Por Jorge Alemán
9 de octubre de 2022
La presidenta Ayuso de la comunidad de Madrid por el Partido Popular (PP) e icono en alza de la ultraderecha, ha renovado su mantra. Quedando ya extenuada la referencia castrobolivariana con la que suelen atacar a la coalición Sánchez-Podemos ahora se ponen al día con el peronismo como su gran insulto. "No quiero que el peronismo de este gobierno arruine a España" dice la Ayuso a los gritos donde la quieran escuchar.
Es todo un cambio de época. Cuando llegué a España en el 76 los compañeros del PC aún sin legalizar, tenían graves problemas con nosotros, la izquierda chilena era traducible y la uruguaya también pero nuestro "peronismo revolucionario" era un oxímoron incomprensible. Refrendado por sus repetidos datos históricos: la elección de Perón por España, el viaje de Eva, incluso las ayudas económicas, que en cambio el pueblo español de entonces aún no olvidaba y siempre agradecía.
Luego la Socialdemocracia también tuvo sus remilgos democráticos e institucionales con lo que denominaban "bonapartismo peronista". De ese modo encubrían su verdadero obstáculo con los movimientos nacionales y populares. En definitiva, mala o escasa lectura, de lo que el término nacional y popular significaba para Gramsci y en Latinoamérica.
Tenían sus razones, no muy rigurosas pero tampoco deliraban.Yo mismo observé atónito cuando se legalizaron los partidos en España a jóvenes miembros de la Falange en un spot publicitario, manifestarse contra la OTAN (del mismo modo que yo, que participaba en un periódico antiOtan que llamábamos Salir). Y apostando por un Estado Nacional-Sindicalista controlado por la clase obrera,cuando les preguntaron por el modelo político en el que se inspiraban: el peronismo..
La cosa se ponía difícil para explicar a los teóricos de izquierda el peronismo, pero eso no les impidió solidarizarse con nuestro exilio.
Tuvieron que pasar muchos años para el vuelco teórico y político del asunto. El acercamiento Menem-Felipe ya fue en la vertiente unificadora del neoliberalismo.
El primer paso que abrió otros puentes fue el encuentro entre Néstor Kirchner y Zapatero, donde entonces observé un gran entendimiento entre ellos, en un acto muy emotivo en la Moncloa.
Pero lo más determinante fue la ejemplar política de Derechos Humanos durante el kirchnerismo y la aparición de Podemos que la hizo suya y la reivindicó para España. Esto fue acompañado de una nueva bibliografía en la España de Podemos: Laclau, John Williams Cooke, y un modesto servidor, que aportó su granito de arena, ya que participé en los distintos debates sobre la cuestión populista que fueron leídos y discutidos por jóvenes españolxs.
Actualmente le toca el turno al antiperonismo de ultraderecha. Gracias al notable focus group que forman el líder de la ultraderecha argentina Macri y su ideólogo eterno Vargas Llosa, que además adquirió un gusto desenfrenado por rodearse de idiotas, y finalmente personajes como la Ayuso, que si bien pertenece al PP, su apuesta mayor es que esta formación gire definitivamente a la ultraderecha.
En la ecuación populismo-peronismo es que se va organizando esta nueva ideología antiperonista que se propone desterrar todo proyecto que sea justo. Por ello a la ultraderecha antiperonista cualquier medida fiscal, ambiental, sanitaria que beneficie a los vulnerables es calificada como peronista.
Ven que tendrán mejores resultados para asustar a la gente que ya vive en este tembladeral confusional actual y el término resulta más cercano y actual (paradójicamente) que él ya remanido castrobolivariano.