¿Al borde de una guerra civil? La drástica escalada en uno de los países mejor armados de África que puede extenderse por una región estratégica
7 nov 2020
Soldados de Etiopía en vehículo militarShabelle Media / Reuters
Etiopía vive actualmente una escalada del conflicto, que se está desarrollando desde hace meses, pero esta semana se convirtió en una confrontación militar abierta entre las autoridades del país y los líderes de la región de Tigray, en el norte de la nación. Ambas partes hablan de "una guerra", que ya ha dejado víctimas mortales, mientras crecen las preocupaciones de que se extienda no solo por otras regiones del país, sino por los Estados que se ubican cerca de Etiopía.
Esta semana se dio a conocer sobre el comienzo de una operación militar emprendida por el Gobierno en dicha región, que incluyó ataques aéreos en los que las autoridades aseguran haber destruido "misiles y otras armas pesadas".
Aquí repasamos cómo se inició y se está desarrollando este conflicto en uno de los países mejor armados de África.Se trata de una confrontación entre el Gobierno de Etiopía y los líderes de una región en el norte del país, que ya dejó víctimas mortales.
El inicio de las tensiones
La crisis en Etiopía se estuvo agravando a lo largo de meses. "Muchos etíopes en todos los lados esperaban que [la situación] nunca llegara a esto, aunque esto fue como observar un accidente ferroviario a cámara lenta durante meses. En cada paso del camino, fue posible para cada lado desescalar [el conflicto], pero todos eligieron seguir adelante con las posiciones de línea dura", declaró el director adjunto del Programa de África en la ONG Grupo de Crisis internacional.
Etiopía vive actualmente una escalada del conflicto, que se está desarrollando desde hace meses, pero esta semana se convirtió en una confrontación militar abierta entre las autoridades del país y los líderes de la región de Tigray, en el norte de la nación. Ambas partes hablan de "una guerra", que ya ha dejado víctimas mortales, mientras crecen las preocupaciones de que se extienda no solo por otras regiones del país, sino por los Estados que se ubican cerca de Etiopía.
Esta semana se dio a conocer sobre el comienzo de una operación militar emprendida por el Gobierno en dicha región, que incluyó ataques aéreos en los que las autoridades aseguran haber destruido "misiles y otras armas pesadas".
Aquí repasamos cómo se inició y se está desarrollando este conflicto en uno de los países mejor armados de África.Se trata de una confrontación entre el Gobierno de Etiopía y los líderes de una región en el norte del país, que ya dejó víctimas mortales.
El inicio de las tensiones
La crisis en Etiopía se estuvo agravando a lo largo de meses. "Muchos etíopes en todos los lados esperaban que [la situación] nunca llegara a esto, aunque esto fue como observar un accidente ferroviario a cámara lenta durante meses. En cada paso del camino, fue posible para cada lado desescalar [el conflicto], pero todos eligieron seguir adelante con las posiciones de línea dura", declaró el director adjunto del Programa de África en la ONG Grupo de Crisis internacional.
Milicia de la región de Amhara en la localidad de Musebamb, Etiopía, el 7 de noviembre de 2020EDUARDO SOTERAS / AFP
Las tensiones entre el primer ministro del país, Abiy Ahmed Ali, y el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) empezaron pronto, después de que Abiy asumiera el cargo en el 2018. El partido TPLF no solo formaba parte de la coalición gubernamental desde 1991, sino también era dominante en ella. Al mismo tiempo, ha gobernado la región de Tigray, en el norte del país, y sigue haciéndolo.
Tras su elección para el puesto de primer ministro, Abiy realizó reformas dentro del país y contribuyó a la normalización de las relaciones con Eritrea, después de una guerra entre ambas naciones desde 1998 al 2000. Por sus acciones, Abiy ganó el Premio Nobel de la Paz en el 2019. El Frente de Liberación Popular de Tigray, que según estimaciones del Grupo de Crisis tiene aproximadamente 250.000 militares, participó directamente en dicha guerra, ya que la región bajo su liderazgo se ubica en la frontera con Eritrea.
Durante sus reformas, el primer ministro expulsó también del Gobierno a algunas personas clave del partido de Tigray, como el exjefe de Inteligencia, Getachew Asefa, después de acusar a varios funcionarios del gobierno anterior de corrupción y violaciones de los derechos humanos. Asimismo, estableció la coalición nacional, denominada 'Partido de la Prosperidad', a la que el Frente de Liberación Popular de Tigray se negó a unirse.
