2 oct 2022

LO QUE ESTA EN JUEGO

Brasil se juega el futuro: civilización o barbarie, fascismo o democracia


Juraima Almeida
On Sep 30, 2022


La ansiada elección del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva parece ser un hecho ineludible y la duda es si tendrá lugar en segunda vuelta, o ya en primera del próximo domingo. Gane en primera o segunda vuelta hay otro hecho ineludible: será cuestionada por su opositor, el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro y sus seguidores civiles, militares y milicianos armados.

Es un resultado que no sólo interesa a Brasil, sino a toda Latinoamérica. Se vive en todo el país un clima de polarización, fomentado por Bolsonaro, que constantemente lo alienta con ataques personales contra su contrincante, tildándolo de ladrón, bandida, expresidiario. Mientras. Lula habla de un futuro diferente para un Brasil que vuelva a estar inserto en la comunidad internacional.

Mientras Lula crece en aceptación electoral, Bolsonaro muestra estancamiento, e incluso retroceso, lo que alienta la esperanza del lulismo de ganar en primera ronda, mientras se prepara para afrontar la reacción que anuncia el oficialismo, que puede ir de desmanes o golpe de estado. Sigue en juego la democracia.

Lula, al frente de la candidatura que parece exitosa, atrae el voto conservador, para asegurar la victoria en primera vuelta. Para algunos analistas, la política de frente amplio –abandonada por la centroizquierda- es siempre la mejor manera de derrotar la promesa autoritaria.

La política brasileña, el escenario que empezó a montarse tras el golpe de 2016 a la presidenta constitucional Dilma Rousseff, está tan degradada que la necesaria victoria de Lula no será todavía el punto de llegada, señala el exministro Roberto Amaral.

Las elecciones serán disputadas, no habrá una transición civilizada del poder, el gobierno de Lula estará enfrentado a condiciones económicas y geopolíticas adversasen medio del colapso de la economía nacional y del aparato estatal; a lo que suma la guerra OTAN-Rusia, la inflación de EEUU y la UE y el declive en el crecimiento de China.

Amaral señala que –de ganar- Lula también enfrentará la feroz oposición de la extrema derecha, la mala voluntad de las fuerzas armadas partidizadas, la eterna desconfianza de las grandes empresas y, sobre todo, la oposición de un Congreso en el que está condenado a ser un minoría y que controla nada menos que el 50% del presupuesto de la nación.

Brasil es un país que alimenta una de las más pornográficas concentraciones de la renta en el planeta, uno de los mayores índices de pobreza, desempleo y hambre, donde Bolsonaro lidera en las encuestas con margen de hasta seis puntos entre las capas de mayores ingresos (blancos y superricos) y Lula con 33 puntos entre las familias que perciben hasta dos salarios mínimos, el 70 por ciento de los trabajadores brasileños.

Hay en el país un efervescencia electoral, que, de ganar por amplio margen, Lula deberá transformar la alegría popular en organización popular, para poder salvaguardar los cambios prometidos, pese a las limitaciones políticas e ideológicas devenidas de la estructura de su coalición electoral y de la correlación de fuerzas.

No solo debe ganar la presidencia sino asegurarse diputados y senadores estén comprometidos con su programa. Las últimas encuestas señalan que de los 513 diputados federales, los seguidores de Lula conquistarían 130 escaños, contra 167 de los bolsonaristas y la derecha. Seguramente 300 diputados sean reelectos, en una de las más bajas renovaciones legislativas desde 1986, asegurando un legislativo reaccionario. Para evitar un impecheament presidencial se necesitan 171 votos, un tercio de la cámara

Pare de mentir

Jair Messias Boilsonaro y Luiz Inácio Lula Da Silva, cruzaron este jueves acusaciones y chicanas, sobre todo en materia de corrupción, en el último debate que los puso cara a cara antes de las elecciones del domingo.

En estas elecciones está en “juego el futuro de la nación” y no se debe permitir que Lula vuelva al poder en cuyo gobierno (2003-2010) se “enseñó a los niños a iniciarse sexualmente” en las escuelas, dijo Bolsonaro. Lula pidió al mandatario que “pare de mentir” y le preguntó por qué decretó “sigilo de cien años” sobre documentos relativos a casos de supuesta corrupción que envolverían a familiares de Bolsonaro.

Antes, Lula había puesto de relieve que sus gestiones al frente del país fueron “los momentos de mayores conquistas, de mayor inclusión” para los sectores más postergados, y entre esos logros mencionó la suba de un 76% en los salarios. Rechazó haber permitido irregularidades en sus presidencias y, en cambio, expresó que “gracias a lo que se hizo combatir la corrupción se descubrieron los casos y se castigó a la gente”.

Bolsonaro abrió con dureza sus intervenciones: en menos de dos minutos llamó a Lula “mentiroso”, “traidor a la Patria” y “expresidiario”. Dijo varias veces que en su administración no se registraron hechos de corrupción y debió ser llamado al orden casi permanentemente porque interrumpía la palabra de los demás postulantes con gritos desde su silla.

Lula dio por hecho que la ciudadanía mandará “a casa” a Bolsonaro en la noche del domingo y defendió los logros en materia social de sus dos gestiones, y Bolsonaro hizo hincapié en los casos de corrupción y advirtió que el exsindicalista puede ser candidato por tener “un amiguito” en el Supremo Tribunal Federal (STF), después de tener tres condenas judiciales en contra.

“¿Habla de pandillas conmigo? Necesita mirarse al espejo y ver qué está pasando en su gobierno. Usted, cuando se acerca al micrófono, debe comportarse como presidente. Respete a quién está mirando y no mienta”, le dijo Lula, quien insistió en que eran “una locura” los señalamientos del mandatario en su contra y prometió terminar con el secretismo de la gestión que impuso Bolsonaro. “La gente te enviará a casa el 2 de octubre”, le espetó.

* Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)