19 feb 2020

UN POCO DE LUZ (Ultima parte)

Crisis mundial 2020 y transición al postcapitalismo (Ultima parte)

Wim Dierckxsens, Walter Formento, Andrés Piqueras


Análisis

17/02/2020


Foto: lampadia.com



Las cualidades y vida útil de un producto hoy tienden a supeditarse a las posibilidades de acelerar el ciclo de su venta-reposición, por consumo u obsolescencia programada. El Globalismo al programar, con sentido económico-estratégico, la reducción de la vida media de los productos incorpora que el trabajo necesario para producir una mercancía ha de ser repetido con una frecuencia mayor, lo que está en relación directa con la obsolescencia programada del bien o servicio en su proceso de diseño-producción.


Al haber acortado la vida media útil de esas mercancías, la población se ve obligada volver a comprar su sustituto en la frecuencia media que impone su caducidad programada. La riqueza producida, desde la óptica del productor (el capital individual), aumenta a costa de la reducción de la vida media de la riqueza como valor de uso, en tanto que el bien se vuelve obsoleto por su consumo o por la autodestrucción, porque perece antes de ser consumido por la sociedad. Tenemos que la riqueza producida y presente en la sociedad, se ve reemplazada por el acortamiento de la vida media útil de las mercancías-productos. En términos de la población que consume, hay que comprar productos que sustituyan al anterior con una frecuencia artificialmente acelerada, porque la vida socialmente útil se programó para una más rápida obsolescencia que fuerza acelerar su consumo o fuerza su destrucción. Es muy importante entender que la obsolescencia programada está en relación directa con la crisis político-financiera que se abre en el periodo de tres grandes hechos desde 1997-2001-2008 que dan forma a la crisis financiera global, a la denominada “batalla entre imperios financieros”.

Desde la óptica de los consumidores en su conjunto, la productividad de su trabajo ha disminuido debido a que para satisfacer la misma necesidad se debe ocupar de reemplazar los productos cada vez más rápidamente al disminuir la vida media de los mismos. Visto desde la óptica del capital individual en cambio, la productividad del trabajo aumenta, al poder producir-vender más productos en un mismo periodo de tiempo, aumentando así sus ganancias.

Por el contrario, los intereses de la población que consume y trabaja, y de la humanidad en general, estarían beneficiados con el aumento de la vida media de los productos, medida que también permitiría una mejor sostenibilidad de la vida de la propia naturaleza. Sin embargo, para el capital, como su interés y meta es una mayor venta de mercancías y realización de ganancias en un tiempo determinado, o sea una mayor productividad general del trabajo visto como capitalista, la sostenibilidad de la vida humana y de la naturaleza queda en posición subordinada a sus ganancias.

La obsolescencia programada de los productos, sea la modalidad que fuere, significa una pérdida de productividad general del trabajo visto desde la óptica del conjunto de los consumidores, porque ha de volver a comprar el sustituto en un tiempo cada vez menor, forzando con ello su consumo o la destrucción de sus propiedades. Desde el interés del capitalista (capital individual) por el contrario, sucede precisamente lo contrario, cuanto más rápidamente se consuma, o vuelva obsoleto, un producto más rápidamente podrá volver a vender su sustituto, realizando así una ganancia mayor por el aumento en la velocidad de rotación.

Esta subordinación de la utilidad de un producto o servicio para los consumidores al interés del capital va aún más lejos. Conforme se desarrolla la sociedad de consumo, el valor de uso de todo lo que se produce guarda relación y se encuentra vez más dentro de los límites e interés que el mercado impone exclusivamente: si se vendió el producto o servicio, éste manifestó su utilidad o valor de uso ya que hay demanda. En la medida en que se logra vender un producto (sea este lo que sea), al venderse se comprueba desde la óptica capitalista su utilidad ya que hay demanda en el mercado. Las necesidades, desde entonces, ya no son definidas desde las personas, consumidor individual, humanidad o naturaleza y menos aún por el sujeto o consumidor colectivo, se define desde el propio capital que genera ´deseos artificiales´ que se apartan cada vez más de las necesidades reales de las grandes mayorías de la sociedad.

Como puede observarse, la profundidad que ha alcanzado la crisis financiera global, 2001-2008, que es manifestación del conflicto y enfrentamiento estructural entre las distintas fracciones del capital financiero transnacional, el continental-multinacional y el global-trasnacional, paraliza la economía real, potencia la economía ficticia de casino-financiero que solo se sostiene por la emisión de dinero de helicóptero, sin respaldo en la riqueza de la economía real. Emisión de dinero para la recompra-timba de las acciones de corporaciones y no para producir riqueza real. En este marco es que se abre paso particularmente la decisión de recortar y programar artificialmente el ciclo de vida de un bien o servicio (Vehículo, Leche o Celular, etc.). Hecho que beneficia al capital en general pero que perjudica y excluye a la Humanidad y a la Naturaleza como un todo orgánico.

