Bullrich y la Argentina de Melconian, un blanqueador de deudas siempre listo
Omar Miliano* y Carlos A Villalba
Oct 18, 2023
«Desde el primer día voy a poner orden en los tres temas básicos que voy a plantear.
“Primero, un programa claro, concreto e integral que solucione todos los problemas de fondo. Ese programa, lo tengo.
“Segundo, un equipo económico coherente y honesto con Carlos Melconian a la cabeza. Ese equipo, ese liderazgo y esa realidad ya lo tengo.
“Tercero, la decisión política, el temperamento y el coraje para hacer los cambios que la Argentina necesita. Y ustedes saben que yo lo tengo»
Patricia Bullrich, Debate Presidencial (1/X/2023)
Habían pasado casi cuarenta años desde que el contador y sus colegas se encontraron en un galpón del barrio tanguero de Pompeya, convertido en diario, con el periodista que, poco amable, se enojó con los de seguridad porque dejaban entrar a unos «tipos de sobretodo y portafolio» igualitos a los “servicios”.
En los primeros meses del retorno a la constitucionalidad en la Argentina, la “mano de obra desocupada” trataba de “blanquearse” de manera desesperada; enviaban a las redacciones informes muy documentados y prolijos, hasta con planos, sobre campos de concentración montados por la dictadura cívico militar, incluso paraderos de supuestos “desaparecidos que están vivos”.
El diario La Voz, un emprendimiento en el que confluyó Montoneros con Vicente Leonidas Saadi e Intransigencia y Movilización Peronista fue el medio que se destacó desde 1982 por investigar y denunciar las violaciones de los derechos humanos, el plan sistemático del genocidio dirigido por el ex general Jorge Videla, la destrucción del aparato productivo nacional y el endeudamiento externo ilegítimo, encabezado por José Alfredo Martínez de Hoz, verdadero jefe de aquel proceso .
La charla fue convirtiéndose en algo fluido, los muchachones de “breto” endulzaron los oídos del escriba: “nos pareció muy bueno, bien documentado, el suplemento sobre ´La Deuda de la Oligarquía´ que publicaron hace poco, por eso vinimos. Fuimos y somos inspectores de la deuda externa de la dictadura y tenemos los papeles que prueban las irregularidades cometidas, desde los dobles asientos hasta los autopréstamos”.
Terminaron de conquistar al cronista, periodista al fin, con la promesa de entregarle pruebas de cómo el Jefe del Departamento de Deuda Externa de la Gerencia de Estudios y Estadística del Sector Externo del Banco Central de la República Argentina (BCRA), a quien le correspondía la tarea de aprobar las conclusiones a las cuales arribaba el Cuerpo de Inspectores de Cambio, ignoraba esos informes, que confirmaban falsas declaraciones ante el Registro oficial sobre montos, procedimientos, cantidad de operaciones y hasta legalidad de su endeudamiento.
Ese funcionario, un joven de 28 años, hincha del Racing Club de Avellaneda, cumplió una tarea sumamente importante para los Grupos Económicos de la Oligarquía, tirando el cesto de lo inservible las pruebas que recibía, convalidando, es decir, dándole legitimidad, a irregularidades por miles de millones de dólares. Coronó su tarea con el informe 480/161 de 1986, en el que pidió la anulación de la investigación de la deuda externa privada, contraída en el tramo final de la dictadura cívico-militar. Se llamaba, igual que ahora… ¡Carlos Alberto Melconian!
Cuatro décadas después de aquel encuentro entre “la fuente” y el cronista, y del regalo de miles de millones verdes a las grandes corporaciones, organizado por los funcionarios estatales a sueldo de esos mismos grupos, uno de aquellos contadores, el que siempre siguió contando, escuchaba una charla sobre “castas, herencias, derrumbes y futuro” cuando, de repente, volvieron a sonar en sus oídos esa “maravillosa música», esa “palabra mágica” que para él es “Melconian, o Carlitos, como más te guste”. Fue el sábado 23 de septiembre, cuando la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, desde el estrado de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), habló de deuda externa pública, deuda privada y estatización.
