Etchecolatz: "Por mi cargo y jerarquía, me tocó matar pero no sé cuánta gente"
En el marco del juicio que investiga la participación de 15 militares y un exfuncionario civil en el secuestro y tortura de 128 detenidos alojados en el centro clandestino La Cacha, ubicado en las afueras de La Plata, quien fuera la mano derecha del jefe de la Policía bonaerense, Ramón Camps, aseguró que "yo no salía a matar a alguien para quitarle la vida; era porque había llamados denuncias de vecinos, que veían algo raro en el lugar, le mandaba patrullas y ahí estaba la vida de uno u otro".
El represor, condenado a prisión perpetúa por crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura, sostuvo que "esos enfrentamientos son objeto y encuadre de una situación de guerra, dicha por los mismos terroristas. Acá no era por una cuestión de antipatía, estábamos exponiendo nuestras vidas". Al exponer ante el Tribunal Oral Federal Nº 1, presidido por Carlos Rozanski e integrado por Pablo Jantus y Pablo Vega, Miguel Etchecolatz dijo que "la policía de la Provincia tuvo que ofrecer más de 160 muertos", y preguntó a los magistrados presentes: "¿No conocen esa situación tan cruenta? ¿Por qué se oculta?".
"Yo no sé los años que me quedan de vida para mí, pero creo que el talonario se me va acortando, no me importan cuánto hagan de mi persona porque estoy más allá de mi persona, pero sí me importa que se respeten la Constitución y las leyes". Imputado como coautor de dos homicidios ocurridos en el barrio platense de Tolosa, el 9 de noviembre de 1976, Etchecolatz afirmó que "detrás mío hay una figura de un señor (Jorge Julio) López, desaparecido después de haber prestado declaración. El señor López mintió, como consta en varios lugares, cuando dice que vio que yo mandé a fusilar, ese día estuve internado".
Por su parte, Jaime Lamont Smart, el único civil que está siendo juzgado por las torturas y desapariciones de la dictadura, se desvinculó de las acusaciones y sostuvo que "(Marcelo) Bettini tomó una pastilla, y por ello murió". "La fiscalía me imputa homicidio porque equipara el suicidio de ettini con el de un campo de concentración", dijo el exministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Cuestionó que "Bettini era un montonero, llevaba una pastilla de cianuro que fue extendida a la militancia montonera porque la cúpula se había ido del país y ellos recomendaban tomarse la pastilla de cianuro".
Entre los casos que se investigan están los de Laura Carlotto, hija de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la privación ilegítima de la libertad de Antonio Bautista Bettini, padre de Carlos Bettini, actual embajador argentino en España. Además, se juzga la sustracción de Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa y de Natalia Suárez Nelson, nacidos mientras sus madres estaban cautivas en La Cacha, tras lo cual fueron apropiados.
En el banquillo de los acusados están sentados Carlos Hidalgo Garzón; Jorge Di Pasquale; Gustavo Cacivio, Ricardo Fernández; Luis Perea; Roberto Balmaceda; Emilio Herrero Anzorena; Carlos Romero Pavón y Anselmo Palavezzati, todos militares. También, se juzgará a Juan Carlos Herzberg, Raúl Espinoza, Claudio Grande, Héctor Acuña, Rufino Batalla, Isaac Crespín Miranda, todos exmilitares o exintegrantes del Servicio Penitenciario bonaerense.
El centro clandestino de La Cacha estaba ubicado entre las calles 191, 196, 47 y 52 de La Plata, contiguo al penal de Olmos y en las antiguas instalaciones de Radio Provincia. Funcionó como centro clandestino desde 1976 a 1978 y además operó como una maternidad clandestina para las detenidas- desaparecidas
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