USAID en Venezuela: la desestabilización permanente
Victoria Korn
On Feb 19, 2025
Desde su creación en 1961 bajo la administración de John F. Kennedy, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha desempeñado un papel controvertido en Venezuela, especialmente durante las últimas dos décadas.
Aunque su misión oficial es promover el desarrollo y la democracia, numerosos documentos desclasificados y reportajes periodísticos han revelado su participación en operaciones encubiertas destinadas a desestabilizar gobiernos y promover cambios de régimen.
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Desde su creación en 1961 bajo la administración de John F. Kennedy, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha desempeñado un papel controvertido en Venezuela, especialmente durante las últimas dos décadas.
Aunque su misión oficial es promover el desarrollo y la democracia, numerosos documentos desclasificados y reportajes periodísticos han revelado su participación en operaciones encubiertas destinadas a desestabilizar gobiernos y promover cambios de régimen.
Fracaso del golpe contra Chávez
La USAID comenzó a operar en Venezuela de manera más activa a principios de la década de 2000, durante el gobierno de Hugo Chávez.
Un documento desclasificado del Departamento de Estado de julio de 2002 revela que la Oficina de Iniciativas para la Transición (OTI), una división de la USAID, fue establecida en Caracas en marzo de ese año, justo un mes antes del fallido golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002.
La OTI tenía como objetivo “apoyar los procesos democráticos” en Venezuela, pero en la práctica financió a grupos opositores y organizaciones de la sociedad civil alineadas con los intereses de Washington.
Entre 2002 y 2010, la OTI canalizó más de 26 millones de dólares a través de pequeñas subvenciones a más de 300 organizaciones, incluyendo medios de comunicación, sindicatos, partidos políticos y ONG.
Una de las principales beneficiarias fue Súmate, una organización liderada por María Corina Machado, que jugó un papel clave en el referéndum revocatorio de 2004 contra Chávez.
Estrategias de desestabilización
Los cables diplomáticos filtrados por WikiLeaks y los informes de la prensa internacional han expuesto cómo la USAID y otras agencias estadounidenses, como la Fundación Nacional para la Democracia (NED), trabajaron en conjunto para debilitar al gobierno venezolano.
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Un cable de 2006 del entonces embajador William Brownfield detallaba una estrategia de cinco puntos que incluía:
1. Fortalecer las instituciones democráticas.
2. Penetrar la base política de Chávez.
3. Dividir el chavismo.
4. Proteger los intereses económicos de EE.UU.
5. Aislar internacionalmente a Chávez.
Esta estrategia se implementó a través de financiamiento a organizaciones opositoras, capacitación de líderes estudiantiles y promoción de narrativas críticas al gobierno en medios de comunicación internacionales.
Las “olas de color” y el financiamiento de protestas
Entre 2014 y 2019, Venezuela experimentó una serie de protestas violentas conocidas como “guarimbas”, que fueron financiadas en parte por la USAID.
Según documentos desclasificados, la agencia proporcionó fondos y entrenamiento a grupos estudiantiles y organizaciones de derechos humanos que lideraron estas movilizaciones.
En 2017, durante las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro, la USAID incrementó significativamente su financiamiento, llegando a desembolsar más de 140 millones de dólares en 2022.
El circo Guaidó
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Uno de los episodios más polémicos de la intervención de la USAID en Venezuela fue su apoyo a la Operación Guaidó, el intento fallido de establecer un gobierno paralelo bajo el liderazgo del hasta entonces ignoto Juan Guaidó, en 2019.
Según investigaciones periodísticas, la USAID canalizó más de 700 millones de dólares a través de la autoproclamada “presidencia interina”, gran parte de los cuales fueron malversados. Carlos Vecchio, representante de Guaidó en Estados Unidos, habría recibido 116 millones de dólares, según documentos filtrados.
El cierre de la USAID y su “legado”
En 2025, la administración de Donald Trump decidió cerrar las oficinas de la USAID, alegando la necesidad de reformar y reestructurar la agencia.
Sin embargo, este cierre no ha significado el fin de las operaciones de cambio de régimen en Venezuela. Según analistas, las tácticas de desestabilización han evolucionado, y ahora se centran en el uso de sanciones económicas y campañas de desinformación.
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Mark Green, director de USAID y Carlos Vecchio, opositor de extrema derecha venezolano y prófugo.
El balance de dos décadas de intervención de la USAID en Venezuela es sombrío: cientos de millones de dólares destinados a financiar la oposición, protestas violentas y operaciones encubiertas que han dejado un saldo de inestabilidad política, económica y social.
Aunque la agencia ha cerrado sus puertas, su legado de injerencia y desestabilización sigue siendo un tema de debate en la política internacional.
Para Venezuela, el desafío sigue siendo resistir las presiones externas mientras busca reconstruir su economía y fortalecer su democracia en un contexto de constante asedio.
*Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)