27 abr 2020

UN GENOCIDIO DE VIEJOS Y POBRES

Brasil: una crisis sanitaria que se podría haber evitado 

NODAL, 26 abril, 2020





Brasil enfrenta la pandemia de Coronavirus con sistema de salud desfinanciado, con profesionales mal pagos y hospitales sin insumos y camas necesarias para atender al 75% de la población que hace uso de la red pública. A poco más de un mes que el Coronavirus sea declarado pandemia por la OMS, uno de los países más afectados es Brasil, con más 50 mil contagiados, casi 4 mil muertes y denuncias de subnotificación de casos. El récord de muertes se dio el jueves 23 de abril, con 407 decesos y el propio Ministerio de Salud advierte que más unas 2700 muertes están siendo estudiados por problemas de análisis o falsos negativos. La falta de seriedad de las autoridades, que ya plantean acciones para ablandar el aislamiento, se suma al estado deplorable del sistema de salud pública, factores fundamentales para pensar a qué se enfrentan los brasileros frente al avance de la pandemia en el territorio.

En los estados de Amazonas, Pará y Ceará las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) están al 100% de su ocupación y ya anuncian el colapso por la falta de camas y profesionales para atender pacientes. Imágenes aéreas del cementerio de Manaus con cientos de fosas preparadas para recibir a los muertos por coronavirus proporcionan una imagen desoladora para el resto del país.

PROFESIONALES DISPONIBLES

Según la Investigación Demográfica Médica do Brasil realizado en 2018 por la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo y el Concejo Federal de Medicina, Brasil cuenta con alrededor de 450 mil médicos, es decir una media de 2,5 médicos por cada mil habitantes. Sin embargo también existe mayor concentración de profesionales hacia el sudeste del país, con 2,81 médicos cada mil habitantes contra 1,16 en el norte del país. Del total de los médicos, 28% se concentran sólo en el estado de San Pablo.

Ese número también se ve reducido en localidades con menos de 50 mil habitantes, que representan el 68,3% de los municipios del país, donde se calculan 0,2 médicos contra una tasa de 4,33 en las 42 ciudades brasileras con más de 500 mil habitantes.

También según el Concejo Federal de Medicina, se calcula que el 39% de los médicos formados se especializan en clínica médica, pediatría, cirugía y ginecología. Para hacerle frente a la pandemia de coronavirus, los profesionales que se requieren son anestesistas, infectologos e intensivistas, es decir, aquellos presentes en las Unidades de terapia intensiva.

Teniendo en cuenta esos números también resulta relevante diferenciar la atención privada de la pública. Aquella población que cuenta con plan de salud, alrededor de un 25%, dispone con tres veces más médicos que quienes que se atiende en los hospitales públicos u Unidades de Pronto Atendimiento (UPAs) que conforman el Sistema Único de Salud (SUS). Este dato resulta relevante porque es en el ámbito privado donde los salarios tanto de médicos como demás profesionales de salud es más elevado.

Frente a éste panorama, el Ministerio de Salud junto con estados y municipios buscan aumentar la cantidad de profesionales en el área. Desde la identificación del primer caso se lanzaron convocatorias para contratación temporaria de 8205 médicos, sin embargo al momento sólo se ocuparon el 55% de los cupos disponibles.

SALARIOS DESACTUALIZADOS

Según el Concejo Federal de Medicina, el salario exigido para un médico en la red pública por 20 horas semanales es de $11 mil reales, sin embargo el estado ofrece $7 mil y hasta menos dependiendo de cada estado y municipio. Inclusive por guardia de 24 horas el salario ofrecido es de $1000 en hospitales de Rio de Janeiro y San Pablo.

A ésta realidad se le suma otra carencia: la interrupción del programa Mais Medicos desde finales de 2018. El mismo funcionó desde el 2013 y fue incorporado por la ex presidente Dilma Rouseff, quien a partir de un acuerdo con Cuba negoció la llegada de cerca de 8 mil médicos que actuaban en áreas de extrema vulnerabilidad donde los profesionales brasileros no llegaban. Antes de asumir como presidente, Jair Bolsonaro cuestionó la calificación de los cubanos para ejercer la medicina y declaró que los expulsaría, lo cual generaró la reacción del gobierno de la isla, que decidió dar por finalizada la colaboración con Brasil dejando sin atención médica a cerca de 28 millones de personas.

Sin embargo no es sólo de médicos que se compone el sistema de salud brasilero. Los enfermeros, auxiliares de enfermería y personal de limpieza representan el 60% de profesionales que actúan en el área. En el caso de los enfermeros, los salarios llegan a ser apenas de $1200 mensual, quienes además no tienen jornadas de trabajo reglamentadas por ley y la carga horaria semanal puede llegar hasta 80 horas.

Teniendo en cuenta ésta realidad que viven los profesionales, generó un fuerte rechazo la Medida Provisoria 927 firmada por el presidente Bolsonaro el 22 de marzo que permite el aumento de las jornadas y, en consecuencia, la reducción del tiempo de descanso de enfermeros y auxiliares, lo cual tiende a dejar a los trabajadores sobrecargados y más expuestos a enfermedades. Sólo en el estado de Rio de Janeiro más de dos mil profesionales debieron ser apartados por síntomas de covid19.

SIN INSUMOS

También faltan equipos de protección individual (EPIs) desde antes del comienzo del aislamiento y del aumento de casos y muertes por covid19. Desde el 13 de marzo el Concejo Nacional de Enfermería ya recibió más de 1300 denuncias por falta de estos equipos que son fundamentales tanto para evitar el contagio como para evitar que disminuya el número de profesionales disponibles para trabajar en la primera línea.

A su vez el Sitema Único de Salud cuenta con el 44% de las camas disponibles en las Unidades de Terapia Intensiva, un promedio de dos camas cada 10 mil habitantes, a lo cual se le suma la distribución desigual entre las redes públicas y privadas y entre los diferentes Estados.

En ese sentido también resulta insuficiente el presupuesto destinado al área de salud por parte del gobierno federal. En el 2016 el Congreso brasilero aprobó el Proyecto de Enmienda Constitucional 241 (PEC241) que establecía un límite de gastos para las áreas de salud y educación durante 20 años, que podía ser revisado a partir de los 10 años de la aplicación. Durante el 2019, producto de la PEC 241 y de lo que el gobierno Bolsonaro denominó “contingenciamiento” de gastos, que no es más que la reducción del presupuesto disponible, el área de salud dejó de recibir nueve billones de reales.

Mientras cientos de vidas se pierden al tiempo que los hospitales públicos del país se ven saturados, sin camas, insumos y profesionales, el gobierno Bolsonaro protagoniza una crisis política por semana, la última por la salida de Sergio Moro del Ministerio de Justicia, una muestra descarada de desinterés perverso por la vida y la salud del pueblo brasilero.

 Ana Laura Dagorret
(*) Periodista argentina residiendo en Brasil desde 2016.