Por Luz Eggel
En 04/11/2022
Líderes mundiales y responsables de negociación de cada país se reunirán en la edición 27ª de la COP en Sharm El Sheikh (Egipto) desde el 6 al 18 de noviembre para debatir qué acciones se pueden tomar a nivel mundial para hacer frente al cambio climático.
La Conferencia de las Partes o COP (Conference Of Parties por sus siglas en inglés) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) es un evento que reúne una gran diversidad de actores, desde Jefes de Estado, líderes del sector privado, organizaciones no gubernamentales hasta activistas de todas partes del globo.
Esta Convención fue suscripta en 1992 por una serie de países que adhirieron al tratado internacional que sentó las bases y normas principales para establecer la cooperación a nivel mundial en materia de cambio climático.
Pero fue recién en 1995, 16 años más tarde, que la primera COP tuvo lugar en Berlín (Alemania). Desde esa fecha, cada año se realiza la COP en una sede distinta donde las 196 “partes” discuten, negocian y acuerdan decisiones conjuntas frente a la crisis climática mundial.
En una especie de cónclave, se espera que las discusiones en estas dos semanas de COP27 sean en torno a establecer objetivos de neutralidad de carbono en el menor tiempo posible, creación de mercados voluntarios de créditos de carbono para, por ejemplo, el continente africano, transferencia de fondos a los países que sufren más “pérdidas y daños” por la crisis climática, sostener el compromiso asumido en el Acuerdo de París que busca limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, entre varios más.
En la pasada COP26 en Glasgow se consensuó el llamado Pacto de Glasgow por el Clima, el cual causó un fuerte descontento en un gran número de países. El tratado estableció la creación de fondos de financiación para la adaptación climática. Sin embargo, el acuerdo no fijó montos ni fechas exactas para los mismos. Además, a último momento India y China se opusieron a un párrafo que establecía la necesidad de eliminar la dependencia del carbón y de acabar con los subsidios a los combustibles fósiles. Cabe remarcar que China es responsable de aproximadamente el 28% de las emisiones globales e India del 7%, ubicándose así como el primer y tercer país de mayores emisiones del mundo.
Las COP, éxito para unos pocos, fracaso para el resto
Tratados y pactos que no funcionan, acuerdos que siguen beneficiando a unos pocos, objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático que poco se cumplen, descontentos por parte de los países más empobrecidos, es el saldo que deja cada COP a su paso.
Hace unos pocos días, Greta Thunberg, la joven ambientalista sueca, declaró que no participará de la COP27 por diversas razones durante una sesión de preguntas y respuestas por el lanzamiento de su “Gran libro sobre el clima”. Las COP “no son realmente para cambiar el sistema, sino para fomentar el progreso gradual en la lucha contra el cambio climático”, declaró la activista por el clima. “Son principalmente utilizadas como una oportunidad para que líderes y personas con poder llamen la atención y hagan todo tipo de “greenwashing”.
De una cosa estamos seguros, la crisis climática y ecológica demanda acciones urgentes y precisas. Si nos situamos en Latinoamérica vemos que los graves impactos del cambio climático, como las megasequías, precipitaciones extremas, fuertes olas de calor y el derretimiento de los glaciares no dan tregua en nuestros territorios. Dichos eventos climáticos extremos ponen en riesgo la seguridad alimentaria y el acceso al agua de nuestras comunidades, así como también afectan de forma directa nuestros ecosistemas y la biodiversidad de especies que allí habitan.
Si analizamos la balanza global de emisiones de gases de efecto invernadero, en 2020 América Latina y el Caribe solo fue responsable del 8% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Así vemos cómo, a pesar de contribuir en baja proporción, sufre de igual forma las consecuencias devastadoras del cambio climático
La deuda es con el sur aparece como un reclamo crucial para toda Latinoamérica. Resulta fundamental centrar el debate en quienes están generando y acaparando la riqueza mundial dejando como resultado miseria en nuestras sociedades y destrucción en nuestros ecosistemas. Es urgente la redistribución y transferencia de estos fondos de las corporaciones y empresas más ricas a los países que más sufren los impactos del cambio climático.
En un contexto de profundización de la disputa intercapitalista, es menester tejer redes de cooperatividad entre los diferentes sectores del cuerpo social, que permita consolidar puntos de resistencia a la lógica del capital, de manera local, construyendo diferentes vínculos con el territorio social en el que se encuentran, al mismo tiempo que se proyectan de manera global, estableciendo una crítica sistémica al modo de vivir capitalista. Dichos puntos de resistencia, además, deben poder desarrollar formas alternativas de vivir y relacionarse, donde se promuevan nuevas relaciones sociales no mercantilizadas entre el hombre y la naturaleza.
Como cada año, la COP 27 se desarrollará con la participación de autoridades y referencias del mundo empresarial y del llamado tercer sector. Participarán en reuniones y se volverán a sus casas, luego de realizar acuerdos y asumir compromisos no vinculantes, mientras la situación climática, no sólo ambiental sino social, continúa descomponiéndose en el mundo.
¿Qué nos toca entonces a los movimientos de jóvenes, pueblos indígenas, movimientos campesinos, militantes ambientales y organizaciones populares, para trascender estas cumbres poco resolutivas? El desafío histórico de transformar el presente ecocida, desigual y manejado por unos pocos. El momento de actuar es ahora. Si queremos que haya futuro para todes, ya lo dijo Greta: necesitamos transformar este sistema.
