8 sept 2014

Violaciones y abuso sexual sistemático en la dictadura

Contra la impunidad y las "caducidades"

Quizás el aspecto más impactante de la denuncia que 28 ex presas políticas realizaron el viernes 28 ante un juez penal es la convicción de que la violación y el abuso sexual fue masivo y sistemático a lo largo de toda la dictadura. La agresión sexual en todas sus formas fue, como las prácticas de tortura, una herramienta para destruir al prisionero, para doblegar la voluntad, para lacerar el cuerpo y el espíritu.

Nunca hasta ahora se había presentado una denuncia colectiva sobre estas prácticas comunes en los centros clandestinos de detención. Ya no es posible argumentar -como en su momento se dijo de los asesinatos y las desapariciones forzadas- que se trató de un exceso puntual, de un episodio aislado. El informe elaborado por Sala de Redacción, los testimonios de las víctimas, las opiniones de psicológos, revelan el horror y la degradación de este costado todavía no asumido del terrorismo de Estado.


HAY QUE DENUNCIAR


Jorge Silveira

Manuel Cordero

Gilberto Vázquez

José Gavazzo

















¿Qué haría usted si mañana volviendo a su casa un hombre la mete en un auto y la viola? Probablemente al reunirse con su familia les cuente lo ocurrido y juntos vayan a hacer una denuncia. Seguramente se sentirá  ultrajada, humillada, dolida, impotente, por lo que le acaba de pasar, pero entenderá que realizar la denuncia es la única vía para que el hombre que la atacó pague por lo que hizo y no abuse a otras mujeres.
Ese es un razonamiento lógico al que seguramente muchos adhieran. Es una reacción acorde a las circunstancias. Imagínese ahora que el funcionario que le toma la denuncia es el mismo señor que la violó, y el juez que decidirá en la causa también tiene el mismo rostro de quien la violó. Y todo el sistema legal y político descansa en la moral de quien la violó.
En esas circunstancias puede entenderse que las víctimas de violaciones y abuso sexual durante la dictadura tuvieran miedo de denunciar a sus violadores, que también eran sus torturadores, sus carceleros, sus verdugos.
A 26 años del restablecimiento de la democracia y la liberación de los presos políticos aun hay cosas que no sabemos. Hay personas que siguen impunes por delitos cometidos hace más de treinta años. A partir del coraje de algunas mujeres se explicitan nuevos crímenes.
Son 28 ex presas de la dictadura, de varios sectores políticos, que estuvieran detenidas en diferentes momentos pero que sufrieron lo mismo: violencia sexual, otra cara del plan sistemático que operó en las dictaduras del Cono Sur. Denuncian a militares, policías, médicos y funcionarios del Hospital Militar, más de 150 acusados en total.
Por violencia sexual se entiende la desnudez impuesta, la tortura en los genitales, manoseo constante, amenazas de violación y violaciones consumadas. Según indica la denuncia presentada “la violación sistemática de los derechos humanos de las detenidas, con particular énfasis en su condición de mujeres, se traduce indudablemente en violencia de género ejercida por agentes del Estado sin que las detenidas pudieran recurrir a ningún tipo de autoridad en su defensa”.
Es triste decir que las violaciones no eran lo más grave, en el afán de destrucción de los detenidos y de los grupos sociales y políticos; las torturas sexuales se realizaban cumpliendo un plan minuciosamente elaborado, general y sistemático. Seguramente en el desarrollo de esa estrategia, los torturadores contaban con que frecuentemente las víctimas de violación no hablan de lo que les pasó, por vergüenza, por culpa, una culpa que instalan los mismos violadores.
Los abogados apelan en el escrito ―presentado el viernes 28 de octubre― a la jurisprudencia internacional y a los tratados multilaterales que nuestro país ha adoptado, acerca de los crímenes de lesa humanidad y en particular al fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman, que insta al Estado a “investigar, perseguir y juzgar a los responsables (…) sin impedimento de ninguna ley de caducidad, prescripción, amnistía o institutos análogos”.
Es difícil de entender que una persona guarde durante tanto tiempo un secreto, amparando de esa manera al autor de un delito. Muchas de las víctimas no pudieron hablar ni siquiera con sus familias de lo que debieron padecer estando detenidas. Parece que como sociedad tampoco queremos saber qué pasó; ocasionalmente hemos oído de algún caso, un trascendido, algún comentario, alguna crónica, pero no nos ofrecemos para compartir la carga de la mochila. ¿Cuál sería el argumento para que un violador esté impune? Un pueblo sin memoria está condenado a repetir su pasado y la única manera de dar vuelta la página en algunas cuestiones es a través de la justicia.
Las consecuencias de lo que vivieron algunas mujeres prisioneras décadas atrás se pueden ver hasta el día de hoy. Muchas vieron afectada su vida sexual, su vida íntima, la culpa les generó depresión. Los abogados exigen que “la respuesta a las víctimas también debe darse desde la clase política mediante políticas públicas que garanticen la no repetición de estos hechos, de lo contrario el riesgo será que la violencia contra las mujeres se perpetúe”.
En el camino hacia la justicia el primer paso es la denuncia. El grupo de denunciantes ha pasado por un largo proceso de elaboración antes de poder acercarse al juzgado. Al hablar con ellas se podría decir que aun les cuesta nombrar lo que sufrieron, y que les sería muy difícil tener en frente a sus victimarios. Es comprensible que no quieran tener cerca a quienes les generaron tanto dolor. Pero entienden que es necesario, para que la justicia pueda ejercerse,  acusar claramente y citar los hechos con el mayor detalle posible.
Las violaciones y la violencia sexual en general se considera delito de lesa humanidad en tanto es un “delito cometido en masa contra la población civil, por agentes de Estado y amparados por dicho poder. Se dirigían a la intimidación de grupos identificados por ideas políticas y su comisión ofende gravemente a la humanidad en su conjunto”.
Puede que al llegar tan tarde no sea justicia, pero hay que ir sentando precedentes. Hay que denunciar.
Lucía Pedreira

