El ex presidente del Citibank William Rhodes plantea la urgencia de nuevos créditos para la región.
Por Federico Kucher
18 de octubre de 2020
El ex presidente del Citibank William Rhodes sigue buscando negocios para la gran banca internacional.
En las décadas del '80 y '90, William Rhodes lideró comités de acreedores en las negociación de países altamente endeudados de la región. Ahora propone que aumenten sus deudas con el sistema financiero y no con organismos multilaterales.
La crisis sanitaria mundial sigue generando incertidumbre respecto de la capacidad de recuperación de las economías. La región Latinoamericana es una de las más castigadas por los efectos del coronavirus. El establishment internacional toma dimensión de la situación y pide incrementar la ayuda financiera para esta parte del mundo emergente.
El ex presidente del Citibank William Rhodes es uno de los que plantea la urgencia de asegurar nuevos créditos para la región. “El coronavirus en América latina exige respuestas más ambiciosas de los gobiernos y la comunidad internacional. Las vulnerabilidades económicas previas ponen un techo a los esfuerzos de la región para contener los contagios.El ex presidente del Citibank William Rhodes es uno de los que plantea la urgencia de asegurar nuevos créditos para la región”.
El banquero conoce la historia de estos países: dirigió los comités asesores de los bancos internacionales que negociaron los acuerdos de reestructuración de las deudas para América latina en las décadas del '80 y '90. Por ello precisa que buena parte de la ayuda financiera que la comunidad internacional dispone a los países de menores recursos no termina impactando en la región y se requiere reinventar la ingeniería financiera.
“Los gobiernos se han visto obligados a buscar financiamiento de instituciones de desarrollo como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo. El problema es que, si bien hay financiamiento disponible para los países que lo necesitan, gran parte del mismo se ha canalizado a través de programas globales, para los cuales los países latinoamericanos a menudo no son elegibles”.
El ejemplo que plantea es el de algunos foros mundiales de lucha contra virus que comprometieron 1000 millones de dólares para combatir el coronavirus y enviaron menos del 3 por ciento de esos montos a Latinoamérica. O los 4000 millones de dólares que dispusieron otros organismos de desarrollo, incluidos el Banco Mundial, para toda la región. “Esto no es suficiente. Muchas de las naciones de la región continúan enfrentando grandes brechas de financiamiento”, indicó.
La preocupación por Latinoamérica no es desmedida. El mundo registra cuarenta millones de contagios de los cuales cerca del 25 por ciento se registran en los cinco países más grandes de América latina (Brasil, México, Colombia, Perú y Argentina). Estas economías anotarán caídas del Producto Interno Bruto de entre 5 y 12 por ciento este año.
Las recuperaciones proyectadas para 2021 no alcanzan para compensar ni la mitad de las caídas del 2020. Para algunos economistas incluso las estimaciones de rebote del próximo año deben empezar a moderarse. Uno de los analistas con menos optimismo sobre las posibilidades de salir de la recesión es Edward Prasad, miembro de la Brookings Intitutions.
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Esa entidad realiza un índice de recuperación de la economía mundial que se publica en el Financial Times. Los últimos datos de ese indicador adelantan que en muchos países –luego de algunos meses de rebote- se observa de nuevo estancamiento y en algunos casos otra vez caídas. “Con la confianza del población endeble y la lucha por contener el virus lejos de terminar, los riesgos de tener impactos duraderos están aumentando”, aseguró Prasad.
El economista planteó que, a diferencia de la recuperación en el flujo del comercio internacional, los mercados internos muestran una importante vulnerabilidad. No sólo para el caso de emergentes como Latinoamérica sino para desarrollados como Estados Unidos. Asegura que a medida que se debilitaron los incentivos fiscales empezaron a frenarse el consumo privado y en consecuencia las inversiones de las empresas.
