El escándalo del fraude de Wirecard salpica a la política alemana
Aldo Mas
Berlín —2 de octubre de 2020
La canciller alemana, Angela Merkel. EFE/EPA/HENNING SCHACHT
Nuevas revelaciones del diario británico 'Financial Times' ponen de manifiesto la cercanía con el poder de la que gozó la plataforma alemana de pagos por internet Wirecard, responsable del mayor escándalo financiero de la historia del país
El escándalo de Wirecard es más que un fraude de miles de millones de euros sólo posible por la aparente dejación de funciones de las autoridades financieras alemanas. Lo consideran ya el “mayor escándalo financiero de la historia de Alemania”. Pero desde que se descubriera el pasado verano un agujero en las cuentas de Wirecard valorado en 1.900 millones de euros y que su ex-CEO, Markus Braun, se había dedicado presuntamente a hinchar las cuentas de la empresa para hacerla más atractiva para los inversores, el escándalo de la plataforma de pagos ha dado un giro político de altos vuelos. Así lo apuntan nuevas revelaciones del diario británico Financial Times.
Este periódico ponía esta semana de manifiesto lo bien conectados que estaban en Wirecard con las altas instancias del poder germano. La canciller Angela Merkel y el vicecanciller Olaf Scholz están señalados. Sobre la jefa del Gobierno germano, el Financial Times, el primer periódico que comenzó a informar sobre el posible fraude que era Wirecard hace ya año y medio, apunta que desde el círculo de Merkel se apoyó políticamente a la empresa a pesar de que había motivos para dudar de la viabilidad de la compañía.
En septiembre de 2019, medio año después de que aparecieran las primeras informaciones sobre el fraude de Wirecard en el Financial Times, Lars-Hendrik Röller, asesor económico de Merkel, se reunía en la Cancillería Federal con una delegación de representantes de Wirecard. “Uno de los visitantes de Röller era Burkhard Ley, asesor de estrategia para Wirecard. Un año después, el Señor Ley está detenido, acusado de fraude, manipulación de mercado y malversación”, se lee en el dirario británico.
También en septiembre de ese año Merkel recibió la visita de Karl-Theodor zu Guttenberg, un ex-político de la Unión Socialcristiana de Baviera que llegó a ministro de Defensa en 2009 pero que se vio obligado a dimitir en 2011 por destaparse el plagio que cometió en su tesis doctoral. En el momento de aquella cita de septiembre de 2019 de Merkel con Zu Guttenberg, éste trabajaba para la consultora Spitzberg Partners, una firma que según el Financial Times tenía como cliente a Wirecard.
El periódico británico cuenta que, “en su diálogo con la canciller, Zu Guttenberg sacó el tema de Wirecard y poco después mandó un e-mail a Röller para decir que Wirecard estaba planeando entrar en el mercado chino”. Röller escribió de vuelta asegurando “apoyo político” a Wirecard. Todo esto se hizo, según la versión de los hechos que dan en la Cancillería Federal, sin que se supiera allí de las irregularidades que había cometido la empresa.
Las cuestiones relativas a quién sabía qué sobre Wirecard en el Gobierno germano se plantean prácticamente desde el primer momento que explotó el escándalo. Así, el vicecanciller alemán y también ministro de Hacienda, el socialdemócrata Olaf Scholz, también está señalado. Como responsable de la cartera de Hacienda, es competencia de Scholz cuanto tiene que ver con la la Autoridad Federal Supervisora de los Servicios Financieros de Alemania (BaFin, por sus siglas alemanas).
Ese órgano figura entre los principales afectados por el escándalo. Tras aparecer las primeras informaciones del Financial Times sobre Wirecard, en la BaFin consideraron más conveniente presentar denuncias contra los periodistas del periódico británico en lugar de indagar en la plataforma de pagos.
Wirecard, una empresa financiera camuflada de tecnológica
El presidente de la BaFin, Felix Hufeld, ha calificado el escándalo de Wirecard como una “vergüenza para Alemania”. Pero no ha dimitido. Dorothea Schäfer, directora de estudios de mercados financieros en el Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), explica cómo Hufeld puede mantenerse en su cargo apuntando a que, en realidad, Wirecard siempre estuvo camuflada ante las autoridades. “Wirecard se hacía pasar por una empresa tecnológica y eso no daba mayores posibilidades de vigilancia. La BaFIN no podía ir más allá de investigar Wirecard Bank”, apunta Schäfer a eldiario.es, aludiendo al que es sólo una parte de todo el negocio que desarrolló Markus Braun al frente de la plataforma de pagos.
Schäfer entiende que la BaFIN, entre otros organismos de vigilancia, incluidas las auditoras que miraron las cuentas de Wirecard sin que alertaran de los peligros que representaba la empresa, hicieron mal su trabajo en este escándalo. A su entender, sin embargo, la empresa contó con más circunstancias favorables. Por ejemplo, contaba con importantes apoyos mediáticos en Alemania.
“Cuando había rumores o informaciones publicadas en el Financial Times sobre Wirecard, después de publicarse, siempre había páginas de grandes periódicos en Alemania reservadas para que Braun se explicara y aprovechara su oportunidad para decir que todo lo que se decía de la empresa era falso”, plantea la investigadora del DIW.
Comisión de investigación en el Bundestag
Sobre cómo se comportó con Wirecard la clase política en el poder, Schäfer se muestra más comprensiva. “¿Qué se supone que tenían que haber hecho? Wirecard era una empresa del índice DAX, pero las autoridades bursátiles no hicieron nada, la BaFin no hizo bien su trabajo, tampoco las auditoras”, se interroga esta experta. “Si un político hubiera hablado de la empresa, apuntando que no era sólida, eso hubiera hecho caer el valor de las acciones, y se habrían expuesto así a denuncias por daños y perjuicios por parte de los inversores”, abunda.
Sobre las ruinas de lo que fue Wirecard, el Bundestag acordaba en septiembre abrir una comisión de investigación sobre el escándalo. Los trabajos de esta comisión amenazan con dilatarse en el tiempo. Pero tal vez así puedan aclararse plenamente cosas como el papel de Merkel y Scholz en el escándalo.
Para la clase política, Wirecard seguirá siendo un dolor de cabeza el año que viene, sobre todo para el vicecanciller y ministro de Finanzas. Angela Merkel terminará en 2021 su dilatada carrera política como canciller. Sin embargo, Scholz es desde el pasado mes de agosto, candidato a canciller del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Las próximas elecciones generales alemanas son dentro de un año.