Los denunciados

Esta es la lista de represores presentada por el equipo de abogados del colectivo de ex presas, según surge de los testimonios.
Jorge Silveira,José Nino Gavazzo, Gilberto Vázquez, Cap. Chiosi, Comandante “La Momia”, soldados enfermeros Sunna y Techera, soldados mujeres Rivero, Izmendi, Selva De Mello, Lestón; Coronel Barrabino, Abi Vique, Teniente Echeverría, Cap. Parisi, médicos Rosa Marsicano, Marabotto, Cap. Gustavo Criado, Sargento Díaz, Dr. Abu Arab, Cap. Herrera, soldado “Mosquito” Modernel , Uruguay Ortega, Cabo Luciano González, Dr. Simeone, Jefe del Batallón Laborde, Cabo Armando Paz, Alférez Abella, Mayor Bonilla, Ohannessian, ,Comandante Chialanza, Sargento Pérez, Miguel Dalmao, Teniente 1o. Araujo, Teniente Cuello, Cap. Segnini, Cap. Antonio Tucci, Teniente 1o. Mario Menjou, Alférez Altes, Alférez Castiglioni, Sub Oficial Mayor Bobadilla,, Teniente Casco, Cresci, Achavarría, Victorino Vázquez, Jorge Grau Olaizola (alías Gonzalo), Wellington Asarle (alías Simón, Sargento Siva, Dr. Serkisian, enfermero Techera, Sargento González (mujer), Cap. Martínez, Alférez Abella, Dr. Rivero, Sargento Silva, Jefe de la Unidad Taramasco, Ariel, Cap. Aguirre, Alférez o Teniente Silva de Caballería, ambos de la OCOA, Sargento Gómez y Cap. Aquines, Cap. Felipe Gómez, Teniente Viera, Teniente Braida, Sargento “El Gato”, Teniente Coronel Rodríguez, Mayor Lucero, Teniente Coronel Albornoz, Coronel Orozco, Mayor Kuster, Teniente Coronel Brasca, Teniente Coronel Alemán, Mayor Maurente, Teniente de Coraceros Centurión, Teniente de Coraceros Gau, Teniente de Artillería Bonaboglia, Teniente Ramón Barboza, Capitán Fernañdez, Comisario Lucas, Comandante González, Coronel Camps, Cap. Omar Lacaza, Dr. Herneder, Dr. Revetria, Pomoli, Gresi, Tuceli, Fons, Ariel Ubillos, Cap. Manuel Cordero, Comandante Washington Varela, Teniente Ramón Barboza, Cap. Fernández, Comandante o Sargento Lucas, Comandante González, Sargento Pedro Faliú, Durán, Sargento Mello, Rodríguez, Maurín, Wolf, Caballero, Juana González, Carlota Vázquez, Pyñeiro, Benítez, Leites, Sánchez, Suárez, Lito Vsky, Teniente Silva, Armando Méndez, Aguirre,
Y a todos los oficiales y suboficiales que entre el período 1972 y 1985 se encontraban en los siguientes establecimientos: Penal de Punta de Rieles, 300 Carlos, Regimiento de Caballería No. 9, Cuartel Km. 14 Cno. Maldonado, Establecimiento La Tablada, Casa de Punta Gorda, Cárcel de Pueblo (Parque Rodó), Regimiento de Caballería No. 4, Hospital Militar, Artillería No. 1 (Cuartel La Paloma), Batallón de Ingenieros No. 1, Batallón de Infantería No. 5 de Mercedes, Batallón 5o. de Artillería, Cuartel de Infantería No. 7 de Salto, Cuartel No. 13, Cuartel No. 6 de Caballería.

7 sept 2014

De eso no se habla


El de los transgénicos es un tema silenciado en la sociedad, dijo a Brecha Claudio Martínez Debat, doctor en biología molecular y celular y docente en la sección bioquímica del Instituto de Biología de la Facultad de Ciencias. No hablan de él los medios de comunicación, ni las instancias de regulación ni la comunidad científica. Y no está en la agenda de ningún gran partido a pesar de ser un asunto de primera importancia que tiene que ver con algo tan esencial como los alimentos que consumimos.


Claudio Martínez es biólogo, docente, académico, científico. Fotografía hecha en uno de los laboratorios de la Facultad de Ciencias. Foto: JUANJO CASTEL


Transgénicos, agrotóxicos, bioseguridad


—¿Por qué el silencio?

—Lo que pasa es que los organismos genéticamente modificados forman parte de un modelo que se aplica mejor si no hay discusión.
Es un asunto con muchas aristas. La que cito siempre en primer lugar es la económico-política, que tiene una base geopolítica: a cada lugar del mundo se le ha asignado desde los centros de poder un papel, una función en materia de producción de insumos, de commodities. Y a nosotros nos ha tocado ser parte de la república sojera del Sur.

Está luego la arista científica. De ahí surge el modelo, de las investigaciones científicas, pero en realidad es un nivel sin poder real de decisión. Quienes toman las decisiones son las grandes empresas biotecnológicas, a las cuales no les interesa discutir sobre la seguridad de los productos que generan, como tampoco les interesa hacerlo a los científicos que trabajan para ellas. Las otras aristas son la de la salud, la cultural, la medioambiental, la bioética…

—¿Hay gente trabajando en el tema en Uruguay?

—No mucha. Y menos aun desde un punto de vista independiente. Aquí en la Facultad de Ciencias hay dos grupos. Puede haber otro en Agronomía, y en el inia, pero en este caso no se trata de científicos independientes sino de gente que cree en el modelo. Tal vez no crean tanto en las compañías trasnacionales, pero ahí tendrán un problema, porque cuando logren un producto patentable, ¿quién les va a comprar la patente? ¿Hasta dónde uno es independiente al desarrollar un transgénico, vistas las enormes presiones que reciben de las grandes empresas?

Después estamos los científicos que abordamos el tema desde otra óptica. En mi caso particular lo abordo desde dos aspectos: uno es el de la materia prima y el otro el de la alimentación. En ambos casos lo he hecho a partir de demandas de la sociedad civil, de asociaciones que se nos acercaron con preocupaciones. Yo estaba trabajando en otro tema, cuando tomé contacto por primera vez con éste y encontré oportunidad de desarrollar experiencias en laboratorio. Fue cuando un grupo de productores orgánicos de maíz llegó a la facultad preocupado por saber si sus cultivos estaban siendo contaminados por el maíz transgénico. Las empresas semilleras les decían que no, les aseguraban que es perfectamente posible la coexistencia entre las dos producciones, la orgánica y la modificada genéticamente, y nosotros terminamos demostrando que no es así. Uruguay es un país muy ventoso, lo que facilita la difusión de las semillas trans por todos lados, pero en realidad el modelo de coexistencia regulada está en crisis en el conjunto del planeta. Y obviamente a las grandes compañías semilleras no les interesa en lo más mínimo si se da o no contaminación. ¿Por qué les interesaría? Paralelamente, los organismos estatales de regulación, a los que el tema debería sí importarles, se ven desbordados y reaccionan haciendo la del avestruz o pura y simplemente con inopia. El resultado de todo esto es que no hay herramientas para impedir la contaminación de la producción orgánica por la transgénica: se ha encontrado maíz modificado hasta en la Quebrada de los Cuervos, por intercambio de semillas. Y eso sucede también porque las empresas venden las semillas transgénicas sin etiquetado claro, lo que hace que un productor del Uruguay profundo no sepa con seguridad si la semilla que compró está o no genéticamente modificada: le pueden llegar a decir que no lo es, y sí lo es.

—Decías que en tu laboratorio trabajaban también sobre los alimentos.

—Sí, y es el aspecto en el que estamos actualmente más concentrados.
En 2008 vinieron a la facultad un grupo de asociaciones interesadas en saber si la polenta consumida en Uruguay tenía componentes transgénicos. Nos contactamos entonces con la división Salud de la Intendencia de Montevideo, que nos entregó un muestreo de 20 polentas, todas codificadas, sin que aparecieran las marcas. Cuando las analizamos en laboratorio, vimos que todas (pudimos extraerle el adn a 18) tenían componentes transgénicos. A partir de ahí empezamos a buscar transgénicos en otros alimentos, como quesos de cabra, hamburguesas de carne, snacks, cereales para el desayuno. En los quesos de cabra encontramos que el almidón de maíz es Bt, en los panchos y hamburguesas aparecieron adiciones con pasta de soja RR. También encontramos maíz transgénico Bt en los snacks y en los cereales.
Una cosa interesante: estas experiencias nos permitieron ir desarrollando recursos humanos de grado y de posgrado y afianzando infraestructura en esta materia, algo a lo que yo le doy especial prioridad. Y lo hicimos en colaboración estrecha con la división Salud de la Intendencia de Montevideo, que el año pasado concretó una fuerte inversión en aparatos de última generación para analizar la presencia de transgénicos en alimentos (véase recuadro).

—¿Notás una mayor sensibilidad respecto al tema en los últimos años en la Universidad?

