Juan Guahán
On Mar 6, 2023
Este 1º de marzo no fue un día cualquiera. Desde el punto de vista institucional es la fecha prevista para la formal inauguración de las sesiones ordinarias del Parlamento Nacional. Ese acto formal fue hacia el mediodía, y solo dos horas después –según el informe oficial- ardían unos pastizales que provocarían un apagón de proporciones, que dejó atrás lo ocurrido horas antes.
El miércoles 1º de marzo dos gigantescos apagones ensombrecieron el panorama nacional. Hacia el medio día fue el apagón institucional. Como si hiciera falta ratificarlo el Presidente Alberto Fernández , al inaugurar la actividad parlamentaria, tras una hora de un módico discurso con datos que avalaban su gestión, lanzó al ruedo la pelea con el sistema de Justicia. Fue la parte más aplaudida de su discurso con las primeras bajas de legisladores de la oposición que comenzaron su retirada.
El miércoles 1º de marzo dos gigantescos apagones ensombrecieron el panorama nacional. Hacia el medio día fue el apagón institucional. Como si hiciera falta ratificarlo el Presidente Alberto Fernández , al inaugurar la actividad parlamentaria, tras una hora de un módico discurso con datos que avalaban su gestión, lanzó al ruedo la pelea con el sistema de Justicia. Fue la parte más aplaudida de su discurso con las primeras bajas de legisladores de la oposición que comenzaron su retirada.
Esa legítima crítica a la desigual relación en la distribución de recursos, entre el interior y la Ciudad de Buenos Aires, fue complementada por otra más general hacia el sistema judicial. Allí incluyó el tema de la persecución a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El clima se caldeó, sobraron los agravios, nuevamente la “grieta” ocupó el lugar de las propuestas.
Partiendo de la legitimidad de la crítica al sistema judicial, caben algunas observaciones. Lo que pasa con el Poder Judicial, es el caso –posiblemente- más grave de una crisis institucional que atraviesa al conjunto de las actuales instituciones.
Esas disputas no se resuelven con estas confrontaciones superestructurales o de aparatos, que se visualizan como choques en los que el pueblo descree, por no confiar en su eficacia y dudar de su veracidad.
Llevar adelante esa lucha necesita de la presencia de un pueblo organizado. Cuando observamos lo que pasó este 1° de marzo, nos encontramos con una Plaza de Mayo casi vacía después de tres años de gobierno. Bajo estas condiciones es fácil prever el destino de ese conflicto.
Partiendo de la legitimidad de la crítica al sistema judicial, caben algunas observaciones. Lo que pasa con el Poder Judicial, es el caso –posiblemente- más grave de una crisis institucional que atraviesa al conjunto de las actuales instituciones.
Esas disputas no se resuelven con estas confrontaciones superestructurales o de aparatos, que se visualizan como choques en los que el pueblo descree, por no confiar en su eficacia y dudar de su veracidad.
Llevar adelante esa lucha necesita de la presencia de un pueblo organizado. Cuando observamos lo que pasó este 1° de marzo, nos encontramos con una Plaza de Mayo casi vacía después de tres años de gobierno. Bajo estas condiciones es fácil prever el destino de ese conflicto.
Solo un par de horas después un incendio de pastizales (bajo los cables de la línea –de 500 Megawatts (MW)- en la provincia de Buenos Aires), hizo que 10.455 (MW), un 43% del total de la generación nacional que había en el momento en que se iniciaba el fuego (26.434 MW), quedara fuera de circulación. Eso ocurría unos minutos después de haberse alcanzado el récord de consumo.
Este incidente habría afectado a cerca de 20 millones de personas: El mismo se inició a las 15 horas y 59 minutos de ese día.En algunos casos por la acción del fuego inicial, en otros porque algunas centrales fueron puestas fuera de servicio para evitar el recalentamiento de generadores, con efectos aún más graves. Además de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, hubo varias provincias que fueron afectadas.
