MÉXICO (Sputnik / Mariano Yberry)-04.03.2023
Foto: © AFP 2023 / OLIVIER DOULIERY
'Una Tierra, una familia, un futuro' fue el lema con el que se organizó la reunión ministerial del G20 este 1 y 2 de marzo en Nueva Delhi, en la India. Sin embargo, pese a las buenas intenciones, la discordia fue el protagonista del encuentro y Estados Unidos y sus aliados quedaron exhibidos por su narrativa belicista.
Uno de los temas centrales abordados en la esperada reunión fue el conflicto en Ucrania, con potencias occidentales como Estados Unidos presionando a Rusia a retirar sus tropas de suelo ucraniano y naciones como China impulsando planes de paz, denostados por Occidente.
María Cristina Rosas, experta en temas de seguridad internacional, considera en entrevista con Sputnik que el G20 "ha quedado a deber en la gestión de los temas globales", como la pandemia de COVID-19 y, ahora, las tensiones en Europa del Este entre Rusia y Ucrania.
"La reunión ministerial del G20 refrendó que Occidente, hoy por hoy, apuesta por la guerra", observa la maestra en Estudios de Paz y Resolución de Conflictos por la Universidad de Uppsala, Suecia.
En ese sentido, dice, China se posicionó ante el Grupo de los Veinte como un actor clave para lograr alguna negociación de paz entre Kiev y Moscú, a pesar de la insistencia de Washington de acusar a la potencia asiática de pretender proveer armas a Rusia, aún con la propuesta de paz que presentó Pekín el pasado 24 de febrero.
Según la especialista, el plan de paz elaborado por China responde a un interés económico, dado que proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta contemplan planes en Ucrania que se vería mermados si el conflicto escala. Además, dice, una guerra pone en riesgo acuerdos estratégicos con Rusia relacionados con el deshielo del Ártico y la posibilidad de abrir nuevas rutas comerciales para Pekín.
"China quiere paz porque conviene así a sus intereses comerciales y a su expansión como gran potencia. La guerra le perturba bastante. Esta sería la principal motivación de los chinos para proponer un plan de paz", sostiene la experta del Centro de Análisis e Investigación sobre Paz, Seguridad y Desarrollo Olof Palme AC.
La irresponsabilidad de la Casa Blanca
La experta considera que Estados Unidos y sus aliados occidentales actúan de manera "irresponsable" al impulsar una agenda poco diplomática que incluye el envío de ayuda militar a Ucrania, la interferencia en las tensiones entre China y Taiwán y las acusaciones en contra de Pekín respecto a que el coronavirus se fugó de un laboratorio de Wuhan, como afirmó recientemente el director del Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), Christopher Wray.
"Esto es muy malo, porque lo que está pidiendo Estados Unidos a Europa es que gaste más en lo militar y, en consecuencia, los recursos para la integración económica y para poner más parejo el piso de los niveles de desarrollo y de los criterios de convergencia macroeconómica entre los miembros de la Europa comunitaria, sufren por la escasez de recursos", explica María Cristina Rosas.
Para la experta, enfocar como prioridad para la seguridad mundial el conflicto en Ucrania entorpece la atención a otros problemas que están sucediendo actualmente en Yemen, Somalia, Haití y Colombia, por mencionar algunos.
"No quiero en ningún momento sugerir que es un conflicto menor [el de Ucrania], pero sí podemos ver un etnocentrismo en el sentido de que sí es un conflicto que le pega a Europa, entonces sí es importante, pero si ocurre en otras latitudes, entonces no es importante", considera la internacionalista.
"Hay que superar a la narrativa occidental"
Sobre las posibilidades de que el G20 pueda volverse una plataforma importante para impulsar los diálogos de paz, Rosas cree que las potencias integrantes de las BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- sí podrían ser un contrapeso a la narrativa occidental que únicamente apuesta por la guerra, aunque reconoce que quien tiene más peso de ese Grupo sigue siendo China.
"[Los BRICS] podrían quizás aproximar la paz o, por lo menos, empezar a fracturar este entendimiento que hay en Occidente de que todo debe ir para la guerra. Hay que superar a la narrativa occidental, que me parece muy peligrosa porque puede prolongar este conflicto de manera indefinida", señala la maestra en Estudios de Paz y Resolución de Conflictos por la Universidad de Uppsala, Suecia.
La experta también observa otro punto destacable: "Los BRICS pueden aprovechar una suerte de fatiga que se está dando en Occidente por el apoyo financiero y militar a Ucrania, porque los habitantes de los países occidentales tienen problemas internos cotidianos".
Pese a todo, un primer logro del G20...
No obstante, a pesar de las confrontaciones y de que el Grupo de los Veinte no llegó a un consenso, la reunión ministerial logró reunir, por primera vez desde que estalló el conflicto en Ucrania, a representantes de dos de las partes involucradas directa e indirectamente: por un lado, Estados Unidos, representado por el secretario de Estado, Antony Blinken, y por otro, Rusia, a través del ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.
"Me parece bien que haya habido este primer encuentro y que se haya buscado un primer acercamiento. Parece muy complejo avanzar más allá de eso, pero yo diría que ese es el primer y único logro de esta ministerial en Nueva Delhi", consideró la doctora en relaciones internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En ese sentido, recordó que el G20 surgió a raíz del fracaso del G7, como una forma de "responder a esta necesidad de gobernanza global respecto a los temas más apremiantes que dificultan el accionar del mundo", y para reaccionar "ante la parálisis de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)", teniendo como ventaja que trabaja con un grupo de países menos numeroso, pero bastante influyente en la economía mundial al representar cerca del 80% del PIB mundial.
El valor diplomático del G20 fue reconocido incluso por Joseph Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, quien este 3 de marzo declaró que la expulsión de Rusia de este grupo sería un paso atrás en el impulso del multilateralismo, aunque no opina igual sobre la exclusión de Moscú del G7.
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