ANOCHE VI A UN TRAIDOR
Esteban Valenti
Periodista, escritor, coordinador de Bitácora, director de Agencia de Noticias Uypress
12.07.2013
Anoche vi durante dos horas y 20 minutos la entrevista de Gabriel Pereyra a Amodio Pérez. Antes había leído el mamotreto de 12 páginas en El Observador. No soy un masoquista, me sentía obligado, por razones políticas y profesionales, como periodista y como político. Y por curiosidad.
No le iba a dar mayor importancia, aunque ya en dos programas de radio en los que participo semanalmente tuve que opinar, pero además viendo al traidor en todo su “esplendor” me surge del alma, del estomago y de la cabeza la necesidad de opinar.
Yo no soy ni pretendo ser objetivo en este análisis. Estoy involucrado, tuve duros enfrentamientos ideológicos y políticos con el MLN en esos años y después, y el periodo al que se refiere Amodio Pérez tiene que ver con un momento muy particular, muy tenso, muy importante de mi vida. Aclaro.
Tengo una ventaja, sobre alguno de esos temas tengo información y formación. A pocas palabras...
Amodio Pérez fue un gran traidor, lo confiesa en varias oportunidades en la entrevista, y sigue siendo un traidor manipulador en la actualidad. Es un traidor contumaz y reiterado.
Reconoce que entregó a Julio Marenales y reconoce que le dieron un salvoconducto a el y su compañera, otra importante dirigente del MLN para salir del país, mientras cientos y miles de sus compañeros y otros luchadores populares eran torturados, encarcelados, desparecidos y mantenidos durante muchos años en prisión.
Toda una parte de su entrevista es para intentar sembrar dudas sobre las dimensiones de su traición, y para demostrar que él no fue el causante de la derrota del MLN.
Sobre esto no tengo la menor duda, la derrota del MLN fue el resultado de sus graves errores políticos, militares tanto en el plano táctico como estratégico.
La traición de Amodio Pérez no se mide en la cantidad de nombres y locales que entregó a los militares, ni en la entrega de la cárcel del pueblo, que algunos ya reconocieron que fue un operativo utilizado para meter a Pérez hasta el cuello en la traición y hacerlo cambiar de bando.
Y eso es lo que hizo, un jefe del MLN de primer nivel, con cargos, con una mística y una imagen en toda la organización y ante la sociedad en su conjunto se pasó de bando. Esa fue su gran traición.
Ni lo torturaron, ni le tocaron un pelo y se pasó al bando enemigo, los ayudó en todo lo que pudo, y sobre todo los ayudó a transmitir la imagen del desbande, del desastre total y lo hizo públicamente. Y los militares lo utilizaron muy bien, y él, que era y es un tipo inteligente y minucioso, como el se define, lo sabía perfectamente y a su compañera que también era una dirigente. Y convenció a otros a traicionar y lo confiesa impúdicamente.
El periodista que en ciertos aspectos abunda en detalles y preguntas pasa por algo cosas fundamentales. Es posible que sea por pertenecer a otra generación.
Pero nos quedamos con las ganas – ante las reiteradas muestras de “modestia” de parte de Amodio hubiéramos querido saber en cuales operaciones había participado, con que responsabilidades y qué cargo había ocupado en el MLN –
Ese capítulo es todo un gran y evidente entrevero. Un entrevero organizado.
Amodio fue uno de los principales jefes del MLN, y sus discrepancias, su oposición a ciertos planes, no cambian absolutamente nada, simplemente son un intento un poco tardío de darle cobertura política a su traición.
Amodio además colaboró durante un largo año, desde que se dio vuelta hasta octubre de 1973 en armar todo el organigrama del MLN en las diferentes etapas, en hacer inteligencia fina, profunda sobre características y definiciones internas de la organización. Cuando no les sirvió más para nada, le dieron dos pasaportes y lo dejaron en la frontera.
Ahora aparece 40 años después. Inocentemente.
El primer síntoma de que Amodio Pérez miente es cuando mueve la boca.
Aunque en algún momento cuente detalles que pueden ser ciertos, es el conjunto, es el relato que trata de construir el que es una gran mentira, una nueva traición.
El relato de las libras esterlinas de oro olvidadas primero en el asiento de un auto y luego guardadas bajo un murito en un gallinero, son una tomadura de pelo mayor. Nos trata a todos de estúpidos. Los militares de la dictadura se movían por dos grandes intereses: información-inteligencia y plata-botín. Amodio debe haber traficado con ambas cosas.
No tengo pruebas, tengo sentido común.
Amodio habla en la mayoría de los casos de personas muertas que no tienen posibilidad de defenderse. Los otros son parte de la contienda, pero hay un tercer grupo, que podría corroborar o negar sus palabras: los militares de la dictadura.
El primero es el mayor retirado Armando Méndez, en ese entonces un joven y muy prometedor oficial con tareas muy por encima de su cargo.
Ese no va a tener ningún interés en hablar. Los otros que saben, son muchos de los jefazos de la dictadura, los que están presos.
¿Alguien cree que Gregorio Álvarez, no sabe el nombre falso que les dieron a Amodio Pérez y a su compañera en sus documentos, en su pasaporte para viajar a España y radicarse?
Si tiene la memoria frágil, lo averigua con una llamada telefónica....y sabe o puede averiguar otros detallecitos. Así que Amodio Pérez le da a este grupo de dictadores un enorme sartén por el mango. Que desinteresado, que ingenuo...
