Resultado de la fuerte expansión económica de las últimas décadas
Por Javier Lewkowicz
17 de mayo de 2021
La Muralla China, un símbolo del esfuerzo, la resistencia y la superación del gigante asiático.
La erradicación de la pobreza extrema que recientemente anunció China es producto no sólo del derrame derivado de la impresionante expansión económica a lo largo de las últimas tres décadas sino también de un amplio número de programas enfocados en el acompañamiento de las familias indigentes, la capacitación, mejora en las redes de comercialización, acceso a la energía, infraestructura y ampliación de la protección social. Este complejo proceso representa un hito en la historia moderna, dado que China explica una quinta parte de la población mundial, y fue el motivo de la investigación plasmada en el libro “China -La superación de la pobreza”, de los autores Néstor Restivo y Gustavo NG.
Néstor Restivo y Gustavo NG presentaron su libro "“China -La superación de la pobreza” donde explican cómo hizo el gigante asiático para lograrlo.
El libro fue presentado en un evento virtual que organizó el grupo de estudios China y América del Centro Cultural de la Cooperación. Contó también con la participación de Wang Xiaolin, Ministro Consejero de la Embajada de China en Argentina, quien además de enfatizar el logro de la erradicación de la indigencia en el país asiático se refirió al tema de las vacunas. “China es el mayor proveedor de vacunas hacia países en vías de desarrollo. Vamos a seguir con la distribución en forma global para salvar la grieta en el acceso desigual a las vacunas entre países”, dijo.
“Entre 2016 y 2019, viajamos muchas veces a China y entrevistamos a académicos, dirigentes y militantes en territorio. Uno de los ejes que reconocemos es que el tema de la erradicación de la pobreza es un compromiso asumido por muchos actores. En primer lugar, involucra al Estado central, pero también todos los ministerios, el Partido y los estados provinciales y municipales. Y se trata de algo de particular interés para nosotros, que vemos pasar las décadas sin poder resolver este flagelo”, comenzó Restivo, historiador y director de la revista Dang Dai, especializada en China.
Gustavo NG, co-autor junto a Restivo, consideró que “el hecho de que el país más poblado del mundo, que concentra a un quinto de la población mundial, no tenga más indigencia y esté camino a erradicar la pobreza, es casi delirante. Estamos hablando de algo que es hito de la humanidad, una sociedad sin niños que se van a dormir con hambre”.
¿Cómo?
“Hay dos grandes instancias en la superación de la pobreza. La primera es generar riqueza para distribuir y la segunda distribuir de manera ecuánime. En China, la fabulosa riqueza que se generó desde la década del ’80 tuvo un lugar en un sistema fuerte de redistribución, lo cual ha permitido una repartición ecuánime, lo cual no quiere decir igualitaria, ya que en China hay una clase con mucho más poder de consumo que otras. Sin embargo, el resto de la sociedad ha ido mejorando. Pero aun así, en determinadas zonas y sectores no alcanzaba la economía socialista. Ahí aparecieron muchos programas focalizados”, explicó Gustavo NG.
Los autores relevaron las medidas puntuales adoptadas en zonas con malas condiciones para la agricultura y con situaciones de atraso estructural. “Se procuró enganchar a esos sectores a la marcha de la economía nacional. Esas poleas consistieron en la creación de caminos, provisión de energía, mejora de los sistemas de comercialización, temas incluso de marketing basados en las tradiciones locales. También capacitación para modernizar sistemas de producción que eran muy antiguos, junto con cobertura social y servicios básicos como educación, salud, vivienda, servicios urbanos y agrícolas y protección tercera edad”, continuó Gustavo NG.
Un capítulo importante se vincula al turismo, ya que a medida que las clases medias urbanas fueron aumentando su poder adquisitivo, parte de ese dinero fue al turismo internacional pero sobre todo nacional. Hubo un fuerte trabajo para que las minorías étnicas de zonas alejadas, retrasadas económicamente pero con gran tradición, pudieran ofrecer servicios turísticos culturales.
“A lo largo de dos décadas hubo programas muy ambiciosos de acompañamiento casa por casa, familia por familia, para que la gente salga de la condición de indigencia. Esto se hizo en un territorio gigantesco, con responsables por familia y seguimiento periódico. La erradicación de la indigencia es un programa multifacético, pero para mí lo fuerte es la capacitación laboral para que los pobres produzcan no solo para subsistencia diario sino para colocar en el mercado, incluso para exportar”, agregó Restivo.
Por su parte, Paule Decrop, politóloga y especialista en Derechos Humanos y Democratización, mencionó las críticas desde Occidente a China por temas vinculados a participación política y libertad de prensa y remarcó que “desde 1949 la esperanza de vida en China pasó de 35 a 77 años y la tasa de alfabetización, del 20 al 96,84 por ciento. El 95 por ciento de la población es cubierta por el sistema de salud pública y hay participación política de las minorías étnicas”.
Mariano Ciafardini, coordinador del Grupo de Estudios de China y América latina en el CCC, enfatizó que “ningún país capitalista es capaz de hacer esto. No solo no es capaz sino que no tiene intención de hacerlo porque los gobiernos son manipulados por las grandes corporaciones financieras y económicas a quienes no les interesa la franja de excluidos. Es más, históricamente al capitalismo le viene bien que haya excluidos”.