—Sí. Una evolución positiva de los últimos años es que en la Udelar se ha ido extendiendo la preocupación por generar un debate. A nivel de rectorado y de pro rectorados (investigación, extensión, enseñanza) hay gente sensible al tema y hemos recibido apoyo. El problema es que la Universidad carece de recursos económicos suficientes.

Por otro lado, hemos ido generando un núcleo interdisciplinario interesado en los temas de transgénicos y bioseguridad. Allí hay gente de diversas facultades (Medicina, Química, Ciencias, Agronomía, Nutrición, Derecho), del Clemente Estable y de la sociedad civil.

Los científicos que estamos en este núcleo damos la cara, en el sentido de que nos interesa que haya un debate. Las compañías y algunos organismos reguladores, el poder político también en muchos casos, sostienen que los transgénicos son seguros desde el punto de vista sanitario y nosotros preguntamos de dónde sacan eso. La mayoría de las veces lo sacan de los estudios realizados por los científicos que trabajan para las propias compañías. Y resulta que hay otros experimentos, sobre animales, que van en sentido contrario. Los transgénicos, además, no vienen solos, vienen con un paquete asociado de productos agrotóxicos que nos preocupan sobremanera: sabemos de muchísimos casos de contaminación por fumigaciones con esos productos y sabemos igualmente que una parte de esos agrotóxicos quedan en el grano.

Este es un tema muy polarizado en el que muchos prefieren no intervenir. Los que están a favor no se pronuncian o lo hacen a través del gobierno.

Organizan debates, pero invitan a gente que tiene apoyos en las grandes compañías del sector, y el contenido de sus cursos está basado en una ciencia perimida, en la que se respaldan las propias trasnacionales para sacar sus productos.

—¿A qué te referís cuando decís que se basan en una “ciencia perimida”?

—La biología ha avanzado enormemente en los últimos años, al punto que las grandes verdades que dábamos en el salón de clases ya no las podemos sostener. Vos no podés aplicar un modelo como éste sin tener en cuenta que opera con interacciones complejas, en un contexto en el que cada componente incide en el otro. A mí no me pueden venir con un discurso del tipo: “introduje un gen en una planta y lo único distinto en la planta es ese gen y el resto es igual”. Es una mentira enorme. Las técnicas modernas consideran a la planta como un todo y la relacionan con el entorno en el que se desarrolla. En este caso no se la puede analizar sin tener en cuenta que vive en un entorno sometido a una alta presión de pesticidas, en el que sufre un cambio mucho mayor que la mera introducción de un segmento de adn. Cómo impacta ese cambio en la salud del consumidor es lo que no se sabe aún porque no hay demasiados estudios al respecto.

—¿La Universidad participa en alguna instancia de evaluación estatal de los productos transgénicos?

—Durante tres-cuatro años intervino en el Comité de Articulación Interinstitucional (cai), junto al msp, el latu, la Dinase, el Clemente Estable, entre otros. Pero hace dos años nos retiramos porque nuestro malestar era creciente respecto a su forma de funcionamiento. El cai no es vinculante, se puede opinar pero nada más. Reclamamos que la opinión de la Universidad fuera pública, cosa que no lo era. También que el Estado apoyara el trabajo en estos temas, y el trabajo sigue siendo honorario, lleva mucho tiempo y es como jugar con la cancha flechada, con el aditivo de que desde el punto de vista personal y profesional es muy frustrante.

Nuestra estrategia actual es fortalecer dentro de la Udelar un equipo interdisciplinario sobre bioseguridad, transgénicos y paquete asociado para luego eventualmente volver al cai bajo otras reglas del juego.

El sistema de evaluación, además, tiene una debilidad fundamental: se nos pedía que analizáramos la planta transgénica aislada del paquete tecnológico. Y al paquete tecnológico se lo dejaba de lado.

Lo que nosotros queremos es que se hable, que no se maneje el tema con la ley del silencio. A nivel científico, Uruguay tiene la oportunidad de generar toda la estructura necesaria alrededor del tema. Podemos ser referentes en la región montando laboratorios para analizar transgénicos en alimentos, en las semillas, cómo se comportan en el campo. Cuando se va a aprobar un transgénico y las compañías nos ofrecen un dossier deberíamos ser capaces de replicar esas pruebas: ¿es realmente como dicen las empresas? En Estados Unidos no hacen esos estudios y en otros lugares dicen: “como se aprobó en tal lado, también acá”. Tenemos una enorme oportunidad de distinguirnos y ya contamos con los recursos humanos necesarios.

—Cuando hablabas de investigaciones preocupantes sobre transgénicos, ¿te referías por ejemplo a las que llevó a cabo el francés Gilles Seralini?1

—Sí, a las de Seralini y a las del argentino Andrés Carrasco,2 entre otras. A Seralini se lo puede criticar por la espectacularidad mediática con que se movió, por el hecho de ser muy personalista, tal vez por alguna de sus conclusiones, pero el suyo fue un trabajo serio, llevado a cabo con los mismos protocolos que emplean los laboratorios de las grandes compañías, y fue el primero desarrollado a largo plazo. De su investigación se desprende que el consumo de transgénicos produce en las ratas envejecimiento acelerado prematuro, con lo cual los tumores que él ve aparecen más prontamente porque el glifosato, el herbicida asociado al transgénico, es un veneno potente. Se nos hizo pensar durante años que el glifosato era inocuo –yo mismo me tragué la pastilla–, hasta que Andrés Carrasco nos abrió los ojos con sus investigaciones. No sólo el glifosato, sino también los coadyuvantes que hacen que el glifosato entre a la planta y los productos de degradación del glifosato. Todos son recontratóxicos.

La campaña de desprestigio a la que fueron sometidos tanto Seralini como Carrasco por parte de las empresas fue tremenda.

Las denuncias sobre las presiones a científicos independientes que han llegado a conclusiones cuestionadoras del modelo han aparecido hasta en publicaciones académicas muy poco sospechosas de estar contra los modelos de gran producción. Es terrible lo que les ha sucedido: en Estados Unidos en su gran mayoría han sido obligados a cambiar de tema o a abandonar la ciencia.

Carrasco decía que estamos en un momento en que los científicos nos vemos obligados a demostrar la realidad en el laboratorio, cuando la realidad está ahí pero nadie la quiere ver.

—¿Y acá qué sucede? Sería raro que no hubiera presiones…

—No las conozco a un nivel tan grande. Estamos esperando el marronazo, sobre todo de parte de las empresas.

