El coronavirus dispara la venta de armas y Trump declara las armerías "esenciales" para que no cierren en el confinamiento
Carlos Hernández-Echevarría
03/04/2020
Donald Trump en una imagen de archivo EFE
La patronal de los vendedores afirma que la inmensa mayoría de los estadounidenses que ha acudido a comprar armas este mes lo ha hecho por primera vez
El mes pasado los estadounidenses se compraron 2,5 millones de armas, la mayor cifra de las últimas dos décadas. El miedo siempre ha sido de gran ayuda para el negocio del armamento y, ahora que el Gobierno cree que pueden morir hasta 240.000 personas por coronavirus, el país va sobrado de miedo. Si hace dos semanas había colas en los supermercados, esta semana las hemos visto en armerías. Con respecto al mismo mes del año pasado, sus ventas han aumentado un 85%.
No es solo que los estadounidenses estén comprando más armas, es que además la patronal de los vendedores confirma que la inmensa mayoría de ellos está haciéndolo por primera vez. Gente que ha vivido hasta hoy sin una pistola en casa, pero que ahora se hace con una por miedo a que el coronavirus cause un estallido social de desórdenes públicos y criminalidad.
El que los compradores sean novatos representa un problema añadido. Las organizaciones partidarias del control de armas denuncian que no han tenido tiempo de aprender las precauciones de seguridad mínimas y que sus primeros días armados llegan en un momento complicado: el confinamiento aumenta el riesgo de suicidio y violencia familiar.
Un negocio “esencial”
Para mejorar aún más las cosas, resulta que las tiendas de armas no cierran en tiempos de confinamiento. El Gobierno de Trump ha declarado que son “negocios esenciales” como las farmacias, las gasolineras o los supermercados. Se trata de una recomendación que los estados y ciudades no tienen por qué seguir, pero a algunos no les queda más remedio. El sheriff de Los Ángeles había intentado cerrar las armerías para sus 10 millones de vecinos durante la crisis del coronavirus, pero ha reculado tras la recomendación de Trump y ante las amenazas de acciones legales por parte de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).
Sus propios expertos le habían dicho que, ante un juez, el derecho constitucional a tener armas se impondría a las preocupaciones por la epidemia.
El lobby de las armas quería que el Gobierno de Trump blindara su negocio y lo ha conseguido. La recomendación del Gobierno da argumentos legales para llevar a juicio a todo cargo público que quiera limitar las ventas de armas durante esta crisis y además no se queda ahí. Aparte de declarar esenciales las tiendas, hace lo mismo con las fábricas de armamento y munición, los importadores e incluso los campos de tiro para afinar la puntería. Es un buen momento para recordar que solamente la Asociación Nacional del Rifle se gastó 90 millones de euros en 2016 para ayudar a Trump a derrotar a Hillary Clinton.
Armas en tiempos revueltos
Este subidón en la venta de armas por el coronavirus es bastante novedoso. Hasta ahora los expertos no habían detectado que las grandes desgracias afectaran demasiado a las cifras de compra, en cambio sí que tenía peso el momento poítico. El mayor pico que se había producido hasta ahora se produjo en enero de 2015, con Obama recién reelegido y con el país recuperándose de la matanza de la escuela Sandy Hook donde murieron a tiros 20 niños de entre 6 y 7 años. Ante el temor de una legislación más restrictiva, se vendieron ese mes dos millones de armas.
Aunque los republicanos son indudablemente el partido del lobby de las armas, lo cierto es que su negocio va mejor con los demócratas. El temor a que Obama “nos quite las armas” fue un reclamo poderoso para aumentar las ventas, aunque finalmente nada cambió. Sin embargo con Trump las ventas habían ido mal, no había prisa por hacerse con una. Ahora, con el coronavirus, la urgencia por armarse ha regresado.