Elecciones, prohibidas desde la capital, pero celebradas en Tigray
La confrontación se agudizó después de que las autoridades decidieran posponer en agosto las elecciones de este año, que debían celebrarse a nivel nacional. El mismo mes, el TPLF había amenazado con la secesión, citando una disposición en la Constitución que permite "el derecho incondicional de autodeterminación, incluido el derecho de secesión". "Nunca retrocederemos por alguien que tiene la intención de suprimir nuestro derecho ganado con esfuerzo a la autodeterminación y el autogobierno", afirmó Debretsion Gebremichael, líder de Tigray.
Las tensiones entre el primer ministro del país, Abiy Ahmed Ali, y el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) empezaron pronto, después de que Abiy asumiera el cargo en el 2018. El partido TPLF no solo formaba parte de la coalición gubernamental desde 1991, sino también era dominante en ella. Al mismo tiempo, ha gobernado la región de Tigray, en el norte del país, y sigue haciéndolo.
Tras su elección para el puesto de primer ministro, Abiy realizó reformas dentro del país y contribuyó a la normalización de las relaciones con Eritrea, después de una guerra entre ambas naciones desde 1998 al 2000. Por sus acciones, Abiy ganó el Premio Nobel de la Paz en el 2019. El Frente de Liberación Popular de Tigray, que según estimaciones del Grupo de Crisis tiene aproximadamente 250.000 militares, participó directamente en dicha guerra, ya que la región bajo su liderazgo se ubica en la frontera con Eritrea.
Durante sus reformas, el primer ministro expulsó también del Gobierno a algunas personas clave del partido de Tigray, como el exjefe de Inteligencia, Getachew Asefa, después de acusar a varios funcionarios del gobierno anterior de corrupción y violaciones de los derechos humanos. Asimismo, estableció la coalición nacional, denominada 'Partido de la Prosperidad', a la que el Frente de Liberación Popular de Tigray se negó a unirse.
Elecciones, prohibidas desde la capital, pero celebradas en Tigray
La confrontación se agudizó después de que las autoridades decidieran posponer en agosto las elecciones de este año, que debían celebrarse a nivel nacional. El mismo mes, el TPLF había amenazado con la secesión, citando una disposición en la Constitución que permite "el derecho incondicional de autodeterminación, incluido el derecho de secesión". "Nunca retrocederemos por alguien que tiene la intención de suprimir nuestro derecho ganado con esfuerzo a la autodeterminación y el autogobierno", afirmó Debretsion Gebremichael, líder de Tigray.
Una mesa electoral en Mekele, Tigray, Etiopía, el 9 de septiembre de 2020AFP
A pesar de que las autoridades federales afirmaron que los comicios podían contribuir a un aumento de los casos de coronavirus, los líderes en Tigray ignoraron la prohibición y celebraron las elecciones en septiembre, calificadas por las autoridades del país como un proceso "ilegal". Ambos Gobiernos —regional y nacional— se tacharon uno a otro de "ilegítimo e inconstitucional", recoge la BBC.
Tras las elecciones, el Gobierno federal desvió los fondos, destinados a los líderes del TPLF, directamente a los gobiernos locales, lo que también jugó un papel en la escalada del conflicto, señala AP.
Escalada del conflicto
1.500 muertos y 300.000 desplazados: un área con enormes reservas de gas y rubíes e islas lujosas en África, epicentro de una guerra con yihadistas
Este miércoles, el primer ministro del país denunció que el Frente de Liberación Popular de Tigray realizó un ataque contra una base militar en la ciudad de Mekele, capital de Tigray. Se desconocen detalles del ataque, pero Abiy afirmó que este dejó "muchos mártires, heridos y daños a la propiedad" y AP reportó que ambas partes sufrieron pérdidas.
En ese contexto, el primer ministro ordenó enviar tropas a la región y declaró allí el estado de emergencia por 6 meses, lo que les otorgó a los líderes del país mayores poderes. Al mismo tiempo, se reporta que canales de comunicación fueron interrumpidos y el acceso a Internet fue bloqueado.
"La situación alcanzó el nivel donde no puede ser prevenida y controlada por medio del mecanismo regular de la aplicación de la ley", indicaron desde la oficina de Abiy.
Este viernes, el primer ministro anunció que las autoridades llevaron a cabo ataques aéreos en varias localidades contra el TPLF, que "destruyeron completamente misiles y otras armas pesadas". Al mismo tiempo, precisó que se trata solo de "la primera fase de la operación".
