8 ene 2022

SE ANIMA EL PATIO

Los desafíos de conducir Celac
Los expertos y el rol de la Argentina en la región


8 de enero de 2022


El encuentro de cancilleres se realizó en el Palacio San Martín. . Imagen: Télam


El rol de los gobiernos progresistas y la convivencia con los conservadores. La necesaria unidad en la diversidad. La pospandemia.

La XXII Cumbre de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) finalizó con la oficialización de Argentina en la presidencia pro témpore del bloque regional para el 2022. Esta designación, que llega en un nuevo contexto regional donde movimientos políticos populares vuelven a hacerse cargo de los gobiernos, abre nuevos horizontes de integración en la diversidad y, sobre todo, nuevos desafíos en este marco de casi pospandemia. Página/12 dialogó con especialistas sobre el tema.

En esta nueva coyuntura, José Giavedoni, doctor del CONICET y titular de la Cátedra de Pensamiento Latinoamericano de la facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UNR, entiende que hay dos aspectos: por un lado, la emergencia de nuevos gobiernos progresistas y la esperanza (o lo esperable) de que la antigua institucionalidad latinoamericana “pueda volver a cobrar peso y gravitación, generando una voz y unas políticas unificadas”. Por el otro, el integrante del Centro de Investigaciones sobre Gubernamentalidad y Estado (CIGES) también destaca las nuevas condiciones en las que estos gobiernos progresistas ven la luz: donde también hay un fortalecimiento de la derecha, en la cual “hay que inscribir las esperanzas de fortalecer el bloque regional”.

Para Alfredo Serrano Mancilla, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), esta situación representa uno de los grandes desafíos de Argentina en la presidencia pro tempore: el “seguir construyendo y consolidando ese espacio de diálogo donde hay divergencias, y blindar la democracia en América latina” desde su rol lo que considera el “gran pivote geopolítico progresista que consolida con México”, y en un contexto reciente de “orfandad” de espacios de convivencia regional. En ese sentido, destaca el protagonismo de nuestro país en el plano regional durante los últimos dos años, sin adoptar una posición de “no respeto a otras opciones ideológicas y políticas”. Un ejemplo de ello es la “capacidad de consenso que ha tenido la propuesta argentina” para presidir la Celac, teniendo en cuenta que fue gracias a países como Cuba y Venezuela, pero también de Brasil, Colombia y Paraguay. “Hubo consenso de todos los gobiernos actuales de todo tipo”, señala el asesor político.

En sintonía con esta opinión, Juan Manuel Karg, politólogo, comunicador y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos, sostiene que la presidencia argentina en la Celac confirma “el potencial que tiene el eje Argentina-México en la política regional”. También destaca la “búsqueda de Argentina” en “lograr una ‘unidad en la diversidad’, tal y como sucedió antes con la Unasur”. “Por eso esta Celac nos muestra una foto amplia: desde Cuba y Venezuela hasta los gobiernos conservadores de Ecuador, Uruguay y Colombia, todo el arco ideológico de América Latina y el Caribe”, señala el politólogo.

También para Julio Burdman, doctor en Ciencia Política, esta situación representa uno de los desafíos del país a la cabeza del bloque regional. “Argentina, al igual que México, tienen que llevar adelante una agenda con la identidad de la Celac, pero sin provocar una fragmentación que genere la partida de países como Brasil o Colombia”, explica.

La integración de Brasil es otro de los desafíos importantes que tienen adelante Argentina y el organismo regional, según Karg: “Bolsonaro, negacionista de la pandemia y del cambio climático, también descree de este tipo de instancias regionales”, sostiene, y ve en el posible triunfo de Lula en las elecciones de octubre una nueva apuesta del país vecino a la Celac. Por otro lado, está el “discutir de conjunto el mundo que viene con otros bloques regionales o potencias emergentes”. La relación con la Unión Europea, China o, incluso, Estados Unidos, serán determinantes en un diálogo en el que se debe privilegiar “la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos y caribeños”, señala el politólogo y comunicador.

Para Burdman, uno de los desafíos (y oportunidades) de Argentina también está en estas dimensiones. Por un lado, “cumplir un rol contributivo en el relanzamiento del regionalismo frente al surgimiento de Bolsonaro como un presidente no interesado en la política regional”; y por otro, “potenciar la relaciones” bilaterales con actores como China.

Como contracara indispensable puede leerse lo que Serrano Mancilla ve como otro de los desafíos y una “oportunidad histórica”: “que los gobiernos de la región hablen de las cosas que le preocupan y le ocupan a la gente”. “En este contexto complicado de pandemia y de grandes reveses para las economías, el gobierno de Alberto Fernández, en la presidencia de la Celac, tiene una oportunidad fantástica para poner un espacio de integración a debatir sus temas que le preocupan a la gente”, señala el director de la CELAG.

En este sentido, para Giavedoni, la Celac podría obrar como “una caja de resonancia que vaya logrando condiciones y posibilidades en el continente que propicien políticas y medidas más progresivas”. Así lo entiende también Karg, desde el lado del reto próximo: “El gran desafío es pensar la pospandemia para América latina y el Caribe, buscando el desarrollo de nuestras economías y la justicia social para nuestros pueblos”. Argentina tiene el doble desafío de conducir por ese camino.

Informe: Sofía Moure