El presidente ultraderechista no respetó las medidas de distanciamiento ni usó mascarilla
10 de mayo de 2021
. Imagen: AFP
El mandatario volvió a elogiar el papel del Ejército y dijo que su lema y el de sus votantes es "Dios, patria y familia".El país sigue sufriendo los duros embates del coronavirus.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, encabezó este domingo una multitudinaria caravana de motociclistas en Brasilia sin respetar las medidas de distanciamiento social ni usar tapaboca en un país que sigue sufriendo los duros embates del coronavirus. Rodeado de un fuerte operativo de seguridad, el mandatario de 66 años partió del Palacio de Alvorada junto a cientos de simpatizantes para recorrer durante una hora el centro de la capital del país.
Al final del recorrido, Bolsonaro saludó a sus seguidores sin tapabocas, contradiciendo nuevamente las recomendaciones sanitarias para contener al coronavirus, que ya terminó con la vida de más de 420 mil brasileños. Desde allí y celebrando el Día de la Madre, volvió a elogiar el papel del Ejército y dijo que su lema y el de sus votantes es "Dios, patria y familia". El polémico acto se produce en medio de la comisión instalada en el Senado para investigar posibles "omisiones" del gobierno de Bolsonaro en el combate a la pandemia.
"Tuvimos un problema gravísimo el año pasado, algo que nadie esperaba, la pandemia, pero poco a poco estamos venciendo. Pueden estar seguros: como jefe supremo de las Fuerzas Armadas jamás mi Ejército irá a las calles para mantenerlos dentro de casa", le dijo Bolsonaro a sus seguidores, concentrados en las afueras del Palacio de Alvorada. Tanto en la salida como en la llegada a la residencia oficial, una banda militar fue la banda sonora de la gira del presidente.
"Esta no es una demostración política sino de amor a la patria, es una demostración de todos aquellos que quieren paz, tranquilidad y libertad por encima de todo", señaló Bolsonaro. "No existe nada más sagrado para un hombre y una mujer que garantizar y tener su libertad", insistió el jefe de Estado.
Al final del recorrido Bolsonaro, férreo crítico del confinamiento social para enfrentar la pandemia, se sacó fotos, estrechó manos con decenas de seguidores que al igual que él no llevaban barbijo y agradeció el "apoyo a un gobierno que se identifica en gran medida con el Ejército".
Además volvió a insistir en la necesidad de implementar el voto impreso frente a las urnas electrónicas actuales de cara a las próximas elecciones, que serán en octubre de 2022 y a las que pretende presentarse. "Nuestro lema es Dios, patria y familia. Incomoda a mucha gente, pero sabemos que eso es la esencia de todos nosotros", sentenció.
"Estoy participando del acto en apoyo a todo lo que el gobierno ha hecho en estos dos últimos años para rescatar a Brasil", dijo Carlos Toledo, de 61 años, luego de participar de la caravana en la que muchos motociclistas llevaron la bandera brasileña, convertida en símbolo de las movilizaciones pro Bolsonaro.
El pasado primero de mayo los seguidores del mandatario de ultraderecha realizaron multitudinarias marchas y caravanas motorizadas en ciudades como Brasilia, San Pablo y Rio de Janeiro, solo tres días antes de que una comisión del Senado empezara a investigar las acciones del gobierno para enfrentar la pandemia en Brasil.
En su declaración del martes ante el Senado, el exministro Luiz Henrique Mandetta, destituido en abril de 2020 por defender el distanciamiento social para contener el virus, afirmó que alertó "sistemáticamente" al presidente Bolsonaro sobre las "gravísimas consecuencias" de sus posturas frente a la pandemia.
Al día siguiente el exministro Nelson Teich, que sucedió a Mandetta por casi un mes, dijo que su renuncia a la cartera de Salud se debió a la presión del mandatario para prescribir cloroquina contra la covid-19, pese a ser un remedio ineficaz contra el virus y potencialmente peligroso.
Para el viernes próximo está prevista la declaración del exministro Eduardo Pazuello, un militar destituido en el mes de marzo en medio de fuertes críticas a su gestión, principalmente debido a la demora de Brasil para negociar vacunas.
En la última semana Brasil, uno de los países más afectados por la covid-19, reportó un promedio de 60 mil infectados y 2.100 muertes por coronavirus. Desde el inicio de la crisis sanitaria, acumula más 15,1 millones de casos positivos y 420 mil fallecidos vinculados a la enfermedad. Aunque en el último mes ha bajado ligeramente el número de contagios y víctimas, la tendencia de desaceleración es aún débil y el virus sigue fuera de control en buena parte del territorio nacional.
El viernes pasado la secretaría de Salud del estado de Río de Janeiro descubrió que la cepa de Manaos, protagonista central del colapso sanitario en Brasil desde febrero, tuvo una mutación y generó una nueva variante del coronavirus. La variante fue bautizada P.1.2 por ser una mutación de la P1, surgida en la capital del estado de Amazonas en noviembre pasado, y si bien hasta el momento no se puede afirmar si es más contagiosa o letal que la anterior, es un nuevo motivo de preocupación para científicos y trabajadores de la salud.