Con la Inteligencia Artificial es posible no solo detectar las preferencias de los consumidores sino también manipularlas (vía Facebook por ejemplo). Bajo esta lógica y desde la óptica del capital, las ´necesidades´ parecen infinitas. Así el capital monopólico expande su mercado no sólo geográficamente (globalización), en el tiempo (al acortarse la vida media de los valores de uso) sino también mediante la creación y manipulación artificial dinámica de la personalidad subjetiva individual y sus ´deseos´. Es aquí donde podemos hablar de un paso más en la ´subsunción real de la población consumidora al capital´, la de la subsunción de la subjetividad y el deseo a la necesidad consumista del capital.

Esta acelerada valorización del capital significa una espiral de despilfarro de riqueza material (desechos) y de (saqueo de) recursos naturales. Sin embargo, desde la óptica de la clase capitalista la riqueza natural se reproduce por sí sola o resulta sustituible en el espacio o reemplazable por otra “materia prima” natural o sintética. Esta destrucción, vista por la comunidad humana como despilfarro de recursos y acumulación de desechos, para la clase capitalista significa la posibilidad de seguir acumulando. Los desechos y el derroche de recursos no entran como pérdida en la contabilidad nacional y, por lo tanto, ´no cuentan´. Sustituir toda la flota de automotores a combustible por otros eléctricos significa volver a un nuevo ciclo de acumulación y derroche de nuevos recursos pero, a cambio, se justifica y sostiene por la acumulación de capital que permite. Por ello no es extraño que el capital hoy en día se identifique cada vez más con los argumentos ´ecológicos´ que respaldan su interés económico individual.

Ya desde los años noventa, académicos e investigadores como Paul Cockshott y Allin Cottrell han contestado solventemente a todas las críticas procedentes de la economía ´burguesa´ de mercado, particularmente de la marginalista y la escuela austriaca4, asegurando y demostrando que el nivel tecnológico que existe actualmente con la Inteligencia Artificial –IA- elimina cualquier tipo de impedimento técnico -naturalmente la cuestión política es la clave- para planificar una economía de modo comunitario poscapitalista y eficaz.

En esta línea aportan dos razones fundamentales para sostener sus postulados. En primer lugar, porque con el nivel tecnológico de hoy en día, a partir de la Inteligencia Artificial y la robotización, existe la capacidad de solucionar los más complejos sistemas de ecuaciones simultaneas. Segundo, porque la información significativa5 para organizar una economía no es tácita ni tampoco subjetiva como la economía vulgar afirma. Dicho de otro modo, si en el sistema capitalista los precios de mercado gravitan en torno a magnitudes objetivas -tiempo de trabajo socialmente necesario-, en una economía comunitaria poscapitalista se pueden calcular de forma directa los costes laborales de los distintos bienes sin necesidad de incorporar el dinero como una variable imprescindible.

Incluso el componente “subjetivo” de la demanda podría ser incorporado a la planificación mediante información no-manipulada obtenida en torno a necesidades y preferencias a través de la Inteligencia Artificial. Los desequilibrios se podrían solucionar con una retroalimentación (´feed back´) informativa hacia las unidades de producción. En otras palabras, hoy y en esta situación de crisis estructural, el poscapitalismo bien podría ser más eficaz que el capitalismo.

En este entorno de gran crisis están dadas las condiciones para que puedan desarrollarse también los movimientos-fuerzas políticas para que la nueva formación social emergente en desarrollo avance en su caminó poscapitalista. Mientras el globalismo financiero angloholandés podrá aferrarse con autoritarismo pero sin perspectiva.

El boomerang de la maximización de la tasa de ganancia

El capitalismo para crecer continuamente precisa desarrollar también de forma continua las fuerzas productivas. Esto quiere decir que el desarrollo capitalista comporta una tendencia a la mayor utilización de innovación en tecnologías intensivas en capital y por ende, una menor utilización de fuerza de trabajo por unidad de capital invertido. Al reducirse relativamente la fuerza de trabajo en un determinado proceso productivo, se reduce también la masa de valor representada por ella en un producto y por ende de plusvalor, porque éste sólo se extrae del trabajo colectivo de los seres humanos. La tendencia es que hay cada vez menos margen para que los aumentos de la productividad repercutan en la elevación de la tasa de plusvalía6. Llega un momento en que los caminos de la productividad y de la ganancia dejan de ir paralelos e incluso pueden entrar y entran en contradicción. La persecución permanente de maximizar la ganancia en el ámbito productivo opera como bumerán provocando la tendencia a la baja de la tasa de ganancia.

