Ana Muga, integrante del movimiento No+AFP: “Los sistemas previsionales no deben servir para la especulación financiera sino para garantizar una pensión digna”
Entrevista a Ana Muga, integrante del movimiento No+AFP
El proyecto de reforma al sistema previsional llegó al cabo de un año de trascendidos. El presidente Sebastián Piñera se hizo esperar hasta el pasado domingo cuando, en cadena nacional, dio a conocer los ejes fundamentales de la iniciativa que llevará al Congreso de la Nación. Pocos días antes, en una protesta liderada por el movimiento No+AFP(Administradoras de fondos de pensiones de Chile) algunos de los dirigentes fueron reprimidos por carabineros y quedaron detenidos durante unas horas. Al conocer la reforma dieron su respuesta junto a referentes opositores: “Mantiene y fortalece el modelo de las AFP”, sostuvieron en una declaración pública y ahora llaman a movilizarse junto con la Central Unitaria de Trabajadores el próximo 8 de noviembre. En esta entrevista con NODAL, Ana Muga, a cargo de las comunicaciones de la coordinadora nacional del movimiento NO+AFP, cuenta las razones de su rechazo.
En Chile persiste el mismo sistema previsional desde la dictadura, ¿podría explicar cómo funciona y a quienes consideran ustedes que afecta?
En 1981, bajo la dictadura, los agentes del neoliberalismo vieron un buen momento de instalar un sistema que de otra manera no hubieran podido. Con el terror instalado y con dirigentes sindicales, políticos y sociales asesinados, desaparecidos o exiliados, la gente estaba a merced de lo que el gobierno autoritario quisiera. Fue así como eliminaron la seguridad social que existía hasta ese momento y que aseguraba derecho básicos en salud, educación, previsión y vivienda y lo cambiaron por un sistema de subsidio estatal a privados para que prestaran como servicios los derechos que estaban garantizados, de alguna manera, por el Estado. Es decir, el sistema de compra de vivienda fue a parar a privados. En educación se levantaron los colegios subvencionados y se buscó eliminar la educación pública como tal. En salud crearon las Instituciones de Salud Previsional (Isapres), un sistema privado que se te obliga a financiar si tienes un ingreso levemente superior al salario mínimo y el Fondo Nacional de Salud (FONASA) que es salud pública desfinanciada y que compra servicios a las clínicas privadas, con lo que se termina de traspasar la plata pública al sistema privado. En el caso de la previsión se crean las AFP y se obliga a la gente por diversos medios a cambiarse a este sistema que consiste en la capitalización individual de los fondos y en someter estos fondos a especulación financiera en busca de una mayor rentabilidad. Se bajó la cotización a un 10 por ciento con cargo sólo al trabajador, mientras que el empleador no pagaba nada. Además, el trabajador debía pagar una comisión por administrar los fondos que en un principio ascendían hasta el 4 por ciento del salario (no de la comisión a administrar) dependiendo de la AFP que se eligiera. Llegó a haber más de 25 AFP en sus inicios y competían por los afiliados. Las AFP funcionan haciendo uso del fondo acumulado del ahorro forzoso que consiguen de todos los trabajadores y trabajadoras. Hoy existe un fondo de ahorro acumulado de 220 mil millones de dólares, que está invertido en especulación financiera en las bolsas del mundo. Cada año, de la recaudación anual queda un excedente de 4 mil millones de dólares luego de pagar pensiones miserables. Es decir, el fondo siempre va aumentando pero las pensiones van a la baja. De allí, echan mano los grupos económicos nacionales e internacionales para financiar sus negocios a bajo precio; por eso la resistencia a terminar con este sistema. Sólo haciendo uso y abuso de los ahorros de los trabajadores se entiende que Chile, siendo un país tan pequeño, tenga 12 multimillonarios en el ranking de la revista Forbes. Lo perjudicados somos las y los trabajadores que recibimos pensiones extremadamente bajas inferiores al salario mínimo y con la perspectiva de seguir bajando. Como dato: las pensiones promedian los 140 mil pesos chilenos, equivalentes a 200 dólares.
El presidente Piñera ha presentado una reforma, ¿por qué no la consideran adecuada? ¿Qué es lo que proponen ustedes desde el movimiento No+AFP?
