El Efecto Tango. La economía macrista, sin financiamiento. Contagio a emergentes
Por Alfredo Zaiat
19 de agosto de 2018
El Banco Central salió a liquidar casi 800 millones de dólares en un solo día, el miércoles último, cuando se acreditaron los pesos en las cuentas de quienes no renovaron Lebac. Un día antes, el Ministerio de Hacienda informó que ya no subastaría los dólares que el Fondo le entregó para cubrir el déficit fiscal, argumentando que ya tenía los pesos necesarios hasta fin de año. Antes de salir el Banco Central a rematar esos dólares, Hacienda comunicó que frenaba la reducción de retenciones para los derivados de la soja, disminuía los reintegros a las exportaciones industriales y le quitaba a las provincias el Fondo Federal Solidario (integrado con el 30 por ciento de las retenciones a la soja). Con esas medidas, el ajuste fiscal estimado para lo que resta del año suma 12.500 millones de pesos (unos 420 millones de dólares), y otros 53.000 millones de pesos para el 2019 (cerca de 1800 millones de dólares). En total, el equivalente a 2220 millones de dólares. De los 7500 millones del FMI correspondientes a Hacienda para atender las necesidades del Tesoro, se estima que ya se utilizaron 4000, según la versión oficial, o 5000 millones, de acuerdo a cálculos del mercado. O sea, que Hacienda entregó al Banco Central el saldo de 2500 a 3500 millones de dólares del acuerdo con el FMI para evitar que el dólar se dispare por encima de los 30 pesos. A cambio, tuvo que acelerar el ajuste fiscal en un monto casi equivalente. En concreto, el FMI no flexibilizó nada su posición de no utilizar dólares de la Cuenta de Fortalecimiento de reservas del Banco Central para financiar la fuga de capitales, sino que aceptó esa transferencia a cambio de apurar el ajuste fiscal y la reducción del stock de Lebac.
Reservas
Las reformas que reclama el Fondo. Flexibilización laboral, abaratar despidos, más apertura comercial y bajar impuestos a las empresas | El Plan FMI
El Fondo Monetario Internacional sólo admitió postergar la innecesaria exigencia, en medio de la actual inestabilidad económica, de rescatar las Letras Intransferibles que están contabilizadas en el balance del Banco Central por operaciones de desendeudamiento. Ese reclamo aumentaba aún más las necesidades de financiamiento del Tesoro en un contexto donde sigue cerrado el acceso al crédito voluntario en el mercado internacional y resulta bastante estrecho en la plaza local.
En el resto de las condiciones, el Fondo no aflojó nada; por el contrario, insistió y consiguió una vía de incrementar ingresos por retenciones, logró acelerar el recorte de transferencias hacia las provincias eliminando el Fondo Sojero, presionó para reducir más rápido el stock de Lebac y mantuvo firme el control sobre el uso de las reservas del Banco Central.
Es tan claro que el FMI no aflojó la soga para la utilización de reservas que el Banco Central salió con rapidez a informar que está por cerrar un swap de monedas con el Banco Popular de China por el equivalente a 4000 millones de dólares. Esta transacción todavía no está formalizada; está próxima a concretarse. Ese tipo de acuerdos se anuncia cuando se firma, no antes. Pero la conducción de mesadineristas del Central tuvo que enviar esa señal para tranquilizar momentáneamente a las fieras de la city.
¿Cómo evaluará el jefe del Pentágono, James Mattis, ese auxilio financiero de China? La primera gira por Sudamérica, que acaba de terminar e incluyó Brasil, Colombia, Chile y Argentina, fue planteada con el objetivo de reforzar las relaciones militares de esos países con Washington y frenar la influencia de China en la región. Según un comunicado del Departamento de Defensa de Estados Unidos, “esas relaciones (con China) son críticas para un Hemisferio Occidental (o sea, para Estados Unidos) colaborativo, próspero y seguro”. Si esos intereses geopolíticos estadounidenses se imponen hasta un nivel que genere complicaciones para la ampliación del swap con China, el saldo sería una mayor inestabilidad financiera en momentos de sed aguda de reservas en el Banco Central.
Contagio
La apuesta del gobierno de Macri y del Directorio del FMI conducido por la francesa Christine Lagarde era que el acuerdo por un monto record de 50 mil millones de dólares permitiera reabrir las puertas del financiamiento externo. El objetivo era que Wall Street volviera a prestarle a la Argentina a partir del sello de confianza entregado por el Fondo. Esa jugada no tuvo el resultado esperado y ahora no sólo el mercado internacional no abre la billetera, sino que cada vez es más complicado conseguir financiamiento en pesos y, fundamentalmente, en dólares en el mercado local.
