18 feb 2020

UN POCO DE LUZ

Crisis mundial 2020 y transición al postcapitalismo( Primera parte)

Wim Dierckxsens, Walter Formento, Andrés Piqueras



Análisis

17/02/2020


Foto: lampadia.com


A Modo de Introducción



Este trabajo considera importante partir de comprender que nos encontramos en un momento de la historia donde la Crisis Mundial se profundiza. Y con ella las pujas de poder se manifiestan en toda su claridad y crudeza. En estos momentos los actores financieros que entran en su fase de declinación estratégica recurren a las guerras militares y con ello también a los correspondientes incrementos en los gastos militares (Corporaciones Continentalistas Norteamericanas).



Mientras los actores financieros del poder que están en su fase histórica ascendente (Transnacionales Globalistas) recurren a las guerras económico-financieras. Además, debemos observar cómo la puja entre ambos desde 1997-2001, le ha dado forma y ha configurado la llamada crisis financiera global en el 2008 mostrando sus armas militares-paramilitares y financieras-parafinancieras en el periodo 1997-2008, que ya incluso recorre el mundo, no solo a los Estados Unidos.

Pero la crisis del 2008 nos muestra mucho más, que el mundo recorrió todo un camino que no es nuevo para la humanidad pero si es nuevo para esta época. Pero también, que la crisis financiera global del 2008 se transforma hacia el 2016-2017, con los dos hechos más significativos: el Triunfo electoral de Trump y el Triunfo electoral del Brexit. Hechos que sintetizan lo anterior y llevan la crisis al nivel de crisis mundial estructural sistémica. Donde, sí la Perestroika del Continentalismo Soviético fue todo un hecho que abre-marca este tiempo desde 1989-1991, el probable escenario de Perestroika, “Caída”, Disolución del Contienentalismo Norteamericano para el 2020 sin ninguna duda podría ser todo otro hecho que parte aguas, cierra el periodo de crisis financieras mundiales 1929-2008 y abriría uno nuevo. Donde, ahora sí, la confrontación capitalismo vs poscapitalismo llegaría a su punto de más elevado, pero particularmente reabriendo un debate más estructural que es acerca de la vida de la Humanidad, de la Naturaleza, del Trabajo y de la Riqueza social.

La dominación estadounidense de la economía mundial desde 1920 hasta 1960 se basó en su posición de acreedor. Su dominación (no su hegemonía) desde la década de 1960, en cambio, proviene de su posición de deudor. En los años sesenta, las exportaciones sobre todo desde Alemania y Japón, que incluían a las de las corporaciones multinacionales norteamericanas radicadas en Europa y Japón, empezaron a sobrepasar a sus importaciones desde EEUU, lo cual hizo que disminuyera su demanda de dólares, porque más bien lo cambiaban por oro. La orden del presidente Nixon en agosto de 1971 sobre abandonar el Patrón Dólar Oro e imponer el Patrón Dólar –Petróleo redefine el Sistema Monetario Internacional, que se convirtió en un sistema de dinero fiduciario (o sea dinero sin respaldo de un bien tangible ej.: Oro) y con ello nos muestra el carácter del momento histórico.

EEUU había no solo logrado imponerse de este modo en la carrera armamentista contra la entonces Unión Soviética, Perestroika Soviética 1989-91, quien no tuvo capacidad de transferir el gasto improductivo a terceras naciones, sino que además logro mantener esa capacidad de apropiación de riqueza social hasta la primera década del Siglo XXI (2008), en base a la posición de país deudor que emite sin respaldo.

Pero desde 2013, sin embargo, China y Rusia han des-dolarizado sus intercambios comerciales, sumando a otros países de la Nueva Ruta de la Seda (NRS) y al nuevo Banco de los BRICS, y apuestan incluso por un nuevo sistema monetario internacional multipolar con naciones soberanas, donde opere incluso el dólar en igualdad al Yuan con soberanía.

En la disputa por el mercado mundial, las IDE (Inversiones Extranjeras Directas) originaron tejidos de propiedad más allá de las fronteras. A partir de ello se reestructuró la producción y distribución de bienes y servicios cada vez menos entre naciones y cada vez más entre Consorcios Financieros Privados Transnacionales.