El capitalismo, por tanto, está condenado a ampliar la masa de productos y mantener una continua expansión del consumo a escala planetaria, lo cual le obliga al logro de una pulsión consumista en las poblaciones –en general y particularmente en las que tienen aún cierta capacidad de compra- y lleva a una permanente pugna entre los capitales por expandir el mercado para apropiarse de una mayor cuota del mismo o manipular por Inteligencia Artificial para que sean sus productos y sus empresas las que se impongan en la selección que hace el individuo cuando a través de los ´motores de búsqueda´ se plantea realizar una compra7.

Claro que frente a una situación donde se encuentre bloqueada esta vía en los países centrales, el capital productivo tiende a desplazarse hacia los países periféricos y la periferia global en donde la mano de obra es más barata y donde el proceso de explotación está más flexibilizado en términos de la deslocalización-informalización de las relaciones laborales, la extensión de la jornada de trabajo o sobreexplotación e incluso en determinadas plataformas como Uber por ejemplo, dándolo a trabajadores-emprendedores que ponen los medios de producción como contraparte para poder estar incluidos en la relación de producción-trabajo-sobrexplotación.

En un determinado nivel del desarrollo tecnológico la expansión del mercado ha ido acompañada a su vez con la exportación de capital productivo y nuevas posibilidades de incorporación de fuerza de trabajo más barata en países periféricos a los procesos productivos, con lo que se garantizaba de nuevo la reproducción del valor, en lo que parecía un ciclo virtuoso indestructible. Hoy, con el proceso de globalización, el mercado ya se ha hecho global-planetario y no puede extenderse e incluso ni intensificarse por asomo, al ritmo al que aumenta la productividad con la automatización y robotización de los procesos productivos.

El capital no solo ´migró´ hacia la periferia, sino que desde los años setenta la vida media útil del capital fijo (maquinaria y edificios) se ha reducido sin cesar. Como resultado, la innovación tecnológica va cada vez más de prisa. La creciente velocidad de reemplazo tecnológico se torna un bumerán para aumentar la tasa de ganancia ya que no da tiempo a amortizar la inversión en nueva maquinaria. En la actual revolución científico-técnica en materia de Inteligencia Artificial y la robotización con su aplicación a los procesos productivos, el tiempo de trabajo socialmente necesario se reduce a tal límite que pareciera que estamos llegando al ´fin del trabajo´ mismo. Si se sustituye a los seres humanos por máquinas llevándolo al límite, al final simplemente no quedarían trabajos nuevos ni trabajadores y con ello tampoco trabajo excedente, ni nueva riqueza social. De esta elemental contradicción arrancan los males de la economía capitalista y sus recurrentes crisis.

Es interesante plantear y pensar si sería el “Fin del Trabajo” asalariado formal solamente, o todas las formas del trabajo en relación de dependencia formal, informal y bajo la muy creativa forma y nebulosa de trabajo-emprendedurismo. Porque el “Fin del Trabajo implica el del Capital, aunque el “Fin del Capital” solo implica el Fin de una forma del Trabajo, la asalariada. Consideramos que la relación formal es la que pierde terreno y se expanden todas las formas de la superexplotación del trabajo y la naturaleza. Por lo tanto, cuando tanto se habla del “Fin del Trabajo” lo que más cerca tenemos es el “Fin del Capitalismo” tal cual lo conocemos hasta hoy y directamente la apertura a un proceso de desarrollo de un Poscapitalismo Multipolar Pluriversal. Donde la propia crisis, requiere para salir de ella, que se recorra un camino donde la utilidad para la humanidad y la naturaleza, el valor de uso de los bienes y servicios, desplace a la ganancia, tasas de ganancia, como mirada estratégica acerca de cómo solucionamos esta puja de poder y batalla de imperios financieros.

En el ámbito productivo donde se genera la plusvalía y la ganancia empresarial, los espacios del capital se reducen entonces, al menos en Occidente, aunque ello no implica aun el fin de poder perseguir la maximización de la ganancia. Lo buscan en primer lugar en las economías emergentes y China pero a la vez y cada vez más desde la última década fuera del ámbito productivo. Actualmente observamos un estancamiento en el crecimiento de la economía real, o sea crecimiento mínimo y hasta recesión en la economía real (Producto Interno Bruto) a la par de una concentración de la riqueza en cada vez menos manos y ganancias cada vez más extremas en la bolsa de valores, una aparente contradicción que se acentuará con el tiempo hasta que explote e impacte como bumerán.



Grafico N° 5



Veamos este distanciamiento entre la economía real y la especulativa o ficticia algo más de cerca. La unidad de los procesos de producción y circulación (comercialización y financiarización) contiene no solo la posibilidad de la crisis sino la confrontación política misma que implica la crisis. La interrelación entre la producción y la circulación es alcanzada a través del dinero que hace la mediación de la relación. Esta interrelación, sin embargo, es menos transparente cuando interviene el crédito, el cual predomina hoy cada vez más en el mundo. El dinero no es externo a la reproducción del capital y tampoco lo es el crédito. El crédito, sin embargo, permite la reproducción temporal de la ganancia sin que se invierta en el capital productivo.

