Los ataques desde sectores conservadores y de EE.UU. por su posición ante la guerra
Por Elena Llorente
12 de abril de 2022
Imagen: AFP
Francisco trató desde el principio de la guerra de mantener una relación diplomática con Ucrania y con Rusia para tratar de que llegaran a un acuerdo lo más pacífico posible, pero es criticado en ciertos ambientes católicos y por algunos medios de países poderosos, por no haber nunca mencionado al presidente ruso Vladimir Putin, aunque cada día condena la guerra en Ucrania como “monstruosa” y “repugnante”.
Como primer Papa jesuita y latinoamericano de la historia, Francisco fue criticado desde el principio de su pontificado. Elegido en 2013, ya en 2017, sólo por dar un ejemplo, un grupo de estudiosos católicos lo acusó de “hereje” por lo que había escrito en su exhortación apostólica “Amoris Laetitia” (2016), entre otras porque habló de dar la comunión a los divorciados.
Entre sus opositores más importantes se encontraban el cardenal estadounidense Raymond Burke y el nuncio apostólico italiano Carlo M. Viganò, que le pidió a Bergoglio que renunciara. Y cuando hizo el primer sínodo sobre el Amazonas en 2019 en Roma, en el que se abrió la posibilidad de que indígenas casados pudieran ser sacerdotes, las críticas no cesaron. A esto se agregaron los juicios contra los curas abusadores que impulsó el Papa y el juicio todavía en curso contra ex empleados y un cardenal, por malversación de fondos del Vaticano.
Los católicos estadounidense más conservadores vieron a Francisco siempre como un papa demasiado cercano a los pobres y algunos hasta lo acusaron de ser “comunista”.
Francisco trató desde el principio de la guerra de mantener una relación diplomática con Ucrania y con Rusia para tratar de que llegaran a un acuerdo lo más pacífico posible, pero es criticado en ciertos ambientes católicos y por algunos medios de países poderosos, por no haber nunca mencionado al presidente ruso Vladimir Putin, aunque cada día condena la guerra en Ucrania como “monstruosa” y “repugnante”.
Como primer Papa jesuita y latinoamericano de la historia, Francisco fue criticado desde el principio de su pontificado. Elegido en 2013, ya en 2017, sólo por dar un ejemplo, un grupo de estudiosos católicos lo acusó de “hereje” por lo que había escrito en su exhortación apostólica “Amoris Laetitia” (2016), entre otras porque habló de dar la comunión a los divorciados.
Entre sus opositores más importantes se encontraban el cardenal estadounidense Raymond Burke y el nuncio apostólico italiano Carlo M. Viganò, que le pidió a Bergoglio que renunciara. Y cuando hizo el primer sínodo sobre el Amazonas en 2019 en Roma, en el que se abrió la posibilidad de que indígenas casados pudieran ser sacerdotes, las críticas no cesaron. A esto se agregaron los juicios contra los curas abusadores que impulsó el Papa y el juicio todavía en curso contra ex empleados y un cardenal, por malversación de fondos del Vaticano.
Los católicos estadounidense más conservadores vieron a Francisco siempre como un papa demasiado cercano a los pobres y algunos hasta lo acusaron de ser “comunista”.
El no-papel de la ONU
En la ultima audiencia general realizada esta semana en el Vaticano, el Papa habló de que la lógica dominante hoy en el mundo de la política “es la de la estrategia de los estados más poderosos para afirmar sus propios intereses y extender su influencia económica, ideológica y militar”. Y claramente, aunque sin nombrarlos, se refirió a Estados Unidos, Europa, Rusia y China. Rusia, que si bien ocupa el lugar número 11 entre las principales economías mundiales según datos de 2021, con esta guerra trata de aumentar su territorio para obtener beneficios económicos y retomar su liderazgo perdido con la caída de la Unión Soviética en 1989.
