Claudio della Croce
On Dic 7, 2022
La tensión creciente y las protestas formales de Argentina, Brasil y Paraguay por el anuncio de Uruguay sobre su decisión de ingresar al Acuerdo Transpacífico, que complementa a su búsqueda de un Tratado de Libre Comercio con China, fueron el eje de los debates primero entre los cancilleres y luego los presidentes que participaron de la LXI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, en Montevideo.
Durante el cierre, que concluyó con el traspaso de la presidencia pro tempore de Uruguay a la Argentina, el mandatario argentino Alberto Fernández aseguró que «la solución no es que cada uno haga la propia; no creo que sea el mecanismo», mientras su par uruguayo, Luis Lacalle Pou, intentó explicar que sus intentos de avances con otros socios comerciales no buscan la ruptura.
Luego que el día anterior Cafiero dijera que si Uruguay avanza “deberá elegir” si se queda en el Mercosur, Lacalle bajó su tono altanero y rovocador: “Acá no se trata de ruptura. Acá se trata de resolver tensiones”, dijo. Aclaró que su país “necesita y tiene vocación de abrirse al mundo”, pero consciente de que “en grupo es mucho mejor”, y consideró imperativo «darle un empujón» al Mercosur.
El documento
El documento, de seis carillas y que se difundió varias horas después de finalizada la reunión de los presidentes, repasa el estado de situación en varias cuestiones que generan tensión entre Uruguay y sus socios: el arancel externo común, la revisión del régimen de origen, los servicios y los sectores automotor -con énfasis en «el objetivo de la implementación de una Política Automotriz del Mercosur»- y azucarero -con atención a la búsqueda de «alternativas para promover su mejor aprovechamiento y facilitar el acceso a mercados extraregionales».
Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia llamaron a «profundizar el abordaje de asuntos relativos al desarrollo sostenible en sus tres dimensiones económica, social y medio ambiental en las agendas de los órganos y foros de la estructura institucional» del bloque «con un enfoque transversal», informó la agencia Télam.
Sobre las negociaciones externas del Mercosur, insta a «continuar modernizando la agenda externa» para «contribuir a su inserción en la región y en el mundo» y repasa la marcha de las negociaciones con Singapur, la Unión Europea (UE) -sobre la que remarca los «esfuerzos con miras a la suscripción, a la brevedad posible, de un acuerdo equilibrado y beneficioso para todas las partes» y Canadá, Corea e Indonesia.
Este último punto fue el de mayor fricción entre Lacalle y Fernández. El primero, en una encendida defensa de los acuerdos que Uruguay busca con otros mercados como China y el Acuerdo Transpacífico, se quejó de la demora por el pacto Mercosur-UE y denunció que el bloque es el más proteccionista del mundo.
Luego del llamado a dialogar de Lacalle, tanto Fernández como el paraguayo Mario Abdo Benítez desistieron de leer sus discursos y echaron mano a la improvisación para responderle. Fernández aclaró que a la Argentina le interesa más negociar y comprarle a sus socios del bloque que a países “extrazona”, y anunció que junto con Brasil trabajan en la conformación de un Banco Central Común, un proyecto que Lacalle criticó al decir que “no se puede correr si no se puede caminar”.
“Abrirse al mundo” y “ruptura” son los términos que sintetizaron los intercambios pero que en realidad dieron pie a debates más profundos (y aún no zanjados) como las asimetrías internas del bloque, la manera de enfrentar las adversidades globales y la capacidad y la velocidad de avance en la relación comercial con terceros.
Lacalle y Fernández ocuparon el centro del debate, el primero pidiendo “desterrar del imaginario” la idea de una ruptura por parte de Uruguay, y el segundo abandonando su discurso escrito para señalar la necesidad de fortalecer la convivencia interna a fin de mejorar la proyección hacia el mundo.
El vicepresidente brasileño, Hamilton Mourao, llamó a la unidad y dijo que su país está dispuesto a debatir “diferentes modalidades de negociación». Esta cumbre, la segunda a la que Bolsonaro no asiste en persona, es también la última de su gobierno. El 1º de enero asumirá Luiz Inácio Lula da Silva, quien prometió revitalizar el bloque y mantener un comercio «inteligente» con otros actores.