Al día siguiente, el Parlamento de Etiopía aprobó la creación de un gobierno interino en Tigray. "La decisión fue adoptada para eliminar el órgano ejecutivo y el consejo actuales de la región", comunicaron desde la Cámara de la Federación, Cámara Alta de la Asamblea Parlamentaria Federal de Etiopía.
¿Una guerra civil en ciernes?
El jefe adjunto del Ejército de Etiopía, Berhanu Jula, declaró este jueves que el Gobierno se encuentra en una "guerra" contra los líderes de la región de Tigray. "Nuestro país entró en una guerra que no anticipó. Esta guerra es vergonzosa, no tiene sentido", afirmó, citado por la agencia AFP, agregando que "están trabajando para garantizar que la guerra no llegue al centro del país". "Terminará allí", afirmó.
A pesar de que las autoridades federales afirmaron que los comicios podían contribuir a un aumento de los casos de coronavirus, los líderes en Tigray ignoraron la prohibición y celebraron las elecciones en septiembre, calificadas por las autoridades del país como un proceso "ilegal". Ambos Gobiernos —regional y nacional— se tacharon uno a otro de "ilegítimo e inconstitucional", recoge la BBC.
Tras las elecciones, el Gobierno federal desvió los fondos, destinados a los líderes del TPLF, directamente a los gobiernos locales, lo que también jugó un papel en la escalada del conflicto, señala AP.
Escalada del conflicto
1.500 muertos y 300.000 desplazados: un área con enormes reservas de gas y rubíes e islas lujosas en África, epicentro de una guerra con yihadistas
Este miércoles, el primer ministro del país denunció que el Frente de Liberación Popular de Tigray realizó un ataque contra una base militar en la ciudad de Mekele, capital de Tigray. Se desconocen detalles del ataque, pero Abiy afirmó que este dejó "muchos mártires, heridos y daños a la propiedad" y AP reportó que ambas partes sufrieron pérdidas.
En ese contexto, el primer ministro ordenó enviar tropas a la región y declaró allí el estado de emergencia por 6 meses, lo que les otorgó a los líderes del país mayores poderes. Al mismo tiempo, se reporta que canales de comunicación fueron interrumpidos y el acceso a Internet fue bloqueado.
"La situación alcanzó el nivel donde no puede ser prevenida y controlada por medio del mecanismo regular de la aplicación de la ley", indicaron desde la oficina de Abiy.
Este viernes, el primer ministro anunció que las autoridades llevaron a cabo ataques aéreos en varias localidades contra el TPLF, que "destruyeron completamente misiles y otras armas pesadas". Al mismo tiempo, precisó que se trata solo de "la primera fase de la operación".
Al día siguiente, el Parlamento de Etiopía aprobó la creación de un gobierno interino en Tigray. "La decisión fue adoptada para eliminar el órgano ejecutivo y el consejo actuales de la región", comunicaron desde la Cámara de la Federación, Cámara Alta de la Asamblea Parlamentaria Federal de Etiopía.
¿Una guerra civil en ciernes?
El jefe adjunto del Ejército de Etiopía, Berhanu Jula, declaró este jueves que el Gobierno se encuentra en una "guerra" contra los líderes de la región de Tigray. "Nuestro país entró en una guerra que no anticipó. Esta guerra es vergonzosa, no tiene sentido", afirmó, citado por la agencia AFP, agregando que "están trabajando para garantizar que la guerra no llegue al centro del país". "Terminará allí", afirmó.
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed AliAFP
En el contexto de las acciones militares, la oficina del primer ministro afirmó que "la línea roja ha sido cruzada".
La otra parte en conflicto también califica la situación actual como "una guerra". "Lo que se inició contra nosotros es claramente una guerra, una invasión", afirmó este jueves Gebremichael, en referencia a las acciones militares, detallando que están librando este conflicto armado "para preservar su existencia".
"Esta guerra es el peor resultado posible" de unas tensiones que estaban en crecimiento, declaró, por su parte, William Davison, analista senior para Etiopía de la ONG Grupo de Crisis internacional, citado por The Guardian. "Dada la posición de seguridad relativamente fuerte de Tigray, el conflicto bien puede ser prolongado y desastroso", precisó.
Amenaza para otras regiones
El conflicto entre el centro del país y Tigray plantea el riesgo de extenderse por otras zonas, así como a otros Estados.
En cuanto a la posibilidad de propagación del conflicto, AP escribe que la situación en Etiopía amenaza a "la estabilidad de una de las regiones más estratégicas del mundo, el Cuerno de África, y la fractura de uno de los países más poderosos y poblados de África".