El ministro de Economía Sergio Massa, haciendo gala de rápidos reflejos, pidió al Juez Federal de Campana que investigue ante la posibilidad que se tratara de un atentado. Lo cierto es que ese hecho se produjo en el momento de mayor consumo de un día que estaba transitando una fuerte ola de calor.
¿Un triunfo del oficialismo?
Terminaba el mes de febrero y con él también el plazo para aprobar las leyes enviadas por el Ejecutivo para aprobar en sesiones extraordinarias. Solo faltaban unas horas para el vencimiento de ese plazo y el oficialismo alcanzó un notable triunfo, aprobando otra moratoria previsional.
Éste tiene dos aspectos a señalar. Primero que se trata de una demanda que políticamente presionaba en favor del Proyecto Oficial, lo que obligó a que -dentro del propio bloque opositor- creciera la idea que no podían seguir creando artimañas para no debatirlo. Lo segundo es que consiguieron ganar la votación (134 a 107).
Este incidente habría afectado a cerca de 20 millones de personas: El mismo se inició a las 15 horas y 59 minutos de ese día.En algunos casos por la acción del fuego inicial, en otros porque algunas centrales fueron puestas fuera de servicio para evitar el recalentamiento de generadores, con efectos aún más graves. Además de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, hubo varias provincias que fueron afectadas.
El ministro de Economía Sergio Massa, haciendo gala de rápidos reflejos, pidió al Juez Federal de Campana que investigue ante la posibilidad que se tratara de un atentado. Lo cierto es que ese hecho se produjo en el momento de mayor consumo de un día que estaba transitando una fuerte ola de calor.
¿Un triunfo del oficialismo?
Terminaba el mes de febrero y con él también el plazo para aprobar las leyes enviadas por el Ejecutivo para aprobar en sesiones extraordinarias. Solo faltaban unas horas para el vencimiento de ese plazo y el oficialismo alcanzó un notable triunfo, aprobando otra moratoria previsional.
Éste tiene dos aspectos a señalar. Primero que se trata de una demanda que políticamente presionaba en favor del Proyecto Oficial, lo que obligó a que -dentro del propio bloque opositor- creciera la idea que no podían seguir creando artimañas para no debatirlo. Lo segundo es que consiguieron ganar la votación (134 a 107).
De ese modo quedó sancionada la norma, ya aprobada en el Senado, por la cual se aprobó una nueva moratoria previsional que beneficia a unas 800 mil personas (en las actuales condiciones) que podrán jubilarse por tener la edad suficiente, pero no los 30 años de aporte. Fue un indudable éxito oficialista, que da la impresión que esa deshilachada coalición hasta se da el gusto de poner en peligro al publicitado “inevitable” triunfo electoral de la oposición.
El orgullo de éstos, los humos que se les subieron a la cabeza, de gran parte de su dirigencia y el discurso de los medios adictos que actúan como si ya hubieran ganado las elecciones, terminan por armar un escenario de soberbia que no los ayuda a alcanzar ese objetivo que estaba al alcance de la mano.
Acerca de esta moratoria, quien dio en el clavo es el diputado de origen comunista Carlos Heller, parte del bloque oficialista, quien recordó que el 65% de jubilados lo pudo retirarse apelando a moratorias. Eso debido al altísimo nivel de informalidad laboral, lo que reduce la proporción de aportantes respecto a los beneficiarios y la creciente insuficiencia de este tipo de financiamiento.
Por ello resulta imprescindible mantener este derecho, pero reconociendo que este desfinanciamiento es cada vez más estructural. Por eso Heller considera a esta norma como “un parche, porque mientras se resuelven los problemas de fondo, los parches son los mecanismos adecuados para salir de la situación”.
De todas maneras, es un “parche” positivo, porque le reconoce derechos a las y los millones que trabajaron y no son responsables de la crisis del sistema. Este “parche” es mucho más sano que otros, como los acuerdos con el FMI, que tampoco tienen un financiamiento posible. Sin embargo, lo firmamos y lo estamos pagando, con sangre y lágrimas de la mayoría del pueblo. Ése es el ejemplo de un “parche” negativo
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)