23 mar 2020

PRIVILEGIAR AL "MERCADO" TIENE SU COSTO

Crisis sanitaria e ideología. El lento accionar del gobierno de Chile ante el COVID-19 

Por Iván Borcoski, especial para NODAL
20 marzo, 2020



Chile, laboratorio del Neoliberalismo

“El neoliberalismo nace y muere en Chile”, sentencia desafiante el grafiti en una pared de una calle de la capital Santiago. Grafitis similares aparecen en todas las ciudades chilenas en medio del estallido social que se inició el 18 de octubre. El grafiti me da vueltas en la cabeza pues llevo años juntando material para un libro sobre el impacto territorial que produjo el neoliberalismo en nuestro país. Y efectivamente son muchos autores los que señalan a Chile como el laboratorio primigenio del experimento neoliberal.

En su libro “Breve Historia del Neoliberalismo”, el geógrafo británico David Harvey, resume muy bien el escenario internacional del periodo que se inicia con la crisis económica de los 70 donde se redujeron notablemente las tasas de acumulación de un capitalismo que en la postguerra había funcionado con modelos keynesianos en los países desarrollados.

Siguiendo a Harvey, el sustento teórico del neoliberalismo fue elaborado desde 1947 por la “MontPelerinSociety” con la gran influencia intelectual del filósofo y sociólogo austriaco Friedrich Von Hayek y del economista de Chicago Milton Friedman.Para ellos, desregulación, privatizaciones y una intervención estatal igual a cero, serían los pilares del progreso económico. 

Además, la llegada al poder en Inglaterra de Margaret Thatcher (1979) y de Ronald Reagan (1980) en los Estados Unidos y el control del FMI y el Banco Mundial por sus gobiernos, dieron pie para comenzar a imponer políticas de ajuste estructural por todo el globo, las cuales son el detonante de un enriquecimiento de las élites de los países industrializados, cada vez más concentradas en actividades especulativas de tipo financieras más que en la economía productiva de tipo fabril.

Los primeros años de la dictadura militar chilena, fueron los años del experimento neoliberal, de la prueba y error para la implementación futura del modelo en otras latitudes, bajo el relato de un proyecto modernizador.

Así, "modernizar" el Estado significó reducirlo, comenzando por terminar con su rol en la economía tan característico del Chile de los años 40 en adelante donde destaca la creación de CORFO y de diversas empresas de bienes y servicios públicos, en el marco del modelo desarrollista y de sustitución de importaciones. 

El nuevo Estado deja a la iniciativa privada el rol de la economía en una lógica subsidiaria y donde ya no se busca orientar la economía al consumo interno si no que se mira al mundo como destinatario de los productos chilenos, con base a las llamadas “ventajas comparativas”.

Las siete modernizaciones

El 11 de septiembre de 1979, Pinochet se dirigió a la ciudadanía al cumplirse 6 años del golpe militar. Ese discurso es quizá uno de los más relevantes pues enunció ante el país siete pilares sobre los cuales se establecería el Chile del futuro.[1]

Entre otros múltiples aspectos, se liberaron las regulaciones al crecimiento urbano y las trabas a la importación de vehículos. También se inició la privatización de los servicios de salud y se instalaron los cimientos de la privatización educacional. Por su parte, la Corporación de Fomento de la Producción, se encargó de la privatización de las empresas estatales.

En 1979 se deroga la ley de desarrollo urbano dejando al mercado del suelo sin regulación. Ese mismo año se aprueba vía decreto una nueva ley de rentas municipales y se crea el Fondo Común Municipal.

Luego, en 1981 se crean vía decreto nuevas comunas, en especial en Santiago. (Decreto con fuerza de Ley 1-3260, 1981) Ese mismo año se municipaliza la Educación y la Salud pública y también en 1981 se inician los procesos de erradicación de campamentos, reubicándolos en los márgenes de las ciudades, en especial en Santiago, donde se verifican erradicaciones hasta 1987 aproximadamente.

Carácter, Forma del Estado y Régimen Político.

Si volvemos unas décadas atrás en la historia de Chile, podemos decir que aproximadamente a partir de 1924, en términos generales, se desarrolló el llamado “modo fordista de acumulación”. Este tuvo en el mundo diferentes formulaciones: Estado Social-Benefactor, Estado Keynesiano, Estado Desarrollista, Estado Populista, Estado Socialdemócrata y Estado del Socialismo Real.