Siempre refiriéndose a la guerra, el Papa también destacó en estos días que la ONU ha sido completamente ineficaz. “Después de la Segunda Guerra mundial se intentó sentar las bases para una nueva historia de paz. Pero fue adelante la vieja historia de las grandes potencias que compiten entre sí. Y en la actual guerra en Ucrania asistimos a la impotencia de la ONU”, dijo el Pontífice. Los países poderosos del mundo, en efecto, Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China, siguen teniendo el control de la ONU porque son los únicos miembros permanentes del Consejo de Seguridad y sólo ellos tienen derecho de veto. Los demás miembros del consejo de seguridad, diez países que cambian periódicamente, no lo tienen. El Consejo de Seguridad es el máximo organismo de la ONU y el único que puede tomar medidas obligatorias para los 193 países miembros de la organización. Se intentó sancionar a Rusia pero ésta puso su veto. Pese a todo, la asamblea de la ONU suspendió a Rusia del Consejo de Derechos Humanos por lo que está ocurriendo en Ucrania.
¿Mediación entre Rusia y Ucrania?
Francisco desde el principio trató de mediar entre Rusia y Ucrania. Aunque nada se informó abiertamente sobre eso, ciertos hechos hicieron que se sospechara. Entre ellos la visita que hizo, sin aviso previo, a la Embajada Rusa ante el Vaticano al principio del conflicto, el 25 de febrero. Según publicó la prensa italiana, su objetivo era pedirle a Putin que terminara con los bombardeos. Su encuentro con el embajador ruso Aleksander Avdeev duró poco más de media hora. Pese a que el Papa conocía a Avdeev desde hace tiempo, por lo visto la charla no llevó a buenos resultados. Pero el Papa siempre repitió a la prensa: “Estoy dispuesto a hacer todo lo que se pueda hacer”. Y aclaró que la sección diplomática de la Santa Sede se está ocupando, en particular el cardenal secretario de estado Pietro Parolin, número dos del Vaticano, y monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.
“Están haciendo de todo pero no podemos publicar lo que hacen por prudencia y por privacidad”, dijo Francisco. El 23 de marzo, en efecto, el cardenal Parolin recibió al embajador ruso Avdeev y el encuentro duró cerca de dos horas. Según el diario italiano Corriere della Sera, entre las cosas de las que hablaron estaba el viaje del Pontífice a Kiev, la capital ucraniana, visita a la que había sido invitado por el presidente Volodymyr Zelensky cuando días atrás hablaron por teléfono. El hecho de que en su reciente viaje a la isla de Malta el Papa haya reiterado que no excluye la posibilidad de ir a Kiev “es un modo para señalarle a Putin que si el conflicto no se detiene, el viaje podría transformarse en el extremo recurso para obtener un cese del fuego”, escribió el diario.
El Papa ha intentado mediar organizando también un encuentro con el líder de la Iglesia ortodoxa rusa, el Patriarca Kirill, que apoyó abiertamente la guerra desde el principio, que según el embajador ruso se podría concretar este año. Pero otras fuentes dicen que podría realizarse en los próximos meses en el Líbano. Kirill y Francisco se conocen desde hace tiempo, incluso ambos participaron de un encuentro religioso internacional que se hizo en Cuba en 2016. Desde la elección de Papa Francisco en 2013, la Iglesia rusa y el Vaticano han desarrollado una cierta sintonía. Y según algunos también una cierta simpatía por Putin que al parecer protegía las minorías cristianas en Medio Oriente. Pero desde que se desencadenó la guerra en Ucrania, todo eso se vino abajo. El conflicto ha sido calificado como la primera guerra entre cristianos, ortodoxos rusos y ortodoxos y católicos ucranianos, que se ve en territorio europeo después de decenios de paz.
La compra de armas y la censura
El papa Francisco se ha manifestado siempre en contra de las guerras y sobre todo contra el crecimiento del armamentismo, cuando, ha subrayado, miles de familias en el mundo necesitan alimentación y educación, y muchos gobiernos prefieren gastar el dinero en armas.
Y el 25 de marzo fue un día especial en este sentido, según denunció un diputado italiano de Italia Viva, Michele Anzaldi, que está en al comisión de vigilancia de la RAI. El día anterior el papa había definido como “locos” a los países europeos que habían decidido aumentar sus gastos en armas hasta el 2 por ciento de su Producto Interno Bruto. Aunque la condena del Papa era importante, Rai 1, uno de los tres canales de la emisora estatal y ligado tradicionalmente a sectores más conservadores, censuró el comentario del Papa y no lo difundió.