Luego de la catarata de palabras y versos surgen muchas preguntas: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Por qué ahora?
Voy a tratar de ser lo menos conspirativo posible, pero hay cosas inevitables. Veamos algunos detalles.
Si se observa cuidadosamente la entrevista podrá apreciarse en una parte que el periodista sabe que Amodio va a hablar de los militares que sugirieron atacar a los cuatro soldados en la puerta de la casa del general Gravina.
Pero eso no es lo grave, lo grave es que ante tamaña barbaridad casi no repregunta, no pide un mínimo de datos. ¿Quién le dio a Amodio esa información?
¿O le vino el prurito de mantener esos temas en secreto?
O ¿hace streep tease pero se deja el sombrero y el periodista lo acepta?
Es un infundio total, todos los que conocemos algo de esa época sabemos que esos militares, no eran pro tupamaros, y se los acusa nada menos de orientar al MLN a matar a sus camaradas de armas. Es una mentira colosal, la peor de todas, un mandado de un traidor que sigue traicionando, ahora en el año 2013. Tiene una vocación irrefrenable de delator y traidor.
Amodio Pérez sigue siendo un engranaje miserable de la vieja máquina de la dictadura y sus resabios. Eso es lo que se desprende de todo el reportaje y de toda la operación. Y esto recién comienza.
Algo quisieron hacer con este tránsfuga en las elecciones del 2009 ¿se acuerdan? Ahora lo están preparando mejor. Si le abrimos a este traidor una rendija, va a supurar veneno durante todo el tiempo que pueda.
Política, traición y guerrilla.
Todo el relato de Amodio es un monumento a la falta de un mínimo sentido de la política, de la historia, de la realidad uruguaya.
A veces es un miserable pretexto.
Cuando habla del “Plan Hipólito”, es decir de los atentados del 14 de abril, el los mira desde la enana perspectiva de su visión, no habla del pueblo uruguayo, de sus trabajadores luchando, del Frente Amplio surgido de las elecciones, de la correlación de fuerza, nada de nada.
El habla de su confrontación con Sendic y Fernández Huidobro y otros sobre el plan Hipólito y el Tatú”, de un mundo cerrado y separado de cualquier otra realidad. Y todo el relato es eso y nada más que eso.
El MLN fue derrotado y contribuyó de manera importante a la derrota de todo el movimiento popular por parte de las fuerzas más reaccionarias y antidemocráticas de la sociedad uruguaya por sus errores políticos y militares, pero sobre todo políticos y porque vivía en una realidad creada e inventada por ellos mismos. Así de duro.
El relato de que a la hora de los hornos, del horno grande de la dictadura, tanto si se considera que comenzó el 9 de febrero, en Boizo Lanza o el 27 de junio del 73, el MLN ya no existía ni política ni militarmente.
No hay nadie que pueda negarlo con un mínimo de decencia. No existía, ni como guerrilla, ni como organización político-social.
Yo militaba en la universidad, un lugar clave para saberlo y percibirlo.
El relato de que la dictadura fue un enfrentamiento prolongado entre el demonio de la guerrilla y el demonio de los dictadores es una falsedad del tamaño del estadio Centenario lleno.
Ese relato se dejó crecer y se alimentó por tres vertientes diferentes, por los que nunca hicieron autocrítica en serio, simplemente rodaron y dejaron que esa historia rodara; por la derecha democrática que necesitaba ese relato para justificar muchas, demasiadas cosas y lavar sus culpas y sus complicidades, que las tuvieron, y la tercera la de los dictadores para justificar sus horrores.
Y una cuarta vertiente, fue la de muchos que nos callamos o nos hicimos los distraídos y dejamos rodar la pastilla.
La catarata de libros, relatos, artículos y cuentos que hemos recibido y tragado en estos años no son responsabilidad de sus autores, sino muchas veces de nuestros silencios. Cada uno cuenta la historia como le conviene.
Y eso sucedió. Y a llorar al cuartito, pero como dice Benedetto Crocce, toda buena historia es actual. Y comienza a emerger la verdadera historia, no como pretende Amodio, otra versión, sino un relato real de lo que sucedió, con diferencias, matices, equilibrios y hechos.
La historia se basa en hechos, documentos, y lamentablemente en declaraciones de traidores. Lo que hay que saber es leer. Hay gente capaz y seria para seguir trabajando.
Tres consideraciones finales:
Primero, está muy bien que alguien haya hecho la labor periodística de entrevistar al traidor. Los uruguayos estamos grandecitos para que alguien nos censure y nos diga lo que podemos y lo que no debemos leer para no envenenar nuestras cándidas mentes.
Como es obvio, luego el autor queda sometido a la crítica y el análisis de rigor.
Segundo: Desde el fondo del alma: qué grande es la izquierda uruguaya que a todos nos ha dado una identidad nueva, renovada, verdaderamente democrática, unitaria, plural, discutidora, buscadora de la verdad, exigente en el debate.
Grande el Frente Amplio, con los que nos equivocamos, los que cometimos errores, los que tuvimos debilidades democráticas muy grandes, los que hicimos autocrítica explícita y hasta el hueso y los que eligieron otro camino.
Grande el FA por integrar nuestros pasados tan diversos, nuestra historia tan diferente y muchas veces enfrentada y darle una fuerza política unitaria y transformadora.
Grande no con la izquierda, sino con el país, porque eso ayudó a toda la sociedad uruguaya en su conjunto a los cambios y a la democracia.