Ahora bien, este Estado basado en el “modo fordista de acumulación”, comienza a cambiar a partir del Golpe Militar de septiembre de 1973. Y, en principio lo que cambia es lo que se entiende como Régimen Político. Para explicar este punto, es preciso realizar algunas definiciones. Nuestra perspectiva considera que el modo de producción define todo el aparato jurídico e institucional, es decir el carácter del Estado, así en Chile el carácter del estado es capitalista. Las Formas del Estado son las diversas fases y estadios de ese mismo modo de producción.

Otra definición importante es la de Régimen Político, que se refiere al conjunto de articulaciones de la institucionalidad política. Así, la democracia es un tipo de régimen político.

Entonces, igual carácter y forma de Estado puede expresarse en un régimen político distinto A partir de septiembre de 1973, Chile vivió bajo un régimen político de dictadura, en una fase neoliberal de un modo de producción Capitalista y lo que cambia a partir de 1990 es que Chile entra a un régimen político democrático, manteniendo el carácter y forma del Estado.

Estado Subsidiario

Por otra parte, no podemos entender el experimento neoliberal chileno sin definir otro componente doctrinario del mismo: el Estado Subsidiario. “Este se encuentra vinculado al modelo de desarrollo económico neoliberal de la segunda mitad del siglo XX y a la doctrina social de la Iglesia. Apareció en la encíclica Quadragesimo Anno del año 1931. En esta se establece que el Estado debe dejar en manos de las asociaciones sociales inferiores “los cuidados y negocios de menor importancia”. 

Supone también la tercerización y/o privatización de algunas funciones del Estado y de los servicios públicos. El Estado subsidiario está basado en los principios de descentralización, eficiencia y libertad económica en la búsqueda del bien común. Si bien el Estado debe intervenir lo menos posible en la economía, su rol solo es regulador para procurar el buen funcionamiento del mercado; por ejemplo, propiciar una oferta equilibrada de productos y servicios a precios justos, o generar equidad en la justicia social a través de la vigencia del Estado de derecho para el cumplimiento de las normas.

Los promotores del Estado Subsidiario incorporan la descentralización o municipalización de parte de las funciones del Estado nacional conjuntamente con la transferencia de competencias al sector privado y la adopción plena de la economía de mercado como modelo de desarrollo y producción ideal. El Estado solo podrá participar en la economía previa autorización legislativa.

Según Hidalgo, Paulsen y Santana “Jaime Guzmán -uno de los ideólogos más prominentes de la dictadura cívico-militar chilena- tuvo el mérito de haber incorporado con eficacia en la discusión política chilena el principio de subsidiariedad. A fines de los setenta distinguía tres posiciones políticas: una liberal o individualista, una socialista o estatista y una tercera postura “católica o del subsidiarismo estatal”. Y siguen planteando que “La instalación del Estado subsidiario produjo como consecuencia la reestructuración de sus funciones y tamaño”.

Crisis sanitaria

A pesar de las reformas realizadas por los gobiernos democráticos, el grueso del aparato jurídico sigue funcionando bajo lo que señala la Constitución de 1980. Uno de los acuerdos políticos que se tomaron a partir de las movilizaciones que comenzaron el 18 de octubre, ha sido precisamente la realización de dos plebiscitos (abril y octubre) para cambiar esa Constitución (vale recordar que a partir de la emergencia provocada por el Covid19, el calendario electoral será modificado)

La Constitución Política chilena pone en el centro el derecho de propiedad y la libertad individual. Esa es una de las razones por las cuales el gobierno de Piñera no tiene herramientas para intervenir con decisiones como las que han tomado otros países tales como cuarentenas o intervención estatal en la fijación de precios.

Desde la derecha, especialmente desde los sectores más pinochetistas,permanentemente, ante cualquier propuesto de acción estatal o entrega de atribuciones al Estado, se señala que estas son propuestas “ideologizadas” como si la ideología fuera algo propio y exclusivo de la izquierda.

Uno de los principales problemas de Piñera y su gobierno es su falta de flexibilidad pues su posición ideológica actúa como una camisa de fuerza que le hace difícil tomar el pulso de la realidad y consecuentemente, tomar definiciones para enfrentar la pandemia. El discurso de Macron sobre el valor del sistema de salud pública francés sería un imposible en alguna autoridad gubernamental chilena

Hemos asistido todos estos años a una sistemática crítica a la acción del Estado. Se insiste en que es ineficiente, lento, foco de corrupción. Algunas cosas pueden ser cierto pero no absolutas. Algunos insisten en que el Estado es ese Leviatán matón y persecutor que te quita tu libertad individual pero para ser libres hay que estar vivos y va quedando claro que de esta pandemia solamente saldremos vivos con una acción pública rápida, contundente y eficaz porque incluso en medio de la crisis, los privados piensan en cómo salvar sus negocios. 