La última renovación de Letes en dólares tuvo una aceptación de apenas la mitad de lo ofertado, situación que se ha agravado con el colapso de las paridades de los bonos que disparó el indicador riesgo país a casi 750 puntos (el viernes cerró a 671). Esto implica que la tasa de interés a la que debería endeudarse Argentina es tan alta que, si consigue colocar un bono a esos niveles, estaría reconociendo una situación de cesación de pagos inminente. Las Letes en dólares a 7 meses que se emitirán esta semana ofrecerán un rendimiento elevado, una tasa máxima del 5 por ciento anual.
El Fondo Monetario Internacional se encuentra en una encrucijada al fracasar el salvataje de la economía macrista. No puede dejar caer a la Argentina de Macri. Sería un fiasco estrepitoso que después de otorgar unos de los créditos más grande de su historia, el programa naufragara a los tres meses. La posición de Lagarde quedaría debilitada, como no sucedió cuando fue condenada en su país por “negligencia” en el manejo de fondos públicos siendo ministra de Economía, en 2007, sino por haber dilapidado la lenta tarea de reconstrucción de reconocimiento internacional del Fondo a partir de la crisis internacional de 2008, luego de los varios fracasos acumulados en la década del ‘90.
A menos de tres meses de pactar un acuerdo, con metas cuantitativas muy precisas en materia de tasa de inflación, monto mínimo de reservas internacionales netas y déficit fiscal, en dos de esas tres variables el gobierno de Macri no puede cumplirlas. La fragilidad de la economía argentina arrojó a las finanzas del FMI a una situación muy vulnerable porque su principal cliente se ha acercado a un escenario de default. Lagarde y el directorio del FMI pueden hacerse los distraídos, pero sería uno de los acuerdos con incumplimientos y waiver (pedido de perdón) más rápido de su historia.
Es habitual que el análisis convencional evalúe que la actual vulnerabilidad que muestra la economía local se deba al impacto negativo de un shock externo, como la caída de la lira turca. No consideran, en cambio, que el riesgo de contagio a otras economías pueda estar siendo generado por el naufragio de la economía macrista. ¿No será que la crisis argentina está poniendo en alerta al resto de los mercados emergentes? Más que el Efecto Sultán, el Efecto Tango está haciendo temblar al FMI y al resto de los países denominados emergentes.
19 de agosto de 2018
El Banco Central salió a liquidar casi 800 millones de dólares en un solo día, el miércoles último, cuando se acreditaron los pesos en las cuentas de quienes no renovaron Lebac. Un día antes, el Ministerio de Hacienda informó que ya no subastaría los dólares que el Fondo le entregó para cubrir el déficit fiscal, argumentando que ya tenía los pesos necesarios hasta fin de año. Antes de salir el Banco Central a rematar esos dólares, Hacienda comunicó que frenaba la reducción de retenciones para los derivados de la soja, disminuía los reintegros a las exportaciones industriales y le quitaba a las provincias el Fondo Federal Solidario (integrado con el 30 por ciento de las retenciones a la soja). Con esas medidas, el ajuste fiscal estimado para lo que resta del año suma 12.500 millones de pesos (unos 420 millones de dólares), y otros 53.000 millones de pesos para el 2019 (cerca de 1800 millones de dólares). En total, el equivalente a 2220 millones de dólares. De los 7500 millones del FMI correspondientes a Hacienda para atender las necesidades del Tesoro, se estima que ya se utilizaron 4000, según la versión oficial, o 5000 millones, de acuerdo a cálculos del mercado. O sea, que Hacienda entregó al Banco Central el saldo de 2500 a 3500 millones de dólares del acuerdo con el FMI para evitar que el dólar se dispare por encima de los 30 pesos. A cambio, tuvo que acelerar el ajuste fiscal en un monto casi equivalente. En concreto, el FMI no flexibilizó nada su posición de no utilizar dólares de la Cuenta de Fortalecimiento de reservas del Banco Central para financiar la fuga de capitales, sino que aceptó esa transferencia a cambio de apurar el ajuste fiscal y la reducción del stock de Lebac.
Reservas
Las reformas que reclama el Fondo. Flexibilización laboral, abaratar despidos, más apertura comercial y bajar impuestos a las empresas | El Plan FMI
El Fondo Monetario Internacional sólo admitió postergar la innecesaria exigencia, en medio de la actual inestabilidad económica, de rescatar las Letras Intransferibles que están contabilizadas en el balance del Banco Central por operaciones de desendeudamiento. Ese reclamo aumentaba aún más las necesidades de financiamiento del Tesoro en un contexto donde sigue cerrado el acceso al crédito voluntario en el mercado internacional y resulta bastante estrecho en la plaza local.