*Lic. en Biología Molecular, Becaria de CONICET, Diplomada en Ambiente y Sociedad de CLACSO, Militante ambiental
En 04/11/2022
Líderes mundiales y responsables de negociación de cada país se reunirán en la edición 27ª de la COP en Sharm El Sheikh (Egipto) desde el 6 al 18 de noviembre para debatir qué acciones se pueden tomar a nivel mundial para hacer frente al cambio climático.
La Conferencia de las Partes o COP (Conference Of Parties por sus siglas en inglés) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) es un evento que reúne una gran diversidad de actores, desde Jefes de Estado, líderes del sector privado, organizaciones no gubernamentales hasta activistas de todas partes del globo.
Esta Convención fue suscripta en 1992 por una serie de países que adhirieron al tratado internacional que sentó las bases y normas principales para establecer la cooperación a nivel mundial en materia de cambio climático.
Pero fue recién en 1995, 16 años más tarde, que la primera COP tuvo lugar en Berlín (Alemania). Desde esa fecha, cada año se realiza la COP en una sede distinta donde las 196 “partes” discuten, negocian y acuerdan decisiones conjuntas frente a la crisis climática mundial.
En una especie de cónclave, se espera que las discusiones en estas dos semanas de COP27 sean en torno a establecer objetivos de neutralidad de carbono en el menor tiempo posible, creación de mercados voluntarios de créditos de carbono para, por ejemplo, el continente africano, transferencia de fondos a los países que sufren más “pérdidas y daños” por la crisis climática, sostener el compromiso asumido en el Acuerdo de París que busca limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, entre varios más.
En la pasada COP26 en Glasgow se consensuó el llamado Pacto de Glasgow por el Clima, el cual causó un fuerte descontento en un gran número de países. El tratado estableció la creación de fondos de financiación para la adaptación climática. Sin embargo, el acuerdo no fijó montos ni fechas exactas para los mismos. Además, a último momento India y China se opusieron a un párrafo que establecía la necesidad de eliminar la dependencia del carbón y de acabar con los subsidios a los combustibles fósiles. Cabe remarcar que China es responsable de aproximadamente el 28% de las emisiones globales e India del 7%, ubicándose así como el primer y tercer país de mayores emisiones del mundo.
Las COP, éxito para unos pocos, fracaso para el resto
Tratados y pactos que no funcionan, acuerdos que siguen beneficiando a unos pocos, objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático que poco se cumplen, descontentos por parte de los países más empobrecidos, es el saldo que deja cada COP a su paso.
Hace unos pocos días, Greta Thunberg, la joven ambientalista sueca, declaró que no participará de la COP27 por diversas razones durante una sesión de preguntas y respuestas por el lanzamiento de su “Gran libro sobre el clima”. Las COP “no son realmente para cambiar el sistema, sino para fomentar el progreso gradual en la lucha contra el cambio climático”, declaró la activista por el clima. “Son principalmente utilizadas como una oportunidad para que líderes y personas con poder llamen la atención y hagan todo tipo de “greenwashing”.
De una cosa estamos seguros, la crisis climática y ecológica demanda acciones urgentes y precisas. Si nos situamos en Latinoamérica vemos que los graves impactos del cambio climático, como las megasequías, precipitaciones extremas, fuertes olas de calor y el derretimiento de los glaciares no dan tregua en nuestros territorios. Dichos eventos climáticos extremos ponen en riesgo la seguridad alimentaria y el acceso al agua de nuestras comunidades, así como también afectan de forma directa nuestros ecosistemas y la biodiversidad de especies que allí habitan.
Si analizamos la balanza global de emisiones de gases de efecto invernadero, en 2020 América Latina y el Caribe solo fue responsable del 8% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Así vemos cómo, a pesar de contribuir en baja proporción, sufre de igual forma las consecuencias devastadoras del cambio climático
La deuda es con el sur aparece como un reclamo crucial para toda Latinoamérica. Resulta fundamental centrar el debate en quienes están generando y acaparando la riqueza mundial dejando como resultado miseria en nuestras sociedades y destrucción en nuestros ecosistemas. Es urgente la redistribución y transferencia de estos fondos de las corporaciones y empresas más ricas a los países que más sufren los impactos del cambio climático.
En un contexto de profundización de la disputa intercapitalista, es menester tejer redes de cooperatividad entre los diferentes sectores del cuerpo social, que permita consolidar puntos de resistencia a la lógica del capital, de manera local, construyendo diferentes vínculos con el territorio social en el que se encuentran, al mismo tiempo que se proyectan de manera global, estableciendo una crítica sistémica al modo de vivir capitalista. Dichos puntos de resistencia, además, deben poder desarrollar formas alternativas de vivir y relacionarse, donde se promuevan nuevas relaciones sociales no mercantilizadas entre el hombre y la naturaleza.
Como cada año, la COP 27 se desarrollará con la participación de autoridades y referencias del mundo empresarial y del llamado tercer sector. Participarán en reuniones y se volverán a sus casas, luego de realizar acuerdos y asumir compromisos no vinculantes, mientras la situación climática, no sólo ambiental sino social, continúa descomponiéndose en el mundo.
¿Qué nos toca entonces a los movimientos de jóvenes, pueblos indígenas, movimientos campesinos, militantes ambientales y organizaciones populares, para trascender estas cumbres poco resolutivas? El desafío histórico de transformar el presente ecocida, desigual y manejado por unos pocos. El momento de actuar es ahora. Si queremos que haya futuro para todes, ya lo dijo Greta: necesitamos transformar este sistema.
*Lic. en Biología Molecular, Becaria de CONICET, Diplomada en Ambiente y Sociedad de CLACSO, Militante ambiental