La ex mandataria contó el impacto que sintió al enterarse del papel que el interventor económico de la actual campaña electoral de Patricia Bullrich había jugado en esas maniobras antinacionales. Omar Miliano, a la sazón coautor de esta crónica, era uno de aquellos “inspectores” de informes sólidos ignorados por el economista de Valentín Alsina; fue quien llevó hasta la vieja redacción de la calle Tabaré los primeros papeles que probaban los «créditos fraudulentos y de dudosa legalidad» que permitieron conformar el principal documento que se escribió sobre el “Punto Final” a la investigación de la deuda.
Esa expresión, en este caso utilizado para hacer desaparecer deudas de los grupos privados, también fue utilizado por la cúpula militar para designar espacios en que los detenidos eran arrojados, quemados o enterrados como NN para desaparecerlos. La Garganta del Diablo de las cataratas de Iguazú, por ejemplo, último punto del circuito que utilizaba el II Cuerpo de Ejército, a cargo del ex general Leopoldo Fortunato Galtieri, fue uno de esos “Punto Final” de tantas vidas.
Del genocidio a la deuda
El 20 de septiembre de 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) le entregó a su creador, el presidente Raúl Alfonsín, su “NUNCA MÁS”, resultado de las investigaciones iniciadas a partir del decreto 187/83, del 15 de diciembre del año anterior, cinco días después del regreso a la constitucionalidad, tras ocho años y medio de terror, destrucción y saqueo. Por encima de la visión que homologó el terrorismo de Estado con las acciones guerrilleras no estatales, el documento es una sumatoria de pruebas y testimonios sobre el plan sistemático de desaparición de personas desarrollado por la dictadura cívico militar que sirvió de respaldo en el Juicio a las Juntas.
El horror destapado, las palabras de Ernesto Sábato al depositar el informe, el entusiasmo por la inminencia del comienzo del juicio, las protestas de los pañuelos blancos en la calle, exigiendo “aparición con vida y castigo a los culpables” generaron un clima de época del que nadie podía sustraerse. Fue el marco, que rodeó, también, el dictado de la Resolución No 340 del BCRA en julio de 1984. El documento estableció los parámetros dentro de los cuales debían analizarse las declaraciones de deudas en moneda extranjera contraídas al 31/10/83, por los grupo económicos y el sector privado en general.
Mientras los uniformados de Videla, Agosti y Massera y sus sucesores, se encargaban del plan sistemático de secuestros, desaparición y asesinatos de comisiones obreras, delegados de fábrica y dirigentes sindicales, y de un total de 30.000 personas, el cerebro del régimen, José Alfredo de Hoz, implantó un sistema apoyado sobre una apertura comercial total, altísimas tasas de interés y libertad absoluta para la entrada de capitales extranjeros, que se metieron por una puerta, especularon con ganancias exorbitantes, las reconvirtieron al dólar, montados en una bicicleta de la que salieron por la ventana con la secuela de una deuda externa que saltó de los u$s 7.900 millones, heredados de un gobierno constitucional, a más de 45.000 millones.
La Ruta de la Entrega
La lista de sólo las principales 70 empresas que se acogieron al “seguro de cambio” que inventó Cavallo el 5 de junio de 1981, son responsables de más de 14 mil de aquellos 23.000 millones de dólares. Ese proceso de destrucción económica y financiera se apoyó en tres herramientas principales: endeudamiento, seguros de cambio y estatización de la deuda externa privada. Martínez de Hoz y los sucesivos presidentes del BCRA Adolfo Diz, Egidio Iannella, Domingo Cavallo, Julio González del Solar, fueron los responsables de la gestión del desastre.
En lo directamente vinculado a la “absorción” estatal del negociado privado:la historia comenzó el 5 de junio de 1981 con la Comunicación ‘A’ 31 del Central, comandado por Iannella, que inició el ciclo de los seguros de cambio, que permitió tomar deuda en dólares al tipo de cambio vigente en el momento y, cuando la empresa debía pagarla, el Estado se hacía cargo de la diferencia entre el valor inicial de la moneda y el actual. Con una devaluación anual de 1.000%, el BCRA le cobró a los privados en pesos y a la tasa inicial.
