25 mar 2014

CARMELO: Patio trasero del gran Buenos Aires

LA CIUDAD SE VISTE CON EL TURISMO ARGENTINO DESDE FINES DEL SIGLO XIX

Patio trasero del gran Buenos Aires
En el entorno rural de Carmelo florecen barrios privados, campos de golf y polo, pequeños hoteles de lujo. La mayor parte del dinero proviene de Argentina. Pero, como en el resto de Uruguay, la inversión argentina en inmuebles cayó en forma abrupta.

MIGUEL ARREGUI 23 mar 2014

Un día de enero de 2013 el presidente José Mujica y su esposa Lucía Topolansky almorzaron en una mesa exterior de la parrilla "Lo D`Pepe", a una cuadra del arroyo de las Vacas, y provocaron conmoción. En un video que un liceal grabó en su teléfono y colgó en YouTube se ve a personas que se turnan para saludarlos.

El presidente uruguayo comentó ese día a un periodista de una radio local que "aquí la inversión argentina es portentosa. Se pagan por las chacras valores que ni pa`producir cocaína. Es la expansión de Buenos Aires. Yo no lo voy a ver, pero esto será un hinterland ("tierra posterior" o zona de influencia) de la gran ciudad. El progreso trae muchas ventajas pero también porquerías".

La reiterada presencia de Mujica en Carmelo no es casual. La familia de su madre, Lucy Cordano, tiene un pedazo de tierra y una bodega en la zona de Colonia Estrella, en las afueras de la ciudad.

En su juventud José Mujica pasó mucho tiempo allí, a la estela de su abuelo, Antonio Cordano, productor rural y edil herrerista.

Ahora el presidente y su esposa gustan pasar los fines de semana en la estancia San Juan de Anchorena, un paraíso ubicado a 64 kilómetros de Carmelo, y visitar a sus familiares.

El impulso y su freno. Carmelo es amable, como suelen ser los pueblos del interior. Y además es próspero. Entre 2004 y 2011 su población creció 8,3%, lo que es toda una excepción, junto a Maldonado, en el depresivo mapa demográfico uruguayo.



En las últimas dos décadas la inversión argentina convirtió la zona rural circundante en una constelación de chacras, barrios privados, pequeñas tabernas y hoteles boutiques caros y hermosos. Desde 2011 se agregó la construcción de la fábrica de celulosa de Montes del Plata, con su inversión de más de 2.000 millones de dólares.

A 18 kilómetros está el puerto de Nueva Palmira, la gran terminal granelera uruguaya y nexo fluvial para el comercio exterior de Paraguay y Bolivia. Allí, en el cruce de los ríos Paraná y Uruguay, en las fuentes del Río de la Plata, se embarca o transborda soja, trigo, fertilizantes, celulosa de UPM, automóviles, maquinaria y todo lo imaginable.

Carmelo chapoteó en toda esa prosperidad, que se expresa en casas arregladas, supermercados bien surtidos y la proliferación de automóviles, motos y electrodomésticos.

Pero ya no. Los argentinos muy ricos siguen llegando, porque tienen ahorros afuera y son insumergibles, pero no tanto los de clase media. Y las obras de Montes del Plata están casi concluidas. El barrio de barracones blancos que albergó a más de 1.000 trabajadores ahora es habitado por menos de 300.

"La situación general comenzó a complicarse en 2008, con la crisis internacional, pero mucho más claramente desde 2013", cuenta Alejandro Brusco, alcalde de Carmelo.

Gabriel Conde, un fuerte operador de la zona y presidente de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya, asegura que "la inversión extranjera en el litoral y en el este del país ha caído alrededor del 70%" desde que el 7 de febrero de 2013 se firmó el tratado de intercambio de información tributaria con Argentina. Conde dice que si bien no hay información oficial, esa cifra drástica surge de una "encuesta a boca de urna" entre agentes inmobiliarios.

Ese tratado implica que, ante un pedido formal, el Estado uruguayo debe proporcionar información sobre bienes de argentinos en su territorio. Uruguay se vio obligado a aceptarlo luego que el Foro Internacional de Transparencia Global de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dejara al país en "lista gris" de países no cooperantes en materia tributaria.

"Además los empresarios están muy temerosos por la ley de responsabilidad penal empresarial" aprobada el 18 de marzo y reconsideran sus proyectos de construcción, dice el alcalde Brusco.

Las dependientes de la parrilla "Lo D`Pepe", la misma en que Mujica y su esposa tomaron un helado en enero de 2013, están de acuerdo. "Vienen mucho menos argentinos", repiten; "Uruguay es muy caro para ellos".

De Carmelo a Miami. Enrique Rodríguez, quien se especializa en la venta de predios rurales, lo siente en el bolsillo. Hace poco negoció la venta de un campo a un argentino. Sin embargo, con el paso del tiempo, el cliente cambió de rumbo. "Compró en Miami una sociedad anónima, cosa que aquí ya no se puede hacer, y adquirió allá dos apartamentos, que todavía están baratos, en tanto aquí el precio de los campos está en el techo", resume. "Nadie le pregunta nada y les saca una renta anual del 8%. El campo de acá, si lo arrendaba, le rendiría 3,5%, y si se ponía a trabajarlo, obtendría entre 7 y 8%".

De todos modos las fracciones rurales se venden a 40.000 dólares la hectárea, una fortuna, e incluso a 100.000 o más si están en sitios privilegiados, junto al Río de la Plata o cerca del puerto de Nueva Palmira. Porque el capital es temeroso pero también suele ser paciente.

La caída de la demanda es manifiesta.

Trabajadores permanentes y puestos zafrales relucientes
Jardineros, domésticas, talleristas, proveedores: los clubes de campo y otras iniciativas destinadas al turismo son fuentes de empleo para los pobladores de Carmelo. Pero desde 2011 el empleador más atractivo fue la sueco-chilena Montes del Plata, que construye una gran fábrica a 44 kilómetros de distancia. Muchos jóvenes de Carmelo ganaron entre 40.000 y 50.000 pesos por mes. Algunos ahorraron o mejoraron sus viviendas. Otros se atiborraron de cerveza y bienes de consumo. Montes del Plata ya demanda mucho menos personal y la desocupación es incipiente. Carmelo ofrece puestos de trabajo en los que no se pagan mucho más de 10.000 pesos mensuales.