Ya veremos qué pasa con el capitalismo y su etapa actual, el neoliberalismo, aunque ya se sabe que la economía mundial entró en camilla a la UCI, afectada por lo que se ha venido en llamar “glocalización”, es decir que las tendencias globales siempre producen efectos a escala local y una pandemia nos ha venido a reafirmar lo certero de aquel concepto.

* Licenciado en Geografía, Universidad de Chile

[1] Se puede consultar en:Mensaje presidencial: S.E. el presidente de la república capitán general Augusto Pinochet Ugarte informa al país. [Santiago:s.n.] Biblioteca Nacional de Chile. Disponible en: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-82406.htm. [Consultado el: 22/7/2019].



Con más de 600 casos de coronavirus, Chile decretó el toque de queda. La restricción regirá de las 22 hasta las 5 de la mañana



Imagen: AFP


Previamente, el presidente Sebastián Piñera habia decretado el estado de catástrofe por 90 días en todo el país, pero la medida no fue suficiente para que los chilenos cumplan con la cuarentena.
En un nuevo intento por frenar el avance del coronavirus, el gobierno chileno decretó el toque de queda en todo el país. La medida entrará en vigencia esta noche, luego de que en las últimas 24 horas se registraran 95 nuevos casos de Covid-19, lo que eleva el número total de contagiados a 632.


El sábado Chile registró su primera víctima fatal, una señora de 83 años que estuvo en contacto con un familiar que había viajado al exterior. Si bien la cantidad de casos se estabilizó en los últimos días, se confirmaron casos positivos en zonas muy remotas, y muchos contagiados violaron la cuarentena domiciliaria. Varios chilenos además eligieron las zonas residenciales de Santiago para vacacionar este fin de semana. Previo al toque de queda, el presidente Sebastián Piñera habia decretado el estado de catástrofe por 90 días en todo el país, lo que permitía restringir reuniones en espacios públicos y asegurar la distribución de bienes.


"El presidente Sebastián Piñera ha instruido, a partir de hoy, que habrá toque de queda en todo el territorio nacional desde las 22 horas hasta las 5 horas del día siguiente. Las personas tienen que estar en su domicilio para disminuir los contactos sociales", manifestó el ministro de Salud de Chile, Jaime Mañalich, al presentar la medida adoptada por el gobierno.

Mañalich no aclaró si este toque de queda se impondrá solo en la noche del domingo o se repetirá todas las noches, aunque explicó que se "estabilizó la cantidad de casos diarios en los últimos cuatro días", con un número cercano a 100 por jornada. De esta forma, la última cifra oficial de contagios llega a los 632.

El sábado, una mujer postrada de 83 años se convirtió en la primera víctima fatal del Covid-19, contraído en una reunión familiar en su casa, donde uno de los integrantes había llegado recientemente del exterior.

El gobierno, que aumentó su capacidad de testeos diarios, anunció nuevas medidas de prevención nacional porque se confirmaron nuevos casos positivos en zonas remotas. El toque de queda también obedece a la desobediencia ciudadana, incluso entre contagiados de coronavirus con síntomas leves a quienes se les ordenó cuarentena domiciliaria y la violaron.


En un clima de confinamiento parcial voluntario que vació los espacios públicos de las principales ciudades del país, las autoridades están tomando medidas más duras debido a la gran afluencia de turistas locales a los balnearios de la costa central, a unos 100 kilómetros de Santiago, que se vio el viernes pasado.

En las tres comunas más ricas de Chile, ubicadas en Santiago, se concentran la mayoría de los casos de Covid-19 en el país. Por esta razón, las autoridades anunciaron que establecerán un control policial estricto, con apoyo de las fuerzas armadas, en los barrios de Providencia, Las Condes y Vitacura.

Un número importante de residentes de estas zonas cuenta con una segunda vivienda en las playas de la costa central, donde los pobladores locales, pescadores y personas que trabajan en el servicio, impidieron con barricadas el ingreso a estas localidades, que cuentan con centros médicos pequeños, muchos de ellos precarios.
Chile decretó el jueves pasado el estado de excepción constitucional de catástrofe por 90 días ante la emergencia por el coronavirus, lo que permite restringir reuniones, garantizar la distribución de servicio y asegurar la reserva de alimentos. El gobierno ordenó además el cierre de todos los centros comerciales.

Además, los partidos políticos acordaron posponer hasta octubre el plebiscito para decidir una nueva Constitución y la composición del organismo que debe redactarla, una de las mayores exigencias de la sociedad chilena.