Nota: no existe un dato oficial de venta de armas en EEUU, solo estimaciones de diferentes expertos usando como base las cifras que da el FBI del número exámenes de antecedentes que se le piden para vender nuevas armas o expedir nuevas licencias.
eldiario.es
Carlos Hernández-Echevarría
03/04/2020
Donald Trump en una imagen de archivo EFE
La patronal de los vendedores afirma que la inmensa mayoría de los estadounidenses que ha acudido a comprar armas este mes lo ha hecho por primera vez
El mes pasado los estadounidenses se compraron 2,5 millones de armas, la mayor cifra de las últimas dos décadas. El miedo siempre ha sido de gran ayuda para el negocio del armamento y, ahora que el Gobierno cree que pueden morir hasta 240.000 personas por coronavirus, el país va sobrado de miedo. Si hace dos semanas había colas en los supermercados, esta semana las hemos visto en armerías. Con respecto al mismo mes del año pasado, sus ventas han aumentado un 85%.
No es solo que los estadounidenses estén comprando más armas, es que además la patronal de los vendedores confirma que la inmensa mayoría de ellos está haciéndolo por primera vez. Gente que ha vivido hasta hoy sin una pistola en casa, pero que ahora se hace con una por miedo a que el coronavirus cause un estallido social de desórdenes públicos y criminalidad.
El que los compradores sean novatos representa un problema añadido. Las organizaciones partidarias del control de armas denuncian que no han tenido tiempo de aprender las precauciones de seguridad mínimas y que sus primeros días armados llegan en un momento complicado: el confinamiento aumenta el riesgo de suicidio y violencia familiar.
Un negocio “esencial”
Para mejorar aún más las cosas, resulta que las tiendas de armas no cierran en tiempos de confinamiento. El Gobierno de Trump ha declarado que son “negocios esenciales” como las farmacias, las gasolineras o los supermercados. Se trata de una recomendación que los estados y ciudades no tienen por qué seguir, pero a algunos no les queda más remedio. El sheriff de Los Ángeles había intentado cerrar las armerías para sus 10 millones de vecinos durante la crisis del coronavirus, pero ha reculado tras la recomendación de Trump y ante las amenazas de acciones legales por parte de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).
Sus propios expertos le habían dicho que, ante un juez, el derecho constitucional a tener armas se impondría a las preocupaciones por la epidemia.
El lobby de las armas quería que el Gobierno de Trump blindara su negocio y lo ha conseguido. La recomendación del Gobierno da argumentos legales para llevar a juicio a todo cargo público que quiera limitar las ventas de armas durante esta crisis y además no se queda ahí. Aparte de declarar esenciales las tiendas, hace lo mismo con las fábricas de armamento y munición, los importadores e incluso los campos de tiro para afinar la puntería. Es un buen momento para recordar que solamente la Asociación Nacional del Rifle se gastó 90 millones de euros en 2016 para ayudar a Trump a derrotar a Hillary Clinton.
Armas en tiempos revueltos
Este subidón en la venta de armas por el coronavirus es bastante novedoso. Hasta ahora los expertos no habían detectado que las grandes desgracias afectaran demasiado a las cifras de compra, en cambio sí que tenía peso el momento poítico. El mayor pico que se había producido hasta ahora se produjo en enero de 2015, con Obama recién reelegido y con el país recuperándose de la matanza de la escuela Sandy Hook donde murieron a tiros 20 niños de entre 6 y 7 años. Ante el temor de una legislación más restrictiva, se vendieron ese mes dos millones de armas.
Aunque los republicanos son indudablemente el partido del lobby de las armas, lo cierto es que su negocio va mejor con los demócratas. El temor a que Obama “nos quite las armas” fue un reclamo poderoso para aumentar las ventas, aunque finalmente nada cambió. Sin embargo con Trump las ventas habían ido mal, no había prisa por hacerse con una. Ahora, con el coronavirus, la urgencia por armarse ha regresado.
Nota: no existe un dato oficial de venta de armas en EEUU, solo estimaciones de diferentes expertos usando como base las cifras que da el FBI del número exámenes de antecedentes que se le piden para vender nuevas armas o expedir nuevas licencias.
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