La expansión del crédito sin ahorro previo, es decir, sobre la base de deuda, implica la creación de dinero que no garantiza una inversión productiva futura. El surgimiento de la banca de inversión privada fue clave para este desarrollo. El New Deal, el programa intervencionista promovido por Roosevelt en 1933, para paliar los efectos del crack del 29, implicó que la banca de inversión y comercial debían operar por separado por primera vez en la Historia.

Si bien el origen de los Bancos se da como Banca Comercial donde el dinero-oro solo era autorizado para potenciar la actividad comercial, y circunstancialmente de ayuda-mutua, luego el dinero a interés que permite beneficios en sí mismo emerge, desarrolla su organización, recorrido y hacía en el siglo XIII y XIV, en la Republica de Venecia, Génova y Florencia, fue la Banca de Venecia quien fusiona la banca comercial subordinada a la banca inversión, por lo que se conocerá en su despliegue histórico concreto como la gran banca anglo-holandesa-veneciana por el recorrido de cambios en el centro de gravedad financiero del mismo desde el SXIII al SXXI, Venecia-Amsterdam-Londres.

La crisis financiera en 1929 pone de manifiesto a este actor financiero estratégico mundial, que viene desde hace muchos siglos cuando aún la economía no era global en lo industrial y comercial como lo definimos a partir de 2008. Este actor económico-financiero global es confrontado por los intereses industriales nacionales en Estados Unidos y resultado de ello es dividida la gran banca, la banca comercial de la banca de inversión, hecho que realiza F.D.Roosevelt en 1933. Como modo de fracturar el poder financiero transnacional de este actor que impone la crisis financiera de 1929 en su lucha contra la banca comercial asociada a los capitales industriales norteamericanos, posición estratégica históricamente asumida por Hamilton, Lincoln y Roosevelt desde 1791. La fusión se produce nuevamente en los hechos a fines de la década de 1980, pero recién fue formalmente autorizada con la derogación de la ley Glass Steagall e implementada en 1999 por Bill Clinton.

Esto se mantuvo al menos hasta la crisis financiera global de 2008, cuando será vetada y derogada nuevamente por la Ley Dodd-Frank, firmada, por “presión” de los intereses norteamericanos que hacen “estallar” la burbuja financiera en 2007-8 (la “Caída” del Lehman Brothers). Ley Dodd-Frank será vetada nuevamente por Barack Obama en 2010 y con ella la autorización de fusión de ambas bancas, comercial y de inversión. Como en 1933 realizo F.D.Roosevelt con la Glass Steagall. El enfrentamiento entre los intereses industrialistas norteamericanos y los financieros globalistas de la Banca Anglo-Holandesa recorre todo este periodo que va desde la primera guerra mundial en 1890-1914, hasta nuestros días 1999-2008-2020.

La banca privada de inversiones se especializa en fusiones y adquisiciones y en obtener dinero para que las empresas privadas puedan realizar inversiones, productivas o no. La fusión de las mismas implica que los ahorros de los ciudadanos (en los bancos comerciales) quedan a disposición como capital para las riesgosas “movidas financieras” de la banca de inversiones.

En la medida en que el crédito se traduce en expansión del proceso de reproducción de la economía real, crea más riqueza y su valor también es real. El carácter improductivo y ficticio de la acumulación sustentada por el crédito llega a primer plano cuando la ganancia se afirma en una acumulación de títulos o derechos sobre el trabajo futuro. Entonces las acciones constituyen estrictamente un “derecho” a participar en las ganancias futuras de la empresa. Si el crédito es invertido en expansión y desarrollo de capital real, el alza del precio de las acciones también es real.

Las acciones de una empresa son títulos que, en principio, reflejan el capital (valor de equipo y maquinaria en libros contables) realmente invertido en la empresa. El capital accionario es ficticio, por lo tanto, cuando se contabiliza una primera vez como capital real (maquinaria, edificios, etc.) de una empresa y, luego, además una segunda vez cuando se considera por su valor en libros. Cuando su valor en los libros expresa el valor del capital real en maquinaria, edificios, etc. esta primera contabilidad da cuenta del capital real; la segunda contabilidad cuando además se cuenta lo mismo por su valor en los libros, eso ya es capital ficticio. Esta doble contabilidad facilita la recompra de acciones por los propios consorcios, lo cual permite incrementar su precio en el mercado pero no la riqueza real de la empresa. Por ello este aumento en capital accionario se torna ficticio.

