1 de agosto de 2018
Alexander Nix, ex CEO de Cambridge Analytica, declaró ante la Comisión de Asuntos Digitales.
Sobre la base de documentos internos de la firma y de las declaraciones de su ex CEO, los parlamentarios concluyeron que Cambridge llevó adelante una campaña antikirchnerista con ex espías y cuentas falsas de Facebook y Twitter.
El Parlamento británico hizo público un informe sobre el accionar de la empresa Cambridge Analytica, donde presentó detalles sobre la forma en que la consultora operó en Argentina durante los meses previos a las elecciones presidenciales de 2015 y confirmó la existencia de una campaña orquestada para perjudicar al kirchnerismo.
En base a la documentación de SCL Group –nombre legal bajo el que operó Cambridge Analytica– y a las declaraciones de Alexander Nix, el ex CEO de la firma, ante la Comisión de Asuntos Digitales, Cultura, Medios y Deporte del Parlamento británico el pasado junio, los legisladores europeos publicaron un informe donde describieron las tareas que la empresa llevó adelante en diferentes países del mundo. “El Comité accedió a documentos internos que muestran que se han discutido proyectos políticos y electorales bajo el nombre de SCL Group”, indicó el informe provisional titulado “Desinformación y ‘fake news’”.
En el caso de Argentina, concluyeron que existía evidencia confidencial –una minuta de la reunión de gestión y management en SCL Group realizada el 27 de mayo de 2015– vinculada con la planificación de una campaña “anti-Kirchner”, que incluía la recopilación de datos de inteligencia “de proximidad”, una “guerra informativa”, el uso de “agentes de inteligencia retirados de Israel, Estados Unidos, Reino Unido, España, y Rusia” y la creación de cuentas falsas de Facebook y Twitter para apoyar la campaña.
Por otro lado, el escrito dio cuenta de un intercambio durante la audiencia en el Parlamento británico, en el que Nix fue consultado sobre si SCL Group trabajó en el país para un partido de la oposición o para alguna persona interesada en influir en la política argentina contra el Gobierno, entonces a cargo de la ex presidenta y actual senadora Cristina Fernández de Kirchner. Según consigna el documento, la respuesta de Nix en base a la documentación que se le mostraba fue: “Eso pareciera, sí”.
En anteriores entrevistas, inclusos en algunas de 2015, Nix ya había declarado que trabajó en Argentina. De hecho, el registro de su paso por el Parlamento británico indica que Nix confirmó haber generado acciones en el país, pero se negó a dar nombres: “Generalmente, no nos gusta hablar de clientes específicos simplemente por respeto a la confidencialidad”, dijo. Incluso, en el interrogatorio parlamentario, se le consultó si su cliente había sido Paul Singer, la cara visible de los fondos buitre que invirtieron millones para conseguir que el gobierno kirchnerista le pagaran lo que pretendían, pero Nix lo negó. “Nunca trabajé con Paul Singer”, respondió.
Más adelante en el cuestionario parlamentario, cuando le consultaron concretamente sobre el diseño de una campaña antikirchnerista, el empresario se contradijo: “Por lo que sé, e insisto, no creo que hayamos trabajado en eso”. Pero a la inconsistencia de las respuestas de Fix se le contrapusieron las pruebas documentales de la relación que el grupo SCL mantuvo con algunas consultoras nacionales que trabajaron para el macrismo en las últimas elecciones presidenciales. “Hay una nota que dice ‘campaña antikirchnerista y presentada al tomador de decisiones, esperando devolución’”.
Cambridge Analytica –que en mayo inició el cese de operaciones– estuvo en el centro de la tormenta cuando aprovechó la mayor falla de seguridad de Facebook y obtuvo, en 2014, la información de más 50 millones de usuarios en Estados Unidos y la usó para construir un programa informático destinado a predecir las decisiones de los votantes e influir en ellas, según denunciaron meses atrás los diarios The London Observer y The New York Times. Su aplicación Thisisyourdigitallife ofreció una prueba de predicción de personalidad, amparándose bajo la fachada de “una aplicación de investigación utilizada por psicólogos”.
La empresa combinaba el análisis de las personalidades de los usuarios con los datos demográficos para predecir el comportamiento colectivo, datos sumamente útiles para desarrollar técnicas de apoyo a la campaña del ahora presidente Donald Trump, en 2016. El escándalo se desató tras una cámara oculta en la que los ejecutivos de la firma británica develaron que las mismas operaciones realizadas en Estados Unidos habían afectado a más de 200 procesos electorales en todo el mundo, entre ellos, Argentina, Nigeria, República Checa y Kenia, entre otros.