1. Véase Brecha, 28-IX-12.
2. Véase Brecha, 16-V-14.

Otra apuesta por la guerra

En la cita llovieron las amenazas a Moscú y las promesas de “ayudar a Ucrania”
Fueron dos días de sonrisas de un conjunto de jefes de Estado y de la OTAN, quienes parecían disfrutar del contexto internacional adverso, por el que apuestan a la guerra como solución.
El primer punto, como era de esperar, versó sobre la situación en Ucrania y la interpretación occidental. Plantea que la culpabilidad de lo que allí ocurre es de Moscú, acusado, además, de haber enviado hombres y medios militares para combatir contra fuerzas de Kiev, que bombardean a los poblados del este fronterizos con Rusia.
La “justificación” de las amenazas a Rusia nos recuerda lo sucedido cuando el entonces secretario general de la OTAN, Javier Solana, transmitió la orden —que había recibido de Estados Unidos— de bombardear Yugoslavia en 1999; el “motivo” era una supuesta ma­tanza serbia de desplazados kosovares.
También cuando se apretaron los gatillos para dejar caer miles de cohetes y bombas sobre Irak en el año 2003, ambos protagonistas —OTAN y Pentágono— encontraron co­mo “justificación” la tenencia de armas atómicas por parte del gobierno iraquí, que nunca aparecieron porque nunca existieron.
La Alianza y Washington usaron la misma táctica para bombardear, invadir y ocupar Afganistán en busca de un Bin Laden que no estaba allí. Atacaron Libia y mataron a su presidente para “estabilizar” a un país que han destruido desde todos los puntos de vista.
En fin, el prontuario letal de ambos participantes —sea quien sea el que esté al frente de la Casa Blanca y quien dirija la organización militar— es el mismo, de Cumbre en Cumbre se repite para crear más incertidumbre en un mundo convulso y caótico.
La OTAN debió desaparecer con la caída del campo socialista y la desintegración de la URSS y el Pacto de Varsovia; pero lejos de extinguirse, se ha fortalecido, ampliado y traspasado las propias fronteras geográficas de los países que la integraban.
Ahora realiza funciones tal si fuera un verdadero policía mundial.
Así las cosas, la organización amplió su membresía en 1999, con la entrada de ávidos gobiernos de países otrora llamados socialistas de Europa del Este: Polonia, la República Checa y Hungría.
Más tarde, en 2004, fueron acogidos en la organización belicista, los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania; así como Bul­garia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia.
En la actual Cumbre de Gales, a Ucrania se le permitió la prerrogativa de que su actual presidente, Petro Poroshenko, estuviese presente como parte de un coro anti-ruso.
En la cita llovieron las amenazas a Moscú y las promesas de “ayudar a Ucrania”.
Uno que estuvo más belicista que nunca en este cónclave es el secretario general de la Alianza, Anders Fgoh Rasmussen, quien hasta quiso “levantar la parada” y no solo llamar a nuevas y más fuertes sanciones contra Moscú, sino fortalecer la presencia militar de la OTAN en las cercanías de su territorio, para lo que se crearán cinco nuevas bases militares en Po­lonia, Rumanía, Letonia, Lituania y Estonia.
Obama afirmó que “Estados Unidos iba a enviar más unidades de la fuerza aérea a la zona báltica”.
“La OTAN —añadió— es firme ante este desafío. Hemos suspendido nuestra cooperación con Rusia. Hemos impulsado nuestra coo­peración con nuestro socio, Ucrania. Hemos reforzado nuestra defensa colectiva”.
Otros puntos de la agenda de la Cumbre de la OTAN en Gales, son la situación en Irak y las amenazas a ese país y a Siria por el grupo terrorista Estado Islámico. La desmovilización de las fuerzas militares que tiene Estados Unidos en Afganistán no ocuparon el auge mediático que se le dio a Ucrania, más que todo por haber tenido esta cita un contenido totalmente anti-ruso.

Nueva Guerra Fría



Serge Halimi

Director de 'Le Monde diplomatique'.

En 1980, para resumir su visión de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Ronald Reagan usó esta expresión: “Nosotros ganamos; ellos pierden”. Doce años más tarde, su sucesor inmediato en la Casa Blanca, George Bush, se congratulaba por el camino recorrido: “Un mundo antes dividido entre dos campos armados reconoce que sólo hay una única superpotencia: Estados Unidos de América”. Fue el fin oficial de la Guerra Fría.

Este periodo, a su vez, ya es pasado. La hora de su muerte sonó el día en que Rusia se cansó de “perder” y estimó que su programado descenso nunca tocaría fondo, dado que cada uno de sus vecinos se veía sucesivamente atraído –o sobornado– por una alianza económica y militar dirigida contra ella. Por otra parte, el pasado marzo, en Bruselas, Barack Obama recordó: “Los aviones de la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte] patrullan los cielos sobre el Báltico, hemos reforzado nuestra presencia en Polonia y estamos dispuestos a hacer más” (1). Frente al Parlamento ruso, Vladímir Putin asimiló tal disposición a la “infame política de la contención” que, según él, las potencias occidentales oponen a su país desde… el siglo XVIII (2).


Sin embargo, la nueva Guerra Fría será diferente a la anterior. Ya que, como ha señalado el Presidente de Estados Unidos, “a diferencia de la Unión Soviética, Rusia no lidera ningún bloque de naciones, no inspira ninguna ideología global”. La confrontación que se instala también ha dejado de oponer una superpotencia estadounidense que basa en su fe religiosa la seguridad imperial en un “destino manifiesto” a un “Imperio del Mal” que Ronald Reagan maldecía además por su ateísmo. En cambio, Vladímir Putin corteja –no sin éxito– a los cruzados del fundamentalismo cristiano. Y cuando se anexiona Crimea, recuerda de inmediato que es el lugar “donde fue bautizado San Vladímir (…), un bautismo ortodoxo que determinó los fundamentos básicos de la cultura, los valores y la civilización de los pueblos rusos, ucranianos y bielorrusos”.

Tanto como decir que Moscú no admitirá que Ucrania se convierta en la base de operaciones de sus adversarios. Candente por una propaganda nacionalista, que incluso excede el lavado de cerebro occidental, el pueblo ruso se opondría a ello. Ahora bien, en Estados Unidos y en Europa, los partidarios del gran rearme superan la apuesta: proclamaciones marciales, avalancha de sanciones heteróclitas que sólo fortalecen la determinación del campo contrario. “Quizás la nueva Guerra Fría será aún más peligrosa que la anterior –ya advirtió uno de los mejores expertos estadounidenses sobre Rusia, Stephen F. Cohen–, porque, contrariamente a su predecesora, no encuentra ninguna oposición –ni en la Administración, ni en el Congreso, ni en los medios de comunicación, las universidades, los think tanks (3)–”. La receta comprobada de todos los engranajes…
(1) Discurso de Barack Obama en Bruselas, 26 de marzo de 2014.
(2) Discurso de Vladímir Putin en el Parlamento ruso, 18 de marzo de 2014.
(3) Pronunciada en la conferencia anual Rusia-Estados Unidos, Washington, 16 de junio de 2014. Retomada en The Nation, Nueva York, 12 de agosto de 2014.

Forbes: “Tres razones por las cuales Putin se ríe de un EEUU impotente”

Hay tres razones principales por las cuales Vladímir Putin “se ríe de un EE.UU. impotente”, sostiene Eamonn Fingleton, columnista de la revista ‘Forbes’. Según él, ni siquiera la cumbre de la OTAN en Gales podrá cambiar algo para Washington.

