20 feb 2021

INMUNIZADOS VIP

ARGENTINA

La salida de Ginés González García: El escándalo, los daños y las respuestas
Decisiones necesarias a la velocidad imprescindible


Por Mario Wainfeld



Imagen: Guadalupe Lombardo

La trayectoria de Ginés ¿atenuante o agravante? Las responsabilidades de los funcionarios y las políticas, la crónica mayor y las menudencias, la capacidad de respuesta y lo que le espera a Carla Vizzoti
El presidente Alberto Fernández tomó las decisiones que debía, a la velocidad imprescindible. Le ordenó al jefe de Gabinete Santiago Cafiero que exigiera la renuncia del ministro de Salud Ginés González García. Y “bajó” de la comitiva a México a los diputados Jorge Taiana y Eduardo Valdés que hicieron uso de las malhadadas vacunaciones de privilegio que se conocieron ayer mismo (ver para más detalles nota central).

La medida, imprescindible, no reparará el grave daño causado. Pero toma distancia de una conducta odiosa, imperdonable.

Garantizar la provisión de vacunas de modo transparente, universal, es uno de los primeros deberes oficiales en pandemia. Redoblado por la cantidad de personas muertas o contagiadas. Hay, literalmente, millones que esperan respetuosa y cívicamente su turno. La existencia de un sistema paralelo, una vacunatorio VIP, lastima la reputación del oficialismo y, sin duda, desazonará a mucha gente común.

La responsabilidad política se mide con otros parámetros que la jurídica o la penal. Se dirime de inmediato, lo resuelto por AF funciona como inapelable.

Siempre es falaz argumentar “hay que esperar a la Justicia” para resolver sobre el destino político de funcionarios sometidos a denuncias verosímiles. “La Justicia” demora años en sentenciar, si llega a hacerlo. En cambio la opinión pública entra en ebullición en cuestión de minutos. Los datos concretos sobre eventuales responsabilidades seguirán sus derroteros. Tienen que pesquisarse. Dirimir para la historia, la crónica y los tribunales quién decidió, quien toleró, avaló o careció de calidad institucional para vigilar. Procurar evidencias, en otros tiempos y otros ámbitos.

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La enorme trayectoria de Ginés como funcionario exitoso y creativo, sanitarista respetado, referencia para otros profesionales de la salud, cuadros políticos o ciudadanos de pie puede-debe señalarse en esta columna veloz. Pero tampoco lo exime de la responsabilidad por el escándalo. En cierto sentido, podría ser al revés: un hombre de sus quilates, seguramente el mejor ministro de Salud desde 1983, jamás puede impulsar, prohijar o dejar pasar comportamientos tan nocivos para el sistema democrático.

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Corresponde, de igual forma, ubicar la crónica menuda en un rango secundario. Claro que será interesante saber qué motivos llevaron al periodista Horacio Verbitsky a hacer sus declaraciones radiales. Pero en todo posible tráfico de influencias consumado entre gente común y funcionarios, la responsabilidad de éstos es mayor. La inconducta (en supuestos extremos los delitos) se consuma entre dos partes: una carga con deberes superiores por haber jurado servir a los demás.

Por eso, módica digresión, fue chocante que se asediara a la intelectual Beatriz Sarlo a que diera precisiones sobre una denuncia similar que verbalizó días atrás, Son contadas las personas obligadas a denunciar hechos impugnables y aún delitos. Una ciudadana común no está forzada. Funcionarios o legisladores o jueces tienen ese deber lo que refuerza lo que venimos diciendo.

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En corrillos, en los medios, en las charlas de quincho o de café se especula sobre operaciones políticas. Pudieron suceder… corresponde colocarlas en un rango menor, de momento. Sobrevendrá, desde luego, el aprovechamiento político de la oposición, del sistema de medios hostil al gobierno. Sacarán ventaja. Son las reglas de juego.

El oficialismo se equivocaría si entrara en el intercambio de reproches, si trata de empardar lo sucedido con otros escándalos del macrismo. O con el colapso de la inscripción para vacunarse en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La mala fe de los adversarios no excusa ni atenúa.

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Lo pertinente es reconocer la culpa, apartar a los responsables. Y desde el primer momento demostrar con hechos que no sucederá más. En materia política no rige tampoco la presunción de inocencia, clave en el derecho penal. El gobierno ha sufrido un golpe, auto infligido, puesto de relieve por lo que se consideraría fuego amigo.

