18 mar 2023

BOTIN DE GUERRA DE PIRATAS Y FILIBUSTEROS

El futuro de los u$s350.000 millones incautados (saqueados) a Rusia

Álvaro Verzi Rangel
On Mar 17, 2023







Después del inicio de la invasión rusa de Ucrania hace un año, una batería de sanciones sin precedentes contra Moscú llevó a la congelación de unos 350.000 millones de dólares de activos estatales, reservas extranjeras y bienes de oligarcas. Destinar a Ucrania los miles de millones de activos (de) rusos congelados para financiar la reconstrucción del país parece algo altruista, pero el plan enfrenta importantes desafíos legales, mientras se alzan voces que hablan de un saqueo con la excusa de la guerra.

Han pasado 12 meses y cada vez más políticos y activistas occidentales presionan para que esta fortuna se emplee para reconstruir la infraestructura, las casas y los negocios destruidos por el ataque ruso. Desde entonces, miles de rusos han sido sancionados por Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, entre otros.

Las autoridades de Italia, Francia, España, Reino Unido y Gibraltar ya han embargado o congelado superyates y propiedades multimillonarias. Estados Unidos también implementó KleptoCapture, un grupo de trabajo centrado en quienes violan las sanciones y en la incautación de sus activos.

Los 23 multimillonarios rusos que figuraban entre las 500 personas más ricas del mundo tenían un patrimonio neto combinado de 339.000 millones de dólares el 23 de febrero de 2022, un día antes de que las fuerzas de Vladímir Putin invadieran a Ucrania. Un año después, con el conflicto aún en pie, los ricos y poderosos de Rusia han perdido, colectivamente, 67.000 millones de dólares con la excusa de la invasión rusa a Ucrania.

Para muchos analistas, se trata de un robo a plena luz. ¿Qué pasaría si Rusia aplicara las mismas medidas a empresas, empresarios y oligarcas estadounidenses y europeos?


El mayor perdedor fue Alexey Mordashov, el principal accionista de Severstal PJSC, una de las siderúrgicas más grandes de Rusia. Han desaparecido 6.700 millones de dólares de su patrimonio neto desde la invasión liderada por Rusia.

“Se ha hecho tanto daño. El país que hizo el daño debería pagar”, dijo la viceprimera ministra canadiense y ministra de Finanzas, Chrystia Freedland, en el Foro Económico Mundial de Davos. En diciembre, Canadá empezó un proceso para entregar unos 26 millones de dólares de una empresa sancionada del oligarca Roman Abramovich, una decisión denunciada como “un robo a plena luz del día” por el embajador ruso.

Cuando Rusia invadió Ucrania hace un año, desde EEUU y sus socios europeos, aprobaron toda una serie de medidas económicas con el objetivo más que manifiesto de asfixiar la economía rusa, y con una ayuda militar a Ucrania muy controlada, esperaban que el gobierno de Putin colapsara.

Esperaban una caida del 10% del PIB, y así, de esta manera, la victoria sería fácil, y la relación costo-beneficio de la guerra les sería muy favorable. Pero no contaban con la realidad: la caída solo fue del 2% en el 2022, y está previsto que este año crezca ligeramente.

Roberto Laxe indica que el problema de todo esto es que se creen su propia propaganda; ya que ni Rusia ha colapsado, ni las sanciones han roto las alianzas tejidas a su alrededor. Los BRICS, a los que se suma ahora Argelia, no solo no han sancionado a Rusia, sino que han incrementado el comercio entre ellos avanzando en lo que se llama la desglobalización; es decir, la ruptura entre las dos cadenas económicas mundiales que se están conformando, la que se agrupa alrededor de China y la que se agrupa alrededor de los EEUU y la OTAN.

Unas sanciones limitadas: el saqueo de las cuentas

Esta realidad de «desglobalización», que a la burguesía china no le gusta nada, puesto que le limita los mercados a los que tiene acceso, hizo que las sanciones supuestamente duras contra Rusia fueran en realidad más suaves que las que se impusieron a Corea del Norte, a Irán, a Cuba o a la propia URSS tras la revolución, añade Laxe.

No se imponían, por ejemplo, lo que se llaman las «sanciones secundarias», es decir, impedir que las mercancías rusas salieran por otros conductos como China, India o Pakistán. Se limitaron a saquear/bloquear las cuentas rusas en el extranjero, en una cifra que el Fondo Monetario Internacional sitúa en los 300 mil millones de dólares.