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“La búsqueda de Google esta mañana ha producido más de un millón de enlaces para la combinación ‘Obama + flojo’ (‘Obama + wimp’). Nada de lo que él o sus aliados puedan lograr en Gales mejorará mucho su imagen”, opinó Fingleton en su artículo para ‘Forbes‘. Sin embargo, destacó que los críticos de Obama no tienen razón, cuando atribuyen la impotencia de la política actual de Washington a sus fracasos personales.
“El problema no es Obama, es EE.UU. como tal”, insiste Fingleton y pasa a analizar los tres motivos por los cuales “Putin se ríe de un EE.UU. impotente”.
Tecnologías
En su momento, EE.UU. lideraba el mercado de nuevas tecnologías, pero ahora todo es diferente. El problema es que cuando hay mucha producción, tampoco hay muchas tecnologías de producción, subraya el analista y puntualiza que hoy en día los que necesitan altas tecnologías se ven obligados a dirigirse a otros destinos, sobre todo a Alemania yJapón.
Finanzas
Después de la II Guerra Mundial, EE.UU. fue el mayor exportador de capitales en el mundo y los países que necesitaban una financiación externa buscaban la benevolencia de Washington, explica Fingleton. Hoy en día EE.UU. se convirtió en un importador de capitales con una enorme deuda.
“Una de las sanciones más publicitadas de la Administración de Obama contra Rusia fue negar a muchas de las principales corporaciones rusas el acceso a los mercados del capital estadounidense. (…) Es casi tan efectivo como negar a un residente de la selva amazónica el acceso a los recursos acuáticos del desierto del Sahara (…). El año pasado Rusia exportó 75.000 millones de dólares del capital y una gran parte de este monto fue inversión en los bonos del Tesoro de EE.UU., mientras que la importación total neta del capital estadounidense llegó a 361.000 millones de dólares. Es EE.UU. el que necesita al capital ruso, no al revés”, comenta el columnista
.Comercio
En su época, EE.UU. defendía sus mercados y las naciones extranjeras competían para obtener el privilegio del acceso a estos mercados. Ahora ya no es así, subraya Fingleton. Washington se unió a la Organización Mundial del Comercio y cedió unilateralmente la influencia que gozaba en las relaciones comerciales.

Restauración conservadora

Por Emir Sader

El fracaso del golpe militar en contra del gobierno de Hugo Chávez en 2002 dejó a la derecha latinoamericana prácticamente desarmada frente a la proliferación de gobiernos progresistas en el continente. Desde entonces sólo ha logrado recuperar a dos gobiernos –los de Honduras y Paraguay– mediante golpes blancos, frente a procesos que no lograban todavía consolidarse.

Pero hay muestras de procesos de recomposición de fuerzas conservadoras en países con gobiernos progresistas en el continente. Las amenazas a la continuidad en países como Brasil, Uruguay, Argentina, así como problemas enfrentados en Venezuela y, de forma distinta, incluso en Ecuador, apuntan a un fenómeno de ese orden.
¿En qué consisten esos intentos conservadores y cómo se dan?
Hay elementos comunes entre ellos: el rol desestabilizador de los medios de comunicación privados, con la fuerza que su control monopolista le propicia. Campañas de denuncias de supuestas irregularidades de los gobiernos, que sirven para debilitar su imagen frente a la opinión pública, así como para descalificar a Estados, gobiernos, partidos, política, como forma indirecta de ensalzar al mercado y a las grandes empresas privadas. Una acción que busca crear climas de pesimismo en el plan económico, de desánimo, de desaliento, que baje la autoestima de las personas. Sin esa acción del que funge como partido de oposición no sería posible ningún intento de recomposición conservadora en nuestros países.
En base a la fuerza que acumule ese tipo de acción, se busca proyectar candidatos que representarían la antítesis de los gobiernos progresistas, aunque tengan que reconocer éxitos de esos gobiernos, sobre todo en el área social, cuyos principales programas ellos dicen que van a mantener. Para lo cual necesitan caras jóvenes, “nuevas”, que representarían una renovación de la política y de los partidos, que ellos atacan todo el tiempo.
Sus caras pueden ser distintas –Marina Silva en Brasil, Luis Lacalle en Uruguay, Henrique Capriles en Venezuela, Mauricio Rodas (alcalde de Quito) en Ecuador, Sergio Massa en la Argentina–, pero todos intentan presentarse como “novedades”, personajes que renovarían la política. Todos tienen, por detrás, al gran empresariado y sus intereses mercantiles, en contra de los intereses públicos, de los derechos sociales conquistados en estos años. Tienen alianzas internacionales con Estados Unidos como su referencia central, en contra de las políticas de integración regional y de intercambios Sur-Sur.
La experiencia de Sebastián Piñera en Chile fue un primer intento de ese tipo, con un empresario de éxito en la esfera privada como supuesto mejor gobernante para el Estado. Su paso por el Ejecutivo demuestra cómo esas nuevas caras apenas reproducen los viejos programas de la derecha tradicional y terminan fracasando.
Significativamente, las alternativas que se presentan con alguna fuerza en los países progresistas están todas a la derecha de los gobiernos, confirmando que las fuerzas que dirigen esos procesos copan el campo de la izquierda y de parte del centro. Los grupos de ultraizquierda, en todos esos países, nunca han logrado conformar alternativas, dejando que ese rol sea jugado siempre por fuerzas de derecha.
Como no es posible el camino liso y llano de golpes militares al estilo de décadas atrás, la derecha se vuelca hacia los procesos electorales, con grandes maquinarias de publicidad, valiéndose además de los medios privados de comunicación como su arma esencial.
El éxito que puedan tener supone, siempre, errores de esos mismos gobiernos. El más destacado entre ellos es la no democratización de los medios de comunicación, lo cual permite a la derecha disponer de un gran arma de acción. Pero hay también errores en las políticas económicas, con sus efectos en las políticas sociales (bastión fundamental del prestigio y del apoyo obtenido por esos gobiernos). Asimismo, cuando fallan las políticas sociales, a veces también por el efecto de la inflación, se pierde apoyo popular.
En las elecciones de este y del próximo año, algunos de esos intentos conservadores se juegan todas sus fuerzas, como en los casos de Brasil, Uruguay, Argentina, dado que en Bolivia todo indica que esas fuerzas están derrotadas incluso antes de la fase final del proceso electoral, que debe llevar a la reelección de Evo Morales.
Brasil es un caso significativo, por la proyección que tiene el país en el plano internacional, así como por el peso de sus reservas energéticas para su futuro. La candidata originalmente ecologista se proyecta como la nueva derecha, que ataca directamente la política externa de Brasil, así como el peso de sus descubrimientos hidrocarburíferos, y propone la tradicional tesis de la derecha de la independencia del Banco Central, apoyada por todos los medios privados.
La forma en que las fuerzas progresistas pueden neutralizar esos intentos conservadores disfrazados de “nuevos” es avanzando en la democratización de los medios de comunicación, así como hacer las readecuaciones en los políticas económicas y sociales, no para retroceder sino para avanzar en el camino victorioso en América latina, en que los procesos de integración tienen que ganar, finalmente, la prioridad siempre anunciada, pero nunca asumida efectivamente por sus gobiernos. Es el camino del desarrollo económico con distribución de renta, del rol protagónico del Estado y la prioridad de la integración regional y los intercambios Sur-Sur.
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Los super-oligarcas de EE.UU. y su plan educativo

“Cuando se aprueba un programa social, se generan personas dependientes al mismo. Luego será muy difícil erradicar ese programa. Lo mejor es no permitir que comience”-Charles Koch