La propuesta del presidente Piñera no modifica el sistema de AFP, lo mantiene y fortalece al aumentar el financiamiento vía impuestos generales del pilar solidario para las pensiones más bajas y para las mujeres, que somos las más castigadas por el sistema al tener menos años de cotización por los años de crianza y tener sueldos inferiores a los hombres. La propuesta reconoce que los empleadores también tienen que cotizar y propone un cargo a ellos de un 4 por ciento, pero que estará en régimen recién en ocho a diez años. Es decir, este aumento podría significar una mejora en las pensiones de quienes jubilen en unos 40 años más. También amplia el negocio a otros actores del sector financiero pero, en definitiva, mantiene la lógica de la capitalización individual y de la especulación financiera. Nosotros tenemos una propuesta muy acabada generada desde el mundo del trabajo y con el apoyo de economistas, profesionales y fundaciones como la “Fundación Sol”. La presentamos en noviembre de 2016 y está pensada hasta el 2100, porque tomamos en cuenta las diversas complicaciones que se puedan presentar: cambio demográfico o crisis financiera. Está basada en un sistema de reparto solidario con fondo de reserva técnica y contempla financiar una pensión contributiva desde el salario mínimo, aumentar el porcentaje por cada año de contribución y una pensión universal no contributiva para todas las personas que no han tenido trabajo formal en su vida, cuyo monto es igual al salario mínimo (393 dólares, aproximadamente). Contempla, además, un reconocimiento a la labor de la mujer y a la discriminación que sufre en nuestra sociedad otorgándole cinco a diez años de cotización adicionales. Contempla, también, una tasa de reemplazo (N de R: es la relación porcentual entre el último sueldo recibido respecto del monto de su futura pensión) para todos los trabajadores/as calculadas según lo recibido en los últimos diez años de trabajo. Como importante: nuestra propuesta no significa un aumento en el gasto fiscal, incluso genera una disminución durante los primeros tres años y luego iría aumentando levemente hasta alcanzar lo que en promedio gastarán los países de la OCDE en el 2100…
¿Cuáles serán sus pasos a seguir una vez que la iniciativa llegue al Congreso?
Lo que vamos a pedir al Gobierno es que demuestre verdadero ánimo de mejorar las pensiones más bajas dividiendo el proyecto entre los aspectos solidarios que contiene -aumentar un 10 por ciento las pensiones del pilar solidario no contributivo y generar un seguro de dependencia para los pensionados en malas condiciones de salud- y los que contemplan mantener a las AFP. Estamos de acuerdo con el primer aspecto que tiene un carácter solidario, pero de no separarlos les pediremos a los congresistas que rechacen el proyecto de ley por ser más de lo mismo.
Bolsonaro, presidente electo de Brasil, tiene como eje de su gobierno la implementación de una reforma previsional también, ¿se inspira en Chile? Este tipo de iniciativas aparecen en los actuales gobiernos de la región como fundamentales para las finanzas de los Estados ¿podría explicar por qué toman esta caja y no utilizan otros recursos para acomodar las finanzas públicas?
Creo que por todo lo que expliqué anteriormente es posible entender por qué los gobiernos neoliberales del mundo quieren imitar el modelo chileno: sólo beneficia al mercado de capitales. Los capitalistas del mundo ven con ansias echar mano a los ahorros previsionales de los trabajadores para realizar sus negocios y especulaciones, pero hay que recordar que la especulación es lo opuesto a la seguridad social. Por eso, hacemos un llamado a defender sus sistemas de seguridad social. Hacemos un llamado a las y los trabajadores de Argentina y Brasil que hoy tiene la amenaza en ciernes y a los de toda Europa y el mundo, porque el capital internacionalista ha puesto los ojos en los recursos previsionales de los trabajadores/as y existe una campaña de desprestigio hacia los sistemas de reparto en el mundo para reemplazarlos por capitalización individual. En Chile ya sabemos que eso no va en favor de los trabajadores/as. Los sistemas previsionales no deben servir para la especulación financiera, sino para garantizar una pensión digna a las y los trabajadores. La arremetida de los gobiernos de ultraderecha en la región va por este botín y tenemos que evitar que se apropien de nuestros recursos.
