¿Vale la pena dar a luz un hijo negro?
ROMA (ANSA) – 03.02.2023
Imagen de portada: la voleibolista Paola Egonu (ANSA/EPA)
"A veces me pregunto si el día de mañana me toca ser madre ¿Valdrá la pena dar a luz a un hijo negro?", confesó la voleibolista italiana Paola Egonu, víctima de racismo en más de una ocasión y quien será coconductora del Festival de la Canción en San Remo.
"¿Vale la pena hacerlo para que tenga que vivir toda la mierda que me tocó vivir a mí y condenarlo a la infelicidad?", continuó la atleta de 24 años, hija de padres nigerianos y figura de la selección "azzurra".
"Y si fuese mestizo sería peor aún, porque los blancos lo harían sentir demasiado negro y los negros demasiado blanco", completó Egonu en una entrevista con "Vanity Fair" en la que se refirió a los temores que le genera la posibilidad de tener que revivir, a través de la maternidad, la crueldad que ella sufrió en carne propia.
Egonu, en efecto, no solo debió sacrificarse para triunfar en su deporte, sino que fue víctima de racismo desde temprana edad, según confesó durante la entrevista.
"Cuando tenía cuatro años, comprendí que era distinta. Yo estaba en el jardín de infantes y con un amigo estábamos arrancando el césped del jardín porque las raíces nos hacían reír", recordó.
"La maestra nos castigó por eso y después de pedirle permiso tres veces para ir al baño, me lo negó. Al final salí corriendo sin permiso porque no aguantaba más, pero fue demasiado tarde", agregó.
"Me oriné encima y la maestra se rio en mi cara diciéndome ¡Oh Díos, apestas! ¡Pero cómo apestas! y me dejó con la misma ropa durante todo el día", destacó Egonu.
"Tuve que esperar, sucia, a que llegase mi madre a buscarme por la tarde", completó al explicar que aquella situación la traumó de por vida: "Hoy, 20 años después, me sigue costando usar un baño que no sea el de mi casa".
Consultada sobre si algo cambió en Italia en esos 20 años transcurridos y si los episodios de racismo se redujeron, Egonu no dudó en afirmar: "No, para nada".
"Mi madre pide un café en un bar y se lo sirven frío. Si quiere ingresar a determinados lugares, le permiten hacerlo a su amiga blanca, pero no a ella", completó, al destacar que "¿Nadie nota esas cosas?".
Una experiencia que también se repite cotidianamente en lo personal, aclara al explicar que "algunos me insultan y me preguntan por qué soy italiana", afirmó al recordar un episodio que vivió en octubre durante el Mundial disputado en Países Bajos y Polonia que la llevó a evaluar la posibilidad de alejarse de la selección "azzurra", que finalizó tercera en el torneo.
"Yo también me pregunto a veces por qué represento a ese tipo de gente", decía por entonces Egonu, quien luego volvió sobre sus pasos y aclaró que solo se tomaría un descanso del combinado nacional.
"Algunos me insultan sin saber nada de mí, de las deportistas.
No saben cuánto sacrificio hacemos, cuánto sufrimos al no sentir que estamos a la altura de las expectativas y cuánto necesitamos tomarnos un descanso de todo, pero no podemos", explicó.
"No tengo tiempo siquiera para celebrar una victoria porque enseguida debo prepararme para el siguiente desafío, porque después del campeonato viene la Champions, la Eurocopa, la Supercopa, los Juegos Olímpicos...", enumeró.
Egonu destacó también: "Crecí en un contexto en el que el estándar de belleza presuponía que debía ser blanca y los niños, cuando son pequeños, pueden ser muy desagradables".
"Siempre fui la más alta y era negra con esos rizos que odiaba.
Por eso, en un momento me rapé a cero y resultó ser un error porque después me hacían bromas porque estaba pelada. La vida apestaba por entonces y me sentía un asco", completó.
Experiencias todas que la marcaron en la vida y a las que se agregó luego el prejuicio de la sociedad y de su propia familia al reconocer públicamente su preferencia sexual.
Egonu, que estuvo en pareja con su colega polaca Katarzyna Skorupa, reveló hace un par de años que no se siente homosexual, pero por aquellos años temía lo que podían pensar en su familia si confesaba que amaba a una mujer.
"Mis padres estaban preocupados por lo que podían pensar mis tíos o mis vecinos, pero después entendieron que la mía no era una elección. ¿Quién optaría por un estilo de vida que te enfrenta a todos?", explicó.
La voleibolista destacó que la sociedad tampoco la hacía sentir aceptada en ese sentido, pero reconoció que "no me importaba y por eso besé a quien era mi novia también en público, aunque las reacciones no siempre fueron agradables".
"La gente parece más preocupada por lo que hacen los demás en lugar de ver qué hacen ellos mismos. Por eso me pregunto ¿Quiénes son para juzgarme o para juzgar a una pareja homosexual que cría a sus hijos con amor cuando está lleno de familias tradicionales disfuncionales?", completó.
De allí que, durante la entrevista, la deportista se preguntara si realmente valía la pena traer al mundo a un hijo negro o mestizo para "condenarlo a la infelicidad" que alguna vez también ella sintió.
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