Por Álvaro García Linera
25 de febrero de 2023

El presidente norteamericano Joe Biden es un católico confeso. Asiste regularmente a los oficios religiosos de su congregación y, como todo presidente de EEUU, ha jurado a su cargo colocando su mano en la biblia. Por eso, se puede decir que sabe de la carga moral negativa que tiene entre los suyos la palabra “infierno”. Es lo execrable por antonomasia; lo que hay que rechazar sin apelación. De lo que hay que huir en cada acto personal.