La erradicación de la pobreza extrema que recientemente anunció China es producto no sólo del derrame derivado de la impresionante expansión económica a lo largo de las últimas tres décadas sino también de un amplio número de programas enfocados en el acompañamiento de las familias indigentes, la capacitación, mejora en las redes de comercialización, acceso a la energía, infraestructura y ampliación de la protección social. Este complejo proceso representa un hito en la historia moderna, dado que China explica una quinta parte de la población mundial, y fue el motivo de la investigación plasmada en el libro “China -La superación de la pobreza”, de los autores Néstor Restivo y Gustavo NG.
Néstor Restivo y Gustavo NG presentaron su libro "“China -La superación de la pobreza” donde explican cómo hizo el gigante asiático para lograrlo.
El libro fue presentado en un evento virtual que organizó el grupo de estudios China y América del Centro Cultural de la Cooperación. Contó también con la participación de Wang Xiaolin, Ministro Consejero de la Embajada de China en Argentina, quien además de enfatizar el logro de la erradicación de la indigencia en el país asiático se refirió al tema de las vacunas. “China es el mayor proveedor de vacunas hacia países en vías de desarrollo. Vamos a seguir con la distribución en forma global para salvar la grieta en el acceso desigual a las vacunas entre países”, dijo.
“Entre 2016 y 2019, viajamos muchas veces a China y entrevistamos a académicos, dirigentes y militantes en territorio. Uno de los ejes que reconocemos es que el tema de la erradicación de la pobreza es un compromiso asumido por muchos actores. En primer lugar, involucra al Estado central, pero también todos los ministerios, el Partido y los estados provinciales y municipales. Y se trata de algo de particular interés para nosotros, que vemos pasar las décadas sin poder resolver este flagelo”, comenzó Restivo, historiador y director de la revista Dang Dai, especializada en China.
Gustavo NG, co-autor junto a Restivo, consideró que “el hecho de que el país más poblado del mundo, que concentra a un quinto de la población mundial, no tenga más indigencia y esté camino a erradicar la pobreza, es casi delirante. Estamos hablando de algo que es hito de la humanidad, una sociedad sin niños que se van a dormir con hambre”.
¿Cómo?
“Hay dos grandes instancias en la superación de la pobreza. La primera es generar riqueza para distribuir y la segunda distribuir de manera ecuánime. En China, la fabulosa riqueza que se generó desde la década del ’80 tuvo un lugar en un sistema fuerte de redistribución, lo cual ha permitido una repartición ecuánime, lo cual no quiere decir igualitaria, ya que en China hay una clase con mucho más poder de consumo que otras. Sin embargo, el resto de la sociedad ha ido mejorando. Pero aun así, en determinadas zonas y sectores no alcanzaba la economía socialista. Ahí aparecieron muchos programas focalizados”, explicó Gustavo NG.
Los autores relevaron las medidas puntuales adoptadas en zonas con malas condiciones para la agricultura y con situaciones de atraso estructural. “Se procuró enganchar a esos sectores a la marcha de la economía nacional. Esas poleas consistieron en la creación de caminos, provisión de energía, mejora de los sistemas de comercialización, temas incluso de marketing basados en las tradiciones locales. También capacitación para modernizar sistemas de producción que eran muy antiguos, junto con cobertura social y servicios básicos como educación, salud, vivienda, servicios urbanos y agrícolas y protección tercera edad”, continuó Gustavo NG.
Un capítulo importante se vincula al turismo, ya que a medida que las clases medias urbanas fueron aumentando su poder adquisitivo, parte de ese dinero fue al turismo internacional pero sobre todo nacional. Hubo un fuerte trabajo para que las minorías étnicas de zonas alejadas, retrasadas económicamente pero con gran tradición, pudieran ofrecer servicios turísticos culturales.
“A lo largo de dos décadas hubo programas muy ambiciosos de acompañamiento casa por casa, familia por familia, para que la gente salga de la condición de indigencia. Esto se hizo en un territorio gigantesco, con responsables por familia y seguimiento periódico. La erradicación de la indigencia es un programa multifacético, pero para mí lo fuerte es la capacitación laboral para que los pobres produzcan no solo para subsistencia diario sino para colocar en el mercado, incluso para exportar”, agregó Restivo.
Por su parte, Paule Decrop, politóloga y especialista en Derechos Humanos y Democratización, mencionó las críticas desde Occidente a China por temas vinculados a participación política y libertad de prensa y remarcó que “desde 1949 la esperanza de vida en China pasó de 35 a 77 años y la tasa de alfabetización, del 20 al 96,84 por ciento. El 95 por ciento de la población es cubierta por el sistema de salud pública y hay participación política de las minorías étnicas”.
Mariano Ciafardini, coordinador del Grupo de Estudios de China y América latina en el CCC, enfatizó que “ningún país capitalista es capaz de hacer esto. No solo no es capaz sino que no tiene intención de hacerlo porque los gobiernos son manipulados por las grandes corporaciones financieras y económicas a quienes no les interesa la franja de excluidos. Es más, históricamente al capitalismo le viene bien que haya excluidos”.