21 mar 2018

NI LOS LIBERALES LOS QUIEREN

Organismos que no son lo que parecen

20 de Marzo de 2018

ALEJANDRO A. TAGLIAVINI




Será esta una semana con importantes novedades "no tan alentadoras" para el país. Mañana la Fed decidiría, estiman los analistas, una suba de la tasa desde un rango de 1,25%-1,50% a otro de 1,50%-1,75%, y quedaría un poco más claro si será la primera de tres o cuatro subas durante 2018.

Por su parte, el Banco Central brasilero acaba de anunciar que la actividad económica bajó 0,56% en enero respecto de diciembre 2017, después de cuatro meses consecutivos positivos, aunque creció 2,97% frente al mismo mes de 2017.

Otra noticia destacada es que el titular de la OCDE, que participa del encuentro del G-20, dijo que "esperamos que en 2018 se detone un proceso -que finaliza en tres o cuatro años- en donde Argentina se convierta en candidato a ingresar a la institución". Pero ¿al país le conviene este ingreso?

Por caso, veamos al FMI que juega un papel clave en la evaluación de las políticas económicas y financieras del G-20 y es gran aliado de la OCDE. El Fondo es un organismo estatal internacional que se financia con las cuotas que los gobiernos miembros aportan al ingresar que se revisan cada cinco años, como mínimo. En 2010, los miembros acordaron que los recursos procedentes de las cuotas se elevarían al doble, es decir, a la friolera de DEG 477.000 millones, unos u$s650.000, aumentos que entraron en vigor en 2016.

Los derechos Especiales de Giro (DEG) se basan en una cesta de cinco monedas principales: el dólar de EE.UU., el euro, el renminbi chino (RMB), el yen japonés y la libra esterlina. Por su parte, las tenencias de oro del FMI suman unos 90,5 millones de onzas troy, uno de los mayores tenedores del mundo.

Así es como el FMI se solventa con los impuestos que cobran los gobiernos de estos países. Ahora, las cargas fiscales siempre recaen con más fuerza sobre los más humildes ya que, cuanto mayores son los recursos de una persona, más deriva el pago de impuestos hacia abajo: por ejemplo, los empresarios suelen pagarlos subiendo precios o bajando salarios. Así, el FMI suele exigir un aumento sostenido en la recaudación fiscal para equilibrar el presupuesto... y que les puedan devolver el dinero prestado, obviamente.

Pero sobre rebajar el faraónico gasto estatal, y dejar de esquilmar al mercado, nunca dicen nada. Por esto, el economista español Juan Ramón Rallo asegura que el FMI es "profundamente anticapitalista... diseñado por dos economistas adversos a los mercados: John Maynard Keynes y Harry Dexter White". Se dedica, precisamente, a financiar aquellos gobiernos que, por su ineficiencia, no califican para obtener prestamistas privados en un círculo vicioso ya que, como vimos, al FMI le conviene que se aumenten los impuestos, esquilmando al mercado, y no que se conviertan en economías eficientes y dejen de solicitar sus créditos.

Así, el economista estadounidense Ian Vásquez asegura que cuando el FMI otorga "dinero retrasa las reformas pro mercado porque disminuye la presión para que cambien sus políticas". Por su parte, Stanley Fischer, profesor del MIT, aseguró que "la crisis de la deuda se habría acabado más temprano si las agencias oficiales no hubieran estado involucradas". 

Coincidiendo con Melanie Tammen, del Competitive Enterprise Institute, que afirmó que "durante centurias los acreedores privados y los gobiernos llegaron a acuerdos sin que se produjeran grandes crisis. Es a partir de la aparición de los organismos internacionales que la deuda externa se ha transformado en una crisis traumática".

Así, pese a los incumplimientos continuos, el apoyo del FMI a los sucesivos gobiernos locales no se redujo. Los préstamos a la Argentina, desde el primero en 1957, fueron más de 33 demostrando que el FMI crea adicción. Martín Krause recuerda que el origen del Fondo es el tratado de Bretton Woods, donde se daban los primeros pasos para eliminar al oro como base del sistema monetario internacional, dando rienda suelta a la expansión monetaria para financiar los gastos exagerados de los gobiernos.

Capacidad de emitir descontroladamente que necesita del curso forzoso -el monopolio de la moneda que se arrogan los Estados- ya que, de otro modo, el público se volcaría a otras monedas dejando de financiar a los gobiernos. Por este motivo el G20 ataca a "las operaciones sin control oficial de las criptomonedas" y ratifican que las únicas monedas e inversiones confiables son las "tradicionales" avaladas por los bancos centrales. El FMI había dicho que las criptomonedas por fuera "de un banco central" tienen "un elemento de anonimato", y debían regularse para evitar que sean "vehículo" de lavado y terrorismo.

Es irónico que se prejuzgue a los ciudadanos comunes que utilizan las criptomonedas cuando son precisamente los políticos y burócratas los principales sospechados de corrupción en el mundo. La presidente del FMI reconoció que "debemos dar un paso atrás y comprender el peligro que conlleva"... un paso atrás, de eso se trata, de abortar el progreso y conservar el monopolio de la moneda, que coactivamente imponen al mercado, porque dar semejante libertad pondría en jaque el poder que hoy tienen políticos y burócratas.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California


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