El 2 de julio de 1982, bajo la dictadura de Reynaldo Bignone, Domingo Cavallo desembarcó en la institución y ofreció a las empresas un seguro de cambio indexado por precio mayorista.
En agosto de 1982 fue sustituido por González del Solar, que el 17 de noviembre supo que había que pagar todos esos seguros de cambio haciéndose cargo de la diferencia entre los 5 pesos que pagaron los privados y los 46 que tuvo que poner el Central.
El 26 de noviembre se decide que el Central emita bonos de “absorción monetaria” por valor de 17 mil millones de dólares, como parte del proceso de estatización de la deuda externa privada.
El 21 de diciembre, con premura, la dictadura da la última puntada al proceso de descarga de la deuda de los privados a través del Decreto 1335 que decide que el Banco Central emita el denominado “Bono de Absorción Monetaria”, además de los «Bonos Nominativos en Dólares Estadounidenses» (Bonod) y los “pagaré” (PromisoryNote) que completaban la arquitectura de la estatizante.
Miliano, aquel “humilde Contador”, fue uno de los inspectores entusiasmados por empujar una épica que definió como el “Nunca Más a la Deuda Externa”, encargado de documentar las irregularidades y dejar al desnudo el negociado. Formado en Económicas de La Plata durante los ´70, tenía clara conciencia de cuáles eran “los Grupos Económicos que dominaban el país y los verdaderos dueños del poder”.
La autoridad financiera definió 4 ejes sobre los que debía basarse la investigación destinada a identificar y separar la deuda legítima de la ilegítima, lo que implicaba reducir miles de millones de dólares de la carga que la dictadura había estampado sobre argentinas y argentinos:
a) Comprobar si el acreedor externo confirmaba la existencia de una deuda o si,directamente, la negaba ante el pedido de confirmación de saldos efectuados por el BCRA.
b) Frente a la existencia de “confusión” entre la calidad de deudor y acreedor, parcialo total, directa o indirecta, en una misma persona a través de indicios graves,precisos y concordantes (Autopréstamos).
c) Si la operación se hubiese realizado fuera de las prácticas de mercado generalmente aceptadas.
d) En todas aquellas situaciones en que la actuación, a juicio del BCRA y como resultado de la investigación, no estuviese suficientemente acreditada.
El espacio ovalado de una mesa, “bien grande”, con algunas vetustas Olivetti y Lexicón 80 en las que se turnaban para volcar los hallazgos, con un par de teléfonos y útiles de librería, constituyeron el escenario y las herramientas de la epopeya. Primero fue el plan de trabajo y con su ejecución caso a caso desarrollaron un informe por cada empresa verificada. De ahí pasaba a la ya mencionada Gerencia de Estudios y Estadísticas del Sector Externo, que lo derivaba al Jefe del Departamento de Deuda Externa: “Carlitos” Melconian, que decidía sobre la legitimidad de las deudas y, casi siempre “jugaba para el otro bando”, el de los endeudadores del país, que zafaban del pago.
En mayo del 2003, el periodista Maximiliano Montenegro imposible de ser sospechado de “kirchnerista” denunció que, desde ese cargo, el economista “ayudó a detener las investigaciones de lavados y autopréstamos por miles de millones de dólares» y se constituyó en “uno de los principales responsables de legalizar el proceso de estatización de la deuda externa privada, que ideó Domingo Cavallo como presidente del Banco Central de la dictadura” y se encargó de archivar “las investigaciones sobre fraudes cometidos por multinacionales y grupos económicos locales con los seguros de cambio a principios de los ochenta» .
Faltaban dos décadas para que lo convirtieran en interventor económico de Patricia Bullrich, la debilitada candidata presidencial de Mauricio Macri, para que intentase disimular la pobreza conceptual de la ex ministra multipartidaria. También restaban 20 años para que lo enchastraran con el “show del carpetazo” que, basado con audios registrados durante su mandato al frente del Banco Nación entre el 23 de diciembre de 2015 y el 18 de enero de 2017, bajo la Presidencia del propio Macri. La basura recogida en esa época, lo presenta ofreciendo presuntas designaciones en el ámbito público a cambio de favores de índole sexual.