Y grande por tratar y seguir tratando a los traidores como tales.
Tercero. Honor a los miles de uruguayas y uruguayos que sufrieron la tortura, la muerte, la cárcel y para todos aquellos que siguieron siendo luchadores dignos y altivos a pesar de afrontar las formas más crueles del dolor. Para los que no traicionaron.
uy-press - postaporteñ@ 992 - 2013-07-16
Comentarios al artículo de Esteban Valenti
14 de julio de 2013-
elmuertoquehabla.blogspot
Aunque también sufrió las consecuencias de la traición del lamentable Jorge “Charleta” Guldenzoph, Esteban Valenti no fue una de las víctimas directas de Héctor Amodio Pérez, Por eso mismo, los dichos de Esteban Valenti sobre el traidor cobran mayor valor, superan distancias, entienden que fuera quien fuere la organización traicionada, el agraviado es el movimiento popular.
Los tupamaros comenzamos con los análisis autocríticos en 1973, unos en el Penal de Libertad (la “Carta de los Presos”) y otros en Chile, Simposio de Viña del Mar.
De los compañeros en el exilio, recuerdo el trabajo del grupo “Rumbos”, el de Modernell (“Sacuza”). El de Jorge Torres se titula sugestivamente “Con la derrota” y “La Revolución Necesaria” el de Andrés Cultelli. Apenas salido de las cárceles. Fernández Huidobro también escribió un relato de las principales anécdotas de los primeros años del MLN (T).
A la III Convención Nacional, realizada en 1985, la primera en la legalidad, se presentaron cerca de 80 análisis críticos sobre la derrota del movimiento guerrillero en el contexto de la historia protagonizada por el pueblo uruguayos desde 1950 en adelante.
A estos numerosos análisis se les deben agregar cientos de entrevistas a diferentes integrantes del MLN(T), una buena parte de ellas compiladas en los libros de Clara Aldrighi, Leonardo Haberkorn y en el recientemente presentado “Rehenas”. Existen obras de literatura de Butazzoni y de Liscano que entrañan profundas críticas al pasado guerrillero.
Una lectura muy superficial todos estos trabajos sirve para comprobar tres cosas:
1) Nadie, absolutamente nadie, responsabiliza a la traición la derrota del Movimiento; todos tendemos a bucear en las concepciones y errores políticos antes de acordarnos del episodio Amodio Pérez
2) todos, absolutamente todos, echan una mirada crítica a las relaciones del movimiento guerrillero con el movimiento popular y a las formas organizativas que contribuyeron a la derrota (aparatismo, sancionismo, militarismo, etc.).
Demuestran claramente que los integrantes del movimiento guerrillero no “vivía en una realidad creada e inventada por ellos mismos”.
3) Casi todas estas autoras y estos autores que pertenecieron a la guerrilla, mantienen su visión crítica sobre la democracia liberal, más preocupada por los aspectos formales que por la participación popular, especialmente en lo medular de una vida democrática: la distribución de la riqueza y del ingreso nacional.
Si los ricos son cada vez más ricos y los pobres un poco menos pobres, la brecha social se ahonda por muy progresistas que sean los gobiernos.
Digo “casi todas y casi todos” intencionadamente, muchos tupamaros han hecho como Esteban, dejaron de pretender revolucionar la democracia burguesa y están del otro lado del mostrador... estoy convencido que hay una masa de comunistas y tupamaros que no estamos dispuestos a hacer esa autocrítica.
Un abrazo respetuoso
Jorge Zabalza
posta - postaporteñ@ 992 - 2013-07-16
Contrapunto Entre Un Roto Y Un Descosido
El Sr. Esteban Valenti, es un “renegado” (“los renegados son los peores” acostumbraba a decir su antiguo protector y mentor, Rodney Arismendi, pero era una de sus tiradas anti-trotskistas, que eran obligatorias para todo Secretario General de aquellos tiempos).
Valenti en cambio, protagonizó un gambito original, que solo fue posible después de la implosión de la URSS, renegó para la derecha, se pasó al campo burgués, como tantos antiguos miembros de la “nomenklatura” soviética.
No cazó en el ramo del gas, ni del petróleo, ni de los bosques u otros productos primarios de exportación como hicieron sus antiguos congéneres del “partido guía”.
Valenti agarró para el empresariado nacional, en el ramo de la publicidad que había aprendió entre los camaradas italianos durante las campañas electorales de la península itálica.
Y acá hizo carrera de director de campañas electorales frentistas al lado del Sr. Astori. Actualmente es uno de sus “operadores mediáticos”.
Del período “comunista” le quedó la vieja fobia sectaria (típicamente estalinista) contra el viejo MLN-Tupamaros (y toda otra izquierda rival, particularmente si tenían prédica en los círculos obreros sindicalizados).
Nos llamaba “los iluminados” para que la militancia tenga memoria de las barbaridades ideológicas que se comenten en un país subdesarrollado y dependiente como Uruguay, en nombre de la denominada “lucha ideológica”, buscando la primacía de la formación propia aún a riesgo de sacrificar todo (1).
O, dicho de otra manera, la actitud “comunista” que reivindicaba Marx en su célebre Manifiesto, no tiene puntos de contacto alguno, con la práctica “comunista” que introdujo el difunto Stalin, cuando agarró la manija en la Unión Soviética y terminó metiendo ante el paredón (después de obligarlos a envilecerse mediante torturas infames) a todo el viejo Comité Central Bolchevique, los compañeros de Lenin, que hicieron la Primera Revolución Obrera Victoriosa, después de la Comuna de Paris.