“Saquen buenas fotos que acá está el campeón del mundo”, dijo entre risas Lacalle, en alusión a las selecciones de Argentina y Brasil, que ya pasaron los octavos de final y buscan un puesto en las semifinales para pelear por el Mundial de Qatar. Lacalle cerró diciendo: “Lo dijimos, vamos juntos. Si no se quiere ir, la manera de ayudarnos, es dejarnos ir”.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
La tensión creciente y las protestas formales de Argentina, Brasil y Paraguay por el anuncio de Uruguay sobre su decisión de ingresar al Acuerdo Transpacífico, que complementa a su búsqueda de un Tratado de Libre Comercio con China, fueron el eje de los debates primero entre los cancilleres y luego los presidentes que participaron de la LXI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, en Montevideo.
Durante el cierre, que concluyó con el traspaso de la presidencia pro tempore de Uruguay a la Argentina, el mandatario argentino Alberto Fernández aseguró que «la solución no es que cada uno haga la propia; no creo que sea el mecanismo», mientras su par uruguayo, Luis Lacalle Pou, intentó explicar que sus intentos de avances con otros socios comerciales no buscan la ruptura.
Lo cierto es que Uruguay decidió no firmar el documento final de una cumbre marcada por un nuevo cruce entre el anfitrión, jaqueado por varios escándalos producidos en la propia Presidencia, su par argentino que lo acusó de querer «romper» el bloque regional. La pregunta que sobrevolaba la reunión en la sede montevideana del Mercosur era a quién beneficiaba la postura uruguaya: solo a quienes vienen bombardeando los escenarios de integración y cooperación de los países de la región.
Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia, este último como país invitado aún no integrado plenamente al Mercosur, sellaron un texto final donde destacaron la meta de «trabajar en la consolidación y el perfeccionamiento de la unión aduanera», precisamente uno de los puntos más cuestionados por Lacalle, quien la calificó de imperfecta y denunció que sólo se aplica para beneficiar a alguno de los Estados miembros..
“Luis, vos decís que nadie quiere romper, pero cuando alguien no está cumpliendo las reglas, está rompiendo”, dijo Fernández sin sonreír . Los dos presidentes rioplatenses discreparon de modo directo en relación a las tratativas del país vecino para obtener acuerdos con países extra-zona sin el consenso del bloque.
Fernández afirmó que «el mundo de hoy se plantea cosas muy diferentes a la libertad de comercio» y que el bloque regional «debe potenciarse para ver cómo enfrentar estos nuevos desafíos», que «la solución no es que cada uno haga la propia» dentro del Mercosur” y expresó su preocupación sobre las «acciones unilaterales» dentro del bloque regional, en referencia a la decisión del Gobierno de Uruguay de solicitar la incorporación de su país al Acuerdo Transpacífico.
Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia, este último como país invitado aún no integrado plenamente al Mercosur, sellaron un texto final donde destacaron la meta de «trabajar en la consolidación y el perfeccionamiento de la unión aduanera», precisamente uno de los puntos más cuestionados por Lacalle, quien la calificó de imperfecta y denunció que sólo se aplica para beneficiar a alguno de los Estados miembros..
“Luis, vos decís que nadie quiere romper, pero cuando alguien no está cumpliendo las reglas, está rompiendo”, dijo Fernández sin sonreír . Los dos presidentes rioplatenses discreparon de modo directo en relación a las tratativas del país vecino para obtener acuerdos con países extra-zona sin el consenso del bloque.
Fernández afirmó que «el mundo de hoy se plantea cosas muy diferentes a la libertad de comercio» y que el bloque regional «debe potenciarse para ver cómo enfrentar estos nuevos desafíos», que «la solución no es que cada uno haga la propia» dentro del Mercosur” y expresó su preocupación sobre las «acciones unilaterales» dentro del bloque regional, en referencia a la decisión del Gobierno de Uruguay de solicitar la incorporación de su país al Acuerdo Transpacífico.
“El tema es como unir esfuerzos, el problema del Mercosur es la asimetría entre sus socios, pero si la solución es que cada uno haga lo que quiera, y el sálvese quien pueda (…) es complejo un tratado con China, es difícil hacerlo desde la individualidad. ¿Por qué no nos ponemos a pensar es como unir esfuerzos para hacerlo entre todos?”, dijo el Presidente, un rato después que Lacalle Pou manifestó su convicción de avanzar en ese
“Uruguay necesita y tiene vocación de abrirse al mundo, por supuesto que si vamos en barra es mucho mejor, y eso es lo que buscamos. Pero no estamos dispuestos a quedarnos quietos”, dijo por su parte Lacalle, y definió al Mercosur como “una de las zonas más proteccionistas del mundo”
En la reunión previa los cancilleres de los cuatro países miembros protagonizaron, uros cruces por la decisión uruguaya, y mostraron divergencias por el accionar “unilateral” de Uruguay, según coincidieron la Argentina, Brasil y Paraguay. Incluso, el canciller argentino Santiago Cafiero advirtió de una posible “ruptura” del bloque regional.