En el resto de las condiciones, el Fondo no aflojó nada; por el contrario, insistió y consiguió una vía de incrementar ingresos por retenciones, logró acelerar el recorte de transferencias hacia las provincias eliminando el Fondo Sojero, presionó para reducir más rápido el stock de Lebac y mantuvo firme el control sobre el uso de las reservas del Banco Central.
Es tan claro que el FMI no aflojó la soga para la utilización de reservas que el Banco Central salió con rapidez a informar que está por cerrar un swap de monedas con el Banco Popular de China por el equivalente a 4000 millones de dólares. Esta transacción todavía no está formalizada; está próxima a concretarse. Ese tipo de acuerdos se anuncia cuando se firma, no antes. Pero la conducción de mesadineristas del Central tuvo que enviar esa señal para tranquilizar momentáneamente a las fieras de la city.
¿Cómo evaluará el jefe del Pentágono, James Mattis, ese auxilio financiero de China? La primera gira por Sudamérica, que acaba de terminar e incluyó Brasil, Colombia, Chile y Argentina, fue planteada con el objetivo de reforzar las relaciones militares de esos países con Washington y frenar la influencia de China en la región. Según un comunicado del Departamento de Defensa de Estados Unidos, “esas relaciones (con China) son críticas para un Hemisferio Occidental (o sea, para Estados Unidos) colaborativo, próspero y seguro”. Si esos intereses geopolíticos estadounidenses se imponen hasta un nivel que genere complicaciones para la ampliación del swap con China, el saldo sería una mayor inestabilidad financiera en momentos de sed aguda de reservas en el Banco Central.
Contagio
La apuesta del gobierno de Macri y del Directorio del FMI conducido por la francesa Christine Lagarde era que el acuerdo por un monto record de 50 mil millones de dólares permitiera reabrir las puertas del financiamiento externo. El objetivo era que Wall Street volviera a prestarle a la Argentina a partir del sello de confianza entregado por el Fondo. Esa jugada no tuvo el resultado esperado y ahora no sólo el mercado internacional no abre la billetera, sino que cada vez es más complicado conseguir financiamiento en pesos y, fundamentalmente, en dólares en el mercado local.
La última renovación de Letes en dólares tuvo una aceptación de apenas la mitad de lo ofertado, situación que se ha agravado con el colapso de las paridades de los bonos que disparó el indicador riesgo país a casi 750 puntos (el viernes cerró a 671). Esto implica que la tasa de interés a la que debería endeudarse Argentina es tan alta que, si consigue colocar un bono a esos niveles, estaría reconociendo una situación de cesación de pagos inminente. Las Letes en dólares a 7 meses que se emitirán esta semana ofrecerán un rendimiento elevado, una tasa máxima del 5 por ciento anual.
El Fondo Monetario Internacional se encuentra en una encrucijada al fracasar el salvataje de la economía macrista. No puede dejar caer a la Argentina de Macri. Sería un fiasco estrepitoso que después de otorgar unos de los créditos más grande de su historia, el programa naufragara a los tres meses. La posición de Lagarde quedaría debilitada, como no sucedió cuando fue condenada en su país por “negligencia” en el manejo de fondos públicos siendo ministra de Economía, en 2007, sino por haber dilapidado la lenta tarea de reconstrucción de reconocimiento internacional del Fondo a partir de la crisis internacional de 2008, luego de los varios fracasos acumulados en la década del ‘90.
A menos de tres meses de pactar un acuerdo, con metas cuantitativas muy precisas en materia de tasa de inflación, monto mínimo de reservas internacionales netas y déficit fiscal, en dos de esas tres variables el gobierno de Macri no puede cumplirlas. La fragilidad de la economía argentina arrojó a las finanzas del FMI a una situación muy vulnerable porque su principal cliente se ha acercado a un escenario de default. Lagarde y el directorio del FMI pueden hacerse los distraídos, pero sería uno de los acuerdos con incumplimientos y waiver (pedido de perdón) más rápido de su historia.
Es habitual que el análisis convencional evalúe que la actual vulnerabilidad que muestra la economía local se deba al impacto negativo de un shock externo, como la caída de la lira turca. No consideran, en cambio, que el riesgo de contagio a otras economías pueda estar siendo generado por el naufragio de la economía macrista. ¿No será que la crisis argentina está poniendo en alerta al resto de los mercados emergentes? Más que el Efecto Sultán, el Efecto Tango está haciendo temblar al FMI y al resto de los países denominados emergentes.