Grupos de ultraderecha van a la casa de periodistas a amenazarlos
El gobierno y bandas civiles hostigan a la prensa alternativa y extranjera
Los medios tradicionales estigmatizan la protesta y justifican la represión, y grupos fujimoristas amenazan de muerte a quien denuncie violaciones a los derechos humanos.
Por Carlos Noriega
26 de febrero de 2023
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Imagen: Xinhua
Los medios tradicionales estigmatizan la protesta y justifican la represión, y grupos fujimoristas amenazan de muerte a quien denuncie violaciones a los derechos humanos.
De la mano con el gobierno y la derecha parlamentaria, los medios hegemónicos buscan imponer una narrativa que criminaliza las protestas, estigmatiza a los manifestantes antigubernamentales como violentos y terroristas, y le lava la cara a una represión que ha dejado 48 personas muertas por disparos de la policía y el ejército, y más de mil heridos. Sobre los muertos y heridos, desde los grandes medios se justifica la represión, se la aplaude y se pide más. Se acusa de terrorismo sin evidencias, se promueve la persecución judicial y se sataniza a quienes se apartan de ese discurso único. El drama, el dolor y los reclamos de justicia de las víctimas, son invisibilizados. Las mentiras oficiales -incluidas las más absurdas, como la afirmación de la presidenta Dina Boluarte de que los manifestantes se dispararon y mataron entre ellos- son repetidas como verdades.
Los medios tradicionales estigmatizan la protesta y justifican la represión, y grupos fujimoristas amenazan de muerte a quien denuncie violaciones a los derechos humanos.
De la mano con el gobierno y la derecha parlamentaria, los medios hegemónicos buscan imponer una narrativa que criminaliza las protestas, estigmatiza a los manifestantes antigubernamentales como violentos y terroristas, y le lava la cara a una represión que ha dejado 48 personas muertas por disparos de la policía y el ejército, y más de mil heridos. Sobre los muertos y heridos, desde los grandes medios se justifica la represión, se la aplaude y se pide más. Se acusa de terrorismo sin evidencias, se promueve la persecución judicial y se sataniza a quienes se apartan de ese discurso único. El drama, el dolor y los reclamos de justicia de las víctimas, son invisibilizados. Las mentiras oficiales -incluidas las más absurdas, como la afirmación de la presidenta Dina Boluarte de que los manifestantes se dispararon y mataron entre ellos- son repetidas como verdades.
Un plan mediático
En ese oscuro panorama mediático, los medios alternativos por internet y la prensa extranjera denuncian lo que los medios tradicionales locales –con las excepciones del diario La República y el semanario Hildebrandt en sus Trece- callan: la represión que dispara a matar, las detenciones arbitrarias, los abusos, la persecución judicial contra dirigentes sociales y manifestantes. Y dan espacio a las voces de las víctimas. En respuesta, la ultraderecha aliada del gobierno los hostiliza y amenaza.
El portal de periodismo de investigación IDL Reporteros publicó un revelador reportaje que, con sólidas evidencias, demostró que en la andina Ayacucho, donde el 15 de diciembre el ejército mató a diez pobladores, las fuerzas de seguridad dispararon contra manifestantes que no estaban atacando a los militares, e incluso contra quienes no participaban de la protesta. Esto desmintió la versión oficial de que las muertes se dieron durante la respuesta a un ataque violento de los pobladores.
La ultraderecha va a domicilio
El grupo violento de ultraderecha La Resistencia -rebautizado popularmente como La Pestilencia- ligado al fujimorismo y al partido fascista Renovación Popular (RP) del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, fue hasta la casa del periodista Gustavo Gorriti, director de IDL Reporteros, para hostilizarlo y amenazarlo. Durante una hora estuvieron gritando con megáfonos frente a su casa insultos y amenazas de muerte. “Gorriti no es peruano, es judío” y “Gorriti tienes los días contados”, fueron parte del bullicioso coro de agresiones verbales.
No es la primera vez que Gorriti -un referente del periodismo de investigación que ha revelado los alcances de la corrupción de Odebrecht en el Perú y puesto al descubierto una mafia judicial ligada al fujimorismo- es hostilizado por este grupo ultraderechista, pero es la primera vez que lo hacen en su casa. La Resistencia también ha hostilizado, siempre con impunidad, a los fiscales que investigan a Keiko Fujimori y a las autoridades electorales que se negaron avalar la falsa denuncia de fraude electoral que hizo la derecha para robarle el triunfo a Pedro Castillo.
