1 abr 2025

VAYA...SE DIERON CUENTA

Donald Trump va en serio… ¿y Europa?

OTHER NEWS (Editorial/ Analysis – Diario Red)
31.03.2025



Imagen: archivo


Las amenazas de Trump contra Dinamarca por Groenlandia no son una ocurrencia. Constituyen una pata central del nuevo giro imperial estadounidense al que Europa debería reaccionar cuanto antes
Que Donald Trump sea un personaje dado a la exageración parece haber confundido a Europa. Sí, cuando el presidente de Estados Unidos habló de un gran momento televisivo tras humillar públicamente a Zelenski en las negociaciones por el expolio de los minerales ucranianos, algunos volvieron a pensar en Trump como un "personaje". Pero el líder republicano va muy en serio: detrás de sus onerosas declaraciones públicas hay un esquema imperial meditado, integral y agresivo.

Europa, claro, dirigida por un establishment político lento de reflejos y corto de miras en lo que a su proyección internacional se refiere, no se entera de esto. Macron, Sánchez, Scholz o Starmer siguen viendo a Trump como un error de la historia. En consecuencia, su respuesta a las agresiones norteamericanas contra Europa es insuficiente y será, por cierto, enormemente tardía. Washington quiere robar Groenlandia a los daneses y, para ello, necesita aplastar los intereses políticos de unos groenlandeses que votaron hace unas semanas en clave soberanista.

Pero a Estados Unidos, como hegemón en crisis, tanto las instituciones como la voluntad de los pueblos se la trae al pairo. El vicepresidente Vance lanzó un aviso claro a groenlandeses, daneses y europeos: "Creo que les iría [a Groenlandia] mucho mejor bajo el paraguas de seguridad de Estados Unidos que bajo el de Dinamarca. Nuestro mensaje a Dinamarca es muy simple: no han hecho un buen trabajo con el pueblo de Groenlandia. Han invertido poco en el pueblo de Groenlandia y en la arquitectura de seguridad de este increíble y hermoso territorio lleno de gente extraordinaria. Eso tiene que cambiar y, como no ha cambiado, es por eso que la política del presidente Trump en Groenlandia es la que es".

El imperialismo estadounidense parece estar llevando a cabo una suerte de "repliegue" americano. Por eso refuerza a gobiernos aliados como el de Bukele o Milei, por eso amenaza militarmente a México y Venezuela y, también por eso, habla de incorporar el canal de Panamá, Canadá y Groenlandia. No son ocurrencias, son advertencias del jefe del orden imperial otanista al resto de actores menores: el gobierno de Trump busca reordenar los lazos que atan a los aliados de Washington con el eje del poder imperial.

El vídeo publicado en X por Trump no puede ser más claro: "Hoy, los groenlandeses enfrentan nuevas amenazas, desde la agresión rusa hasta la expansión china. Nuestro legado conjunto continúa en cada misión conjunta, en cada patrulla ártica, en cada acuerdo forjado a la sombra del hielo que se derrite y de las tensiones en aumento. Esto no es solo historia; es destino. Ahora es el momento de levantarnos conjuntamente de nuevo. Por la paz, por la seguridad, por el futuro. Estados Unidos se levanta con Groenlandia".

La retórica trumpista está ya asentada entre sus filas: consiste en repetir hasta la saciedad que el control estadounidense de Groenlandia es fundamental para la seguridad internacional. En realidad, no van por ahí los tiros. En un contexto de consolidación del movimiento independentista groenlandés y de creciente debilidad europea y danesa, la insistencia del gobierno de Trump es por otros motivos. Básicamente, se trata del control del Ártico, cuya situación geoestratégica enfrenta los intereses de Estados Unidos, Rusia, Europa y China, entre otros.

Groenlandia podría ser clave en asuntos como la vigilancia de misiles balísticos intercontinentales, así como por sus tierras raras o por el comercio ártico. Y Trump, que aspira a un control directo, ya no colectivo, de aquellos activos estratégicos para Estados Unidos, apunta a robar Groenlandia a los daneses y a los propios groenlandeses. Pero Europa no se entera... o finge no enterarse, inmersa en una crisis de cohesión interna a la que se suma el auge de unas extremas derechas que profesan un patético fervor trumpista.

La vocación de colonia de las ultraderechas europeas, el seguidismo liberal y la tibieza socialdemócrata amenazan con sepultar la autonomía estratégica europea antes acaso de su nacimiento. ¿Y ahora qué? Washington no puede ser más claro: quieren controlar Groenlandia antes de 2028 y no les importa lo que digan sus aliados europeos. El uso de la fuerza es cada vez más probable tras la formación de un gobierno de gran coalición soberanista en la isla.

Europa no puede seguir siendo tan ingenua con Estados Unidos, quizá su principal amenaza. A Washington no le importa lo más mínimo la opinión de los 56.000 groenlandeses. Si la crisis se intensifica, la tesitura de una agresión directa de Estados Unidos contra Europa en suelo danés será una realidad del todo posible. 

Aterra recordar que España, Dinamarca y buena parte de Europa formamos parte de la OTAN bajo el liderazgo de Estados Unidos. En mayor medida, indigna constatar que Washington, quien amenaza la integridad territorial de un miembro fundador de la propia OTAN, tiene bases militares en suelo europeo.

¿Y qué hará, pues, el establishment europeo? Probablemente, indignarse con Trump, individualizando así el problema. De esta forma, los gobiernos del Viejo Continente se libran de problematizar en general nuestra relación con el hegemón estadounidense. Mientras tanto, Washington seguirá amenazando los intereses europeos, consciente de que los líderes de la región han decidido esperar pasivamente el retorno de sus amigos del Partido Demócrata. Lo que parecen ignorar negligentemente es que aquellos tiempos mejores no volverán: el gobierno de Trump modifica estructuralmente el esquema imperial norteamericano, algo que difícilmente revertirán los demócratas si vuelven a la Casa Blanca... hecho que por cierto, parece improbable con las encuestas en la mano.



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