Por Carla Perelló
NODAL , 2 noviembre, 2018
Entrevista a Ana Muga, integrante del movimiento No+AFP
El proyecto de reforma al sistema previsional llegó al cabo de un año de trascendidos. El presidente Sebastián Piñera se hizo esperar hasta el pasado domingo cuando, en cadena nacional, dio a conocer los ejes fundamentales de la iniciativa que llevará al Congreso de la Nación. Pocos días antes, en una protesta liderada por el movimiento No+AFP(Administradoras de fondos de pensiones de Chile) algunos de los dirigentes fueron reprimidos por carabineros y quedaron detenidos durante unas horas. Al conocer la reforma dieron su respuesta junto a referentes opositores: “Mantiene y fortalece el modelo de las AFP”, sostuvieron en una declaración pública y ahora llaman a movilizarse junto con la Central Unitaria de Trabajadores el próximo 8 de noviembre. En esta entrevista con NODAL, Ana Muga, a cargo de las comunicaciones de la coordinadora nacional del movimiento NO+AFP, cuenta las razones de su rechazo.
En Chile persiste el mismo sistema previsional desde la dictadura, ¿podría explicar cómo funciona y a quienes consideran ustedes que afecta?
En 1981, bajo la dictadura, los agentes del neoliberalismo vieron un buen momento de instalar un sistema que de otra manera no hubieran podido. Con el terror instalado y con dirigentes sindicales, políticos y sociales asesinados, desaparecidos o exiliados, la gente estaba a merced de lo que el gobierno autoritario quisiera. Fue así como eliminaron la seguridad social que existía hasta ese momento y que aseguraba derecho básicos en salud, educación, previsión y vivienda y lo cambiaron por un sistema de subsidio estatal a privados para que prestaran como servicios los derechos que estaban garantizados, de alguna manera, por el Estado. Es decir, el sistema de compra de vivienda fue a parar a privados. En educación se levantaron los colegios subvencionados y se buscó eliminar la educación pública como tal. En salud crearon las Instituciones de Salud Previsional (Isapres), un sistema privado que se te obliga a financiar si tienes un ingreso levemente superior al salario mínimo y el Fondo Nacional de Salud (FONASA) que es salud pública desfinanciada y que compra servicios a las clínicas privadas, con lo que se termina de traspasar la plata pública al sistema privado. En el caso de la previsión se crean las AFP y se obliga a la gente por diversos medios a cambiarse a este sistema que consiste en la capitalización individual de los fondos y en someter estos fondos a especulación financiera en busca de una mayor rentabilidad. Se bajó la cotización a un 10 por ciento con cargo sólo al trabajador, mientras que el empleador no pagaba nada. Además, el trabajador debía pagar una comisión por administrar los fondos que en un principio ascendían hasta el 4 por ciento del salario (no de la comisión a administrar) dependiendo de la AFP que se eligiera. Llegó a haber más de 25 AFP en sus inicios y competían por los afiliados. Las AFP funcionan haciendo uso del fondo acumulado del ahorro forzoso que consiguen de todos los trabajadores y trabajadoras. Hoy existe un fondo de ahorro acumulado de 220 mil millones de dólares, que está invertido en especulación financiera en las bolsas del mundo. Cada año, de la recaudación anual queda un excedente de 4 mil millones de dólares luego de pagar pensiones miserables. Es decir, el fondo siempre va aumentando pero las pensiones van a la baja. De allí, echan mano los grupos económicos nacionales e internacionales para financiar sus negocios a bajo precio; por eso la resistencia a terminar con este sistema. Sólo haciendo uso y abuso de los ahorros de los trabajadores se entiende que Chile, siendo un país tan pequeño, tenga 12 multimillonarios en el ranking de la revista Forbes. Lo perjudicados somos las y los trabajadores que recibimos pensiones extremadamente bajas inferiores al salario mínimo y con la perspectiva de seguir bajando. Como dato: las pensiones promedian los 140 mil pesos chilenos, equivalentes a 200 dólares.
El presidente Piñera ha presentado una reforma, ¿por qué no la consideran adecuada? ¿Qué es lo que proponen ustedes desde el movimiento No+AFP?