En la cama, de todos ellos, murieron Lenin y Stalin, los otros fueron todos ajusticiados vilmente.
Después y a lo largo de muchos años, los comunistas en América Latina, eran defensores rabiosos, violentos y patoteriles de toda invasión soviética, de toda condena a honestos comunistas críticos, que defendían a rabiar, y por tanto de todos los crímenes que se realizaron en “los campos” del Círculo Polar Ártico, en la lejana Siberia.
La crítica al “socialismo real”, la realizada por obreros e intelectuales comunistas, y que es muy superior a las críticas de los intelectuales burgueses a sueldo del Imperialismo, los encontró siempre al lado de la burocracia soviética contra esos heroicos camaradas comunistas, y se festejaban sus muertes y deportaciones.
Todos ellos eran “perros” y “traidores” y estaba bien torturarlos, detenerlos, enviarlos a trabajos forzados y asesinarlos.
Sus obras estaban prohibidas leerlas en los partidos comunistas occidentales y muchos pagaron con la expulsión lo que se entendían eran “desviaciones”.
Valenti fue educado en todo esto: el marxismo adulterado de los manuales soviéticos, las prácticas sectarias y el oportunismo de adaptarse “a los virajes”.
Para el movimiento popular es un irrecuperable, un lastre, un elemento que aporta solo negativamente.
Su último “aporte” con pretensiones teóricas, fue una crítica al folleto de Lenin, “El Estado y la Revolución” donde creyó encontrar los gérmenes de las desviaciones estalinistas.
Es decir nuestro novel pensador no se elevó más allá de la crítica mal intencionada de los Conquest, los Thompson, y tantos otros panegiristas burgueses y a sueldo, desfachatadamente, de los peores círculos imperialistas (2)
Ahora tomó la pluma para comunicarnos “Que ayer vi a un traidor”. Se refería al Sr. Amodio Pérez, cuestión que este acepta plenamente (sin haber pasado por la Lubianka) y por eso habría que señalarle: “Chocolate por la noticia!!!”.
El tema Don Valenti, no es el “traidor” Amodio, SINO LOS OTROS TRAIDORES QUE ESTÁN EN SILENCIO PROLONGADO Y SE ESCUDAN DETRÁS DE AMODIO.
Por si no se desayunó.
Que Amodio traicionó lo conoce el movimiento popular uruguayo y particularmente los tupamaros hace sus buenos, casi 40 años. Fíjese Ud.!!!!
Lo que está “tapadito”, pero empieza a salir a luz, cada vez con más fuerza, es que Amodio no fue el único traidor (ni él ni la troika que tradicionalmente se asocia con su nombre o sea: la “flaca” Mercedes y el “Tino” Piriz Bude).
Y ahí Don Valenti, justamente ahí, es que comienzan los problemas para muchos.
Digamos también –antes de pasar a lo otro, lo central- que no ignoramos porqué “el operador Valenti” sale ahora, comedidamente, a la palestra. Lo hace porque en el Frente, hay quienes especulan con “los trasiegos electorales” y se apresuran a que los factibles disidentes se vayan de sus tiendas actuales, desencantados y vayan a engrosar otros caudales electorales, que los posibles receptores necesitan urgentemente para afirmarse al seno de la “interna” frenteamplista.
O sea un vasto juego especulativo, altamente especulativo, que no es nuestro tema.
Son derivaciones de los conciliábulos entre cuatro paredes, donde todos se anotan para parecer “originales” y sacar conclusiones, actitudes, posiciones que ayuden a la causa propia.
Al Roto de Valenti, le sale en contrapunto El Descosido de Jorge Zabalza. Empecemos por sus elogios a Valenti: ..”los dichos de Esteban Valenti sobre el traidor cobran mayor valor, superan distancias, entienden que fuera quien fuese la Organización traicionada, el agravio ( ¿? meramente agravio ¿y los muertos?) es al movimiento popular”.
Nos alegramos que Zabalza se sienta hermanado con Esteban Valenti, “que superen distancias” y hasta “entiendan” cualesquiera que sean las acepciones que el término “entiendan” tenga.
Pero Zabalza nos quiere señalar que solo la traición de Amodio es un “agravio al movimiento popular”, que lo es, sin duda alguna.
Solo que deja de lado otros “agravios” hechos tanto al movimiento popular como específicamente a la militancia tupamara, que para nosotros, es lo que cuenta.
Al fin y cabo, con las traiciones, los que dejaron el cuero en la estacada fueron los militantes y compañeros tupamaros.
Con las traiciones del “aparato” de la Orga, de los jefes, a ver si nos entendemos, porque los otros aparatos de otros partidos también dejaron el tendal de sus propios militantes muertos, pero eso es harina de otro costal.
Y conviene no entreverar las cosas.
Cada cual, dentro de filas, debe hacer sus propias investigaciones y velar por los sacrificados inútilmente.
Evaluar los errores propios, los de los jefes, los de los que sacrificaron militantes, la responsabilidad de las diferentes traiciones y sus niveles.
Lo tendrá que hacer el antiguo Partido Comunista, lo tendrá que hacer el GAU, lo tendrá que hacer el PVP, para mencionar solo algunos de los partidos y organizaciones reprimidas, pero vamos a no generalizar demasiado la cosa con “los agravios al movimiento popular” porque es una forma de salirse por peteneras, sacar la pelota al óbol, y restarles fuerzas a la seriedad y rigurosidad del análisis propio.