“Uruguay necesita y tiene vocación de abrirse al mundo, por supuesto que si vamos en barra es mucho mejor, y eso es lo que buscamos. Pero no estamos dispuestos a quedarnos quietos”, dijo por su parte Lacalle, y definió al Mercosur como “una de las zonas más proteccionistas del mundo”
En la reunión previa los cancilleres de los cuatro países miembros protagonizaron, uros cruces por la decisión uruguaya, y mostraron divergencias por el accionar “unilateral” de Uruguay, según coincidieron la Argentina, Brasil y Paraguay. Incluso, el canciller argentino Santiago Cafiero advirtió de una posible “ruptura” del bloque regional.
Luego que el día anterior Cafiero dijera que si Uruguay avanza “deberá elegir” si se queda en el Mercosur, Lacalle bajó su tono altanero y rovocador: “Acá no se trata de ruptura. Acá se trata de resolver tensiones”, dijo. Aclaró que su país “necesita y tiene vocación de abrirse al mundo”, pero consciente de que “en grupo es mucho mejor”, y consideró imperativo «darle un empujón» al Mercosur.
El documento
El documento, de seis carillas y que se difundió varias horas después de finalizada la reunión de los presidentes, repasa el estado de situación en varias cuestiones que generan tensión entre Uruguay y sus socios: el arancel externo común, la revisión del régimen de origen, los servicios y los sectores automotor -con énfasis en «el objetivo de la implementación de una Política Automotriz del Mercosur»- y azucarero -con atención a la búsqueda de «alternativas para promover su mejor aprovechamiento y facilitar el acceso a mercados extraregionales».
Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia llamaron a «profundizar el abordaje de asuntos relativos al desarrollo sostenible en sus tres dimensiones económica, social y medio ambiental en las agendas de los órganos y foros de la estructura institucional» del bloque «con un enfoque transversal», informó la agencia Télam.
Sobre las negociaciones externas del Mercosur, insta a «continuar modernizando la agenda externa» para «contribuir a su inserción en la región y en el mundo» y repasa la marcha de las negociaciones con Singapur, la Unión Europea (UE) -sobre la que remarca los «esfuerzos con miras a la suscripción, a la brevedad posible, de un acuerdo equilibrado y beneficioso para todas las partes» y Canadá, Corea e Indonesia.
Este último punto fue el de mayor fricción entre Lacalle y Fernández. El primero, en una encendida defensa de los acuerdos que Uruguay busca con otros mercados como China y el Acuerdo Transpacífico, se quejó de la demora por el pacto Mercosur-UE y denunció que el bloque es el más proteccionista del mundo.
Luego del llamado a dialogar de Lacalle, tanto Fernández como el paraguayo Mario Abdo Benítez desistieron de leer sus discursos y echaron mano a la improvisación para responderle. Fernández aclaró que a la Argentina le interesa más negociar y comprarle a sus socios del bloque que a países “extrazona”, y anunció que junto con Brasil trabajan en la conformación de un Banco Central Común, un proyecto que Lacalle criticó al decir que “no se puede correr si no se puede caminar”.
“Abrirse al mundo” y “ruptura” son los términos que sintetizaron los intercambios pero que en realidad dieron pie a debates más profundos (y aún no zanjados) como las asimetrías internas del bloque, la manera de enfrentar las adversidades globales y la capacidad y la velocidad de avance en la relación comercial con terceros.
Lacalle y Fernández ocuparon el centro del debate, el primero pidiendo “desterrar del imaginario” la idea de una ruptura por parte de Uruguay, y el segundo abandonando su discurso escrito para señalar la necesidad de fortalecer la convivencia interna a fin de mejorar la proyección hacia el mundo.
El vicepresidente brasileño, Hamilton Mourao, llamó a la unidad y dijo que su país está dispuesto a debatir “diferentes modalidades de negociación». Esta cumbre, la segunda a la que Bolsonaro no asiste en persona, es también la última de su gobierno. El 1º de enero asumirá Luiz Inácio Lula da Silva, quien prometió revitalizar el bloque y mantener un comercio «inteligente» con otros actores.
“Saquen buenas fotos que acá está el campeón del mundo”, dijo entre risas Lacalle, en alusión a las selecciones de Argentina y Brasil, que ya pasaron los octavos de final y buscan un puesto en las semifinales para pelear por el Mundial de Qatar. Lacalle cerró diciendo: “Lo dijimos, vamos juntos. Si no se quiere ir, la manera de ayudarnos, es dejarnos ir”.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)