Por Erasmo Magoulas
hermanos koch gráfica democracy now

“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe comenzar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.”
-Rodolfo Walsh
El sociólogo francés Pierre Bourdieu dice que “el sistema educativo es uno de los universos donde se moldean las personas, donde se fabrican las formas de pensar, y las formas de actuar”. No se puede estudiar seriamente el mundo social, y su funcionamiento, sin estudiar esta institución, donde las diferencias sociales son etiquetadas, legitimadas, y en donde se reproducen las estructuras y super-estructuras sociales, dice Bourdieu. La escuela, en todas sus expresiones, es una de las más importantes organizaciones donde se lleva a cabo las estrategias de reproducción del sistema, y se garantiza su continuidad. Uno de los aparatos ideológicos de adoctrinamiento, diría Louis Althuser.
Detrás de toda forma de distribución de la riqueza hay un dispositivo ideológico que la hace razonable, y la legitima, dice Graciana Peñafort. Uno de esos dispositivos, es el sistema educativo.
El apellido Koch en los Estados Unidos tiene una larga historia en los negocios y en la política. A comienzos de este abril la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos decidió no fijar límites a la cantidad de dinero que los multimillonarios pueden aportar a las campañas políticas en ese país. De esta manera familias como los Koch, por medio del dinero, podrán influir casi infinitamente en la elección de sus candidatos al Senado, a la Cámara de Representantes, Gobernadores, y hasta al mismo Presidente. Un paso más para que se cierre el círculo de control total, pues ya no solo será el dominio económico, sino también el político.
Según la revista Forbes, la fortuna de los Koch, se incrementó en el último año de 68 a 80 billones de dólares. Otras fuentes como la Bloomberg News considera las fortunas de Charles y David Koch superior a los 100 billones de dólares, siendo la quinta y sexta fortunas del planeta. Parece mentira que durante una administración que está “contra los negocios”, “socialista” y “opresiva” según palabras usadas por el Tea Party, el Partido Republicano y los grupos Libertarios, haciendo referencia a la administración Obama, a los multibillonarios como los Koch no les fue tan mal. Uno de los hermanos Koch, David, fue el candidato para vice-Presidente por el Partido Libertario en la campaña de 1980. Según David, Ronald Reagan era demasiado de izquierda. A pesar del esfuerzo de David Koch y la sideral suma de dólares que invirtió en esa campaña, el resultado le fue adverso. Lo votó solo el 1% del electorado.
Pero a largo plazo la visión extremista de los Koch salió airosa. Luego de 34 años de aquella derrota de 1980, esas ideas consideradas extremistas, son vistas hoy como de sentido común por gran parte del electorado del Partido Republicano. Uno de los capítulos importantes del programa presentado por David Koch en su campaña de 1980 era la abolición de la regulación que determina el salario mínimo. Para aquella época eso se vio como muy radical, sin embargo hoy prácticamente todos los representantes republicanos se oponen a un incremento del salario mínimo de 7,25 dólares la hora y algunos como Mitch McConnell y John McCain proponen su derogación. Lo mismo sucedió con los dos planes de salud, Mediaid y Medicare. En el 80 se percibió como una propuesta extremista, mientras hoy la propuesta de eliminar el programa Medicare y cortar en 1,5 trillones de dólares el Mediaid, se ve como de sentido común, lo que dejaría entre 40 y 60 millones de ciudadanos sin cobertura médica alguna. Por supuesto que los afectados son los de siempre, los sectores de bajos ingresos, a los que se les sumarán una buena parte de los sectores de medianos ingresos.
Otro tanto se puede vislumbrar con respecto a la visión de la seguridad social, el plan de los Koch en 1980 se vio como extremista, y lo era. Pero más de tres décadas después, sacarse de encima el “gasto” de la seguridad social no se ve como algo tan descabellado, sino como una necesidad, producto de la lógica del mercado. Algunos promueven su privatización, otros su inconstitucionalidad y por lo tanto su abolición, pero todos los republicanos y algunos demócratas promueven un fuerte recorte del presupuesto en esa área. Lo mismo podríamos decir ante la visión de la política tributaria de los Koch, hace 34 años se vio como una medida de extrema derecha, sin embargo hoy casi el 40% de los representantes republicanos avalaron la propuesta de ley de Paul Ryan que pretende eliminar los impuestos a las corporaciones. Los adalides en transformar ideas extremistas en varios campos de la política social y económica, tanto como cultural, en propuestas con “sentido común” sin lugar a dudas han sido los hermanos Koch, a través de un verdadero tsunami de efectivo que inunde todas las esferas de la política, con las más de una docena de organizaciones y tanques de pensamiento financiados lor la Fundación Koch, y el aparato mediático y de entretenimiento.
Los hermanos Koch
Los hermanos Koch

Infiltrando el sistema educativo

Pero para algunos analistas el ideario de los Koch no se limita a los recortes en la salud y educación publicas, la seguridad social, el salario mínimo, la abolición de los sindicatos, la eliminación de los impuestos a las corporaciones, sino que va mucho más allá. La visión final de los Koch es abolir toda la legislación de los últimos 80 años que proteja a la clase media, los ancianos, los niños, los enfermos y los más socialmente vulnerables. Un trabajo de ingeniería social que transforme la ya raquítica democracia norteamericana en un sistema político-económico-social manejado por un grupo muy reducido de familias.
Con ese propósito los Koch tienen una estrategia a largo plazo que no solo penetra los estamentos de la esfera estrictamente política mediante un agresivo trabajo de lobby, sino que se despliega en las mismas bases de la sociedad, mediante la infiltración del sistema educativo.
En junio de este año la Fundación Charles Koch hizo una donación de 25 millones de dólares a la Universidad Unidad Afroamericana, (United Negro College). Algunos sindicalistas clasistas, organizaciones defensoras de los derechos de las minorías raciales, y activistas de DD. HH., se mostraron muy escépticos sobre esta donación. Líderes de la Federación de Empleados del Estado, Regiones y Municipios (AFSCME por sus siglas en Inglés) explicaron que la donación es simplemente un trabajo de marketing y relaciones públicas, para mejorar la imagen sobre la corporación de los Koch (Koch Industries Inc.) Los sindicalistas de la AFSCME dicen que la donación proviene de una de las personas con más influencia política en los Estados Unidos, la segunda persona más rica en ese país, y que ha usado dicha influencia para socavar los derechos de los trabajadores, el derecho al voto de las minorías, y minar el sistema de seguridad social, entre otras lindeces. Uno de los intelectuales orgánicos de la visión económica, social y política de los Koch, es Charles Murray, autor de La Curva Bell, y uno de los más importantes opositores a la educación para la población negra de los Estados Unidos. Lee Saunders, Presidente del sindicato AFSCME, dice sobre Murray, que éste fue por décadas el impulsor de la descabellada teoría de que la alta tasa de pobres y presidiarios en la población afroamericana se debía a su inferioridad genética y no a la historia de esclavitud, sometimiento, discriminación y racismo.
Sobre una de las últimas columnas escritas por Charles Koch en USA Today, los sindicalistas afirman que el multibillonario tiene una visión reduccionista sobre la problemática laboral y la pobreza en los Estados Unidos, al afirmar en su columna que lo único que tienen que hacer los trabajadores es trabajar más duro para salir adelante. Otra de las matrices de opinión y estereotipos que quiere imponer la familia Koch es la de que los pobres son flojos, y que el sistema de seguridad social es innecesario, sin tener en cuenta que el 90% de los fondos de la seguridad social cubre las necesidades de ancianos de bajos recursos, personas con discapacidades, y familias en la pobreza.
Los Koch son fervientes enemigos de las regulaciones, por que ven en ellas el fundamental escollo para maximizar sus ganancias, aunque estas regulaciones prevengan la contaminación ambiental y la explotación no sustentable de los recursos naturales, generalmente delitos cometidos por parte de las grandes corporaciones. En mayo último, a la empresa de Charles Koch le fue denegado el permiso de seguir manteniendo miles de toneladas de coke de petróleo cerca de las riveras del Río Detroit, por la continúa contaminación de las aguas y la destrucción de la biodiversidad en el área. La familia Koch es una de las principales donantes a los grupos científicos que reniegan de la teoría del Cambio climático.
Los Kock creen (o dicen creer) que la economía crece por el esfuerzo del 10% más rico de la sociedad, y no por la clase media y los trabajadores; y que el Gobierno y los sindicatos son un obstáculo, para que toda la sociedad prospere. Por lo tanto, si los ricos siguen siendo los beneficiados del sistema, algo se derramará hacia los otros sectores. La famosa teoría del goteo.
Los billonarios Koch pertenecen a los sectores más recalcitrantes del Partido Republicano, y son grandes contribuyentes de organizaciones ultra-conservadoras y tanques de pensamiento como la John Birch Society, el Cato Institute, Mercatus Center, y otros por el estilo. Los miembros del GOP (Grand Old Party) en referencia al Partido Republicano se han percatado de la influencia aleccionaría que tienen los inmigrantes hispanohablantes y sus descendientes. Posiblemente para los Koch su más íntimo deseo sobre el tema sería el de borrar de un plumazo el derecho al voto de los hispanos, pero saben que esto es inviable, y por lo tanto tienen un acercamiento al tema, digamos, un poco más civilizado. Los Koch son los principales contribuyentes de la iniciativa de introducir en los grupos hispanos, las ideas de un capitalismo salvaje, mediante la organización Libre Iniciatives, la cual promueve la supresión o la reducción drástica del Estado en los asuntos económicos, la multiplicación de seminarios sobre los beneficios de la economía de mercado, como desarrollar negocios, y los conocidos desayunos de oración dirigidos por pastores hispanos. La organización Libre iniciatives opera en ocho estados de los Estados Unidos con tres mil voluntarios y otros tantos asalariados en Arizona, Colorado, Nevada, Texas, Nuevo México, entre otros.
Pero Libre iniciatives no es la única maquinaria de adoctrinamiento con la que cuenta la familia Koch, aunque sí es la principal orientada hacia la población hispanoparlante. En el 2004 los votantes hispanos representaban el 8% del electorado, para el 2012 alcanzaron el 10%. Una de las representantes del GOP republicano en El Paso es Crystal Rodríguez, una joven de 23 años. El Paso es una comunidad eminentemente simpatizante del Partido Demócrata. Rodríguez dice que “nuestra gente solía ver a los republicanos como hombres blancos muy ricos, pero cuando comenzaron a conocerme se dieron cuenta que eso no es cierto”. Otras de las instituciones controladas y financiadas por los Koch es Americanos por la riqueza (American for Prosperity), Instituto para los Estudios Humanos, Jóvenes empresarios, y Generando Oportunidad.
El programa educacional de los Koch se ha metido en las escuelas de muchos estados de los Estados Unidos, y su mensaje central es que la solución de la pobreza es el capitalismo despiadado. Un capitalismo que no contemple los programas de alimentación suplementaria en las escuelas de zonas carenciadas, ni los programas de salud como Medicare y Mediaid, y la supresión de los seguros de despido, entre otros derechos. Los Koch “creen” que estos programas promueven una cultura de la dependencia y aumentan la falta de estímulos individuales.
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Inversión ideológica