El mandatario volvió a elogiar el papel del Ejército y dijo que su lema y el de sus votantes es "Dios, patria y familia".El país sigue sufriendo los duros embates del coronavirus.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, encabezó este domingo una multitudinaria caravana de motociclistas en Brasilia sin respetar las medidas de distanciamiento social ni usar tapaboca en un país que sigue sufriendo los duros embates del coronavirus. Rodeado de un fuerte operativo de seguridad, el mandatario de 66 años partió del Palacio de Alvorada junto a cientos de simpatizantes para recorrer durante una hora el centro de la capital del país.
Al final del recorrido, Bolsonaro saludó a sus seguidores sin tapabocas, contradiciendo nuevamente las recomendaciones sanitarias para contener al coronavirus, que ya terminó con la vida de más de 420 mil brasileños. Desde allí y celebrando el Día de la Madre, volvió a elogiar el papel del Ejército y dijo que su lema y el de sus votantes es "Dios, patria y familia". El polémico acto se produce en medio de la comisión instalada en el Senado para investigar posibles "omisiones" del gobierno de Bolsonaro en el combate a la pandemia.
"Tuvimos un problema gravísimo el año pasado, algo que nadie esperaba, la pandemia, pero poco a poco estamos venciendo. Pueden estar seguros: como jefe supremo de las Fuerzas Armadas jamás mi Ejército irá a las calles para mantenerlos dentro de casa", le dijo Bolsonaro a sus seguidores, concentrados en las afueras del Palacio de Alvorada. Tanto en la salida como en la llegada a la residencia oficial, una banda militar fue la banda sonora de la gira del presidente.
"Esta no es una demostración política sino de amor a la patria, es una demostración de todos aquellos que quieren paz, tranquilidad y libertad por encima de todo", señaló Bolsonaro. "No existe nada más sagrado para un hombre y una mujer que garantizar y tener su libertad", insistió el jefe de Estado.
Al final del recorrido Bolsonaro, férreo crítico del confinamiento social para enfrentar la pandemia, se sacó fotos, estrechó manos con decenas de seguidores que al igual que él no llevaban barbijo y agradeció el "apoyo a un gobierno que se identifica en gran medida con el Ejército".
Además volvió a insistir en la necesidad de implementar el voto impreso frente a las urnas electrónicas actuales de cara a las próximas elecciones, que serán en octubre de 2022 y a las que pretende presentarse. "Nuestro lema es Dios, patria y familia. Incomoda a mucha gente, pero sabemos que eso es la esencia de todos nosotros", sentenció.
"Estoy participando del acto en apoyo a todo lo que el gobierno ha hecho en estos dos últimos años para rescatar a Brasil", dijo Carlos Toledo, de 61 años, luego de participar de la caravana en la que muchos motociclistas llevaron la bandera brasileña, convertida en símbolo de las movilizaciones pro Bolsonaro.
El pasado primero de mayo los seguidores del mandatario de ultraderecha realizaron multitudinarias marchas y caravanas motorizadas en ciudades como Brasilia, San Pablo y Rio de Janeiro, solo tres días antes de que una comisión del Senado empezara a investigar las acciones del gobierno para enfrentar la pandemia en Brasil.
En su declaración del martes ante el Senado, el exministro Luiz Henrique Mandetta, destituido en abril de 2020 por defender el distanciamiento social para contener el virus, afirmó que alertó "sistemáticamente" al presidente Bolsonaro sobre las "gravísimas consecuencias" de sus posturas frente a la pandemia.
Al día siguiente el exministro Nelson Teich, que sucedió a Mandetta por casi un mes, dijo que su renuncia a la cartera de Salud se debió a la presión del mandatario para prescribir cloroquina contra la covid-19, pese a ser un remedio ineficaz contra el virus y potencialmente peligroso.
Para el viernes próximo está prevista la declaración del exministro Eduardo Pazuello, un militar destituido en el mes de marzo en medio de fuertes críticas a su gestión, principalmente debido a la demora de Brasil para negociar vacunas.
En la última semana Brasil, uno de los países más afectados por la covid-19, reportó un promedio de 60 mil infectados y 2.100 muertes por coronavirus. Desde el inicio de la crisis sanitaria, acumula más 15,1 millones de casos positivos y 420 mil fallecidos vinculados a la enfermedad. Aunque en el último mes ha bajado ligeramente el número de contagios y víctimas, la tendencia de desaceleración es aún débil y el virus sigue fuera de control en buena parte del territorio nacional.
El viernes pasado la secretaría de Salud del estado de Río de Janeiro descubrió que la cepa de Manaos, protagonista central del colapso sanitario en Brasil desde febrero, tuvo una mutación y generó una nueva variante del coronavirus. La variante fue bautizada P.1.2 por ser una mutación de la P1, surgida en la capital del estado de Amazonas en noviembre pasado, y si bien hasta el momento no se puede afirmar si es más contagiosa o letal que la anterior, es un nuevo motivo de preocupación para científicos y trabajadores de la salud.