INSTEX, la oportunidad que podría amenazar el monopolio del poder de EE.UU.
Alberto Rodríguez García
16 abr 2020
Alberto Rodríguez García
16 abr 2020
En enero de 2019, Alemania, Francia y Reino Unido anunciaron la creación de una herramienta a la que se unirían en diciembre Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Finlandia y Suecia para poder comerciar con Irán, al margen de las sanciones impuestas unilateralmente por Donald Trump tras salirse del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC, conocido también como acuerdo de no proliferación nuclear) con el objetivo de aislar completamente a la República Islámica, reducir a cero sus exportaciones de petróleo y hundir su economía. Esta herramienta era INSTEX, y aunque parecía un proyecto condenado al fracaso, la pandemia del COVID-19 lo ha reactivado con unos resultados de entrada esperanzadores.
Aunque el funcionamiento del Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales (INSTEX) se mantiene bastante opaco, parte de una lógica muy básica: Irán recibe equipos médicos, farmacéuticos y alimentos y a cambio Europa recibe producto iraní (pensando en el petróleo). Para ello se crea una empresa intermediaria que, como un banco, coordina el intercambio evitando problemas porque, además, los exportadores no reciben el dinero desde el Banco Central de Irán, sino de dentro de Europa. De este modo no hay violación de las sanciones, el intercambio es legítimo porque a Irán solo se envían bienes humanitarios y los países pueden comerciar completamente independientes del sistema interbancario SWIFT y, por consiguiente, el sistema financiero global, del que se podría decir que su dueño es Estados Unidos. Es un mecanismo que, además, está abierto a más países; no solo europeos.
Un año después de que se plantease esta alternativa comercial, cuando parecía que –como el resto de compromisos del PAIC– INSTEX estaba en el limbo e iba a terminar desmoronándose, este mes de abril Berlín y Teherán han anunciado el éxito de la primera transacción mediante este instrumento. Siendo Irán uno de los países del mundo más afectados por el coronavirus, mientras Washington machaca con más y más sanciones, el mecanismo europeo ha servido para enviar equipos médicos a los persas en un momento de gran necesidad, especialmente crítico.
Tender la mano a Irán puede ser una oportunidad interesante para mejorar la posición global de los países europeos y crear un frente común con Asia con el que plantar cara a unos Estados Unidos tan soberbios que, lejos de cuidar a sus aliados, los trata con desdén
Aunque la primera transacción ha sido pequeña y, de acuerdo al presidente iraní, Hasán Rohaní, insuficiente, es una transacción y, por tanto, un paso hacia adelante que hasta ahora nadie se atrevía a dar en el seno de la Unión Europea.
En un momento de cambios en el que la hegemonía mundial de Washington está cada vez más amenazada, el 'Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales' podría convertirse en una herramienta clave para desplazar el poder hacia un –de momento solo vivo en la imaginación– eje euroasiático. Aunque sus palabras no han hecho demasiado ruido, el Representante Permanente de la Misión de Rusia en las Naciones Unidas en Viena, Mikhail Ulianov, ha hecho público su deseo de expandir INSTEX más allá de las fronteras de la Unión Europea para crear un mercado global ajeno a las sanciones norteamericanas.
La Casa Blanca, mientras, no ha podido recurrir a su tan característico lenguaje amenazador contra su aliados, teniendo que aceptar la transacción de Irán bajo un delicado velo de auto-complacencia y escudándose en que solo se ha comerciado con material humanitario. Sin embargo, este hecho, lejos de ser una simple anécdota, es la constatación de que 'la campaña de máxima presión contra Irán' de la que tanto le gusta hablar a Trump no está funcionando como se esperaba. Los Ayatolás se las han apañado para sobrevivir a los embistes del presidente norteamericano y su camarilla con una inusitada resiliencia: han aguantado la crisis internacional tras el asesinato de Soleimani, la crisis económica que cerca estuvo de llevarlos 'a la bancarrota', la crisis política tras unas elecciones con realmente poca participación y a la crisis social con varias oleadas de protestas. Y tras esta oscuridad que parece envolver a la república, el régimen de los mulás ha visto un rayo de luz esperanzadora desde Europa que, a cambio de respetar el Acuerdo Nuclear, puede espantar la tormenta.
La recesión económica y el euro-escepticismo amenazan el seno de la UE, mientras que en EE.UU. no paran de hacer malos gestos a los europeos: cancelar todos los vuelos del y al continente, exceptuando a Reino Unido, sin previo aviso; quedarse con mascarillas compradas por Francia a China… Y en un mundo globalizado, en el que todo está interconectado, esto podría generar la necesidad de 'relajar el ambiente', forzando una desescalada de la tensión entre EE.UU. e Irán, y que Europa se vuelva a abrir al mercado persa con las empresas menos presionadas por un debilitado Departamento del Tesoro estadounidense. Y es que Irán también está dejando de lado el orgullo y haciendo concesiones, como aceptar las reglas de un juego que no es el suyo pidiendo dinero al Fondo Monetario Internacional, a la que Europa ha respondido [en toda una declaración de intenciones] con 20 millones de dólares en ayuda humanitaria. Otro gesto importante ha sido que Luxemburgo (Tribunal de Casación) desbloquease 1.600 millones de dólares del Banco Central de Irán en Europa que Estados Unidos congeló en 2016, como parte de sus sanciones, y que querían llevarse a Washington violando el Derecho Internacional.
