Después de las elecciones del domingo el país entra en una nueva etapa de cara al 2024
Por Marco Teruggi
26 de noviembre de 2021
Las elecciones municipales reconfiguraron el mapa político en Venezuela.. Imagen: EFE
Los números arrojados por las urnas fueron leídos de varias formas. Tanto el gobierno como la oposición cantaron victoria.
Jueves en Caracas, sol, amenaza de aguacero, últimos análisis de las elecciones del domingo. En el este de la ciudad se ven palmeras recién plantadas, tiendas de productos importados y restaurantes nuevos y concesionarias de autos caros. La crisis en esta parte de la capital venezolana parece lejana, aunque está cerca, unos metros abajo, en el metro, estatal y gratuito, con pocas escaleras mecánicas en funcionamiento y multiplicación de vendedores ambulantes de caramelos, ropas y zapatos gastados.
Los números arrojados por las urnas fueron leídos de varias formas. Tanto el gobierno como la oposición cantaron victoria.
Jueves en Caracas, sol, amenaza de aguacero, últimos análisis de las elecciones del domingo. En el este de la ciudad se ven palmeras recién plantadas, tiendas de productos importados y restaurantes nuevos y concesionarias de autos caros. La crisis en esta parte de la capital venezolana parece lejana, aunque está cerca, unos metros abajo, en el metro, estatal y gratuito, con pocas escaleras mecánicas en funcionamiento y multiplicación de vendedores ambulantes de caramelos, ropas y zapatos gastados.
Caracas es una serie de fotografías heterogéneas, desiguales. Su resultado electoral del domingo también muestra esa diversidad: en el oeste, en el distrito capital, ganó Carmen Meléndez, del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), y en el este volvieron a ser electos tres alcaldes opositores agrupados en Fuerza Vecinal y uno del Psuv. Un resultado que refleja una continuidad en el área metropolitana, en el marco de una contienda marcada por lo que se percibe como un cambio de etapa en el conflicto político y, en parte, en el escenario económico.
Los números arrojados por las urnas fueron leídos de varias formas en estos días. La oposición hizo hincapié en que la totalidad de votos obtenidos por las diferentes listas opositoras fue mayor a los que obtuvo el chavismo: 4.675.740 contra 4.046.748. Así, según sus análisis, podrían haber ganado cerca de diez gobernaciones en lugar de las tres que finalmente conquistaron, y haberse quedado con más de las 117 alcaldías logradas sobre el total de 335. El cálculo, en una sumatoria matemática que en política no suele ocurrir, intentó ser mostrado como aliciente opositor para indicar que existe una ventana de oportunidad de alzarse con la próxima victoria electoral que, por estas horas, tiene el horizonte en las presidenciales del 2024.
En simultáneo con esa narrativa detonaron las disputas dentro de las corrientes opositoras. Henrique Capriles Radonski, quien comenzó su reaparición pública en septiembre del 2020 abogando por la participación electoral, afirmó: “dentro del relanzamiento y reorganización de la oposición hay una cosa que hay que decir, hoy nadie es dueño de la oposición, nadie, ni tiene monopolio, aquí urge un proceso interno de exploración, porque el pueblo el domingo dio un mensaje claro en esa línea, hoy nadie es dueño de la oposición”. Su mensaje, con un cuestionamiento a Juan Guaidó, fue dado en un contexto de acusaciones cruzadas: unos señalan a otros de colaboracionistas y alacranes, y, a su vez, otros acusan a quienes participaron en las elecciones de ser cómplices del gobierno. “No tenemos un opositómetro para ver quién es opositor y quién no es opositor”, señaló Capriles sobre esa disputa.
La línea anti-elecciones y pro-derrocamiento, reducida en sus figuras y propuestas, también intentó abrir esa disputa. María Corina Machado, embanderada bajo ese discurso, acusó a quienes participaron de ser una “falsa oposición”, y planteó la necesidad de construir una “nueva dirección política” opositora a través de “una gran elección popular para elegir el liderazgo”.
El discurso del gobierno, por su parte, resaltó la victoria obtenida en la mayoría de los estados y alcaldías, un resultado que nuevamente volvió a mostrar el mapa venezolano mayoritariamente rojo. Diosdado Cabello, diputado, vicepresidente del Psuv, con un rol central en la movilización y organización del partido, señaló que los números obtenidos fueron producto de una estrategia política: “la estrategia es muy clara para nosotros, no se la vamos a decir ahorita, pero ahí están los resultados”. El Psuv, durante la contienda, volvió a mostrar la capacidad de estructuración de su núcleo duro a través del trabajo partidario realizado en la mayoría de los barrios populares del país.
El triunfalismo en la narrativa chavista estuvo a su vez marcado por el dato de la nueva disminución de su base sólida que, del 2020 al 2021, retrocedió en cerca de 300 mil votos. El número obtenido por el chavismo puede ser leído de varias maneras: en comparación con las regionales del 2017, la base votante disminuyó de casi 1.800.000 votos, aunque, comparando con las regionales del 2012, disminuyó 800.000 votos. Los números de la contienda ocurrieron a su vez en uno de los mínimos porcentajes de participación, con 42.22 por ciento, una abstención que algunos análisis señalan como parte de una desafiliación política mayoritaria.
Las lecturas y diferentes presentaciones del domingo resultan importantes de cara a lo que pueda seguir. Del lado de las oposiciones existe un debate, por el momento sin claridad en lo público, acerca de si iniciar en el 2022 un intento de camino para el referéndum revocatorio, para el cual necesitarían más de los 6.245.862 mil votos obtenidos por Nicolás Maduro en el 2018. Por otra parte, la disputa opositora puede tener una traducción en los diálogos de México, por el momento suspendidos: “hay otra foto opositora, cuando nos vengan a hablar de proceso de diálogo, de necesidad de buscar algún tipo de elementos para intercambiar ideas y propuestas, necesariamente tienen que incorporarse aquellas fuerzas políticas que recibieron respaldo”, afirmó Jorge Rodríguez, presidente del poder Legislativo.
La evolución del proceso de diálogo en México estará a su vez relacionada a lo que decida Washington, que, por el momento, declaró que las elecciones “no reflejan la voluntad del pueblo venezolano” y mantuvo su reconocimiento a Guaidó como “presidente interino”. Su declaración, sin sorpresa, se enmarca en un conjunto de mensajes internacionales, como el de la Misión de Observación de la Unión Europea que presentó su informe el martes, resaltando el papel positivo del poder Electoral al que calificó como “la administración electoral más equilibrada de los últimos veinte años”, a la vez que realizó una serie de cuestionamientos relacionados, por ejemplo, al poder Judicial, las inhabilitaciones de candidatos o el uso desigual de recursos públicos en la campaña.
Son muchas las variables en juego en un conflicto que mira en clave electoral, salvo intento revocatorio, hacia el 2024. ¿Qué hará Washington con un Guaidó reducido a la virtualidad? ¿Existirá una retoma de diálogo con horizonte de flexibilización del bloqueo económico? Por el momento el domingo arrojó diferentes imágenes de un país con nuevas islas de consumo en la capital, un interior donde el agua, la luz, el gas, la gasolina, los dólares son muchas veces escasos, y un mapa de la política con reconfiguraciones.