión.
A 20 años del pago al Fondo Monetario Internacional, la revancha del capital concentrado llegó con valor agregado: el sueño de transformar a la Argentina en un protectorado de los Estados Unidos.
Por ahora, reina la fortaleza de un relato que esconde la fragilidad del balance, pero mucho más temprano que tarde, el plan de negocios de la derecha volverá a chocar inexorablemente contra la deuda interminable. Ese monstruo grande que pisa fuerte, que ellos mismos construyeron.