Después de esa desafortunada introducción, Zabalza entra en materia, citando libros de crítica de la militancia propia: desde el malogrado recientemente “Urraca” Modernell y su opúsculo crítico, a los también compañeros Cultelli, y el “gordo” Jorge Torres, que produjeron obritas un poco mayores.
Se pasea incluso, brevemente, por el Simposio de Viña del Mar.
Todo “filo”, vamos a decir las cosas como son, porque a eso antes no se le dio la más mínima bolilla.
Todo aporte crítico se vio siempre con recelo. Y el mismo se extendía de “la obra” al autor.
La militancia tiene que guardar “la subalternidad debida” a la egolatría de los jefes, deben ser entes, no militantes consientes.
No tenemos mayores antecedentes sobre lo que pasó con Modernell y con Torres, pero en cambio tenemos información de primera fuente con lo que pasó con la “autocritica” de Cultelli.
Cultelli hizo varias copias de su manuscrito original, la repartió entre compañeros que creyó sus albaceas testamentarios y capaces de publicar su obra. Uno de ellos fue Julio Marenales. Ni Marenales desde “su” MLN, ni el “fondo Raúl Sendic” estaban dispuestos a tomar cartas en el asunto y publicar la obra.
Así ha tratado siempre “el aparato” y “los jefes” a sus militantes!!!!
Si no andaban de “negritos” o “fogoneros” “FLIT” con ellos.
Al final, un grupo de compañeros, sin apoyo material oficial, tomó en sus manos el asunto, recogió el manuscrito, lo armó finalmente (constataron que un reportaje final que Cultelli había incluido y pensaba publicar, fue secuestrado) y, dos de los compañeros viajaron a Bs. As. dónde la solidaridad militante argentina se encargó de publicarlo sin cobrar un peso.
Como uno de esos compañeros se llama S.A., Zabalza sabe bien a quién nos referimos y sabrá también que el testimonio es veraz.
Luego de su introducción Zabalza entra en materia para afirmar lo siguiente que culminará en tres numerales:
“A la III Convención Nacional, realizada en 1985, la primera en la legalidad, se presentaron cerca de 80 análisis críticos sobre la derrota”.
No tenemos motivos válidos para suponer que la afirmación de Zabalza no sea cierta, pero digamos también que esos “80 análisis críticos sobre la derrota” no los conoce ni la militancia ni el movimiento popular, si siquiera el público en general.
Y el tema no es ninguna casualidad, que ni a mimeógrafo se han publicado, que no están registrados en archivo web alguno, y no tenemos noticia de que esté depositado en fondo documental ídem, como sucede con otras organizaciones latinoamericanas (el MIR chileno, el PRT argentino).
El “aparato” y los jefes, los “históricos” se han encargado de que no tengan publicidad, que no los conozca nadie, que no sirvan de antecedente.
Saben todos ellos muy bien porqué y Zabalza también lo sabe (3)
Venimos sosteniendo desde hace varios años –esta no es ocurrencia de último momento, ni cosa que se le parezca- que además de los “80 análisis críticos sobre la derrota” los jefes tuvieron tantos o más (me animaría a decir cientos de testimonios directos, en conversación personal y privada, buscada por ellos) también de información crítica sobre los motivos de la derrota y sobre ciertas traiciones que no se circunscriben a Amodio y al resto de la “troika”, PERO DECIDIERON “TAPAR TODO”.
Y todo sigue tapado, desde 1985 hasta el 2013 presente.
Pero además todas las críticas jamás se reflejaron en la política que se practicó, lo cual quiere decir solamente una cosa: los “jefes”, el “aparato” se pasaron todo por el quinto forro (como decíamos antes).
El “aparato” y “los jefes” funcionaron siempre como un gran recolector de información de las bases que ellos decidían utilizar a discreción.
La base aportaba, la cúpula digería a lo Pantagruel sin que la información volviera a la base.
Así fueron cimentando la pre-eminencia, su(s) ventaja(s). Del trabajo de los demás. Unos trabajaban “de trueno” y otros embolsaban “la llovida”.
La usura intelectual, una variable de la política del rentista pequeño burgués, muy típica del Uruguay del “medio pelo”.
El “aparato” y “los jefes” sancionaban o cancelaba sanciones que habían establecido las bases también a discreción.
Es el caso de las “sanciones” que tenía la “tronca” Topolansky, que no le impedían militar, pero tenía prohibido tener responsabilidades y cargos en la estructura, hasta que un “jefe”, su marido, tomó cartas en el asunto: le levantó las sanciones sin dar cuenta a nadie y hasta la incluyó en las listas parlamentarias.
Así está, esta señora, ahora, en el Senado.
Lo mismo sucedió con la mujer ( Susanita) de un actual ministro que ahora es diputada parlamentaria y anda con la “barra brava” de Peñarol a cuestas sin tener méritos de militancia alguna
El “aparato” y “los jefes” decidieron que había que sostener diálogos con las logias de la inteligencia militar y mantuvieron diálogos (y ¿quién sabe qué más?) con los mismos.
A uno de esos diálogos concurrió el Sr. Zabalza (y pudrió todo) como lo confiesa en el libro “Cero a la Izquierda”.
