GINEBRA – Septiembre 15, 2021
Foto: BM
Las grúas en los muelles de los principales puertos del mundo señalan que la actividad económica y en particular el comercio internacional repuntan en 2021 con respecto a 2020, mientras persisten o se ensanchan las brechas entre sectores, regiones y niveles de ingreso.
El crecimiento de la economía mundial alcanzará 5,3 por ciento en 2021, la tasa más alta en casi medio siglo, pero el repunte es desigual en términos geográficos, sectoriales y de ingreso, señaló este miércoles 15 un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
La costarricense Rebeca Grynspan, nueva secretaria general de la Unctad, dijo que “estas crecientes brechas nos recuerdan que la falta de esfuerzos para abordar las condiciones subyacentes hará que la resiliencia y el crecimiento sean un lujo que disfruten cada vez menos países y grupos privilegiados”.
Según la Unctad, “los responsables de la formulación de políticas en las economías avanzadas todavía no se han dado cuenta ni de la magnitud ni de la persistencia del choque sufrido por las economías de los países en desarrollo”.
Para muchos países en el Sur en desarrollo, el impacto económico de la pandemia ha sido aún más severo que el de la crisis financiera global (2008-2009), y la mayor carga de deuda que sufren esas naciones reduce su espacio fiscal, según el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2021 presentado en esta ciudad suiza.
La economía mundial se recuperará este año, 5,3 por ciento, la tasa más alta en casi cinco décadas, gracias a la continuación de las intervenciones radicales en materia de política económica y la exitosa, aunque incompleta, administración de vacunas en los países avanzados, estimó el informe.
El comercio internacional de bienes y servicios se recupera en 2021 tras la caída de 5,6 por ciento en 2020. La contracción resultó menos aguda de lo anticipado debido a un repunte de los flujos comerciales de bienes durante la segunda parte de 2020, que fue casi tan abrupto como la caída que lo precedió.
“Sin políticas más audaces que reflejen un multilateralismo revitalizado, no se logrará la equidad, ni tampoco se hará frente a los retos de nuestros tiempos durante la recuperación pospandémica”: Rebeca Grynspan.
Para 2022 el crecimiento global se ralentizará, a 3,6 por ciento, lo que dejaría el ingreso mundial 3,7 por ciento bajo el nivel esperado según la tendencia previa a la pandemia, lo que supone una pérdida acumulada de 13 billones (millones de millones) en el producto bruto para el período 2020-2022.
El informe consideró que, incluso sin contratiempos importantes, hasta 2030 la producción mundial no retomará la tendencia observada en los años 2016-2019, además de que el crecimiento en la década posterior a la crisis financiera fue el más lento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial
El repunte de este año es desigual en términos geográficos, sectoriales y de ingreso. Dentro de las economías avanzadas, se observa un notable incremento de la riqueza de los estratos rentistas de la población, mientras los trabajadores de bajos ingresos enfrentan dificultades económicas cada vez más agudas.
Las restricciones sobre el espacio fiscal, y la falta de autonomía monetaria y de acceso a vacunas, limitan las posibilidades de las economías en desarrollo y, a su vez, amplían la brecha con las economías avanzadas. “El resultado es la creciente amenaza de otra década perdida”, afirmó el reporte.
Si en la economía global hay reversión a políticas más tímidas o, peor aún, si se retoman viejas recetas ortodoxas, se producirían resultados aún más decepcionantes en materia de crecimiento económico, de acuerdo con la Unctad.
Y “sin políticas más audaces, que reflejen un multilateralismo revitalizado, no se logrará la equidad, ni tampoco se hará frente a los retos de nuestros tiempos durante la recuperación pospandémica”, aseveró Grynspan.
La respuesta a la pandemia en los países desarrollados ocasionó un resurgimiento del papel del Estado, así como la suspensión de las restricciones fiscales, pero las reglas y prácticas internacionales siguen restringiendo las opciones y respuestas disponibles de los países en desarrollo, atrapados en un estado de estrés económico.
El informe consideró que, incluso sin contratiempos importantes, hasta 2030 la producción mundial no retomará la tendencia observada en los años 2016-2019, además de que el crecimiento en la década posterior a la crisis financiera fue el más lento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Tras décadas de retroceso de la participación salarial, es preciso que los aumentos del salario real en los países avanzados superen significativamente la productividad durante un periodo prolongado, para que se logre un mejor equilibrio entre los salarios y las ganancias de las empresas.
También estimó la Unctad que los incrementos de los precios de los alimentos pueden representar una amenaza seria para las poblaciones vulnerables del Sur, sobre todo en el contexto actual de suma precariedad debido a la crisis sanitaria.
La Unctad propone, tras las lecciones aprendidas de la pandemia, que debe aliviarse o cancelarse la deuda externa de los países del Sur, reevaluar el papel de la política fiscal en la economía mundial, mayor coordinación entre las principales economías y más apoyo para la administración de vacunas en los países en desarrollo.