Entre 1970 y 1990, el volumen de las deudas de la banca privada internacional se multiplicó por 12 veces y el de los créditos bancarios transnacionales a destinatarios no bancarios por 32 veces. Las reservas internacionales se han vuelto ridículas a la par de la fuerza alcanzada por el dinero como crédito privado. Las autoridades monetarias nacionales (Bancos Centrales) “perdieron” el poder para defender su tipo de cambio frente al libre juego transnacional del mercado y la especulación. El sistema monetario internacional, ya transnacional, se ha tornado privado, especulativo e inestable. En este sistema monetario privado (de la banca transnacional) domina el imperio del dólar ya que la especulación contra monedas se efectúa en dólares.

De acuerdo con datos del Institute of International Finance (IIF), la deuda global alcanzó en 2019 el monto de 250 trillones de dólares lo que representa $32.500 dólares por cabeza de la población planetaria (7700 millones de personas) y la tendencia sigue al alza como puede observarse en el Gráfico N°6 y N°7. De manera separada el Banco Mundial calculó recientemente que la deuda gubernamental había aumentado en $30 trillones desde la quiebra de Lehman Brothers, la de las corporaciones en $25 trillones, la de los hogares en $9 trillones y la deuda financiera en $2 trillones. El Banco de América (Bank of America) señala que el riesgo concreto para la recesión más grande en la historia reciente está a la vista y principalmente por causa de la deuda que las corporaciones han tomado-acumulado.

Gráfico N°6

LA DEUDA GLOBAL EN CAMINO A SOBREPASAR LOS $255 TRILLONES





Gráfico N°7

EL MAYOR RIESGO DE RECESIÓN ES EL DESAPALANCAMIENTO CORPORATIVO





Un mundo occidental donde el PIB está decreciendo y la deuda crece para beneficiar a las corporaciones con crédito para que puedan re-comprar sus propias acciones y obtener así ganancias sin fin en la bolsa de valores, no es posible de sostenerse sin la baja en las tasas de interés hasta a niveles negativos. Japón ha ido a la “vanguardia” en este proceso, ver Gráfico N°8, seguido por Europa. Es cuestión de tiempo, y si fuese por Trump de muy poco tiempo, para que EEUU también tenga ya tasas de interés negativas.

Gráfico N°8

“JAPONIZACIÓN” DE EUROPA





Durante la última década en China, el crecimiento en la deuda ha sido particularmente grande, alcanzando los $20 trillones de dólares en 2019. La relación de proporción (ratio) entre el crecimiento de la deuda frente al crecimiento del PIB (economía real) aumentó 255% desde 2010, pero en las inversiones en infraestructura de la Nueva Ruta de la Seda (NRS), es decir, en la economía real productiva. El resultado de estas inversiones, si bien no aseguradas a priori aunque ya pueden ser consideradas, solo podría verse a mediano plazo y así también sus efectos en el crecimiento económico, que ésta en torno al 6,3% en China.

En Occidente en cambio el Banco Mundial podría afirmar que la baja de las tasas de interés podrá ser una ‘vacuna’ para evitar la crisis pero la resistencia a la vacuna aumenta con cada paso de mayor endeudamiento, porque en la economía real de EEUU el 40% de las empresas ya obtienen pérdidas en lugar de ganancias, una tendencia que se espera continúe dándose con tasas de interés negativas. Es más, todo hace pensar que el capital global está en busca de crear un momento de máximas pérdidas, para lo cual su mejor arma sería provocar el estallido de la burbuja para que la crisis escale, se haga general e impacte en toda la población norteamericana en el año electoral 2020 y poder así capitalizar ese escenario construyendo que los votantes de Trump (hoy aproximadamente con intención del 64%). El solo hecho que consorcios como Microsoft, Apple y Google vendan una cuota de sus acciones sería el estímulo suficiente para provocar el pánico generalizado. La pregunta sin embargo es si podrán imponer “su” escenario o si se les volverá como un bumerán contra ellos mismo.

A modo de conclusión

Con Trump en el gobierno de EEUU vemos que no solo se manifiesta claramente ya la crisis estructural agónica, turbulenta y altamente conflictiva del capitalismo, sino que se pone en evidencia cada vez más su incapacidad e imposibilidad de salir de la misma mediante la financiarización de las políticas económicas. La acumulación de capital a partir de la expansión monetaria a tasas de interés a cero % y hasta negativas, conlleva a la concentración cada vez más desigual del ingreso y la riqueza sin crear riqueza nueva y con ello a la exclusión cada vez mayor de trabajadores. La permanente y generalizada política de expansión monetaria (emisión sin respaldo) seguida de recompra de acciones propias de las corporaciones financieras en Occidente, refleja la incapacidad de reconectar la inversión con el ámbito productivo de manera rentable y esto es reflejo de la agonía del sistema capitalista, ya que la ganancia es la esencia de la acumulación del capital en crisis.