Los favores
Según los resultados del relevamiento del BCRA, estos eran los principales 25 deudores cuyas compromisos terminaron, en su mayoría, en el cajón sin fondo de aquel director:
N° ORDEN NOMBRE DEL DEUDOR MONTO DEUDA
Miles u$s
1 COGASCO SA 1.348.008
2 AUTOPISTAS URBANAS SA 950.080
3 CELULOSA ARGENTINA SA 837.191
4 ACINDAR SA 654.757
5 ALTO PARANA SA 426.149
6 BRIDAS SAPIC 235.712
7 ALPARGATAS SA 226.624
8 CIA.NAVIERA PEREZ COMPANC SA 211.016
9 DALMINE SIDERCA SA 176.429
10 PAPEL DEL TUCUMAN SA 176.271
11 JUAN MINETTI SA 172.771
12 ALUAR SA 162.388
13 CELULOSA PUERTO PIRAY SA 156.438
14 SADE SA 124.394
15 SEVEL ARGENTINA SA 121.187
16 CIA.DE PERFORACIONES RIO COLORADO SA 119.047
17 SWIFT ARMOUR SA 109.369
18 IBM ARGENTINA SA 106.353
19 ASTRA SA- EVANGELISTA SA 102.350
20 ASTILLEROS ALIANZA SA 95.881
21 CITIBANK NA 92.786
22 MERCEDES BENZ ARGENTINA SA 92.313
23 IND.METALURGICAS PESCARMOSA SA 89.463
24 FORD MOTOR ARGENTINA SA 80.798
25 ALIANZA NAVIERA ARGENTINA SA 80.749
Elaboración: Omar Miliano
Entre los 75 siguientes figuraban, por ejemplo, Propulsora Siderúrgica, Massuh, Banco Rio de la Plata, Cementos Noa, Loma Negra, Sideco Americana, Pirelli, Papel Prensa, Bridas, Renault Argentina, Volskwagen, Arcor, Pluspetrol, Shell, Sociedad Macri o Pérez Companc. El universo de deudores privados sumaba 8.562 empresas y grupos.
Los inspectores, como buenos sabuesos, se dirigían al domicilio del deudor, miraban archivos, solicitaban la información respaldatoria de las operaciones de endeudamiento, que en general llamaban la atención por la pobreza del soporte que tenían: ejecutadas por millones de dólares, eran avaladas por simples “préstamos a sola firma” (las mencionadas Promissory Notes).
Los contadores del Central reclamaban los registros de los importes declarados en sus libros rubricados, la nota firmada por el deudor con carácter de declaración jurada, los avales, fianzas o cualquier tipo de garantía otorgada por la Sociedad o por terceros.
También verificaban el cálculo de los intereses vencidos, el cumplimiento de los requisitos para la concreción de los Seguros de Cambio, la inclusión de la deuda en las DDJJ impositivas y la existencia de refinanciaciones, además de requerir las notas que informasen esas operaciones.
A partir de las inspecciones se detectaron muchos casos en que la deuda externa financiera contaba con garantías constituidas en el exterior mediante el depósito de importantes sumas a plazo fijo o bonos en garantía, los famosos y perjudiciales autopréstamos (back to back), observados con lupa porque disimulaban que deudor del país y acreedor del exterior eran los mismos. El régimen de seguros de cambio permitió a los deudores pagarle al Estado en pesos y a un tipo de cambio subsidiado, ostensiblemente menor al que mantenían sus disponibilidades en el exterior.
Sorpresas te da el Mercado
Uno de los primeros “absurdos” de la lista de los inspectores que Melconian desechaba lo constituyen la veintena de entidades extranjeras que “represtaron” a sus clientes locales tras tomar los seguros de cambio que los “locales” no podían, como Citybank, que estatizó u$s 213 millones; Deutsch Bank 98, Banco de Londres 135 o el First National Bank of Boston 103 millones de dólares. En realidad fueron 50 los que perjudicaron al Estado nacional, ya que los restantes, siendo sucursales de casas matrices afincadas en el exterior, hicieron que sus propias deudas fuesen pagadas por argentinas y argentinos.