¿Sabían las bases que hacían Marenales, EFH, Mujica, el Tambero allí o, fueron a esas reuniones sin permiso y sin anuencia, con “agenda libre” para negociar cualquier cosa?(4)
Y como cada libertad del “aparato” y “los jefes” lleva posteriormente a que “cada jefe” hace lo que “se le canta” después siguió el “referente” Mujica haciendo sus “contactos particulares” desde el Ministerio de Ganadería, con los círculos del capital agrario, estableciendo sus contactos con la Asociación y la Federación Rural, sin permiso y sin anuencia, hasta lograr los firmes apoyos que le permitieran levantarse como un candidato presidencial a la “interna”
. De esos cabildeos en los que participó también Agazzi (fue cómplice), surgieron situaciones bien bizarras, como el reproducir Agazzi, el verso que le vendían los grupos de presión agrario, de que sus campos “de basalto” no les producían ni 1.000 dólares de renta anual, episodio que ha narrado también otro “compañero” bastante especializado en los temas y que responde a las iniciales de W.Y., cuestión, como la anterior, que Zabalza puede identificar y que, por lo tanto, es garantía de veracidad.
En Uruguay, como siempre, somos pocos y nos conocemos todos.
Zabalza, que después del 85, llegó al vértice de la pirámide (hasta que lo bajaron del cielo a escobazos), convirtiéndolo en un paria y en un leproso político, sabe perfectamente todas estas cuestiones y las que no sabe directamente se las barrunta.
No es tonto, en cambio, es avieso y cuando cuadra, maniobrero.
Pero Zabalza fue formado (y deformado) en la mentalidad del “aparato”.
Es “aparatista” en todo, o sea quiere hacer lo mismo que el “aparato” viene practicando desde siempre: el poder discrecional, el reino del subjetivismo propio, que es también la arbitrariedad elevada a la quinta potencia.
Que nadie los controle, que todos se sometan a sus caprichos, que no haya organismos a los que se deban, informes que se deban dar, cortapisas, limitaciones: en suma la libertad particular para mí y la esclavitud formal para el resto.
La Organización soy YO, como aquel que decía (en francés monárquico) L'ÉTAT, C'EST MOI.
¿ Ha reflexionado Zabalza que todo eso es una quimera, una aspiración casi demencial, impos ible en una sociedad civil como la nuestra, un retroceso a las formas caudillescas, cuando la Banda Oriental era una pampa, escasamente poblada, con la inmensa mayoría de la gente analfabeta, sin sociedad civil digna de su nombre, sin organismos representativos de la voluntad popular, sin opinión pública electora, sin prensa, sin burocracia elemental capaz de registrar acuerdos, levantar un acta, archivar los hechos de gobierno realizados, con la discriminación generalizada de la mitad (o sea las mujeres)?
¿O el ideal es, la sociedad del “socialismo real” (el otro era el “utópico”) donde el líder gobierna hasta que se muere, todos le juran “lealtad”, él es el “gran timonel”, el que dice la última palabra, y al final consumen a la sociedad toda, arruinan la producción, hacen crecer una burocracia que fagocita la vida social.
Lo que fue el socialismo modelo estalinista que la gente celebró que reventara y se fueran todos, de una buena vez, al diablo?
¿Comprende ahora Zabalza, las implicaciones que tienen los combates contra “el aparato” y la dictadura discrecional “de los jefes”?
Vayamos ahora, al resumen en tres puntos, de los que tomaremos meramente dos y, reducidos a sus aspectos fundamentales.
Dice Zabalza en el primero: “Nadie, absolutamente nadie, responsabilizó a la traición la derrota del Movimiento, todos tendimos a bucear en las concepciones y errores políticos antes de acordarnos del episodio Amodio Pérez”.
Habrán tendido mucho a bucear, quizás, pero como la derrota se produjo después que había ascendido en marzo (el 16 de marzo de 1972) una nueva dirección que componían Marenales, EFH y Rosencof, habría que haber comenzado por separar a esos “compañeros” de cualquier posibilidad de ocupar una dirección, manipular los archivos de los “80 análisis críticos sobre la derrota”, y someterl os a un tribunal de evaluación de respons abilidades.
Si eso se hubiera hechos nos habríamos ahorrado muchos años de majaderías continuadas del Sr. EFH y del Sr. Marenales.
De todas sus mentiras grandes y chiquitas, de todas sus chicanas y de todo el mal que hicieron los tres. Pero no se hizo.
Así que bucearon, demasiado y al final terminaron como siempre tomando resoluciones equivocadas basadas en criterios erróneos, para “reproducir” todos los males que antes nos habían llevado a la derrota.
En el parágrafo dos, de sus tres conclusiones, Zabalza estampa: …”Demuestran claramente que los integrantes del movimiento guerrillero no vivían en una realidad creada e inventada por ellos mismos”.
Señalemos a Zabalza que no se trata, para nada, de “los integrantes del movimiento guerrillero” o sea la mayoría, que eran las bases.
Se trata del “aparato” y se trata de “los jefes”.
Esos sí vivían totalmente disociados de la realidad, en una burbuja de “mariscaleo” donde seguían con los viejos mitos del “aparato mínimo”, y hab&i acute;an llegado a la brillante conclusión de “la indestructibilidad del aparato” que se dijo (hasta por Sendic) antes del 14 de Abril, y que fue el fundamento para que Candan Grajales pensara que la Operación Hipólito “se asimilaba”
Los que salían recién de la prisión estaban atiborrados de “informes” que daban una visión parcial de la realidad, y los que estaban en la dirección como Rosencof, callaban lo que no les convenía porque estaban en el jueguito de mantenerse en el poder, lo cual consiguieron, pero implicaba callarse la boca y jugarla “de seguidor y por fiel”, ya que apoyo de las bases no tuvo nunca.