En ese contexto, la agencia se refiere a la opinión de algunos analistas de que el enfrentamiento puede extenderse por Somalia, Sudán y Eritrea, así como por otros Estados que se ubican cerca de Yibuti, "el puesto militar más estratégico" en África en el que se concentran bases militares de varios países, como EE.UU. y China. Además, Yemen y la península arábiga se encuentran próximas al Cuerno de África, donde está el foco del conflicto, destaca AP.
Respecto a Eritrea, cabe agregar que, en el contexto del ataque a una base militar, las autoridades federales etíopes acusaron a los líderes de la región de la confección en la empresa de telas Almeda Plc de un uniforme militar "que se asemeja al de las Fuerzas Nacionales de Defensa eritreas", para luego mencionar a ese país en sus "afirmaciones falsas" y culparlo de "agresión contra la gente de Tigray".
Reacción de la ONU
El 4 de noviembre, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, llamó a adoptar "medidas inmediatas para desescalar las tensiones y garantizar una resolución pacífica de la disputa", señaló su portavoz, Stéphane Dujarric. Al mismo tiempo, Guterres hizo hincapié en "la importancia de la estabilidad de Etiopía para la región del Cuerno de África".
A su vez, la Alta Comisionada de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, destacó este viernes que "esa violencia sin resolver solo deja desolación, alimenta venganza y lleva a enfrentamientos adicionales entre comunidades y más víctimas y desplazamiento en el país" e "instó a todos los lados a poner fin a la violencia".
Bachelet pidió a las autoridades regionales y federales "garantizar la protección de la población y establecer a lo largo del país las medidas sociales, económicas, de seguridad y políticas necesarias para romper el ciclo de violencia y fomentar la confianza entre comunidades".
En el contexto de las acciones militares, la oficina del primer ministro afirmó que "la línea roja ha sido cruzada".
La otra parte en conflicto también califica la situación actual como "una guerra". "Lo que se inició contra nosotros es claramente una guerra, una invasión", afirmó este jueves Gebremichael, en referencia a las acciones militares, detallando que están librando este conflicto armado "para preservar su existencia".
"Esta guerra es el peor resultado posible" de unas tensiones que estaban en crecimiento, declaró, por su parte, William Davison, analista senior para Etiopía de la ONG Grupo de Crisis internacional, citado por The Guardian. "Dada la posición de seguridad relativamente fuerte de Tigray, el conflicto bien puede ser prolongado y desastroso", precisó.
Amenaza para otras regiones
El conflicto entre el centro del país y Tigray plantea el riesgo de extenderse por otras zonas, así como a otros Estados.
En cuanto a la posibilidad de propagación del conflicto, AP escribe que la situación en Etiopía amenaza a "la estabilidad de una de las regiones más estratégicas del mundo, el Cuerno de África, y la fractura de uno de los países más poderosos y poblados de África".
En ese contexto, la agencia se refiere a la opinión de algunos analistas de que el enfrentamiento puede extenderse por Somalia, Sudán y Eritrea, así como por otros Estados que se ubican cerca de Yibuti, "el puesto militar más estratégico" en África en el que se concentran bases militares de varios países, como EE.UU. y China. Además, Yemen y la península arábiga se encuentran próximas al Cuerno de África, donde está el foco del conflicto, destaca AP.
Respecto a Eritrea, cabe agregar que, en el contexto del ataque a una base militar, las autoridades federales etíopes acusaron a los líderes de la región de la confección en la empresa de telas Almeda Plc de un uniforme militar "que se asemeja al de las Fuerzas Nacionales de Defensa eritreas", para luego mencionar a ese país en sus "afirmaciones falsas" y culparlo de "agresión contra la gente de Tigray".
Reacción de la ONU
El 4 de noviembre, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, llamó a adoptar "medidas inmediatas para desescalar las tensiones y garantizar una resolución pacífica de la disputa", señaló su portavoz, Stéphane Dujarric. Al mismo tiempo, Guterres hizo hincapié en "la importancia de la estabilidad de Etiopía para la región del Cuerno de África".
A su vez, la Alta Comisionada de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, destacó este viernes que "esa violencia sin resolver solo deja desolación, alimenta venganza y lleva a enfrentamientos adicionales entre comunidades y más víctimas y desplazamiento en el país" e "instó a todos los lados a poner fin a la violencia".
Bachelet pidió a las autoridades regionales y federales "garantizar la protección de la población y establecer a lo largo del país las medidas sociales, económicas, de seguridad y políticas necesarias para romper el ciclo de violencia y fomentar la confianza entre comunidades".