La única excepción es China. “El único país que experimenta una fuerte recuperación es China, donde, gracias en gran parte al éxito del país en controlar el virus, tanto la producción industrial como los servicios se han recuperado. Las ventas minoristas y la inversión del sector manufacturero también se han recuperado. Según muchos indicadores, el desempeño económico del país es ahora incluso más sólido que antes de la pandemia”, cerró.
La crisis sanitaria mundial sigue generando incertidumbre respecto de la capacidad de recuperación de las economías. La región Latinoamericana es una de las más castigadas por los efectos del coronavirus. El establishment internacional toma dimensión de la situación y pide incrementar la ayuda financiera para esta parte del mundo emergente.
El ex presidente del Citibank William Rhodes es uno de los que plantea la urgencia de asegurar nuevos créditos para la región. “El coronavirus en América latina exige respuestas más ambiciosas de los gobiernos y la comunidad internacional. Las vulnerabilidades económicas previas ponen un techo a los esfuerzos de la región para contener los contagios.El ex presidente del Citibank William Rhodes es uno de los que plantea la urgencia de asegurar nuevos créditos para la región”.
El banquero conoce la historia de estos países: dirigió los comités asesores de los bancos internacionales que negociaron los acuerdos de reestructuración de las deudas para América latina en las décadas del '80 y '90. Por ello precisa que buena parte de la ayuda financiera que la comunidad internacional dispone a los países de menores recursos no termina impactando en la región y se requiere reinventar la ingeniería financiera.
“Los gobiernos se han visto obligados a buscar financiamiento de instituciones de desarrollo como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo. El problema es que, si bien hay financiamiento disponible para los países que lo necesitan, gran parte del mismo se ha canalizado a través de programas globales, para los cuales los países latinoamericanos a menudo no son elegibles”.
El ejemplo que plantea es el de algunos foros mundiales de lucha contra virus que comprometieron 1000 millones de dólares para combatir el coronavirus y enviaron menos del 3 por ciento de esos montos a Latinoamérica. O los 4000 millones de dólares que dispusieron otros organismos de desarrollo, incluidos el Banco Mundial, para toda la región. “Esto no es suficiente. Muchas de las naciones de la región continúan enfrentando grandes brechas de financiamiento”, indicó.
La preocupación por Latinoamérica no es desmedida. El mundo registra cuarenta millones de contagios de los cuales cerca del 25 por ciento se registran en los cinco países más grandes de América latina (Brasil, México, Colombia, Perú y Argentina). Estas economías anotarán caídas del Producto Interno Bruto de entre 5 y 12 por ciento este año.
Las recuperaciones proyectadas para 2021 no alcanzan para compensar ni la mitad de las caídas del 2020. Para algunos economistas incluso las estimaciones de rebote del próximo año deben empezar a moderarse. Uno de los analistas con menos optimismo sobre las posibilidades de salir de la recesión es Edward Prasad, miembro de la Brookings Intitutions.
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Esa entidad realiza un índice de recuperación de la economía mundial que se publica en el Financial Times. Los últimos datos de ese indicador adelantan que en muchos países –luego de algunos meses de rebote- se observa de nuevo estancamiento y en algunos casos otra vez caídas. “Con la confianza del población endeble y la lucha por contener el virus lejos de terminar, los riesgos de tener impactos duraderos están aumentando”, aseguró Prasad.
El economista planteó que, a diferencia de la recuperación en el flujo del comercio internacional, los mercados internos muestran una importante vulnerabilidad. No sólo para el caso de emergentes como Latinoamérica sino para desarrollados como Estados Unidos. Asegura que a medida que se debilitaron los incentivos fiscales empezaron a frenarse el consumo privado y en consecuencia las inversiones de las empresas.
La única excepción es China. “El único país que experimenta una fuerte recuperación es China, donde, gracias en gran parte al éxito del país en controlar el virus, tanto la producción industrial como los servicios se han recuperado. Las ventas minoristas y la inversión del sector manufacturero también se han recuperado. Según muchos indicadores, el desempeño económico del país es ahora incluso más sólido que antes de la pandemia”, cerró.