La realidad fue que “no se asimiló nada”, y nos pasaron a dar un surtido completo, “pa' tabaco, hojilla y fósforos” como decíamos antes.
Nos bailaron un malambo arriba del lomo, o como decía Marenales hace unos años (en Suecia) y haciéndose el inocente: “Fuimos a meter la cabeza en la cueva del tigre, y el tigre nos comió la cabeza”.
”La cabeza”, o sea a todos ellos, que eran & ldquo;los jefes”, ”los dueños del aparato”
A las “bases” y a los muertos no los mencionaba
Hasta aquí, la “primera pata” de la cueca, vayamos ahora a “la segunda”.
El Plan Tatú,es la segunda “pata” de la cueca.
Se planifico mal, sin evaluaciones críticas, justamente lo que no hace un oficial de estado mayor, que presenta a su superior (que era Sendic), las variables en juego para que éste las analice y tome las resoluciones o disposiciones más racionales posibles.
A su vez, después, esas posibles variaciones se transmiten a los otros mandos involucrados de acuerdo a sus escalas de rango y necesidad de conocimiento.
Un oficial de estado mayor y sus colaboradores más inmediatos, tiene que conocer cabalmente el terreno (aspecto geográfico), saber los elementos militares (potencia de fuego y munición que dispone) conocer el grado del entrenamiento del personal subalterno, prever los problemas de adaptación de hombres urbanos a un medio rural como el nacional y sus humedades y lluvias que arruinan la salud, conocer que disponibilidad se tiene de comunicación eficiente y efectiva, también de vías al ternativas en el caso de que éstas fallen, conocer el grado de entrenamiento de los oficiales subalternos y su capacidad para tomar iniciativa y resolver sobre el terreno los diferentes problemas que se puedan plantear, inclusive el equipamiento con que se cuenta, la logística médica, un sinfín de problemas que todos deben analizarse antes de entrar en acción.
Si se constata que no hay condiciones, se modifica el plan original y su buscan soluciones alternativas.
Zabalza que tiene pretensiones de teórico militar, que fue entrenado en Cuba, que era uno de los oficiales del Estado Mayor del Interior, debería conocer el ABC que no puede ignorar un oficial de estado mayor.
Pero en la ORGA, hablábamos de Columnas, Jefaturas, Estados Mayores al bardo.
Se usaba terminología de la cual, en realidad, se ignoraba todo, particularmente el fundamento.
Todo era “jarabe de pico”, y el reino de los atrevidos y los audaces.
En lo del Plan Tatú, estuvo además, la pretensión, el intento, de abrirse un lugarcito abajo del sol, encontrar el caminito “para arriba”.
Bien caro que le costó a la milit ancia toda esa falta de profesionalidad y a Zabalza casi le cuesta la vida.
Esperemos, que estas notas, le sirvan para una reflexión que hace tiempo viene eludiendo.
Que abandone el “vedetismo” del cual es prisionero.
Que se deje de falsos orgullos y tome la necesaria dosis de modestia, que antes era el emblema de todo verdadero tupamaro. Por respeto a todos los compañeros que cayeron.
Y, aunque no lo crea, con mucha fraternidad
notas
(1) Además de eso, que al fin y al cabo es venial, meramente sectario, utilizaba los “grupos de choque” para atacar los que en las asambleas identificaban en posiciones tupamaras, lo cual es mucho más grave y hubo con enfrentar con hechos defensivos de similar violencia e intensidad.
(2) Que casi todos los teóricos “comunistas estalinistas” formados en el aparato de Arismendi son una verdadera calamidad teórica, lo demuestran constantemente cada vez que toman la pluma: es un marxismo ramplón, con pretensiones, repetitivo y adocenado. Desde Lorier a Caetano, no tienen un solo marxista digno de las mejores tradiciones leninistas
(3) El motivo es bien sencillo, si las bases se comunicaban horizontalmente, si los discrepantes y críticos hacían frente común, los “aparatistas” y “jefes” tenían corta vida política.
(4) Esta es la base de los “chalaneos” con la cúpula militar. De la política de “perdonar a los pobres viejos presos” y de los olvidos de los familiares de los presos, inclusive de las políticas estatales de reclamar “sanciones” de la juez Motta. Todo eso se preparo y aceitó antes y, con Mujica se puso activamente en funcionamiento, bastó mandarle un casette, para que le temblara la chiquizuela y se arrugara en el chicote, este fanfarrón que padece “el síndrome de Estocolmo”, al igual que el Sr. EFH
c.e.r.
- postaporteñ@ 992 - 2013-07-16
Mire, déjese de joder
Zabalza sobre Amodio:
“Lo cazaría del cogote”
Los ex guerrileros prefieren callarse frente
a la versión histórica de Amodio Pérez
Gonzalo Charquero y Leonardo Pereyra- 12.07.2013-El Observador
Risas sardónicas, cortes abruptos de teléfono, simple silencio. Los dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros) no quieren ni oír hablar de Héctor Amodio Pérez, el ex guerrillero que rompió el silencio después de cuarenta años para dar su versión de los hechos que conmovieron al país en las décadas de los 60 y 70.
“Déjese de joder”, terminó diciéndole Jorge Zabalza al periodista que lo llamó para preguntarle su opinión sobre los dichos de Amodio. Y le cort ó sin más. Antes, admitió que si se encontrara cara a cara con su ex compañero lo agarraría “del cogote”.