Por cierto, este método de bloquear/saquear cuentas fuera de su jurisdicción estatal sin que medie sentencia judicial del estado en cuestión, sino por una decisión política, además de ser un torpedo a la línea de flotación de la justicia burguesa –se supone que nadie puede ser condenado sin un juicio justo-, lo es a la democracia burguesa, a la tan publicitada separación de poderes.


Y, lamentablemente, recuerda al viejo método con el que el imperio británico fue construido, y el capitalismo realizó la acumulación primitiva de capital: los corsarios, los piratas con «patente» (permiso) de un estado para atacar los buques mercantes de otro estado, que tenían como refugio los puertos del estado que le otorgaba la «patente de corso». 

El más famoso de ellos, Francis Drake es un «héroe» (sir Francis Drake) en Gran Bretaña, y un simple pirata en el Estado Español (conocido como el “pirata Drake”).

Saquear los fondos


Este mes, la Comisión Europea abogó por “redoblar su trabajo de cara a usar los activos rusos congelados para apoyar a la reconstrucción de Ucrania” y Estonia ya está redactando sus propios planes de confiscación. Mientras, el Congreso de EEUU celebra audiencias para buscar una fórmula de cambiar la ley que permita la incautación permanente, aunque la administración de Joe Biden ha sido muy cautelosa públicamente sobre esta idea.

Los expertos legales distinguen entre los activos privados embargados por los gobiernos occidentales (como un yate de un oligarca) y las propiedades estatales, como las reservas de divisas extranjeras del banco central de Rusia. Aunque ya se habían apropiado de los miles de millones de dólares en barras de oro que el gobierno de Venezuela (que no invadió a ningún país) había depositado en el Banco de Inglaterra.

En el caso de los activos privados, existen salvaguardas legales que solo permiten a los Estados occidentales confiscarlas en circunstancias muy limitadas, normalmente cuando proceden de una actividad ilegal. Pero siempre se pueden cambiar u obviar las salvaguardias, En nombre de la sacrosanta democracia occidental y cristiana y el respeto al estado de derecho.




Y aunque los oligarcas operen a menudo en la nebulosa del capitalismo ruso, “no sabemos realmente si las propiedades congeladas son ingresos por actividades criminales”, dijo Anton Moiseienko, de la Universidad Nacional de Australia. Obviamente, confiscarlas puede vulnerar derechos legales y humanos, como el derecho a la propiedad, la protección ante el castigo arbitrario o el derecho a un juicio justo.

Además, surgieron problemas debido a los acuerdos de inversión bilaterales o internacionales firmados con Rusia, que exponen a los países occidentales a futuras demandas en cortes de arbitraje internacional. Hasta ahora, Canadá es el único en adoptar este “enfoque agresivo” como lo define Moiseienko. “Será interesante ver cómo funciona en un tribunal”, añadió.

Los activos estatales como las reservas del banco central presentan retos diferentes, pero también espinosos, porque están protegidos por la llamada “inmunidad soberana” por la que un Estado no puede decomisar la propiedad de otro. Se estima que los bancos centrales occidentales tienen bloqueadas reservas de unos 300.000 millones de dólares propiedad de Rusia.


Paul B. Stephen, en la revista Capital Markets Law Journal, señaló que “el derecho consuetudinario internacional de la inmunidad soberana generalmente protege los activos estatales del decomiso. Existen excepciones, pero su alcance no está claro”, dijo.

Desde la invasión rusa se originó un encendido debate entre los académicos sobre en qué circunstancias los países occidentales pueden hacer uso de activos como las reservas de bancos centrales de terceros. Unos invocaron las contramedidas previstas por el derecho internacional, es decir, las acciones que un Estado puede imponer a otro cuando actúa sin respeto a la ley internacional. Pero estas “contramedidas” deben ser reversibles.

Muchos juristas creen que las mejores opciones de Ucrania para obtener una compensación es forzar un acuerdo favorable para acabar el conflicto que incluya las reparaciones. Otros, como el exinversor y activista antirruso estadounidense Bill Browder, piden un enfoque más radical que envíe un mensaje a otros países como China. “Parece ilógico que Putin pueda inventar nuevos tipos de crímenes y nosotros no podamos reinventar un marco legal para responder a estos crímenes”, dijo.

*Sociólogo, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)