Si la crisis se diera en forma simultánea en muchos países, como todo hace prever desde 2013 y más que nunca en 2020, el sistema monetario perderá su credibilidad y legitimidad, y las élites bancarias y políticas correrán el riesgo real de una “bancarrota” política también. Las fuerzas financieras globalistas tienen proyectado instaurar un sistema monetario mundial por un Estado Global, sin reconocimiento de fronteras ni ciudadanos, de naciones ni pueblos, de etnias ni diversidad socio cultural, excluyendo incluso a todos los Estado-Nación de país central en su manejo y administración estatal. Es decir, un Estado-Global a-histórico, sin humanidad ni nacionalidad. Claro que ese Estado Global en proyección, con el Banco de Basilea –BIS- como su Banco Central y con la OTAN como su brazo militar global, ha mostrado por ahora ser incapaz de subyugar naciones medianas como Siria y Turquía, ni hablar acerca de sí podrán con China, India y Rusia.

La legitimidad de un Sistema-Capitalismo que sirve de modo exclusivo (excluyente) cada vez más a una élite global y por medios que son cada vez más corruptos, pende ya solo de un hilo. Una vez que termine este veranito de prosperidad ficticia (basado en Timba & Burbuja), esto bien podría terminar también con la legitimidad sistémica del capitalismo. Mientras la ciudadanía aún necesite creer, porque no se avizora otra salida, en los cuentos económicos de la ´prosperidad´ que generaría el sistema contados y divulgados por la “clase política” y sus plataformas de comunicación, será aún posible que puedan sostener “cierta” legitimidad. Sin embargo, una vez que la brecha entre la propaganda y la realidad económico-social entre en fase de disociación-ruptura, las cosas podrían cambiar bruscamente en medio del estallido de la burbuja financiera, la crisis y gran depresión económica que se avecina. Más aún si otro camino fuera posible de caminarse.

La Nueva Formación Social Emergente, aunque apliquen por igual la tasa de interés cero no se encuentra a esta situación. La Nueva Formación Social con China y Rusia como motores principales, apunta en primer lugar a un mundo multipolar, donde parecería haber implementado una concepción en la cual el dominio absoluto de un país-potencia unipolar es inviable. Este contexto queda muy claro como describimos en (Dierckxsens, Formento) 2019 que tanto Rusia como China no renuncian a su soberanía y no solo no se someterán al proyecto globalista sino más bien ofrecen una alternativa que es multipolar y pluriversal.

Está claro que, por el momento, la economía de China-Multipolar se ubica y opera en un mundo capitalista, compite con el capital transnacional global a nivel mundial y que dos o más de los grandes nodos de ese capital globalista se encuentra dentro de sus fronteras (particularmente en región que conforman entre Hong Kong y Shanghái). Por ello, también, en China se observa una tasa decreciente de la ganancia y también se aplica la política de expansión monetaria. Es cierto también que China ha conocido la tendencia a la especulación en el ámbito de la construcción con la aparición de ciudades fantasmas. Sin embargo, la Nueva Formación Social Emergente en China no se ha refugiado en la re-compra de acciones de los propios consorcios con objetivos de potenciar al capital ficticio especulativo.

La mayoría de los consorcios y empresas chinas son mixtas del Estado y conducidos por él y no han abandonado su conexión con la economía real productiva. La Nueva Formación Social está construyendo las infraestructuras productivas, llamadas “Nueva Ruta de la Seda” –NRS-, articulando los diferentes continentes y naciones, pero no “recurre” a la re-compra de acciones propias como sí lo hacen las transnacionales de Occidente, que asfixian la racionalidad capitalista, avanza sin un crecimiento de la economía real y sin posibilidad de salida de la Gran Depresión a la que se dirige.

La Nueva Formación Social emergente, con mayor respeto a la pluriculturalidad y las autonomías de las naciones, está creando con un enfoque multipolar una infraestructura cada vez más amplia apuntando a una mayor integración económica y política a nivel regional lo que al momento de un colapso bursátil y hundimiento en la Gran Depresión, posibilitaría sostener las condiciones para salir de la misma y ser una opción también para el mundo.

Hemos visto que la única forma de frenar la baja de la tasa de ganancia es prolongando la vida media útil del capital fijo (edificios, maquinaria e infraestructura). Al aumentar la vida media de la tecnología, la infraestructura envejece como ha sido particularmente el caso en EEUU. Lo anterior significa una pérdida de capacidad competitiva ante el capital globalizado. El proteccionismo (de Trump por ej. y a partir del Brexit del Reino Unido también) permite, al menos temporalmente, salir de la crisis y producir con menos competitividad pero sosteniendo la tasa de ganancia por un tiempo. El proteccionismo en un lugar genera respuestas en otros y la consecuencia es una tasa de crecimiento mundial no solo a la baja sino hacia valores negativos, es decir, el hundimiento en la Gran Depresión.