La economía iraní está estancada y empeorando, pero el futuro de las economías a nivel global tampoco parece esperanzador. Tender la mano a Irán, reforzando los lazos con Europa e intentando impulsar las economías de forma bilateral, puede ser una oportunidad interesante para mejorar la posición global de los países europeos y crear un frente común con Asia con el que plantar cara a unos Estados Unidos tan soberbios que, lejos de cuidar a sus aliados, los trata con desdén. INSTEX es, además, una oportunidad para la Unión Europea si quiere devolverle el Brexit a Reino Unido, que ahora más que nunca intenta protegerse bajo el paraguas de Donald Trump. No es una locura pensar que los británicos intentarán frenar todas las transacciones de INSTEX que no interesan a los EE.UU., por lo que la UE debería quitarse la piedra del zapato fomentando el ya aprobado Brexit, pero también del Instrumento de Apoyo y sin concesiones. Y es que aunque este escenario por el momento es irreal, podría ser una opción digna.
Es el momento de que la Unión Europea se ponga firme frente a 'los anglos' y se acerque a aliados que se han mostrado más íntegros respetando los acuerdos alcanzados. Es el momento de que el poder se desplace hacia Eurasia
Recuperar las relaciones con Irán puede ser también una buena decisión para un sur de Europa maltratado por el coronavirus y por sus supuestos aliados. El banco más grande de Italia, UniCredit, tendrá que pagar 900 millones de dólares a EE.UU. para evitar un enjuiciamiento penal por haber trabajado con clientes iraníes, ignorando las sanciones unilaterales de Trump. No solo UniCredit ha caído en esta usura; los franceses Société Générale y BNP Paribas o el alemán Commerzbank AG también han tenido problemas con los norteamericanos por la misma razón. Y es que no es una exageración decir que EE.UU. no quiere aliados, sino vasallos. En la última década quince bancos europeos han tenido que pagar casi 19.000 millones de dólares por comerciar con países que los estadounidenses sancionan a diestro y siniestro, ignorando las necesidades y los intereses del resto.
Si en Washington quieren excederse ejerciendo su poder económico y político, si quieren romper la coexistencia en el mundo, saliéndose del Plan de Acción Integral Conjunto y arruinando las economías de otros países, es hora de que Europa de el paso necesario para recuperar su soberanía y su posición hegemónica. Es el momento de que la Unión Europea se ponga firme frente a 'los anglos' y se acerque a aliados que se han mostrado más íntegros respetando los acuerdos alcanzados. Es el momento de que el poder se desplace hacia Eurasia.
@AlRodriguezGar
Aunque el funcionamiento del Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales (INSTEX) se mantiene bastante opaco, parte de una lógica muy básica: Irán recibe equipos médicos, farmacéuticos y alimentos y a cambio Europa recibe producto iraní (pensando en el petróleo). Para ello se crea una empresa intermediaria que, como un banco, coordina el intercambio evitando problemas porque, además, los exportadores no reciben el dinero desde el Banco Central de Irán, sino de dentro de Europa. De este modo no hay violación de las sanciones, el intercambio es legítimo porque a Irán solo se envían bienes humanitarios y los países pueden comerciar completamente independientes del sistema interbancario SWIFT y, por consiguiente, el sistema financiero global, del que se podría decir que su dueño es Estados Unidos. Es un mecanismo que, además, está abierto a más países; no solo europeos.
Un año después de que se plantease esta alternativa comercial, cuando parecía que –como el resto de compromisos del PAIC– INSTEX estaba en el limbo e iba a terminar desmoronándose, este mes de abril Berlín y Teherán han anunciado el éxito de la primera transacción mediante este instrumento. Siendo Irán uno de los países del mundo más afectados por el coronavirus, mientras Washington machaca con más y más sanciones, el mecanismo europeo ha servido para enviar equipos médicos a los persas en un momento de gran necesidad, especialmente crítico.
Tender la mano a Irán puede ser una oportunidad interesante para mejorar la posición global de los países europeos y crear un frente común con Asia con el que plantar cara a unos Estados Unidos tan soberbios que, lejos de cuidar a sus aliados, los trata con desdén
Aunque la primera transacción ha sido pequeña y, de acuerdo al presidente iraní, Hasán Rohaní, insuficiente, es una transacción y, por tanto, un paso hacia adelante que hasta ahora nadie se atrevía a dar en el seno de la Unión Europea.
En un momento de cambios en el que la hegemonía mundial de Washington está cada vez más amenazada, el 'Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales' podría convertirse en una herramienta clave para desplazar el poder hacia un –de momento solo vivo en la imaginación– eje euroasiático. Aunque sus palabras no han hecho demasiado ruido, el Representante Permanente de la Misión de Rusia en las Naciones Unidas en Viena, Mikhail Ulianov, ha hecho público su deseo de expandir INSTEX más allá de las fronteras de la Unión Europea para crear un mercado global ajeno a las sanciones norteamericanas.