El traslado deliberado de capacidades productivas hacia China se inició en la década de los ochenta del siglo XX, cuando Japón realizó un firme proceso de reconversión industrial en medio de una política sectorial asistida por su gobierno y estado.

En 1999, la OTAN inició una intervención militar contra la ex república de Yugoslavia, ya sin ninguna consulta previa al Consejo de Seguridad de la ONU. El motivo era “sencillamente” que estaba finalizando una Era y nacía otra, que requería un proyecto estratégico global en materia geoestratégica y geopolítica para negar y redefinir estructuralmente las soberanías nacionales de todos los países.

La guerra de Kósovo (Febrero de 1998- Junio de 1999) fue la oportunidad para ello y la OTAN fue esencial en esa tarea. Estos hechos inauguraron una nueva etapa en la historia de las relaciones internacionales, ahora globales y fue el principio de la lucha por un nuevo orden mundial (NWO), pero en el marco de los actores del poder financiero: Globalista vs Continentalistas.

Esto desarrolló una nueva locomotora de la economía mundial que acrecentó de manera excepcional sus exportaciones baratas entre 1979 y 1992, que luego se tornaran cada vez más tecnológicamente avanzadas especialmente hacia EEUU. En el nuevo milenio, se observa el ascenso constante de la participación de las transnacionales de origen en EEUU, y también en la Unión Europea, en la inversión extranjera directa (IDE) en China-Pekín, a costa de Hong Kong, Taiwán y Japón.

Los Estados Unidos, como nación, solo mantienen un amplio liderazgo en los sectores compuestos por la industria automotriz y la aeronáutica. Desde 2010, Pekín asumió el liderazgo de las exportaciones, superando a las transnacionales ‘norteamericanas’ en renglones como información y comunicación.

En el cuadro geopolítico de hoy, tenemos que las fuerzas del capital financiero globalizado procuran imponer un Estado global con su propia cripto-moneda global. Este proyecto implica el desplazamiento del dólar y consecuentemente el fin del imperio norteamericano. En este contexto, se puede abordar y entender la movida golpista de destitución de Trump y quedaría claro que a pesar de las apariencias de guerra comercial con China, los mejores socios de los Estados Unidos de Trump son Rusia y China, o sea, el proyecto multipolar de mundo.

Los globalistas no quieren sostener un sistema monetario internacional basado en el dólar, tampoco lo quieren sostener China y Rusia. La fracción conservadora de los Republicanos (Bush-Pence-Pompeo-Bolton) se aferra al dólar como moneda internacional de cambio y de reserva, y para ello recurren a la fuerza bruta, militar y paramilitar.



La lucha de los demócratas-globalistas por un nuevo impeachment, iniciativa de destitución contra Trump, basado más en operaciones de inteligencia militar sobre hechos falsos o “fabricados”, sería un reflejo de su estado de desesperación.

Como puede observarse, la profundidad que ha alcanzado la crisis financiera global, 2001-2008, que es manifestación del conflicto y enfrentamiento estructural entre las distintas fracciones del capital financiero transnacional, el continental-multinacional y el global-trasnacional, paraliza la economía real, potencia la economía ficticia de casino-financiero que solo se sostiene por la emisión de dinero de helicóptero, sin respaldo en la riqueza de la economía real. Emisión de dinero para la recompra-timba de las acciones de corporaciones y no para producir riqueza real.

En este marco es que se abre paso la decisión de recortar-programar artificialmente el ciclo de vida de todo bien o servicio (Vehículo, Leche o Celular, etc.). Hecho que beneficia al capital en general pero que perjudica y excluye a la Humanidad y a la Naturaleza como un todo orgánico.

Las reservas internacionales se han vuelto ridículas a la par de la fuerza alcanzada por el dinero como crédito privado. Las autoridades monetarias nacionales (Bancos Centrales) “perdieron” el poder para defender su tipo de cambio frente al libre juego transnacional del mercado y la especulación.

Es más, pareciera que el capital global está en busca de crear un momento de máximas pérdidas, con el objetivo de provocar el estallido de la crisis y poder así capitalizar ese escenario en su beneficio.


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