En una Gran Depresión con un colapso bursátil mundial y tasas de crecimiento negativo en el mundo entero, la nueva Formación Social Emergente Multipolar podría optar por prolongar la vida media de manera más radical todavía y no solo para los medios de producción (el capital fijo) sino para todos los medios de consumo ´duradero´ también. Ante las enormes demandas populares, la brújula de la ganancia para orientar la economía se subordinaría a las necesidades colectivas, al Sujeto Colectivo, Comunitario. Ya no es la mercancía portadora de ganancia quien haría de brújula de la economía sino el Valor de Uso, la utilidad del bien que atiende necesidades comunitarias aunque no sea portadora de ganancia. De este modo se abre el espacio político para definir las necesidades del Sujeto Colectivo/Comunitario y se presenta la posibilidad histórica que sean definidas por el Sujeto Colectivo/Comunitario.

Si en tiempos pasados decidía el Estado por el Sujeto Colectivo, en tiempos de internet con su desarrollo de Inteligencia Artificial en comunicación e información personalizada, no es algo inconcebible democratizar radicalmente el Sujeto Colectivo, la Comunidad Organizada.

La situación no sería igual a la del sujeto colectivo de la economía primitiva donde primaba la necesidad frente a la falta de desarrollo de las fuerzas productivas, sino que es un sujeto colectivo con posibilidades, gracias a la combinación del momento cumbre en el desarrollo de las fuerzas productivas sociales con una creciente necesidad en tiempos de Gran Depresión por crisis bursátil o financiera. Con ello estamos ante la posibilidad y la creciente necesidad de cambiar la racionalidad económica vigente, en camino hacia otra civilización de civilizaciones, como dialogo intercultural de civilizaciones.

Estamos entonces ante un capitalismo agónico, turbulento y altamente conflictivo por sus propias contradicciones internas, inter-capitalistas, contra la naturaleza o ecología integral, contra el pueblo trabajador, a lo cual se agrega la contradicción entre el capital financiero global unipolar y la nueva formación social emergente multipolar. El punto más alto del conflicto de intereses y la crisis se expresan específicamente dentro de EEUU, la última gran potencia capitalista unipolar, reflejando su decadencia como imperio continentalista unipolar financiero. Trump procura salir de la crisis norteamericana a cualquier costo expresando un nacionalismo proteccionista, industrialista, anti-oligarquía financiera global como contradicción principal.

Trump ha logrado limitar el poder de la oligarquía unipolar globalista dentro de su país. Fundamental en este caso es el control que ha obtenido sobre la Reserva Federal (el Banco Central) de EEUU. Con la renovada política de tasas de interés a la baja, Trump evita el colapso bursátil que los globalistas planeaban, al implementar una política de contracción monetaria con tasas de interés cada vez más altas. A partir de entonces el estado-profundo globalista en el Partido Demócrata puso en marcha en el Congreso, donde tienen mayoría, un proceso de ´impeachment´ (destitución) con acusaciones sin mayores bases y que llevaron a que el partido Republicano “cierre filas” en defensa de Trump. Incluso los demócratas y los grandes medios globalistas por el momento no han logrado desprestigiar a Trump ante el gran público, que es su objetivo frente a las elecciones de noviembre de 2020.

Las posibilidades que Trump sea reelecto con mayoría en 2020 se mantienen claramente positivas. La reelección de Trump sería una gran derrota para las fuerzas globalistas, que por ello probablemente sigan planeando el colapso en la bolsa de valores de Wall Street, provocando así una depresión al menos en todo Occidente. Las posibilidades de producir éste hecho y luego hacer responsable de este suceso a Trump ante el gran público son para nada seguras. Más aún cuando el golpe por impeachment tampoco avanzaría. En el tiempo que resta en el camino a las elecciones en noviembre de 2020, el escenario se tensa cada vez más pero con cada vez menos probabilidades que sea a favor de las fuerzas globalistas. Esto abre a su vez el espacio para que la Nueva Formación Social emergente avance con su proyecto de un mundo multipolar como alternativa. Ante esta perspectiva, Trump probablemente se alineará con la iniciativa.

En lo político es de esperar que los globalistas sigan tratando de hacer lo imposible para evitar que Trump sea reelecto, no porque puedan logarlo sino tal vez porque este sea ya el único escenario que pueden impulsar. De lograrlo significaría un gobierno mucho más represivo con un Estado Profundo que evitará a toda costa que el Partido Republicano vuelva al poder. Este sería el final de las fuerzas continentalistas, es decir se aceleraría la marcha hacia la “perestroika” norteamericana.

A partir de entonces la mitad del país se sentirá conquistada. Es el clima para que estalle una especie de guerra civil, tal vez no en su forma clásica, sino iniciándose una lucha por la separación con la consecuente desintegración del país en estados con mayor autonomía.