Su misión es rehacerse. Multiplicar esfuerzos para conseguir más vacunas con mayor celeridad. Transparentar su número, el modo en que se distribuyen, quiénes la reciben.

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Ascender a ministra a la secretaria de Acceso a la Salud Carla Vizzotti reconoce los méritos de una funcionaria idónea, comprometida, que labura 24x7 desde que asumió, una de las mejores comunicadoras oficiales. Aparte de esos méritos, también hablamos de política. La transición más sencilla sin desplazamientos bruscos no pondrá fin a la comidilla sobre jugadas conspirativas, carambolas a varias bandas. Pero les restará sustento. Por lo menos, sugerirá que las hipotéticas operaciones no lograron su cometido.

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Luego de una jornada aciaga quedan pendientes las tareas ciclópeas que cargan sobre el gobierno. Su “condena” es ser juzgado por sus desempeños… retrocedió varios casilleros aun mediando los certeros reflejos presidenciales. Para quienes siguen en funciones, el deber es seguir trabajando, redoblar vigilancias, demostrar que el mal paso fue una excepción.

mwainfeld@pagina12.com,ar

La confesión de Verbitsky

La salida de González García se desencadenó a partir de las declaraciones que realizó el periodista Horacio Verbitsky en donde contó que se había vacunado en el ministerio de Salud gracias a la intervención de su “amigo”.

“Decidí vacunarme. Me puse a averiguar dónde hacerlo, llamé a mi viejo amigo Ginés González García, a quien conozco de mucho antes que fuera ministro, y me dijo que tenía que ir al Hospital Posadas”, explicó Verbitsky en su columna radial.

El periodista agregó que cuando estaba dirigiéndose al establecimiento sanitario recibió un mensaje directo del secretario de González García. “Me dijo que iba a ir un equipo de vacunadores del Posadas al Ministerio y que fuera a darme la vacuna. Fui al ministerio y estaba el equipo de vacunación”, detalló. También contó que al llegar al organismo se enteró que “se iba a vacunar el número dos de Clarín, José Antonio Aranda”.

De acuerdo al relato del periodista, el accionista del Grupo Clarín desconfiaba de la Sputnik V y esperaba poder aplicarse el próximo lunes la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca. Aranda, por su parte, negó que hubiera entablado esa gestión con algún funcionario del Ministerio de Salud. Trascendió que también habría sido vacunado en el ministerio Florencio Aldrey, del diario de Mar del Plata La Capital.

Verbitsky también es el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Los trabajadores del organismo rechazaron ayer por Twitter la conducta de su titular (ver aparte).

Los otros casos

Horas después del revuelo que generó la confesión de Verbitsky, se conoció que también recibieron la vacuna el diputado nacional Eduardo Valdés, el senador nacional Jorge Taiana y el canciller Felipe Solá.

Más allá del malestar que generó esta situación en el Gobierno, se consideró que estos casos se inscriben en un escenario diferente. Tanto Valdés como Taiana fueron invitados por Alberto Fernández a formar parte de la comitiva que viajará a la ciudad de México para participar de la celebración de los 200 años de la Independencia y fueron inoculados en ese contexto.

Valdés señaló que se aplicó la vacuna contra la covid-19 porque “sentía la necesidad de inmunizarse por tener 65 años” y viajar “al país con mayor tasa de contagio de América Latina”. En ese sentido, el legislador dijo que “Ginés me mandó al Ministerio de Salud a que me vacune. Nunca pensé que estaba haciendo algo ilegal”, aseguró.

El senador Taiana tiene 70 años y presenta como antecedentes médicos dos bypass, válvula cambiada y diabetes. Por ello, consideró que no podía realizar la visita sin haberse aplicado la vacuna. Recordaron que Carlos Tomada, embajador en México, acaba de salir de una internación por coronavirus y “la pasó muy mal”.

Por su parte, fuentes oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores explicaron que el canciller se vacunó contra el coronavirus en el Hospital Posadas, en la localidad de El Palomar. Solá recibió la recomendación de “inmunizarse a la brevedad” por parte del equipo médico de la Cancillería, “debido a los compromisos y prácticas habituales derivadas de su función específica”.

En el Palacio San Martín indicaron que realizó los trámites para pedir el turno para vacunarse luego de recibir la indicación médica correspondiente.

Si bien las explicaciones de los legisladores llevaron cierta calma a Casa Rosada, Alberto Fernández decidió a último momento apartar a Valdés y a Taiana de la comitiva oficial que viajará a México.


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