De la vivienda de Gorriti, los ultraderechistas enrumbaron hacia la casa de la periodista Rosa María Palacios, para repetir la bulliciosa hostilización. Palacios es una periodista de derecha, defensora del neoliberalismo, pero sus denuncias de las violaciones a los derechos humanos cometidas por el gobierno de Boluarte y sus críticas al fujimorismo, le ha ganado el odio de la ultraderecha que le grita “comunista” y la amenaza.
En declaraciones a Página/12, el periodista Gustavo Gorriti dijo que esta banda neofascista "está vinculada con las ideologías más primitivas y extremistas de la ultraderecha y con grupos corruptos. Su agresividad verbal ha ido creciendo. La experiencia enseña que hay un momento en que se han subido todos los peldaños de la agresividad verbal y se pasa a la violencia física. Creo que no estamos lejos de eso. Ya han hecho algunos ataques físicos. El alcalde López Aliaga, si no tiene participación, por lo menos tiene complicidad con esta banda. El Ejecutivo está avasallado por el Congreso y es débil. Ante las protestas muy intensas contra Boluarte, estos grupos de choque han salido a presentarse como defensores y casi auxiliares de las fuerzas armadas y la policía. Es muy posible que ante eso, algunos funcionarios tengan una posición benévola o tolerante, que muy rápidamente puede convertirse en cómplice con los neofascistas”.
La prensa extranjera en la mira
Voceros mediáticos de la ultraderecha atacan a corresponsales de la prensa extranjera por no seguir el guión de la historia oficial de los grandes medios locales. El columnista de ultraderecha Aldo Mariátegui, que escribe con estridencia amenazante y calumniosa en el diario Perú 21, ha publicado los correos electrónicos de varios corresponsales de medios extranjeros promoviendo que sean hostilizados, pidiendo les escriban reclamándoles por la cobertura que hacen, la cual denuncia violaciones a los derechos humanos que el gobierno y sus socios ocultan. Entre los corresponsales a los que este personaje de la ultraderecha llama a hostilizar, están periodistas que escriben en The New York Times, Washington Post, The Guardian y ABC de España, quienes han recibido amenazas.
Otro vocero de la ultraderecha, conductor de un programa en el canal de televisión Willax, una fábrica de fake news, atacó en su programa a la periodista Mitra Taj, colaboradora de The New York Times acusándola de promover la violencia. “Ténganla bien fichada”, dijo a modo de amenaza, mientras mostraba su foto en pantalla.
En declaraciones a este diario, Mitra Taj dijo que “es raro que te nombren en un programa de televisión con tu foto como han hecho en Willax. Nos atacan porque tenemos un enfoque sobre temas de derechos humanos, las muertes que han habido y recoger testimonios de los familiares de las víctimas, lo que no se ha visto tanto en los grandes medios locales. Hay mucha resistencia a poner el enfoque en las muerte y pasar la página, y que las investigaciones no lleguen a nada”.
En las movilizaciones de protesta, la policía ha atacado a periodistas de medios extranjeros y alternativos. Durante una manifestación en Puno, el fotógrafo Aldair Mejía de la agencia EFE fue herido cuando un policía le disparó una carga de perdigones a la pierna después que se identificó. La corresponsal de ABC de España, Paola Ugaz, fue golpeada contra una pared por un policía durante una manifestación en Lima, después de haberse identificado. El fotógrafo independiente Walter Hupiu y reporteros del medio virtual Wayka fueron golpeados por la policía cuando cubrían las protestas en la capital.
En diálogo con Página/12, Zuliana Lainez, presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas declaró: “cuando se dieron casos de periodistas de los grandes medios de Lima agredidos por manifestantes, la presidenta Boluarte salió a solidarizarse con ellos y decir que para el gobierno, era importante garantizar la actividad periodística. Pero sobre las gravísimas agresiones de la policía contra periodistas de la prensa extranjera, alternativa o independientes, no ha dicho una palabra. Al contrario, habla de la policía inmaculada. No hay ninguna condena de las autoridades a estas agresiones, lo que revela que no son hechos aislados”. Gremios de periodistas, organismos de derechos humanos, las embajadas de EE.UU, Reino Unido y Canadá expresaron su preocupación y condena por las amenazas y actos de violencia contra periodistas.