Para imponerse ante la Nueva Formación Social, la única vía que le quedaría a las fuerzas globalistas es iniciar una guerra de diferentes frentes: a nivel económico intentarán cortar a la banca china y rusa en sus cambios interbancarios y eliminarlos para ello del sistema SWIFT. Ante tal amenaza China y Rusia ya han desarrollado su propio sistema de transferencias interbancarias que actualmente pretenden unificarlo con los países de la Ruta de Seda. Lo anterior es un triunfo para la proyección de la Nueva Formación Social y su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda en Medio Oriente y brinde incluso la perspectiva incluso incorporar a la Unión Europea. Es una derrota para las fuerzas globalistas.

A nivel militar es poco probable que las fuerzas globalistas inicien una confrontación directa (de EEUU) con Rusia y China bajo el paraguas de la OTAN. A partir de las políticas de Trump las tropas norteamericanas han de abandonar a Irak y pronto serán las fuerzas militares europeas que se ocuparán de Medio Oriente bajo bandera de la OTAN. Las fuerzas globalistas norteamericanas se movilizan bajo la bandera de la OTAN en dos frentes. Hacia los mares indochinos, aproximándose desde Japón y Corea del Sur (si logra convencerlos de ello) para tratar de tomar control de la India y de Irán.

El otro frente, el occidental implica movilizar fuerzas propias hacia el borde de la frontera occidental de Rusia. Es una política de intimidación que en nuestra opinión difícilmente podrá ir más allá de lo que ya ha realizado desde Polonia y Ucrania. Mientras Rusia y China se han consolidado en su relación con Alemania, Italia, Siria-Irak-Irán, Egipto-Libia-Sudáfrica. Podemos concluir que no solo las fuerzas continentalistas están entrando en su momento de la perestroika, sino también las fuerzas globalistas en encuentran en una crisis frente a la pérdida de control absoluto de Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Japón, India, Corea del Sur. Nos encontramos ante situación donde una transición hacia el poscapitalismo tiene condiciones cada vez mayores para poder avanzar, aunque no linealmente.

10 de febrero de 2020

Bibliografía consultada



Brian Maher, Dallas Fed President Robert Kaplan Comes Clean About The Stock Market, www.silverdoctors, 16 de enero de 2020

Charles Hugh Smith, Was Marx right about capitalism destroying itself from within, Zero Hedge 8 de enero de 2020

Egon von Greyerz, The system needs ever rising liquidity injections, www.silverdoctors.com, 18 de enero de 2020

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1 Comunidad Económica Europea en 1957, luego de 1993 se constituye como Unión Europea. De Comunidad Económica en 1957 a Comunidad Política en 1993.


2 Exportaciones de productos de alta tecnología (US$ a precios actuales) - United States

Base de datos Comtrade de las Naciones Unidas. https://datos.bancomundial.org/indicador/TX.VAL.TECH.CD?locations=US


3 Exportaciones de productos de alta tecnología (US$ a precios actuales) – China Base de datos Comtrade de las Naciones Unidas. https://datos.bancomundial.org/indicador/TX.VAL.TECH.CD?locations=CN


4 La Escuela austríaca, también denominada Escuela de Viena, es una escuela de pensamiento económico que defiende un enfoque individualista metodológico para la economía denominado praxeología. La Escuela Austríaca se originó en Viena en 1871 con la publicación de Principios de Economía de Carl Menger. Se trata de una posición heterodoxa basada principalmente en el individualismo metodológico y en el subjetivismo. Sus recomendaciones de política económica suelen ser anti-intervencionistas.


5 “Una economía socialista, por el contrario, dispone de información mucho más completa (coeficientes técnicos, existencias totales de cada recurso, conocimiento de los principales planes de inversión, etc.) que está inmediatamente disponible y es transparente (no oculta en el interior de cada empresa, como en el capitalismo).” (Nieto y Catalá, 2016).


6 La productividad ahorra trabajo humano, dando como resultado una flagrante contradicción: tiende a reducir el valor. Aunque fundamental esta no es la única causa de las crisis periódicas, pues en la economía capitalista la influencia negativa del cambio técnico sobre la rentabilidad se combina siempre, en mayor o menor medida, con dificultades de realización originadas por la competencia y el crecimiento anárquico de la producción, que pueden dar lugar a desequilibrios entre ramas y a sobreproducción, entre otras deficiencias. Sin embargo, la sobreacumulación es a la postre la enfermedad crónica del capitalismo, de la que no puede escapar, la que marca a la larga su tendencia estructural no sólo a entrar en crisis sino también a su decadencia.


7 Qué hizo Google para que la Unión Europea le impusiera la mayor multa antimonopolio de su historia: US$2.700 millones. BBC Mundo, 27 junio 2017. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-40417340 ; Las agencias online se rebelan contra la discriminación de Google. Madrid, 04/09/2018. https://www.cerodosbe.com/es/viajeros/agencias/las-agencias-online-se-rebelan-contra-la-discriminacion-de-google_575309_102.html






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