La propuesta del presidente Piñera no modifica el sistema de AFP, lo mantiene y fortalece al aumentar el financiamiento vía impuestos generales del pilar solidario para las pensiones más bajas y para las mujeres, que somos las más castigadas por el sistema al tener menos años de cotización por los años de crianza y tener sueldos inferiores a los hombres. La propuesta reconoce que los empleadores también tienen que cotizar y propone un cargo a ellos de un 4 por ciento, pero que estará en régimen recién en ocho a diez años. Es decir, este aumento podría significar una mejora en las pensiones de quienes jubilen en unos 40 años más. También amplia el negocio a otros actores del sector financiero pero, en definitiva, mantiene la lógica de la capitalización individual y de la especulación financiera. Nosotros tenemos una propuesta muy acabada generada desde el mundo del trabajo y con el apoyo de economistas, profesionales y fundaciones como la “Fundación Sol”. La presentamos en noviembre de 2016 y está pensada hasta el 2100, porque tomamos en cuenta las diversas complicaciones que se puedan presentar: cambio demográfico o crisis financiera. Está basada en un sistema de reparto solidario con fondo de reserva técnica y contempla financiar una pensión contributiva desde el salario mínimo, aumentar el porcentaje por cada año de contribución y una pensión universal no contributiva para todas las personas que no han tenido trabajo formal en su vida, cuyo monto es igual al salario mínimo (393 dólares, aproximadamente). Contempla, además, un reconocimiento a la labor de la mujer y a la discriminación que sufre en nuestra sociedad otorgándole cinco a diez años de cotización adicionales. Contempla, también, una tasa de reemplazo (N de R: es la relación porcentual entre el último sueldo recibido respecto del monto de su futura pensión) para todos los trabajadores/as calculadas según lo recibido en los últimos diez años de trabajo. Como importante: nuestra propuesta no significa un aumento en el gasto fiscal, incluso genera una disminución durante los primeros tres años y luego iría aumentando levemente hasta alcanzar lo que en promedio gastarán los países de la OCDE en el 2100…
¿Cuáles serán sus pasos a seguir una vez que la iniciativa llegue al Congreso?
Lo que vamos a pedir al Gobierno es que demuestre verdadero ánimo de mejorar las pensiones más bajas dividiendo el proyecto entre los aspectos solidarios que contiene -aumentar un 10 por ciento las pensiones del pilar solidario no contributivo y generar un seguro de dependencia para los pensionados en malas condiciones de salud- y los que contemplan mantener a las AFP. Estamos de acuerdo con el primer aspecto que tiene un carácter solidario, pero de no separarlos les pediremos a los congresistas que rechacen el proyecto de ley por ser más de lo mismo.
Bolsonaro, presidente electo de Brasil, tiene como eje de su gobierno la implementación de una reforma previsional también, ¿se inspira en Chile? Este tipo de iniciativas aparecen en los actuales gobiernos de la región como fundamentales para las finanzas de los Estados ¿podría explicar por qué toman esta caja y no utilizan otros recursos para acomodar las finanzas públicas?
Creo que por todo lo que expliqué anteriormente es posible entender por qué los gobiernos neoliberales del mundo quieren imitar el modelo chileno: sólo beneficia al mercado de capitales. Los capitalistas del mundo ven con ansias echar mano a los ahorros previsionales de los trabajadores para realizar sus negocios y especulaciones, pero hay que recordar que la especulación es lo opuesto a la seguridad social. Por eso, hacemos un llamado a defender sus sistemas de seguridad social. Hacemos un llamado a las y los trabajadores de Argentina y Brasil que hoy tiene la amenaza en ciernes y a los de toda Europa y el mundo, porque el capital internacionalista ha puesto los ojos en los recursos previsionales de los trabajadores/as y existe una campaña de desprestigio hacia los sistemas de reparto en el mundo para reemplazarlos por capitalización individual. En Chile ya sabemos que eso no va en favor de los trabajadores/as. Los sistemas previsionales no deben servir para la especulación financiera, sino para garantizar una pensión digna a las y los trabajadores. La arremetida de los gobiernos de ultraderecha en la región va por este botín y tenemos que evitar que se apropien de nuestros recursos.