En cambio las difundieron los otros dos canales, Rai 2 y Rai 3, ligados a sectores generalmente más abiertos y progresistas.
Pero al parecer no fue sólo la televisión. Varios diarios importantes de Italia, tanto de Roma como de Milán, no la publicaron. Otros lo hicieron como noticia de segundo plano. La censura de las palabras de un personaje mundial como el Papa, habla de que también ciertos sectores de Italia se oponen a pacifistas y antiarmamentistas como él, según algunos analistas.
Pero al parecer no fue sólo la televisión. Varios diarios importantes de Italia, tanto de Roma como de Milán, no la publicaron. Otros lo hicieron como noticia de segundo plano. La censura de las palabras de un personaje mundial como el Papa, habla de que también ciertos sectores de Italia se oponen a pacifistas y antiarmamentistas como él, según algunos analistas.
El New York Times y otros diarios
Siempre considerado uno de los diarios mejores y más objetivos de Estados Unidos, ahora The New York Times parece haberse pasado a la vereda de enfrente. No obstante los numerosos llamamientos y los gestos fuertes cumplidos por Bergoglio a nivel diplomático y humanitario en relación a la guerra, para el diario estadounidense el Papa ha sido demasiado prudente, especialmente respecto a Rusia. “Ha cuidadosamente evitado nombrar al agresor, al presidente Putin, e incluso a la misma Rusia (...) El Papa deplora la guerra en Ucrania pero no al agresor”, escribió el New York Times, criticando a Francisco además por no haber condenado al principal sostenedor religioso de la guerra, el Patriarca Kirill. Pero el diario estadounidense no hace mención de los esfuerzos de mediación no publicitados que está haciendo el argentino. “El Vaticano es consciente de que debe moverse con mucha atención y es importante que el papa Francisco mantenga un lenguaje por encima de las partes”, escribió el escritor y periodista vaticanista Marco Politi, gran experto en el Vaticano, en el diario Il Fatto Quotidiano de Roma. Otros periódicos recordaron lo que hicieron papas como Juan Pablo II, cuando en 2003 el presidente estadounidense George Bush decidió invadir Irak. El Papa trató de convencerlo para que cambiara idea. Pero no lo logró. Un buen número de católicos lo acusó entonces de “pacifista” y “no realista”. Años después se demostró que el pretexto para la invasión -que Irak tenía “armas de destrucción de masa”- fue una mentira, como reconoció públicamente el que fue secretario de estado de Bush, Colin Powell.
Siempre considerado uno de los diarios mejores y más objetivos de Estados Unidos, ahora The New York Times parece haberse pasado a la vereda de enfrente. No obstante los numerosos llamamientos y los gestos fuertes cumplidos por Bergoglio a nivel diplomático y humanitario en relación a la guerra, para el diario estadounidense el Papa ha sido demasiado prudente, especialmente respecto a Rusia. “Ha cuidadosamente evitado nombrar al agresor, al presidente Putin, e incluso a la misma Rusia (...) El Papa deplora la guerra en Ucrania pero no al agresor”, escribió el New York Times, criticando a Francisco además por no haber condenado al principal sostenedor religioso de la guerra, el Patriarca Kirill. Pero el diario estadounidense no hace mención de los esfuerzos de mediación no publicitados que está haciendo el argentino. “El Vaticano es consciente de que debe moverse con mucha atención y es importante que el papa Francisco mantenga un lenguaje por encima de las partes”, escribió el escritor y periodista vaticanista Marco Politi, gran experto en el Vaticano, en el diario Il Fatto Quotidiano de Roma. Otros periódicos recordaron lo que hicieron papas como Juan Pablo II, cuando en 2003 el presidente estadounidense George Bush decidió invadir Irak. El Papa trató de convencerlo para que cambiara idea. Pero no lo logró. Un buen número de católicos lo acusó entonces de “pacifista” y “no realista”. Años después se demostró que el pretexto para la invasión -que Irak tenía “armas de destrucción de masa”- fue una mentira, como reconoció públicamente el que fue secretario de estado de Bush, Colin Powell.