Mauricio Rosencof prefirió burlarse.
“Estoy todavía prendido al partido de Uruguay y disfrutándolo (se ríe).
Hay historias sobre las que cae el telón y hay otras que se las lleva el agua de la cisterna”, dijo el ex guerrillero.
Por su lado,Marcelo Estefanell manifestó que Amodio Pérez sigue teniendo todos los tics de un hombre que actúa en la ilegalidad
En la entrevista que publicó r El Observador, Amodio dijo, entre otras cosas, que el fracaso de la revolución tupamara NO FUE CULPA DE SU DELACIÓN, SINO DE LOS ERRORES ESTRATÉGICOS DE LA CÚPULA DEL MLN.
“Los líderes indiscutidos nos llevaron al matadero”, declaró en Madrid, donde se encuentra residiendo desde hace años.
Desde que Amodio comenzó a dar su versión de los hechos, sus ex compañeros lo trataron como a un apestado o, aún peor, como a un muerto en vida.
“Para mí es hombre muerto”, dijo la hoy senadora Luc&iac ute;a Topolansky.
Entre risas, el también senador Ernesto Agazzi dijo que detrás de la reaparición de Amodio hay un “operativo político” y cuestionó al diario: “El Observador lo podría nombrar a Amodio como integrante del consejo editor.
Parece que son hinchas de Amodio Pérez.
Parece que están interesados en poner ese tema en la agenda pública.
¿Cómo se van a dedicar números enteros, suplementos, a una persona que es un cadáver político y que no es un actor?”, comentó.
Por su lado, Rosencof fue especialmente sarcástico.
A continuación se transcribe el breve diálogo telefónico con un periodista de El Observador:
¿Cómo vive las apariciones de Amodio Pérez?
Estoy todavía prendido al partido de Uruguay y disfrutándolo (ríe) Te voy a decir una única cosa, ¿si? Mirá, hay historias sobre las que cae el telón y hay otras que se las lleva el agua de la cisterna.
Es todo lo que tengo para decir.
¿Le haría alguna pregunta a Amodio Pérez?
Ninguna. Eso es lo que tengo para decir y no le des más vueltas. Te agradezco y me emociona tu atención pero vos registrá lo que digo, que lo que digo es lo que dije.
¿No quiere hacer ninguna apreciación sobre el Plan Hipólito, por ejemplo?
No, no, no tengo nada que precisar. Hice un comentario sobre los telones y el tirar de las cadenas.
¿Hay una concepción generalizada entre los compañeros de la época de no hablar más del tema? Topolansky ha dicho que Amodio es un hombre muerto.
(Se ríe) Qué lo parió, bo. Qué entrenamiento estás agarrando! Bueno, muchas gracias por llamar y por la gentileza.
Lo que te dije es eso. Me parece bárbaro las vueltas que le das al perro antes de echarse. Lo que te dije es eso y qué voy a hacer.
SIN GANAS
Zabalza en cambio NO OCULTÓ S U ENOJO.
Este es el texto de la conversación telefónica:
¿Cómo toma las apariciones públicas de Amodio Pérez?
Ahora estoy tomando mate, tranquilo.
¿Le genera algo particular?
No, no, no. NO TENGO NADA QUE PREGUNTARLE. Lo cazaría del cogote, ¿sabe? Es lo único que haría.
¿Por qué?
De puro malhumorado que soy.
Durante la entrevista, Amodio Pérez realizó alusiones a usted. Lo mencionó como uno de los responsables del interior y cuestionó que se haya desmantelado el movimiento en Montevideo
¿Ah, sí? Bueno, está bien. Eso dice Amodio. Usted toma la palabra de Amodio como si fuera la verdad revelada, ¿no?
Y bueno, los tupamaros éramos… los que estuvimos presos fuimos alrededor de tres mil, entre mujeres y hombres. ¿Por qué no consulta a otras personas? A otros que andan por ahí. Más fácil si ha y más testigos y más gente. Yo por mi parte no voy a contestar ninguna entrevista. No tengo ganas.
¿Le molesta hablar del pasado?
No, hablar del pasado no.
Hablar con un traidor que durante toda una página, yo la vi en Internet, se dedica a decir de que él ordenó los papeles de la OCOA pero que eran papele s sin importancia y que el no traicionó a nadie, pero lo soltaron porque eran muy humanitarios los militares. Dice algo así; que preservaban la vida.
¿Se da cuenta usted que contradicción, no? Los militares preservaron la vida de Amodio Pérez y de Alicia Rey Morales y desaparecieron a más de 200 compañeros.
¿Le parece que eso es creíble? Si usted quiere creerlo, créalo. Eso va por su cuenta.
¿Usted dice que no fue así?
Mire, déjese de joder. (cortó)
El Observador intentó comunicarse cinco veces con el actual ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, señalado por Amodio Pérez como uno de los responsables del MLN en el momento de la caída del grupo.
En una de esas oportunidades, su secretario personal atendió el celular y señaló que el ministro estaría “todo el día de reunión en reunión”, por lo que sería difícil ubicarlo.
De cualquier manera, Fernández Huidobro ya había dicho que no le daría “ni la más mí ;nima pelota” a “chusmeríos baratos”
n.de.r : las negritas y subrayados son de posta , de este matutino al que algunos llaman El Ortivador
observa- - postaporteñ@ 992 - 2013-07-16