A pesar del cuarto de millón de dólares, con los cuales los hermanos Koch, David y Charles, invirtieron en las elecciones del 2012, estas fueron un fracaso para sus expectaciones. El eslogan de la campaña de los Koch rezaba: “Recuperar el sueño Americano”, pero detrás del eslogan no había más que propaganda en contra de la seguridad social, el pago de pensiones y jubilaciones, una dura retórica contra la educación pública, desregulación ambientalista de la actividad industrial, diatribas contra el salario mínimo, y reducción de los impuestos a las grandes corporaciones.
En su campaña a largo plazo los hermanos Koch han diseñado como penetrar las escuelas de enseñanza media mediante una ONG “Jóvenes empresarios”, con el fin de orientar la currícula pedagógica hacia el adoctrinamiento de los valores del mercado. Los cursos de la organización de los Koch están orientados a atraer estudiantes de familias de escasos recursos. Aunque los cursos se autodeclaran como una herramienta para ayudar a los jóvenes a integrarse productivamente a la sociedad, el mensaje final de los mismos está centrado en que la regulación del salario mínimo afecta a los trabajadores y perjudica el crecimiento económico, reducir los impuestos y las regulaciones beneficia a toda la sociedad, la asistencia pública afecta a los pobres, y que las regulaciones del Gobierno y del Estado son los enemigos de la libertad.
El proyecto de los Koch comenzó en el año 1991, intensificándose exponencialmente en todo el país a partir del 2007, y se denomina “Curso de Libre Mercado y Libertad para las Escuelas de Enseñanza Media”. La organización de los Koch dice abiertamente acerca del programa que “tiene la finalidad de convertir a los jóvenes en adelantados agentes de la libertad, antes de que lleguen a la Universidad, donde seguramente recibirán perniciosas ideas de izquierda”. La organización “Jóvenes empresarios” tiene su propio catecismo elaborado por los Koch. En el rezan algunas de estas máximas:
• Los monopolios y oligopolios no están en contraposición con los principios del libre mercado.
• La desregulación no fue la culpable de la recesión de los 80s.
• No es cierto que los ricos se hacen más ricos a expensas de los pobres.
• Es una falacia que el Nuevo Orden de Franklin Delano Roosevelt nos sacara de la depresión del 29.
• Los programas sociales del Estado no ayudan a los pobres.
• La empresa privada puede manejar el sector público con más eficiencia.
• No es verdad que los sindicatos protegen a los empleados y obreros.
• No es necesariamente justo que empleados con el mismo trabajo ganen lo mismo.
• La ley de salario mínimo no es buena para la gente.
• No es cierto que la sociedad capitalista desarrolla un ambiente de codicia materialista.
• No es cierto que en los países socialistas la gente vive mejor.
Los facilitadores de los cursos de Jóvenes empresarios ejercitan a sus alumnos en las lecturas de pensadores socialistas y marxistas, a los cuales llaman “muchachos malos”, comparándolos con los “muchachos buenos” como Frederich Hayek, Ludwing von Mises, y Milton Friedman. Los miembros de los equipos de Koch dicen que ellos solo revierten lo que hace la izquierda en la educación, “sin el conocimiento acerca de la libertad de mercado, los estudiantes no pueden apreciar el papel que juega ésta sobre los beneficios de la propiedad privada y de la libertad en la sociedad, pero nosotros no tratamos de imponer una ideología, aunque sí creemos firmemente en todas estas cosas”, comentan los instructores.
El aparato pedagógico del proyecto es complejo e involucra, como no podía ser de otro modo, tecnologías audiovisuales de avanzada. Una serie de videos han sido realizados por el Instituto de Estudios Humanos y la Universidad George Mason.
Uno de los videos promueve la liberalización de precios y lo pernicioso de cualquier tipo de control sobre los mismos, achacándole a las medidas de control, la consecuencia del desabastecimiento. En el video se hace referencia a la diferencia salarial de la mujer y el hombre, la cual el video la considera un mito, y no una discriminación de género. Otro de los videos considera también un mito y no una realidad que los pobres en el presente se empobrezcan cada día más.