El universo completo de deudores privados sumaba 8.562 empresas y grupos. Entre los 75 siguientes recopilados por la inspección figuraban, por ejemplo, Propulsora Siderúrgica, Massuh, Banco Rio de la Plata, Cementos Noa, Loma Negra, Sideco Americana, Pirelli, Papel Prensa, Bridas, Renault Argentina, Volskwagen, Arcor, Pluspetrol, Shell, Sociedad Macri o Pérez Companc, Galicia, IBM, Mercedes Benz, Ford Motors, John Deere, ESSO, FIAT, Bridas, Dálmine-Siderca, Papel Tucumán, Aluar, Grupo Macri.
En 1984 se hizo una auditoria de estas listas, la misma determinó que u$s 6 mil millones fueron fraguados, además de los 17 mil esfumados en bonos externos. El 90% de esta deuda se licuó a costa del Estado Nacional.
Todos estos elementos fueron tomados por Alejandro Olmos en su incomparable investigación sobre el endeudamiento externo contraído por la dictadura cívico militar; finalmente, el 13 de julio de 2000, obtuvo la sentencia tardía del Juez Jorge Ballestero, que confirmó la ilegalidad de gran parte de la deuda externa contraída durante la dictadura, por considerar que “el endeudamiento externo sirvió para solventar negocios privados” y comprobar 477 delitos cometidos por funcionarios públicos de alto rango, como el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, su mano derecha, Guillermo Walter Klein (h), quien tuvo a cargo la Secretaría de Programación y Coordinación Económica y los distintos presidentes del Banco Central, en los que estaban implicados grupos económicos y empresarios de los más poderosos del país, que figuran en el expediente . El magistrado, además, consideró que los delitos estaban prescriptos, ergo: ninguno de los implicados cumplió pena alguna.
Mientras la Argentina involucionaba y se sometía a la población al flagelo del desempleo, subempleo, pobreza e indigencia, las “argucias dialécticas” del Departamento comandado por el actual “precandidato” a ministro de Economía, servían para “encubrir una estafa” que traspasó u$s 17.206 millones de la deuda externa privada al ámbito público, a lo largo de un proceso que transfirió desde el Banco Central de la República Argentina hacia los sectores más concentrados de la economía aproximadamente u$s 67.000 millones.
La Argentina Circular
Cuatro décadas después de haber terminado con la dictadura cívico militar, el país transita un proceso electoral en el que uno de los candidatos (Javier Milei) propone un modelo económico inspirado en José Alfredo Martínez de Hoz, igual que lo hizo Mauricio Macri, padrino de otra aspirante (Patricia Bullrich). El primero, así como niega la crisis climática terminal que atraviesa el planeta, niega el genocidio cometido por aquel régimen y se apoya en una defensora de terroristas de Estado que pide una “justicia completa” sin registrar que durante el alfonsinismo los principales responsables de las organizaciones revolucionarias armadas fueron acusados, juzgados y condenados.
La candidatura de la segunda se consumió en una interna feroz con Horacio Rodríguez Larreta, el desbarranco de sus números obligó al macrismo a ponerle un interventor económico a la campaña, el mismo Melconian que le lavó las deudas a los grupos económicos de la dictadura. No alcanzó y le estaquearon al lado al Larreta cuyas políticas descalificó una a una y, ya camino del abismo, le clavaron un Fernán Quirós, ministro de Salud de CABA, negociador y respetuoso de las políticas sanitarias federales, es decir opuesto al discurso “exterminador” de la Bullrich.
Liberales ambos, antiestatales, opuestos a la participación atemperadora del Estado y de la redistribución de la renta que propone Sergio Massa, cabeza de la peronista Unión por la Patria, entraron en una batalla que los dañó por igual. El domingo 22 de octubre se conocerán los números de ese desgaste, también el contrapeso que propuestas tan dañinas como alocadas pueden ejercer sobre la carga de años de frustraciones del conjunto de la sociedad argentina y la posibilidad de dirimir esas tensiones en una final a realizarse un lejanísimo 19 de noviembre.
* Milano es contador , ex perito del Banco Central de la República Argentina. Colaborador para la Justicia de diversos trabajos sobre el endeudamiento externo argentino. Villalba es periodista argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (https://estrategia.la/).