La Casa Blanca, mientras, no ha podido recurrir a su tan característico lenguaje amenazador contra su aliados, teniendo que aceptar la transacción de Irán bajo un delicado velo de auto-complacencia y escudándose en que solo se ha comerciado con material humanitario. Sin embargo, este hecho, lejos de ser una simple anécdota, es la constatación de que 'la campaña de máxima presión contra Irán' de la que tanto le gusta hablar a Trump no está funcionando como se esperaba. Los Ayatolás se las han apañado para sobrevivir a los embistes del presidente norteamericano y su camarilla con una inusitada resiliencia: han aguantado la crisis internacional tras el asesinato de Soleimani, la crisis económica que cerca estuvo de llevarlos 'a la bancarrota', la crisis política tras unas elecciones con realmente poca participación y a la crisis social con varias oleadas de protestas. Y tras esta oscuridad que parece envolver a la república, el régimen de los mulás ha visto un rayo de luz esperanzadora desde Europa que, a cambio de respetar el Acuerdo Nuclear, puede espantar la tormenta.
La recesión económica y el euro-escepticismo amenazan el seno de la UE, mientras que en EE.UU. no paran de hacer malos gestos a los europeos: cancelar todos los vuelos del y al continente, exceptuando a Reino Unido, sin previo aviso; quedarse con mascarillas compradas por Francia a China… Y en un mundo globalizado, en el que todo está interconectado, esto podría generar la necesidad de 'relajar el ambiente', forzando una desescalada de la tensión entre EE.UU. e Irán, y que Europa se vuelva a abrir al mercado persa con las empresas menos presionadas por un debilitado Departamento del Tesoro estadounidense. Y es que Irán también está dejando de lado el orgullo y haciendo concesiones, como aceptar las reglas de un juego que no es el suyo pidiendo dinero al Fondo Monetario Internacional, a la que Europa ha respondido [en toda una declaración de intenciones] con 20 millones de dólares en ayuda humanitaria. Otro gesto importante ha sido que Luxemburgo (Tribunal de Casación) desbloquease 1.600 millones de dólares del Banco Central de Irán en Europa que Estados Unidos congeló en 2016, como parte de sus sanciones, y que querían llevarse a Washington violando el Derecho Internacional.
La economía iraní está estancada y empeorando, pero el futuro de las economías a nivel global tampoco parece esperanzador. Tender la mano a Irán, reforzando los lazos con Europa e intentando impulsar las economías de forma bilateral, puede ser una oportunidad interesante para mejorar la posición global de los países europeos y crear un frente común con Asia con el que plantar cara a unos Estados Unidos tan soberbios que, lejos de cuidar a sus aliados, los trata con desdén. INSTEX es, además, una oportunidad para la Unión Europea si quiere devolverle el Brexit a Reino Unido, que ahora más que nunca intenta protegerse bajo el paraguas de Donald Trump. No es una locura pensar que los británicos intentarán frenar todas las transacciones de INSTEX que no interesan a los EE.UU., por lo que la UE debería quitarse la piedra del zapato fomentando el ya aprobado Brexit, pero también del Instrumento de Apoyo y sin concesiones. Y es que aunque este escenario por el momento es irreal, podría ser una opción digna.
Es el momento de que la Unión Europea se ponga firme frente a 'los anglos' y se acerque a aliados que se han mostrado más íntegros respetando los acuerdos alcanzados. Es el momento de que el poder se desplace hacia Eurasia
Recuperar las relaciones con Irán puede ser también una buena decisión para un sur de Europa maltratado por el coronavirus y por sus supuestos aliados. El banco más grande de Italia, UniCredit, tendrá que pagar 900 millones de dólares a EE.UU. para evitar un enjuiciamiento penal por haber trabajado con clientes iraníes, ignorando las sanciones unilaterales de Trump. No solo UniCredit ha caído en esta usura; los franceses Société Générale y BNP Paribas o el alemán Commerzbank AG también han tenido problemas con los norteamericanos por la misma razón. Y es que no es una exageración decir que EE.UU. no quiere aliados, sino vasallos. En la última década quince bancos europeos han tenido que pagar casi 19.000 millones de dólares por comerciar con países que los estadounidenses sancionan a diestro y siniestro, ignorando las necesidades y los intereses del resto.
Si en Washington quieren excederse ejerciendo su poder económico y político, si quieren romper la coexistencia en el mundo, saliéndose del Plan de Acción Integral Conjunto y arruinando las economías de otros países, es hora de que Europa de el paso necesario para recuperar su soberanía y su posición hegemónica. Es el momento de que la Unión Europea se ponga firme frente a 'los anglos' y se acerque a aliados que se han mostrado más íntegros respetando los acuerdos alcanzados. Es el momento de que el poder se desplace hacia Eurasia.
@AlRodriguezGar