Los hermanos Koch

La Educación como campo de batalla

El sitio Huffington Post entrevistó a una serie de expertos para analizar la situación de la educación pública en los Estados Unidos y la arremetida de instituciones privadas, entre las que se encuentran varias financiadas por los Koch, especialmente la llamada “Jóvenes empresarios”. La editora nacional del sitio Christina Wilkie dijo que los Koch tratan de enmascarar los cursos con un barniz inofensivo de cursillos sobre negocios, pero en verdad estos son una misión de adoctrinamiento en ideas de extrema derecha en el orden social, político y económico. Los Koch ofrecen a los alumnos que se inscriben en sus cursos un sistema de puntaje que los hará acreedores de becas o de una computadora portátil, o algo por el estilo, dice Wilkie. En definitiva el programa de cursos de negocios de los hermanos Koch es un gran negocio para ellos, pues en vez de gastar cientos de millones en campañas electorales y partidos políticos, invierten mucho menos preparando a futuros votantes para que voten por ellos.
Henry Giroux, Profesor de Estudios Culturales en la Universidad de McMaster (Canadá), comentó que la educación en la sociedad siempre ha sido un verdadero campo de batalla, pero que desde 1980 la derecha ha comenzado una campaña virulenta para cambiar la currícula escolar con el propósito de minar los conceptos básicos de la democracia. Giroux agregó que desde 1971 la derecha viene creando fundaciones e institutos, un gran aparato cultural, con el propósito de fomentar políticas que desacrediten la educación pública. La respuesta de estos grupos de muchísimo poder político y económico, está relacionada con el temor que les causó el avance de la educación crítica y progresista que se dio en los 60s., donde la escuela pública era la generadora de ciudadanos críticos. Desde los 80s con Ronald Reagan se instaló la matriz de la privatización de la educación o la reducción drástica del presupuesto para la educación pública. Con las administraciones de los Bush la cosa no mejoró, pero bajo la administración Obama la cosa fue para peor.
En cuanto a los recursos económicos para la educación, Giroux dice que no es la principal cuestión a discutir, sino que la más importante es entender los fundamentos de la educación, desde un punto de vista político. Tenemos un bache en entender que la educación en si misma es un campo de batalla de la política. La educación tiene que ser crítica, para que sea una herramienta de transformación. Mucha gente piensa que hay que ajustar algunos problemitas, pero realmente lo que hay que hacer es transformar la educación para que sea el vínculo entre los problemas locales, nacionales e internacionales y la vida de la gente. La naturaleza de la educación es no solamente ir a la escuela, sino conectar los problemas reales con la gente y su situación.
La cultura, dice Giroux, es la más poderosa fuerza para la educación. Nosotros tenemos que traer nuevamente esta discusión, porque la cuestión no es que la escuela está siendo atacada, sino que el argumento debe ser que la democracia está bajo un ataque feroz. Estamos perdiendo la retórica de la democracia, la retórica del pensamiento crítico, de los valores públicos, y estamos perdiendo la habilidad de educar a nuestros alumnos para que traduzcan problemas individuales en problemas sociales. Cuando esto sucede la democracia está muerta. Lo que estamos viendo es el surgimiento de un sistema autoritario. El problema de la educación pública tiene que ser conectado con los otros problemas sociales.
Mark Naison, Profesor de Estudios Africanos y Afroamericanos de la Universidad Fordham comentó que la infiltración ideológica de la derecha en la educación se remontaba desde la era del Senador McCarthy, cuando se inició un programa llamado “Logros de la juventud” donde también se manipuló la currícula en los institutos de enseñanza media, para orientarlos hacia los valores del capitalismo, contra toda idea de justicia social. Esto hoy lo hacen corporaciones como la de los hermanos Koch, o Bill Gates. Naison también estuvo de acuerdo en calificar a la administración Obama como la más deficiente en cuanto a la protección de la educación pública. El desafío, según Naison, es impedir que las corporaciones tengan una influencia tal, que desvirtúen la misión de la educación pública, que es lo que está sucediendo en la actualidad. Esto no es fácil de resolver, pero uno de los caminos es la interacción de los diferentes movimientos de base, no solo los relacionados con la educación, sino también los sindicatos, las asociaciones de padres, los movimientos de DD.HH., de las minorías, los feministas, los de la diversidad sexual, los ecologistas, etc. para conformar un gran movimiento nacional.
Otro entrevistado, el Profesor L’Heureux Lewis-McCoy de la Universidad de Nueva York, sociólogo y especialista en Estudios de la Negritud, comenta que los hermanos Koch apuntan a reclutar jóvenes negros de bajos recursos, que son la amplia mayoría. El programa de los Koch incide sobre escuelas públicas con un bajo presupuesto, que los mismos Koch han exitosamente empobrecido, para en esa situación ofrecerles recursos, en tanto y en cuanto acepten sus cursos de adoctrinamiento neoliberal. El programa de los Koch lleva el mensaje de que no es el sistema capitalista el que empobrece a los estudiantes negros y a los blancos pobres, sino el sistema de educación pública. Se necesita, según Lewis-McCoy, una discusión a nivel nacional acerca del tema de la educación pública, y la injerencia de las corporaciones.
La dinastía de la familia Koch se remonta a comienzos del siglo XX, cuando el padre de David y Charles, Fred Koch, ingeniero químico, inventa un método de refinación de crudo más eficiente, lo que permitía a las pequeñas refinerías competir en el mercado de la gasolina. Por tal motivo, Fred, es demandado judicialmente por las grandes compañías como la Texaco y la Standard Oil. El interminable proceso judicial pone fuera de negocios a la Winkler-Koch, la pionera de las industrias de la familia. Fred busca otros mercados y encuentra la posibilidad en la Unión Soviética de Stalin. Entre los años 1929 y 1932, Fred desarrolla su compañía en una suerte de joint venture con el Estado soviético. A su regreso a los Estados Unidos, Fred se convierte en un ferviente anticomunista, ideología que transmitirá a todos sus hijos, pero que tendrá en David y Charles un campo más que fértil. Fred Koch es uno de los principales fundadores de la John Birch Society, reconocido centro de influencia ideológica antidemocrática. Fred manifestaba su preocupación por la infiltración comunista en los partidos Demócrata y Republicano, por el avance de los afro-americanos que el consideraba un complot del comunismo internacional, y su admiración por Hitler y Mussolini en la erradicación del comunismo en Alemania e Italia. Charles y David siguen sus pasos.

Cameron califica de escalofriante que Escocia no pague su deuda

Líder escocés advirtió posibilidad si logran la independencia

EL UNIVERSAL
jueves 4 de septiembre de 2014  
Londres.-El primer ministro británico, David Cameron, calificó de "escalofriante" la amenaza vertida por el líder independentista Alex Salmond de que una Escocia independiente podría no pagar su parte de la deuda nacional si no se le permitiera conservar la libra.

Según Cameron, las consecuencias de rechazar ese compromiso serían "devastadoras" para los escoceses y dañarían su reputación internacional, señaló Efe.

"Creo que es una de las cosas más escalofriantes que se han dicho en esta campaña por el referéndum, que una Escocia independiente se plantearía no pagar su deuda", declaró durante su comparecencia semanal en la Cámara de los Comunes.

"Todos sabemos lo que sucede si no pagas la deuda: que nadie te presta dinero excepto con una punitiva tasa de interés", afirmó.

Cameron hizo estas declaraciones al ser preguntado al respecto por los diputados, después de que Salmond se haya reafirmado estos días en su posición de plantearse un impago, que expresó por primera vez en 2013.

El líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y ministro principal sostiene que la futura nación independiente no tendría obligación de asumir la parte proporcional de la deuda británica si no se le permitiera percibir también una porción de los activos, entre los que incluye mantener como moneda la libra esterlina.

Salmond considera que tanto la libra como el Banco de Inglaterra -banco central del Reino Unido- son activos nacionales que habría que repartirse en caso de separación, algo a lo que se opone Londres


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F.Moyano - postaporteñ@ 1236 - 2014-09-04