A-E/HM
El crecimiento de la economía mundial alcanzará 5,3 por ciento en 2021, la tasa más alta en casi medio siglo, pero el repunte es desigual en términos geográficos, sectoriales y de ingreso, señaló este miércoles 15 un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
La costarricense Rebeca Grynspan, nueva secretaria general de la Unctad, dijo que “estas crecientes brechas nos recuerdan que la falta de esfuerzos para abordar las condiciones subyacentes hará que la resiliencia y el crecimiento sean un lujo que disfruten cada vez menos países y grupos privilegiados”.
Según la Unctad, “los responsables de la formulación de políticas en las economías avanzadas todavía no se han dado cuenta ni de la magnitud ni de la persistencia del choque sufrido por las economías de los países en desarrollo”.
Para muchos países en el Sur en desarrollo, el impacto económico de la pandemia ha sido aún más severo que el de la crisis financiera global (2008-2009), y la mayor carga de deuda que sufren esas naciones reduce su espacio fiscal, según el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2021 presentado en esta ciudad suiza.
La economía mundial se recuperará este año, 5,3 por ciento, la tasa más alta en casi cinco décadas, gracias a la continuación de las intervenciones radicales en materia de política económica y la exitosa, aunque incompleta, administración de vacunas en los países avanzados, estimó el informe.
El comercio internacional de bienes y servicios se recupera en 2021 tras la caída de 5,6 por ciento en 2020. La contracción resultó menos aguda de lo anticipado debido a un repunte de los flujos comerciales de bienes durante la segunda parte de 2020, que fue casi tan abrupto como la caída que lo precedió.
“Sin políticas más audaces que reflejen un multilateralismo revitalizado, no se logrará la equidad, ni tampoco se hará frente a los retos de nuestros tiempos durante la recuperación pospandémica”: Rebeca Grynspan.
Para 2022 el crecimiento global se ralentizará, a 3,6 por ciento, lo que dejaría el ingreso mundial 3,7 por ciento bajo el nivel esperado según la tendencia previa a la pandemia, lo que supone una pérdida acumulada de 13 billones (millones de millones) en el producto bruto para el período 2020-2022.
El informe consideró que, incluso sin contratiempos importantes, hasta 2030 la producción mundial no retomará la tendencia observada en los años 2016-2019, además de que el crecimiento en la década posterior a la crisis financiera fue el más lento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial
El repunte de este año es desigual en términos geográficos, sectoriales y de ingreso. Dentro de las economías avanzadas, se observa un notable incremento de la riqueza de los estratos rentistas de la población, mientras los trabajadores de bajos ingresos enfrentan dificultades económicas cada vez más agudas.
Las restricciones sobre el espacio fiscal, y la falta de autonomía monetaria y de acceso a vacunas, limitan las posibilidades de las economías en desarrollo y, a su vez, amplían la brecha con las economías avanzadas. “El resultado es la creciente amenaza de otra década perdida”, afirmó el reporte.
Si en la economía global hay reversión a políticas más tímidas o, peor aún, si se retoman viejas recetas ortodoxas, se producirían resultados aún más decepcionantes en materia de crecimiento económico, de acuerdo con la Unctad.
Y “sin políticas más audaces, que reflejen un multilateralismo revitalizado, no se logrará la equidad, ni tampoco se hará frente a los retos de nuestros tiempos durante la recuperación pospandémica”, aseveró Grynspan.
La respuesta a la pandemia en los países desarrollados ocasionó un resurgimiento del papel del Estado, así como la suspensión de las restricciones fiscales, pero las reglas y prácticas internacionales siguen restringiendo las opciones y respuestas disponibles de los países en desarrollo, atrapados en un estado de estrés económico.
El informe consideró que, incluso sin contratiempos importantes, hasta 2030 la producción mundial no retomará la tendencia observada en los años 2016-2019, además de que el crecimiento en la década posterior a la crisis financiera fue el más lento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Tras décadas de retroceso de la participación salarial, es preciso que los aumentos del salario real en los países avanzados superen significativamente la productividad durante un periodo prolongado, para que se logre un mejor equilibrio entre los salarios y las ganancias de las empresas.
También estimó la Unctad que los incrementos de los precios de los alimentos pueden representar una amenaza seria para las poblaciones vulnerables del Sur, sobre todo en el contexto actual de suma precariedad debido a la crisis sanitaria.
La Unctad propone, tras las lecciones aprendidas de la pandemia, que debe aliviarse o cancelarse la deuda externa de los países del Sur, reevaluar el papel de la política fiscal en la economía mundial, mayor coordinación entre las principales economías y más apoyo para la administración de vacunas en los países en desarrollo.
A-E/HM